(Narra Jayden)Me encontré con Luke apenas ingresé al evento. Era más de lo mismo con respecto a la organización. La música estaba sonando en unos parlantes abismales, con las luces más escandalosas posibles, oscuridad en rincones prohibidos, mujeres medio desnudas y muchas otras distracciones de esa clase para brindar a los invitados. Miré hacia un costado, donde una bailarina me hacia señas de que fuera con ella. Le hice un gesto de negación, yo no era devoto a esa clase de cosas, me gustaba más seducir y hacer que los ambientes fueran más románticos cuando se trataba de cortejar a una dama.—Que bueno que viniste Jayden. —saludó Luke, estaba solo, no veía a su manada, aunque debía de estar presente solo que distribuidos por todo el lugar.—Es bueno verte. —saludé. El me hizo un gesto para que nos apartáramos un poco. —Mira, ya han llegado todos, será cuestión de tiempo para que empecemos.—Muy bien, será divertido entonces. —asentí con la cabeza, pero no había alegría en él, sino u
(Narra Kat)Me hallé en la fiesta en un rincón, sola y aislada de todos. ¿Por qué siempre me pasaba eso? En lugares tan repletos de gente no encontraba un sitio para mí. Quería llorar, pero es que cada vez que lo hacía me sentía tan débil. Sabía que todos dirían que parecía una niña caprichosa y tonta, que todavía no caía en que era una adulta y me veía como una loca. Claro que escuchaba y lo veía en sus miradas cuando me compadecían, incluso en mi propia manada.Llevaba puesto uno de mis vestidos favoritos, de color rosa viejo, con la falda con tablillas y unas medias altas negras con strass. Me estaba quedando más grande que cuando lo compré, casi que tuve que prescindir de usarlo y escoger otra cosa, pero me gustaba tanto que no importó que sobrara bastante tela.Divisé a muchas personas que yo conocía y algunos se acercaron sutilmente a saludarme, con las cortesías tradicionales. Una de las chicas que iba a la academia de danza conmigo se acercó a hablarme, cortando mi soledad. El
La fiesta no iba tan mal como yo pensé y temí, la mayoría de manadas que había venido a verme eran muy amables conmigo y me sentía a gusto con ellos. En la isla, estábamos cómodos y al estar bastante aislados no me sentía encandilada por demasiada gente. Ema platicaba conmigo cada que me quedaba sola y la cosa parecía pintar muy bien.Iker se marchó cuando menos lo imaginé, su plan apenas comenzaba y la operación de rescatar a Gala comenzó a llevarse a cabo. Divisé a Jayden y ahí fue cuando me aparté de la vista de todos. Lo llevé hacia uno de los cuartos secretos que Ema me enseñó y entonces, cerré la puerta con llave.—Te extrañé tanto, hermosa. —dijo él, se veía tan elegante y guapo como siempre.Era una pausa de la isla, pero debería volver pronto. Deseaba que Jayden me esperara allí cuando tuviera que retirarme y hacer más tiempo. Iker me encomendó distraerlo, aunque el no se refería a que me dejara seducir por sus encantos, era tan celoso que podría matarme si nos descubría junt
Ese calor burbujeante se detuvo de forma abrupta cuando me recosté en una fase más relajada. ¿Qué demonios haces, Keira? Te estás acostando con los dos. Me repetí a mi misma sin poder creer lo que había estado haciendo. Otra vez me dejé llevar haciendo que Jayden me tomará.Mi imagen volvió a la normalidad ni bien mi corazón dejó de latir con esa rapidez abrupta. Al estabilizarme regresé a ser esa humana corriente y con inseguridades que era. Fue increíble, el haber estado en ese cambio en mi cuerpo fue algo completamente único. En esa transformación, parecía estar en llamas por dentro y sabía que, si enfrentaba a cualquiera, podría tener oportunidad de vencerlo.—¿Has dicho demonio? —pregunté, confundida al escuchar sus palabras. Me miraba embobado y sonriente, se había salido con la suya.—Sí, lo eres. Lo puedo ver con más claridad ahora y debo decirte que antes no me hallaba del todo seguro de que fuera cierto. Es muy raro que nazca alguien como tú, no se ven desde hace siglos.No
Estaba helada ante sus miradas inexpresivas frente a mí. Ema tomó mi mano con disimulo para darme fuerza, me veía como una asustadiza y débil muchacha. Si no hacía algo para cambiarlo, me devorarían.Mi corazón casi se detiene cuando divisé a Kat del brazo de otra chica a lo lejos, en la pista de baile. Estaba aquí, santo cielo, se hallaba en el mismo sitio que yo y me odiaba con todo su ser. Ahora tenía peores problemas, la manada que estaba aquí no mostraba ningún indicio de querer aceptarme.Robert me arrojó una mirada tan penetrante que me hizo sonrojar. El estaba muy cerca de mí, por lo que sus ojos me enfocaban con intensidad.—Gracias… Por venir… —dije, con un esfuerzo sobrehumano. Eran tan imponentes que me sentía como un roedor enjaulado con serpientes a punto de devorarlo.El siguió mirando y en un momento incomodo, se acercó un poco más para olfatearme. Eso era lo más extraño que me había pasado en la vida. Robert me olfateó y tuvo que ahogar una arcada, como si estuviera a
(Narra Iker)Salí del evento con el mayor de los sigilos, como si fuera una sombra para no ser detectado por ningún curioso. No usé el auto, eso me delataría y quería llamar la atención lo menos posible. Cuando me convertía en un lobo era demasiado veloz como para ser detectado, poseía un talento nato para moverme por las calles.Me costó dejar allí a Keira, con todas esas personas a las cuales ella desconocía. La juzgarían, lo sabía, pero ella me pidió que la misión fuera lo más importante y yo debía cumplir esa promesa. Nadie la entendería y si algo salía mal la catalogarían como una maldición para cualquier manada.Yo la quería de igual modo, aunque supiera su triste verdad. Ella si estaba maldita como todos temían y era por ello que no lograrían aceptarla. Keira era un demonio en la piel de una humana, la tentación prohibida de los lobos y también su perdición. Estudié sobre esas criaturas cuando era joven y sabía, que esa clase de mujeres no nacían con frecuencia, sino más bien t
(Narra Iker)Un presentimiento me erizó el pelaje ni bien el auto se detuvo, quizás a Keira le estuviera sucediendo algo. Un vinculo invisible nos conectaba y eso me hacía sentir parte de sus emociones más fuertes. Para cualquiera, el ver un lobo de mi tamaño lo haría mojar sus pantalones al instante y este sujeto no era la excepción. —¿Por qué tiemblas tanto? —pregunté, olfateando el temor intenso que salía de él. —Trabajas en la casona de los lobos, deberías estar acostumbrado.—No, no… —empezó a tartamudear, tratando de aferrarse al volante del automóvil, como si eso pudiera protegerlo de alguna manera. —Mi jefe y su familia no se transforman cuando estamos presentes usualmente, y sí lo hacen no se comportan así…—¿Cómo? —volví a indagar.—Así como usted… —respondió, sin parar por un solo segundo de temblar.Entendía a lo que se refería, el nunca había visto a un lobo con mi ferocidad y tamaño, era el más grande y también el más fuerte. Solté un gruñido que hizo que dejara escapar
El colapso de mi mente era evidente, la loba que estaba detrás de mí, era una amiga de Kat y estaba riendo, victoriosa. Me rasguñó el vientre, haciendo que un hilo de sangre saliera de allí y manchara lo poco que quedaba de mi vestido. Yo estaba llorando, aunque no fuera lo más digno que me hubiera gustado hacer, no era algo que podía controlar.Las miradas y los comentarios no eran mis únicos problemas. Muchos lobos comenzaron a acechar, incluso algunos que me habían jurado lealtad.—¡Maldita! —gritaban, al tiempo en que iban transformándose ante mí.Murmuraban que traería solo la muerte, el murmullo iba creciendo. No obstante, nadie se animaba del todo a atacarme. La primera fue una loba desconocida, de color crema, que empezó a correr hacia donde yo estaba. El miedo subió e inundó toda la inmensidad de mi cuerpo.¿Sería esta la forma en la que moriría? Me pregunté, ni siquiera reaccionaba a intentar defenderme de algún modo. Era débil, demasiado para este mundo de lobos salvajes. Q