Lo miraba como si estuviera queriendo matarlo por tomarse el atrevimiento de atarme de esa manera. Todavía al menos podía ver y llevaba la ropa puesta.—Es un juego divertido, muñeca, lo verás. —dijo Iker, con una voz aterciopelada. Sus músculos refulgían mientras se acercaba, sus ojos penetrantes estaban fijos en mí y eso me estremecía.Comenzó a bajar mis pantalones tan lentamente que el cosquilleo se multiplicó allí, mi interior había comenzado a arder. Sus manos firmes recorrían mi piel para bajar con determinación la tela. Sus dedos masajeaban mis piernas, saboreando el climax que comenzaba a excitarme.Me maldije a mi misma porque hubiera confiado en él. Estaba sometiéndome de todas las maneras, dándose el lujo de engañarme solo porque ahora no contaba con los poderes de demonio. Era mucho más humana, eso me hacía sentir impotencia y al mismo tiempo, no lograba concentrarme con los masajes.Recorrió con las yemas de sus dedos cada parte de mis muslos, sin tocar más a fondo. Esta
El estar cabalgando un lobo era una aventura sorprendente e inimaginable. Nadie lo creería si lo contara, pero esa experiencia no tenía ningún precio, mi corazón que latía tan rápido empezó a acostumbrarse y a amar esa adrenalina. No podía cambiar lo que éramos, dos amantes incomprendidos y marginados, odiados por una gran mayoría que nos quería muertos.Mis alas descansaron al no tener que volar ni hacer más esfuerzos para moverme. La energía que debía poseer para lograr usar mis poderes parecía inalcanzable. Cuando irrumpí en la casona, no había sentido que estuviera tan débil. Debía tener una explicación en el entrenamiento que no seguí.No estaba segura de continuar con Robert y su manada, ellos habían mostrado que ansiaban controlarme más que cualquier otra cosa. Iker me hacía sentir mejor, libre y amada al mismo tiempo. Era una difícil decisión.Pero no quería pensar en eso en un momento tan de ensueño, el viento que acariciaba mi rostro era fresco y liberador, me limpiaba de to
(Narra Ema)Descansaba en mi cama, tapada con al menos cinco mantas al tener fiebre y mucho frío. Había estado sufriendo de horribles pesadillas constantemente cada vez que intentaba dormir. Respirar también representaba una gran dificultad, al tener las costillas rotas y muchos golpes dolorosos. Perdí la cuenta de cuantas heridas tenía, las torturas no habían sido para nada amables.Todavía podía recordarla, a Kat, con una cadena en la mano dispuesta a torturarme para que me quedara claro que debía obedecerla sin chistar. El dolor fue amargo, pero peor fue estar al lado del hombre que amaba y no poder hacer nada para ayudarlo.Greg estaba casi muerto tan cerca de mí y no lograba acercarme. Había tenido ese sueño mil veces repitiendo la misma escena, cuando nos encadenó para hacernos sufrir de esa inmensa distancia. Mi lobo no resistió todo ese sufrimiento y cayó al suelo. Fue ahí cuando creí que mi mundo se terminaba para siempre.Kat sonreía, no me borraba esa imagen cruda de la men
El cariño que sentía por él no parecía irreal, tampoco un placebo, a diferencia de las veces que busqué solo sentirme cómoda. No sabía cómo sentirme con respecto a él, siendo que nuestra historia era por completo complicada.Conducía y al mismo tiempo tenía su mano sobre mi rodilla, yo apoyé la mía también para sentir su calor.—Gracias por este momento, son cómo vacaciones de este infierno. —sonreí, estaba realmente agradecida por su forma de divertirse a mi lado.Me había secuestrado, robado víveres y hasta un auto, era un completo desastre y un tipo problemático. No podía no quererlo, aunque las cosas que hiciera no fueran del todo correctas.No ansiaba regresar con los otros lobos. La incomodidad era grande. Lo vio en mis ojos mientras trataba de distraerme con el monótono paisaje de la ventanilla.—¿Estás nerviosa? Es como si te estuviera llevando a conocer a mis padres. —Iker sonrió, haciendo una mueca.—Es que después de estar tan relajada… Digo, bueno, no es fácil volver a est
(Narra Kat)La muerte de esos sujetos que se habían burlado de mí en secreto me hizo sentir mucho mejor. Incluso en el espejo vi una imagen más amable de mí misma. Los rasgos se habían afinado, mis cejas estaban más espesas y mis labios más carnosos. La delicadeza estaba regresando a mi cuerpo.—Estoy harto de estar aquí encerrado. —dijo Jayden, mientras cubría su cabeza con las mantas de la cama.—Bah, ya cállate, estás siendo alimentado y con todas las necesidades básicas cubiertas. ¿Te parece poco? —pregunté en un tono irónico.—Preferiría estar muerto. —contestó a secas, mirándome con odio.—Vine a buscar mi chaqueta, tenemos trabajo que hacer. Sabes pronto todos recuperaremos la energía y podré cazar a esas manadas traidoras. —sonreí, el gozo que me provocaba el tener un buen plan entre manos era rotundo.Busque mi campera negra con brillantes, era larga hasta casi las rodillas. Retoqué nuevamente mi maquillaje para verme esplendida y usé unos zapatos cómodos pero elegantes. Me g
Me hallé en el suelo del sanitario para estar a solas. No podía mostrarme ante nadie en ese momento.Ella se había marchado, las cosas habían sucedido tan rápido. No era justo, allí no había cordura a la cual aferrarme si no era lo suficientemente fuerte. Mi corazón no lo sería nunca, no como debería. Ese amargo sabor navegaba en mi boca, queriendo escaparse para volverse autocompasión.No dejé que nadie entrara, el corazón me latía muy rápido a medida que pensaba en las consecuencias que podía traer esa separación. Abigail estaba en el bando opuesto ahora y las cosas iban a comenzar a cambiar.Las alas de mi espalda amenazaban con quebrarse, caerse a pedazos sin más. Mis ojos parecían estar ciegos al transportarme en la pena. Mi estado de debilidad era deplorable. Si alguien hubiera querido matarme, este hubiera sido el momento perfecto para hacerlo.La puerta sonó varias veces. Primero, parecía ser Iker, luego Ema, después incluso Charlie. A todos les dije que se largaran y me dejar
(Narra Abigail)Mi cuarto en aquella casona era más grande de lo que pensé. Me dieron uno que contaba con propia suit de baño, con lo cual pude tomar un largo baño relajante después de todo lo que ocurrió.Él entró sin tocar la puerta. Yo me hallaba cubierta con las burbujas y la espuma dentro de la bañera. Casi suelto un grito al verlo allí.—Necesito que tengas esto. —dijo Nat, llevaba puesta su ropa sencilla pero sofisticada que lo caracterizaba. Empezó a leer una lista. —Estos son los lobos con los que deberás tener más cuidado…Comenzó a relatar una lista de aproximadamente cincuenta lobos que sería imposible de recordar solo con la memoria. No parecía importarle que era mi momento privado en el baño, lo cual me hizo enfadar.—Ahora no quiero escuchar eso. —dije, fastidiada y con el ceño fruncido.—Es que no podía esperar, verás, estoy muy entusiasmado por esto que ocurre. El que estés aquí, ayudándonos, parece un sueño… —me miró fijamente a los ojos. Si bien no estaba leyendo mi
Esa visión debía significar algo real y al inspeccionar en la biblioteca, me di con que el libro ya no estaba. En el había muchas claves para derrotarme. Salí corriendo hacia donde estaba Tania y Robert, para ir a anunciarles lo terrible que había ocurrido.—Tranquilízate, querida, habla más pausado o no podremos entenderte. —dijo Tania, apretando los labios.Eso me puso de un peor humor, yo era puro fuego y deseo de venganza en este momento.—Estoy diciéndolo. ¡Ella ha robado ese condenado libro! Allí había mucha información sobre mí…—Es solo uno de los libros, no ha tomado el resto. —intentó calmarme Tania, con una voz maternal paciente.No iba a funcionar. Mis colmillos se asomaban.—¡Esto es un desastre! —grité, con la garganta ardiente por las palabras que debían salir de allí.—Esto le dará la razón a Kat. Si cundes en pánico, estarás mostrando debilidad. —dijo Robert, esta vez habló el, con una severidad rotunda.—¿Entonces no hay que hacer nada? Comienzo a impacientarme, en e