Capítulo 3

No puedo explicar lo que por dentro siento. Saberla mía una vez más es todo lo que necesito para que la vida se alce nuevamente por cada parte de mi cuerpo y me permita saborear la esperanza que, lejos de morir, prevalece en cada roce frenético de nuestros labios.

En vista de que me apretó más hacia sí, me separé de ella únicamente para cerrar la puerta de su apartamento y volver a atacar su boca, acariciando sus caderas y pegándola más a mi cuerpo con el deseo embobado por su aceptación. Sufrí tanto en su ausencia, recreando cada noche el vaivén de sus caderas y el dulce néctar de su piel. A solo pasos de perder la cordura, sonreí extasiado y pleno con la pasión que con solo un beso me está demostrando.

A pasos torpes, la traje conmigo hasta la habitación que tantas noches compartimos juntos y nos dimos amor de sobra. El pálpito de mi corazón se volvió más violento, sin dejar de sentirse completo entre esos besos y caricias llenos de ansiedad y necesidad.

La arrojé suavemente a la cama, respirando entrecortado y viendo sus mejillas rosadas y el deseo inscrito en sus pupilas. No quise arruinar este momento tan sublime con palabras que no son necesarias y, para ser realistas, sobran. Así que muriendo por hacerla mía para siempre, me acomodé entre sus piernas y le robé otro beso mucho más profundo y largo en sus labios. A un paso lento y casi mortal acaricié su cuerpo por encima de la tela de su vestido, despertando de la muerte que ella misma me había dejado.

¡Y se siente tan bien volver a respirar vida y esperanza entre sus manos! Ella es la única capaz de destruirme y armarme en solo cuestión de segundos.

Extasiado por las posibilidades que me hice en la cabeza, descendí mis besos por su barbilla, su cuello hasta su pecho, besando todo a mi paso; provocando y tentando la anticipación de un encuentro. Sumé mis manos a su piel, acariciando cada centímetro de su silueta hasta llegar a sus hombros y jugar con las delgadas tiras de su vestido.

Le hice la pregunta silenciosa con cierto temor y, al no recibir ninguna respuesta negativa en su mirada, deslicé los manguillos por sus hombros, maravillado al verla desnuda en su totalidad. Me incorporé en la cama para contemplarla a detalle y así poder grabar sus expresiones y su piel sin ninguna interferencia. Sigue siendo tan suave y tersa como lo recuerda mi tacto.

Sin perder tiempo me quité la ropa bajo su atenta mirada y su sutil mordida de labio. Sus ojos tan fijos en mi cuerpo me tienen ardiendo de ganas y deseo. Hace mucho dejé de sentirme de esta manera tan maravillosa, ahora mismo mi cielo está haciéndome revivir una vez más entre las cenizas encendidas de su amor. 

Me perdí en sus brazos, volviendo a atacar su boca con mayor ímpetu y marcando un ritmo demandante y fogoso que nos hacía respirar con difícultad, más cuando nuestras pieles se rozan tan deliciosamente. Llevé mis dedos a su sexo, torturando suave y en círculos sus nervios. Sentirla temblar en mis manos me hizo sentir poderoso y, que, no había nadie más en el mundo que la hiciera sacudir de esta manera.  La humedad no tardó en intensificarse, así mismo como los besos y los finos jadeos que nos tenían envueltos en la bruma de la pasión y la extrañeza.

Extrañaba todo lo nuestro; besarla hasta dejarla sin aliento y amarla hasta que el mismo cansancio nos obligaba a detenernos. No entiendo porqué dice no amarme, si en cada entrega me demostraba lo mucho que me amaba. Dudé en sus palabras y en su supuesto amor por Harper.

¿Por qué decir algo que no se siente?

¿Por qué apartarme de su lado, si sus expresiones y sus besos me dicen todo lo contrario?

¿Por qué se me hace tan difícil comprenderla?

Tras ese rayo de inquietud y duda, intensifiqué la fricción de mis dedos en su v*gina, haciéndola arquear la espalda y, poco después, dejarse ir entre mis dedos. Degusté su orgasm* en mi boca a plenitud, dejándole en claro con un acto tan íntimo quién soy y quién seré siempre en su vida.

Dejé un casto beso en sus labios antes de fundirme en ella y prolongar su excitación. Sus piernas se cerraron en mi cadera y sus brazos me rodearon por el cuello, empujándome hacía ella y bebiendo todo de mí.

Le hice el amor con dulzura, esbozando placer y gozo en cada una de las estocadas suaves y profundas que dejaba en su interior. Fue tan bello y mágico sentirla mía; entregándome sus gemidos, sus movimientos ondeados de cadera y que se unían a los míos cada que iba a su encuentro y presionaba su punto más sensible. La adoré cómo lo que ella significa para mí; la reina de mi desbaratado castillo, pero con sus besos apasionados y su palpitar violento, lo reconstruía segundo a segundo.

La escuché llorar en medio de mis movimientos y me preocupé pensando que estaba haciéndole daño, pero en el momento que quise apartarme de ella, me abrazó tan fuerte que mi pecho me advirtió que algo no estaba bien.

—No te detengas — en ningún momento abrió sus lindos y azulados ojos para mirarme directamente a los míos.

Seguí bailando en sus adentros, ignorando ese hecho y volviendo a besar su cuello y parte de su hombro hasta que la presión de mis venas explotaron como hace mucho no la hacían. Me dejé ir en su interior con un gruñido furioso, presionándome contra ella y, quizás, dejando la marca de mis dedos en sus caderas.

Me quedé quieto, saboreando el momento y recuperando el aliento que perdí. ¡Fui imposible no sonreír estúpidamente! No encuentro mi cómo expresar lo que siento ahora mismo, descansando sobre su pecho y sintiendo su piel contra la mía una vez más.

—Te amo tanto, mi cosita preciosa — pellizqué sus caderas juguetonamente—. Eres una descarada al hacerme sufrir de esta manera tan cruel, ¿eh? —solté a reír genuinamente; como hace mucho no la hacía—. Espero que te hayas divertido haciéndome pagar por lo que el Colin de la otra vida te haya hecho, pero este que ves aquí, es un fiel sin remedio a su única dueña. No me vuelvas a hacer padecer, mi amor —me recosté en su pecho, aún sin salirme de su interior.

—Colin... — su voz salió casi audible—. Vete y no me sigas buscando más, por favor.

—¿Qué? — la miré de inmediato, borrando la sonrisa de mis labios.

—Que haya tenido un momento de debilidad no va a cambiar las cosas entre los dos.

—Pero...

—Esto no debió haber pasado, pero sucedió y no puedo hacer nada para devolver el tiempo y no haberme dejado llevar por el momento — me empujó, salió de la cama y se puso nuevamente su vestido—. Eres un adulto, sabes comprender cuando una persona dice «No». Lamento no corresponder tu sentimientos; realmente lamento mucho haberte retenido por culpa de mi maldito egoísmo. Espero algún día me puedas perdonar, porque en el fondo sí te quise, aunque no haya sido como lo esperabas. Estoy tratando de olvidarme de Harper, rehacer mi vida y dejar atrás esa obsesión insana que me hice en la cabeza. Además de que no tiene sentido si la persona que amas va a casarse con alguien más.

—¡Lo que no tiene sentido es que te hayas enamorado de mi propio hermano!

—¡Pero me enamoré de él y no de ti, entiéndelo de una vez! En el corazón no manda nadie, Colin. No tengo la culpa de haberme fijado en él.

—¿Para qué estar conmigo entonces? — supliqué por una respuesta, escuchando los pedazos de mi corazón terminándose de quebrar en lo que, por un segundo pensé que ya no era un cuerpo vacío—. ¿Por qué jugar conmigo durante ocho años? ¡Fueron ocho malditos años en los que te lo entregué todo! Lili, eres mi primer amor.

—¡Y lamento haber sido egoísta! Estoy consciente de que lo hice todo mal — se quebró en llanto—. Pero estoy segura que puedes encontrar...

—No, nunca, porque sencillamente eres la única en mi corazón y en mi cabeza — me vestí rápido y torpe, sintiéndome el doble de estúpido.

—Lo lamento... — repitió en  el medio de un llanto que me estaba quemando por dentro.

—Aun así dejé de lado mi orgullo, incluso me estoy humillando ahora mismo para tener, aunque sean, un poco de tu amor.

—Quise amarte, pero lo único que conseguí fue comodidad y aprecio en tus brazos — me miró fijamente—. En cambio, el amor que me hacía sentir Harper era...

—No sigas... — sonreí amargo, comprendiendo lo ridículo que me veo tratando de encontrar amor en una persona que no ve nada de lo que soy y de lo que estoy dispuesto a hacer por ella—. Tu ganas, no te volveré a buscar ni a molestar más. De corazón espero que nadie juegue con tus sentimientos de esta manera tan... asquerosa — me quebré sin poder evitarlo, así que solo le di una mirada herida y desilucionada antes de salir de su apartamento sin rumbo alguno... ahora sí, terminándome de perder en el mundo.

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