Ese calor burbujeante se detuvo de forma abrupta cuando me recosté en una fase más relajada. ¿Qué demonios haces, Keira? Te estás acostando con los dos. Me repetí a mi misma sin poder creer lo que había estado haciendo. Otra vez me dejé llevar haciendo que Jayden me tomará.Mi imagen volvió a la normalidad ni bien mi corazón dejó de latir con esa rapidez abrupta. Al estabilizarme regresé a ser esa humana corriente y con inseguridades que era. Fue increíble, el haber estado en ese cambio en mi cuerpo fue algo completamente único. En esa transformación, parecía estar en llamas por dentro y sabía que, si enfrentaba a cualquiera, podría tener oportunidad de vencerlo.—¿Has dicho demonio? —pregunté, confundida al escuchar sus palabras. Me miraba embobado y sonriente, se había salido con la suya.—Sí, lo eres. Lo puedo ver con más claridad ahora y debo decirte que antes no me hallaba del todo seguro de que fuera cierto. Es muy raro que nazca alguien como tú, no se ven desde hace siglos.No
Estaba helada ante sus miradas inexpresivas frente a mí. Ema tomó mi mano con disimulo para darme fuerza, me veía como una asustadiza y débil muchacha. Si no hacía algo para cambiarlo, me devorarían.Mi corazón casi se detiene cuando divisé a Kat del brazo de otra chica a lo lejos, en la pista de baile. Estaba aquí, santo cielo, se hallaba en el mismo sitio que yo y me odiaba con todo su ser. Ahora tenía peores problemas, la manada que estaba aquí no mostraba ningún indicio de querer aceptarme.Robert me arrojó una mirada tan penetrante que me hizo sonrojar. El estaba muy cerca de mí, por lo que sus ojos me enfocaban con intensidad.—Gracias… Por venir… —dije, con un esfuerzo sobrehumano. Eran tan imponentes que me sentía como un roedor enjaulado con serpientes a punto de devorarlo.El siguió mirando y en un momento incomodo, se acercó un poco más para olfatearme. Eso era lo más extraño que me había pasado en la vida. Robert me olfateó y tuvo que ahogar una arcada, como si estuviera a
(Narra Iker)Salí del evento con el mayor de los sigilos, como si fuera una sombra para no ser detectado por ningún curioso. No usé el auto, eso me delataría y quería llamar la atención lo menos posible. Cuando me convertía en un lobo era demasiado veloz como para ser detectado, poseía un talento nato para moverme por las calles.Me costó dejar allí a Keira, con todas esas personas a las cuales ella desconocía. La juzgarían, lo sabía, pero ella me pidió que la misión fuera lo más importante y yo debía cumplir esa promesa. Nadie la entendería y si algo salía mal la catalogarían como una maldición para cualquier manada.Yo la quería de igual modo, aunque supiera su triste verdad. Ella si estaba maldita como todos temían y era por ello que no lograrían aceptarla. Keira era un demonio en la piel de una humana, la tentación prohibida de los lobos y también su perdición. Estudié sobre esas criaturas cuando era joven y sabía, que esa clase de mujeres no nacían con frecuencia, sino más bien t
(Narra Iker)Un presentimiento me erizó el pelaje ni bien el auto se detuvo, quizás a Keira le estuviera sucediendo algo. Un vinculo invisible nos conectaba y eso me hacía sentir parte de sus emociones más fuertes. Para cualquiera, el ver un lobo de mi tamaño lo haría mojar sus pantalones al instante y este sujeto no era la excepción. —¿Por qué tiemblas tanto? —pregunté, olfateando el temor intenso que salía de él. —Trabajas en la casona de los lobos, deberías estar acostumbrado.—No, no… —empezó a tartamudear, tratando de aferrarse al volante del automóvil, como si eso pudiera protegerlo de alguna manera. —Mi jefe y su familia no se transforman cuando estamos presentes usualmente, y sí lo hacen no se comportan así…—¿Cómo? —volví a indagar.—Así como usted… —respondió, sin parar por un solo segundo de temblar.Entendía a lo que se refería, el nunca había visto a un lobo con mi ferocidad y tamaño, era el más grande y también el más fuerte. Solté un gruñido que hizo que dejara escapar
El colapso de mi mente era evidente, la loba que estaba detrás de mí, era una amiga de Kat y estaba riendo, victoriosa. Me rasguñó el vientre, haciendo que un hilo de sangre saliera de allí y manchara lo poco que quedaba de mi vestido. Yo estaba llorando, aunque no fuera lo más digno que me hubiera gustado hacer, no era algo que podía controlar.Las miradas y los comentarios no eran mis únicos problemas. Muchos lobos comenzaron a acechar, incluso algunos que me habían jurado lealtad.—¡Maldita! —gritaban, al tiempo en que iban transformándose ante mí.Murmuraban que traería solo la muerte, el murmullo iba creciendo. No obstante, nadie se animaba del todo a atacarme. La primera fue una loba desconocida, de color crema, que empezó a correr hacia donde yo estaba. El miedo subió e inundó toda la inmensidad de mi cuerpo.¿Sería esta la forma en la que moriría? Me pregunté, ni siquiera reaccionaba a intentar defenderme de algún modo. Era débil, demasiado para este mundo de lobos salvajes. Q
Desperté mientras era transportada en un auto de color oscuro, estaba recostada y tapada con una manta gruesa. A mi lado divisé una figura femenina que no reconocí al instante, sino que hasta que la miré más a detalle. Su elegancia y porte antiguo me hicieron saber quien era, había estado con ella en la isla antes de que todo colapsara.—Será mejor que te duermas, es un largo camino por recorrer y el dolor de las mordidas aumentará. —dijo ella, con un tono mucho más amable que el que tenía cuando la conocí.Yo me encontraba perpleja, esas personas me habían salvado la vida y estuve segura de que serían del bando opuesto, por la forma en la fue nuestro primer encuentro. Mi cabeza daba mil vueltas, Kat me declaró la guerra e incluso se la declaró a Jayden, eso era una auténtica locura.—¿Qué sucedió? ¿Qué ha pasado con mi manada? —pregunté, confusa, lo último que recordaba era a Ema en el suelo, desangrándose y a Kal junto con Greg en las mismas condiciones.Ella negó con la cabeza.—N
(Narra Iker)Entrar a ese evento para mí fue fatal, los ríos de sangre que corrían me daban a entender que todo lo ocurrido era terrible. Busqué a mi luna con mi olfato y solo había cadáveres de lobos por doquier. Había sido una autentica masacre, el hedor de la muerte estaba inundando todas partes. Reconocí a muchos de mis conocidos y a lobos pertenecientes a manadas famosas, allí estaban, sin vida y en el suelo. Un enfrentamiento se había dado allí.No había rastros de mi manada ni de mi luna, lo que hizo que mi corazón se estrujara hasta dejarme volcado en la ira.—Llegas tarde. —dijo la voz de Jayden.Salté sobre el y este no se defendió de ninguna forma, el muy desgraciado estaba tomándome el pelo.—¿Qué le has hecho? —pregunté, desconsolado. —La mataste ¡Como pudiste hacerlo! —grité, con una desesperación ahogada.—Claro que no la maté, pero las cosas se complicaron.La narración de Jayden detallada hizo que me pusiera en contexto, el no había el principal responsable de la mata
El viaje fue largo, sumamente extenso y duró aproximadamente tres días. En los cuales, pensé a cada segundo que nos emboscarían a mitad de camino y me matarían sin piedad alguna. La mujer, cuyo nombre era Tania, tenía un instinto maternal protector que la hizo querer tranquilizarme cada vez que yo miraba por la ventana con el pánico instalado. Había hecho que me durmiera con las pastillas para el dolor, pero cada vez que me despertaba tenía una pesadilla donde Kat me torturaba sin parar.Por lo que me estaban contando, Kat era una loba fuera de lo común y por eso no se adherían a su reclamo ni al de Jayden. Al parecer, esas habilidades no eran para nada normales entre las otras manadas y jamás lo habían sido, era una deformación. Mi naturaleza, al contrario, tenía un origen antiguo, pocas mujeres habían sido como yo en la historia. Abigail dijo que los demonios eran menos malos para ellos, que los lobos que tenían esas capacidades, porque su origen daba muy mala espina. Los modos de a