(Narra Iker)Un presentimiento me erizó el pelaje ni bien el auto se detuvo, quizás a Keira le estuviera sucediendo algo. Un vinculo invisible nos conectaba y eso me hacía sentir parte de sus emociones más fuertes. Para cualquiera, el ver un lobo de mi tamaño lo haría mojar sus pantalones al instante y este sujeto no era la excepción. —¿Por qué tiemblas tanto? —pregunté, olfateando el temor intenso que salía de él. —Trabajas en la casona de los lobos, deberías estar acostumbrado.—No, no… —empezó a tartamudear, tratando de aferrarse al volante del automóvil, como si eso pudiera protegerlo de alguna manera. —Mi jefe y su familia no se transforman cuando estamos presentes usualmente, y sí lo hacen no se comportan así…—¿Cómo? —volví a indagar.—Así como usted… —respondió, sin parar por un solo segundo de temblar.Entendía a lo que se refería, el nunca había visto a un lobo con mi ferocidad y tamaño, era el más grande y también el más fuerte. Solté un gruñido que hizo que dejara escapar
El colapso de mi mente era evidente, la loba que estaba detrás de mí, era una amiga de Kat y estaba riendo, victoriosa. Me rasguñó el vientre, haciendo que un hilo de sangre saliera de allí y manchara lo poco que quedaba de mi vestido. Yo estaba llorando, aunque no fuera lo más digno que me hubiera gustado hacer, no era algo que podía controlar.Las miradas y los comentarios no eran mis únicos problemas. Muchos lobos comenzaron a acechar, incluso algunos que me habían jurado lealtad.—¡Maldita! —gritaban, al tiempo en que iban transformándose ante mí.Murmuraban que traería solo la muerte, el murmullo iba creciendo. No obstante, nadie se animaba del todo a atacarme. La primera fue una loba desconocida, de color crema, que empezó a correr hacia donde yo estaba. El miedo subió e inundó toda la inmensidad de mi cuerpo.¿Sería esta la forma en la que moriría? Me pregunté, ni siquiera reaccionaba a intentar defenderme de algún modo. Era débil, demasiado para este mundo de lobos salvajes. Q
Desperté mientras era transportada en un auto de color oscuro, estaba recostada y tapada con una manta gruesa. A mi lado divisé una figura femenina que no reconocí al instante, sino que hasta que la miré más a detalle. Su elegancia y porte antiguo me hicieron saber quien era, había estado con ella en la isla antes de que todo colapsara.—Será mejor que te duermas, es un largo camino por recorrer y el dolor de las mordidas aumentará. —dijo ella, con un tono mucho más amable que el que tenía cuando la conocí.Yo me encontraba perpleja, esas personas me habían salvado la vida y estuve segura de que serían del bando opuesto, por la forma en la fue nuestro primer encuentro. Mi cabeza daba mil vueltas, Kat me declaró la guerra e incluso se la declaró a Jayden, eso era una auténtica locura.—¿Qué sucedió? ¿Qué ha pasado con mi manada? —pregunté, confusa, lo último que recordaba era a Ema en el suelo, desangrándose y a Kal junto con Greg en las mismas condiciones.Ella negó con la cabeza.—N
(Narra Iker)Entrar a ese evento para mí fue fatal, los ríos de sangre que corrían me daban a entender que todo lo ocurrido era terrible. Busqué a mi luna con mi olfato y solo había cadáveres de lobos por doquier. Había sido una autentica masacre, el hedor de la muerte estaba inundando todas partes. Reconocí a muchos de mis conocidos y a lobos pertenecientes a manadas famosas, allí estaban, sin vida y en el suelo. Un enfrentamiento se había dado allí.No había rastros de mi manada ni de mi luna, lo que hizo que mi corazón se estrujara hasta dejarme volcado en la ira.—Llegas tarde. —dijo la voz de Jayden.Salté sobre el y este no se defendió de ninguna forma, el muy desgraciado estaba tomándome el pelo.—¿Qué le has hecho? —pregunté, desconsolado. —La mataste ¡Como pudiste hacerlo! —grité, con una desesperación ahogada.—Claro que no la maté, pero las cosas se complicaron.La narración de Jayden detallada hizo que me pusiera en contexto, el no había el principal responsable de la mata
El viaje fue largo, sumamente extenso y duró aproximadamente tres días. En los cuales, pensé a cada segundo que nos emboscarían a mitad de camino y me matarían sin piedad alguna. La mujer, cuyo nombre era Tania, tenía un instinto maternal protector que la hizo querer tranquilizarme cada vez que yo miraba por la ventana con el pánico instalado. Había hecho que me durmiera con las pastillas para el dolor, pero cada vez que me despertaba tenía una pesadilla donde Kat me torturaba sin parar.Por lo que me estaban contando, Kat era una loba fuera de lo común y por eso no se adherían a su reclamo ni al de Jayden. Al parecer, esas habilidades no eran para nada normales entre las otras manadas y jamás lo habían sido, era una deformación. Mi naturaleza, al contrario, tenía un origen antiguo, pocas mujeres habían sido como yo en la historia. Abigail dijo que los demonios eran menos malos para ellos, que los lobos que tenían esas capacidades, porque su origen daba muy mala espina. Los modos de a
Tomé un baño de agua humeante para poder soltar todos esos malos recuerdos. Luego, bajé las escaleras junto con Charlie y llegamos al living, donde el preparó toda la mesa para que pudiéramos tomar el té juntos. No había nadie más allí.—¿Dónde están los demás? —pregunté, mirando a mi alrededor.—Mis hermanas están en sus cuartos, mi madre, con mi padre. —contestó, en un tono alegre. —Nadie viene al living muy seguido, salvo para después de la cena.Asentí con la cabeza, el resto de ellos eran personas bastante reservadas. Charlie era el más conversador, por lo que agradecí que quisiera hablar conmigo.—No quiero ser grosera, es que… —dije, tomando un sorbo de té.—¿Quieres saber como se encuentra la manada de Iker? —preguntó, directamente. —No tengo que leer tus pensamientos, lo has preguntado muchas veces en el auto. —sonrió.—Soy muy predecible. —acoté, bebiendo otro sorbo largo.—No puedo decirte, es que no lo sé. Mi padre te lo dirá cuando a el se le de la gana, supongo. —entrece
(Narra Iker)No soportaba tener que trabajar con Jayden, era un completo insulto para un alfa líder como yo. Ese tipo no tenía una pizca de dignidad y me fastidiaba tener que depender de el para salvar a mi manada. Estaba solo, no obstante, y tendría que hacer lo necesario para salvarlos a todos. A Keira, porque tenía que hacerlo, debía recuperarla para traerla de nuevo a mi lado.Ella era el motivo por el cual hacía todo esto, necesitaba sentir su presencia a mi lado con locura, ese deseo que crecía por hacerla mía otra vez. Era una atracción tan adictiva que podría morir por ella, sin pensarlo siquiera.—Llegas tarde. ¿No te parece? —preguntó Zhang, poniendo los ojos en blanco.—Tuve mejores cosas que hacer que hablar con ustedes. —respondí, con un gruñido que acompañara la falta de entusiasmo que tenía por estar allí.Había llegado ajustado porque tuve que pasar a ver que la niña estuviera a salvo. Luego de lo que ocurrió, no era bueno que tuviera que pasar por ataques inesperados
Robert llegó con nosotros minutos antes de la cena, cuando estaba preparándome para irme a dormir pensando que no llegaría. Era como vivir en un mundo aparte, a decir verdad, porque el tiempo parecía detenerse al vivir en esta extraña casa.—Mi padre te dará unas lecciones sobre tus características. —dijo Charlie, animado y sentándose en uno de los sillones para estar presente.Yo me quedé en una de las sillas, parándome lo más erguida posible para que no creyeran que era débil, era una de las cosas que intentaba corregir, volver a sentirme capaz e imponente. Era un trabajo de confianza que me decidí por hacer poco a poco. Robert se veía extremadamente serio. Tenía un grueso libro entre las manos, que sostenía mientras me examinaba con la mirada, me vi de nuevo algo intimidada, pero como Charlie estaba allí no me molestó en lo absoluto su severidad.—Dime tu nombre completo. —dijo Robert, con los ojos fijos en mí, como si quisiera leer mi alma por debajo de mi piel.—Keira Gabrielle T