Giovani había dado órdenes de preparar dos habitaciones cuando llegó a su mansión. Una para quien sería su nueva esposa y otra a continuación para el hijo de esta. Estaban algo separadas de las de él, no tenía muchas intenciones de relacionarse de más con ellos, después de todo era un trato lo que tenían y aunque ella podía ser una fantasía sexual y fuera el tipo de mujer que le gustaba al menos físicamente, solo era temporal. Ella después se iría con su camino con el dinero y no se volverían a ver.Así siempre había sido todo. El único que realmente había estado a su lado en todo este tiempo había sido Kamil, un amigo incondicional para todo. Ambos se debían mucho, pero era un tema que no tocaban.Se pasó toda la tarde en su oficina trabajando. Tenía mucho que organizar y algunas gestiones que atender. Después de cenar sin salir de las cuatro paredes y de despedir a Kamil para que no lo interrumpiera el resto de la noche se sentó en el sofá con una copa de wiski con hielos y una bote
Giovani tenía suficiente con despertar con dolor de cabeza, encontrarse a su… no sabía si novia para ese momento, con la que había tenido sexo pensando que era la mujer que era su fantasía sexual y futura esposa y con la que había vuelto a discutir; que su cuerpo le doliera por la actividad y que hubiera vomitado con el estómago revuelto para escuchar un grito desde la planta de abajo. ¿En serio? ¿Qué era ese escándalo? Bien sabían los empleados de la mansión que era un hombre que le gustaba la tranquilidad. Solo había alguien que tenía permitido hacer un destrozo y se encontraba en uno de los jardines traseros de la mansión jugando de seguro.Así que de muy mal genio, dadas las circunstancias con las que se había despertado, se giró y abrió la puerta con solo el pantalón y la camisa mal abrochada. Caminó por el pasillo y se asomó en la cima de la escalera para ver que perturbaba su preciada tranquilidad, cuando no pudo hablar precisamente por quedarse perturbado.Su alfombra regalada
Isabela entró al comedor, caminando lentamente, escuchando a los dos hombres y manteniendo el equilibro lo mejor que podía. Las heridas no habían sido profundas como tal, pero su rostro era de los lugares donde menos se coagulaba su sangre y esta al ser muy líquida manchaba dando la ilusión de ser más de la que era realmente.Su aspecto impactó a la sirvienta que dejó caer la jarra de jugo en sus manos haciendo un fuerte estruendo. Giovani no tuvo que ordenar nada para que ella comenzara a recogerlo rápido, y era porque él estaba atónico. No era solo la ropa de Ignatio la que estaba manchada de sangre, la blusa de cuello alto de ella que debía ser de un color verde olivo, ahora tenía una enorme macha húmeda que bajaba hasta su jean. Eso era bastante sangre. Además, había un enorme parche en su mejilla cubriendo las tres marcas que ahora estaban allí.-¿Qué demonios de pastillas estás tomando?- sin darse cuenta él gritó.Isabela lo miró con calma y se apoyó en la mesa con disimulo para
Cualquier hombre sensato, si tuviera a su fantasía sexual, con sus labios pegados a los suyos aunque no se estuvieran besando, lo que haría, sería precisamente aprovechar la oportunidad, ya después asumiría la consecuencia de sus actos, pero siempre había un impedimento que frenaba a Giovani referente a la mujer delante de él. Esta vez fue su celular vibrando en el bolsillo de su pantalón.Aun sin soltar la cintura de la mujer y gruñendo internamente, solo se separó un poco y sacó el celular para ver quién era el nombre de la pantalla. Lo que vio no le gustó y simplemente colgó para volver a guardarlo.Isabela no se movió, tampoco era que quisiera, pero deseaba que fuera soltada para poder acostarse en la cama de una vez y cerrar los ojos. Se sentía débil. Y Giovani lo sintió. El peso del cuerpo de ella se recargaba sobre su agarre y los ojos que antes lo fulminaban ahora estaban entrecerrados.Con un movimiento ágil él se inclinó y pasó su brazo libre por debajo de las piernas de ell
Giovani en serio creía que aquella escena era ridícula, la verdad. Estar en medio de un restaurante famoso de toda la ciudad con una mujer delante de él, llorando, sabiendo bien que ella solo lo hacía cuando se arruinaba su cara manicura que de por si paga él, era bastante para agotar su paciencia.-Samatha, no hagas un espectáculo- le dijo de forma calmada tomando un sorbo de su copa de vino.La mujer parecía desconsolada delante de él.-Pero me acabas de decir que íbamos romper- sollozó, aunque el hombre no había visto mucho rastro de lágrimas- Yo te amo Giovani.Él separó la copa de sus labios y la miró enfocándola con sus orbes azules.-Amas mi dinero Samantha. Siempre ha sido así desde el primer momento. -Cómo puedes decir eso- dijo ella con indignación- hemos estado 4 años juntos, pasamos tantas cosas- sollozó nuevamente.El Ceo pudiera haberse conmovido hacía quizás dos años atrás donde la pasión de su relación aún estaba vigente pero ahora no… Cuando Kamil le había preguntado
Isabela había escuchado por parte de Rafael que cuando Giovani estaba de mal genio era mejor no contrariarlo. Era un hombre impredecible con sus acciones y más en ese estado. Por lo que a pesar que deseaba subir a ver a su hijo y descansar de una vez por todas se quedó quieta sintiendo como la mano de este la apretaba.Rafael, por su parte, dejó las cosas que estaba haciendo y fue a buscar la bandeja desapareciendo de allí lo antes posible y dejando a las dos personas en una densa atmósfera. Los dedos de Giovani lentamente comenzaron a soltar la muñeca de la mujer para quedarse acariciando donde ahora había un claro hematoma. Los ojos de él se fijaron en esa zona repasándola con la uña como en una caricia curiosa. Isabela no sabía si moverse o no. No deseaba provocarlo.-Tienes facilidad para tener heridas y moretones- él recargó su rostro en su mano sin dejar de observar la marca que cada vez se ponía más roja- ¿Tienes alguna condición médica?Isabela se tensó y quitó la mano escondi
Ya sabía Isabela que esos 3 millones no serían solo aguantar al hombre y ya. Incluía al resto de su familia. No era que eso le preocupara, ella tenía una maestría en ello. Por lo que sonrió.-Solo tengo que resistir dos meses. No creo que muera debido a ello.La respuesta que ella le dio le gustó al hombre.-Y bien, respóndeme lo de antes- insistió. E Isabela encontró similitud en ello con Allen, cuando quería saber la respuesta de algo repetía el tema no importaba el momento hasta que obtenía lo que quería.Ella suspiró.-Soy huérfana- eso hizo que Giovani dejara de comer y la mirara- Mis padres murieron cuando era muy joven y me crie en un orfanato. Comencé a trabajar lo más rápido que pude e hice la universidad en la noche dado que ya tenía a Allen bajo mi custodia. No recuerdo el rostro de mis padres.-Ya veo, al parecer en algo nos parecemos.Ella inclinó la cabeza con una sonrisa irónica.-¿Usted y yo? ¿Parecernos? No lo creo.-Aunque tengo a mis padres, me cría con Rafael, casi
Escuchar a Giovani reírse de esa forma fue una total sorpresa para los presentes, incluso para Kamil que llegaba con el chofer desde la entrada. Su mirada recayó en su amigo que normalmente no se reía de esa forma, pero que comprendía al ver una mata de pelo rojo debajo de una mata de pelo dorado.-Kiki- Kamil simplemente lo llamó y el perro levantó la cabeza y corrió para arriba de él dejando libre a la mujer que se quedó tirada en el suelo, aun procesando lo que acababa de pasar. Típico de alguien que no estaba adaptada a lidiar con perros y menos con uno tan grande y con sobrepeso como era un Golden retriever.-Bela- Allen que mostraba una sonrisa en su rostro se arrodilló al lado de ella- ¿Estás bien?Isabela alzó una ceja mirando al niño e hizo una mueca.-Acabo de ser atropellada por un perro que casi pesa lo mismo que yo, créeme que puedo estar mejor - ella protestó, pero no precisamente molesta, ver una sonrisa en Allen era algo que no se podía disfrutar todos los días.Y lo o