(Narra Iker)Una regla absurda por parte de Jayden no iba a hacer que me detuviera, el no tenía ningún derecho para darme órdenes. Empezando por el punto de que por su culpa estábamos en esa situación, por intentar derrocar mi reinado con esa ambición absurda. Zhang me acompañaba y comencé a sospechar, que odiaba a Jayden tanto como yo.—Es por aquí. —dijo él, con desconfianza, olfateado el lugar para localizar si había alguien merodeando.La puerta de servicio no tenía custodio y al parecer, los empleados ya no asistían al trabajo.—Kat debe de haberlos echado, nunca le simpatizaron. —explicó Zhang, cuando el vacío de ese sitio me dio una mala espina. —Ella no toleraba que le sirvieran a nuestro alfa y le pasaran la información. A veces se sentía enjaulada, como si no pudiera tomar decisiones propias porque el siempre se enteraba y quería protegerla.—Espero que la esté distrayendo bien. —contesté, no me importaban los problemas de Kat en lo más mínimo.Tenía que rescatar a mi manada
(Narra Iker)—¿Ema? —pregunté, agradeciendo que todavía viviera. Había creído que ella no sobreviviría y no le permitirían estar allí porque no era una loba.Ella solo me observaba, sin poder decir ni una sola palabra. Llevaba una máscara protectora también, por lo que el efecto de mi arma no la había alcanzado, o de lo contrario estaría muerta. Zhang gritó antes de que pudiera volver a decir algo.—¡Abajo! —fue el gritó que expulsó, obligándome a agacharme.Cuando la vi, no pude creerlo. Accionó el aparato que debía ser una especie de bomba de estruendo de una tecnología que no conocía. Había sido diseñada por ella, la conocía bien y tenía la capacidad de armar ese tipo de cosas, su talento era notable cuando construía armas.El gas que salió de allí no nos afectó en un primer momento por tener las mascaras puestas. El escozor comenzó desde mi cabeza hasta la punta de mis patas. Era una sensación agobiante, a pesar de que no me hallaba respirando la sustancia igualmente algo me estab
Charlie me miraba como si estuviera observando una maravilla. Tenía los ojos brillantes y contemplaba mi transformación. Intenté agitar mis alas y estas se movieron, yo tampoco podía creerlo. Los ejercicios habían dado sus resultados, mi desnudez complementaba a la perfección con mis alas, los colores y las formas, me veía tan imponente que incluso a mí misma me di miedo.—Gracias… —empecé a decir, con esa fuerza brotando de mi interior. El negó con la cabeza.—Ha sido un placer para mí. —respondió, con una sonrisa, mientras pasaba su mano por una de mis alas. —Es increíble… Jamás había visto algo así…Su tacto inspeccionó cada parte de mi cuerpo, sintiendo el poder que había en mi interior y que crecía. Sentir el roce de sus manos me estremecía, la imagen en el espejo demostraba a una mujer bellísima, como si no pudiera reconocerme a mi misma en esa forma. Era yo, tenía que aceptarlo. Al fin podía ser yo misma.No quería volver a mi forma humana, esta sensación me hacía sentir verda
(Narra el lobo de cobre)El olor de esa sustancia que se hallaba todavía flotando en el aire del pasillo inundaba incluso mi cuarto, que pensé, estaba cerrado de manera hermética. Ese desgraciado de Iker tenía un as bajo la manga que no alcancé a prever y por eso, más de una docena de mis lobos ahora estaban muertos. No tenía importancia en lo que mi estadística mostraba, todavía contábamos con centenares y más centenares de otros en nuestras filas. Ese pequeño ataque no fue ni siquiera un rasguño.Ahora, mi situación era cada vez más favorable y estaba orgullo de eso. El hecho de haber manipulado a Ema me dio esa ventaja estratégica insuperable y sus conocimientos sobre la fabricación de armas hizo que la guerra estuviera prácticamente ganada.Lo único que jamás esperé ver con mis ojos y me estaba decepcionando, era el haber visto a Zhang peleando al lado de Iker, nuestro principal enemigo. Me decepcionó cuando se marchó al bando de Jayden y ahora, había vuelto a cambiar. Su lealtad
(Narra Jayden)—Me gustaría hacerlo otra vez. —dijo Kat, mirándome y jugando con su cabello. —Ahora que estás aquí, ¿No pensarás irte tan pronto?Negué con la cabeza y miré hacia el reloj de su pared. Iker y Zhang debían de haber liberado a la manada, el tiempo que les di era más que suficiente. Distraerla no era fácil y pronto comenzaría a sospechar, a pesar de que se estaba divirtiendo mucho. Cuando salieran de mi casona, debían dirigirse a nuestro nuevo cuartel para volver a planear una estrategia, proteger a Keira sería lo primordial.Ella no lo sospechaba, podía verlo en sus ojos cuando me miraba, con ese enamoramiento que tenía hacia mi desde hace años, nunca disminuyó. Quería estar conmigo desde que tengo memoria, cuando éramos adolescentes también. Nunca me había gustado y no podía corresponderle, lamentaba que fuera así pero no podía cambiarlo. Ella se obsesionaba conmigo, cada año que pasaba era peor.Cuando tocaron la puerta, mi instinto de lobo actuó y me hizo querer huir
(Narra Iker)El despertar que sufrí fue abrupto, puesto que me encontraba en una jaula colgante, que se movía de un lado para otro provocándome nauseas. Seguía en mi forma de lobo, porque no quería ser visto como humano, eso sería demostrar la debilidad que deseaban tanto.—Hermano. —dijo una voz, que venía desde abajo. Reconocí que se trataba de la voz de Greg. —¿Ya te despertaste? —preguntó, insistiendo.—Sí. —respondí, con la voz ronca y los ojos cansados, el efecto del somnífero seguía haciendo que mi cuerpo estuviera muy débil. Gruñí al darme cuenta que mis garras habían sido limadas, pagarían por eso, lo juraba en voz baja al contemplarlo, esas garras eran una de las armas más letales del mundo, era un don que me fue entregado y ahora, arrebatado.Bajé la mirada y divisé las jaulas donde mantenían a mis hermanos encerrados. Eran individuales, pero estaban en el suelo a diferencia de la mía. Supuse que era para más seguridad. También Zhang estaba allí.—Ahora estás muy arriba. —d
(Narra Kat)La jaula marcaba un límite del uno con el otro, como si al cruzar para su lado me fuera a caer estrepitosamente a un acantilado. Eso era, mi impulso me hacía obedecer y bajar la cabeza a pesar de no querer hacerlo.¿Qué significaba Iker para mí?Algo prohibido, esa era la respuesta. Keira lo tuvo y yo también debía, porque ella no era mejor que yo. —¿Qué quieres hacer, omega? —preguntó el, estaba disfrutando la situación.Aunque era cierto que siempre lo había visto como una estrella inalcanzable por su poder, fama y fuerza, había otro motivo mucho más fuerte. Sabía que Jayden lo desaprobaría y me moría de ganas por desafiarlo, por mostrarle cuan atrevida podía ser. Era un despecho, por intentar engañarme.—Esta omega te ha capturado. —dije, con una sonrisa triunfal.Por años creí que al ser una loba omega y con conflictos en mi transformación nunca podría aspirar a algo mucho más importante, una posición de poder más arriba.—Pero igual te voy a penetrar. —soltó el, con
Abigail llegó a mi cuando el sol iluminó mis ojos y me obligó a despertar. Mi cabeza era un nudo apretado de tantos cambios. Mi parte humana, estaba agotada de intentar unir mis dos facetas y ansiaba seguir durmiendo hasta tarde.—Oye… Vuelve más tarde… —empecé a decir, pero la puerta se abrió y ella entró, con un cuaderno en las manos y una mirada severa.—Debes despertarte, hoy entrenas conmigo y no me gusta esperar. —dijo, con el ceño fruncido. Llevaba un traje impecable deportivo que parecía de hace diez años, por la clase de estilo que tenía y el tipo de telas.Bostecé y volví a intentar dormirme, pero su presencia allí era tan fuerte que me impidió seguir durmiendo. Abigail seguía allí de pie.Salí de la cama y me vestí con uno de los conjuntos oscuros que había para hacer deporte, era un talle holgado y me sentí cómoda con el puesto. Era un sitio más normal que la mansión de Iker, donde debía estar sin ropa interior y todo allí subía de tono. Salimos a la sala, que se encontrab