Entre besos y abrazos fueron avanzando hasta donde había un sillón, se recostaron, quedando Ricardo sobre ella, apoyándose en uno de sus antebrazos.Ricardo tomó el control, desabotono los jeans de Valeria, besaba su cuello, bajando lentamente hacia sus pechos.Metió una mano en su espalda y desabrochó el sostén, dejando al descubierto sus sen0s turgentes por la exitaci0n, los acarició, deslizó el pulgar por el pez0n, haciéndola gemir de placer.Mientras que las manos de Valeria, se extendieron por el pecho y espalda de él. Se miraron a los ojos, había complicidad, pasión, entrega, estaba el deseo prohibido y eso lo hacía aún más placentero.Ricardo siguió con el reguero de besos, bajando nuevamente a las montañas con aureola rosada, metió una en su boca, chupando, lamiendo, amasando con delicadeza, mientras que atendía la otra con una de sus manos.La mano libre, quitaba cada prenda que estorbaba, cada escudo entre ellos que le impedía sentir su piel caliente.Él tenía completamente
Ella solo abrió los ojos como platos. No dijo nada, era algo extraño, ¿cómo podía amar a alguien que no conocí? ¿a alguien que solo había mirado dos veces?Después de eso, ya no cruzaron palabras hasta que llegaron al estacionamiento del “Bianchi”, de ahí solo se despidieron como dos compañeros de trabajo.Se besaron en la mejilla y Valeria salió del coche, dirigiéndose al propio, sentía su mirada sobre ella. Llegó a su coche, al subir, se miraron y sonrieron como tontos, de ahí cada uno tomó su camino.Valeria seguía dándole vueltas al asunto, al volver a la realidad sentía remordimiento de lo que había hecho, pero al mismo tiempo se sentía feliz, como hacía muchos años no se sentía, eran dos sentimientos opuestos que luchaban el uno con el otro por sobrevivir.Se dirigió a su lugar de trabajo, tenía que sacarlo de mi sistema, tanta felicidad simplemente no le cabían.De camino, le marcó a Maritza para avisarle que la recogería en el trabajo, cuando llegó no tardó mucho en salir y ab
—Hola chicas. ¿Cómo están? —las saludó a ambas, pero siempre poniendo más atención en “su niña”.—Bien y ¿Tú? —le dijo Maritza.—Bien gracias Maritza.Después fue el turno de Valeria, lo besó en la mejilla, aspiró su aroma, esa costumbre rara que ella tenía.Olía tan delicioso, con la piel en su rostro casi no podía contener las ganas de colgarse a su cuello y plantarle un mega beso ahí mismo frente a todos.Pero está de más decir que no se podía, solo terminaron de saludar igual que su amiga y lo invitaron a su mesa, luego de un rato Alex se les unía.Luego de desayunar pasaron al salón donde se daría el taller, estuvo algo tedioso, les dieron un receso de veinte minutos los cuales no desaprovecharon.Por medio de mensajes se pusieron de acuerdo para subir al segundo piso, la necesidad de sentirse era demasiada, parecían dos adolescentes.Él se encontraba del otro lado del salón, junto con otros compañeros haciendo equipo en una de las actividades.Ella tenía más fácil acceso a salir
Ricardo había decidido tomar una ducha ya muy tarde, luego de un extenso día de trabajo. Dejó sus cosas en la habitación, incluyendo su celular y avanzó al baño.Tomó una larga ducha pensando en Valeria y en lo que le había dicho hacía un par de semanas, ya tenían varios días en lo que no lograron verse y eso le molestaba bastante.Solo le había enviado un par de mensajes durante el día, y fue ahí que como un flash, un pensamiento pasó por su mente… no había borrado la conversación.Salió a toda prisa del baño, pero justo lo que creyó… eso mismo estaba pasando.Llegó a su habitación y encontró a su mujer con el teléfono en la mano con el rostro desencajado.Podía notar mucho en esa sola expresión: enojo, decepción, tristeza, coraje, impotencia…—¡¿Qué significa esto Ricardo?! —lo increpó en cuanto la respiración se lo permitía, estaba muy dolida y tenía bastante razón.—¿De qué hablas? —él trataba de hacerle creer que nada pasaba, pero ella tenía pruebas y las tenía en sus manos.—¡¿C
Pasaron cinco días demasiado largos. Roberto había hablado con Ricardo, no sabía cómo ayudar en todo esto, lo único que le propuso fue que él hablaría con Vero, para que aceptara conversar las cosas y llegar a un acuerdo.Ella aceptó y tuvieron una charla larga y dolorosa, dentro de todo, él también le externó la falta de atención que sentía por falta de ella.Ella por su parte, le dijo sus necesidades y sentimientos.Ricardo nunca desmintió la versión de que solo habían sido mensajes, lo que sostenía con Valeria. Nadie nunca sabrá si Verónica le creyó o simplemente decidió dejarlo pasar.De esta manera, le permitió regresar a casa, no sin antes ponerle un ultimátum, en el cual era más que obvio lo que pedía, si encontraba la más mínima señal de infidelidad, lo mandaría al mismísimo infiern0, sin boleto de retorno.Verónica aceptó algunos de los reclamos de Ricardo, pero pensaba demasiado en su hijo, además ella estaba enamorada de su esposo, o por lo menos eso creía.Valeria no sabía
Han pasado poco más de siete años desde que Valeria y Ricardo se conocieron. Siempre se recuerdan y se extrañan. Pero esos sentimientos se intensificaron más para Valeria un día en particular.Le había pasado algo curioso, fue a la boda de uno de sus primos, cuando de repente el viento le llevó un aroma que reconoció de inmediato.Muchas cosas pasaron por su mente, era el aroma a su perfume, sintió como volaban esas mariposas en su estómago como si fuera una adolescente, tal cual como le pasaba en aquel tiempo.Se giró de inmediato, para su decepción era uno de sus primos. Después ella misma se burlaba por pensar que era él y que estuviera ahí, eso es prácticamente imposible, sacudió un poco la cabeza negando, pero en el fondo le gustó recordarlo, aunque fuera de esa manera.Muchas cosas se lo recordaban, pero últimamente muchas más. La semana anterior, su hermana la invitó a desayunar y fue en aquel lugar en donde él la invitó por primera vez, ese restaurante italiano llamado “Bian
—¿Ya lo olvidaste por completo? —Esa pregunta era fácil de contestar, pero no estaba segura de querer hacerlo.—¿Quién pregunta? Jajá. Creo que nunca se me va a olvidar, pero es algo que pasó y lo recuerdo como algo maravilloso —y esa era la verdad, ya no le importaba quién estaba detrás del perfil, si era su esposa o si era él, esa era la verdad.—Él tampoco te ha olvidado —Valeria, podía sentir que era él quien escribía.Eso hizo que las mariposillas traviesas volvieran a revolotear, ¿sería verdad?—¿Cómo sabes? —la increpó.—Amiga, somos muy buenos amigos, me platica todoooo, también guarda muy lindos recuerdos tuyos —eso no lo dudaba, recuerdos bonitos había muchísimos, desde los pequeños detalles en mensajes, hasta las sesiones de pasi0n que tenían.Ahora casi estaba segura de que era él. Aunque la manera de escribir y las cosas que le decía, no se parecían tanto a como lo hacía él, pero habían pasado muchísimos años, eso podría cambiar, ¿no?Después de algunos mensajes más, se d
—Si claro, dime —respondió.—La primera… ¿Tuviste en algún momento alguna relación (no de amigos) con Ricardo? Se sincera por favor, yo lo he sido —era un piso peligroso, tal vez, aunque hubieran tenido algo, no lo admitiría.—Jajaja, a lo más que llegamos un día fue a un par de besos, fue todo —Valeria sintió el estómago revolverse. Celos, eso sentía. Con su esposa era diferente, eran celos, pero sabía que no tenía de otra, con esa mujer era diferente.—Ok, va la segunda. Siempre he tenido la espinita de que no eres quien dices ser, podrías ser él, o quien sea. Nunca te he escuchado, nunca te he mirado, tu foto es un dibujo, ¿me entiendes? —Claro que entendía, no pudo ser más clara y más directa con sus preguntas.—Si bien es cierto este es un segundo perfil, no hago mucho movimiento en este, lo que sí te aseguro que no soy él —¿y eso era verdad? ¿La chica detrás del perfil era amiga de Ricardo? Tal vez, una amiga que lo estimaba mucho y que, gracias a todas esas pláticas sobre Valer