Desperté en medio de la noche por el insistente sonido de mi teléfono. Desorientado y con el efecto vivo del alcohol en mi sistema, suspiré al ver lo molesto que es Harper al llamar a esta hora y despertarme del único momento del día en el que el dolor y la soledad no se siente lacerante.
No tomé su llamada, solo le respondí con un escueto mensaje de que me encontraba bien dormido cuando llamó y, sin darle tregua a volver a llamarme, apagué el teléfono y me levanté de la incomodidad del sofá. El dolor en mi cuello y en mi espalda es insoportable. He dormido muy mal las últimas semanas.
Me fui quitando el boxer al mismo tiempo que caminaba en dirección a mi habitación. Me adentré al cubículo de cristal, abriendo la llave del agua y dejando que esta caiga libre por todo mi cuerpo. La frialdad del agua me generó un golpe de estremecimiento, pero conforme pasaron los minutos, el agua se volvió magnífica para relajar cada uno de mis músculos y disipar la ebriedad que aún tenía presente.
Duré largos minutos bajo el agua, pensando en cuándo será el momento en el que esta situación acabe. Me siento cansado, deprimido y cada día más insoportable. Tengo clarísimo que he dejado de ser yo a raíz de la traición y la desilusión que Lili me causó con su verdad. Aún siento el aroma de su piel impregnado en la mía, cada día volviéndome más loco. Necesito dejarla ir, y por más que trato de hacerlo; porque esa parte que se negaba a acabarlo todo, ya aceptó que no soy correspondido de la misma forma, pero me resulta tan difícil cuando han sido años los que me perdí a mí mismo en su falso amor.
Salí del agua cuando todo malestar se esfumó de mi cuerpo. Ahora solo me queda la insoportable jaqueca de todos estos días en los que no he dejado de beber. Mi estómago rugió, recordándome que no le he dado otra cosa que veneno para mantenerme en pie. Reprochando mi propia estupidez, me puse una sudadera y una playera fresca y fui a la cocina a preparar algo ligero y rápido, aunque en mi paladar vino el sabor único y delicioso de aquellas empanadas que comí sin parar el día que la princesa del tío llegó al mundo.
—Te prometí ser el mejor tío y el más cool, y no he tenido ni la decencia de preguntar por ti o ir a visitarte en las últimas semanas. Espero me perdones, chiquita — susurré desanimado, abriendo el refrigerador solo darme cuenta que no hay nada que comer—. Estupendo...
Pesaba salir por algo de comer, pero me sorprendió la fuerza con la que la puerta se estrelló contra la pared. Harper se hizo visible ante mi campo de visión, luciendo molesto e incluso en pijama. En otra ocasión me hubiera burlado de él, sabiendo que nunca en su vida ha sido capaz de salir de ese modo a la calle.
—¿Qué haces aquí? Deberías estar con tu esposa y tu hija — rebusqué en el bar alguna botella, pero todo estaba vacío—. Debo salir, así que te voy a pedir el favor de que cierres la puerta con más suavidad cuando salgas de mi apartamento.
—¿Qué crees que estás haciendo con tu vida, Colin?
—Lo mismo que he hecho siempre, supongo...
—¡No te hagas el gracioso ahora! Sabes bien a lo que me refiero. Llevas un mes encerrado en este lugar, solo respondiendo a mis llamadas con simples mensajes que, lejos de darnos calma, hacen que nos preocupemos más — miró todo el desorden a su alrededor—. Llevas barba, no has organizado ni un poco este lugar, cuando eres la persona más ordenada y limpia que conozco. Mírate, te ves acabado y delgado, y no hace falta ser adivino para saber que no has estado alimentándote como se debe. Voy a volver a preguntar: ¿Qué se supone que estás haciendo con tu vida?
Bajé la cabeza una vez más frente al Harper duro y sincero que en el fondo siempre ha sido, avergonzado por lo poco que me ha dicho.
—No puedes seguir más de esta manera. Sufrir hasta morir por esa mujer no vale la pena, ¿o sí lo vale?
Hice silencio, negando para mis adentros que no lo vale.
—No voy a permitir que te sigas destruyendo de esta manera. Te hemos dado tiempo y espacio, pero el tiempo sigue corriendo y, en lugar de salir de ese pozo, te has estado hundiendo más en el.
—No es fácil...
—Sé que no lo es, y no puedo entender el dolor que sientes, pero estoy seguro que no es de esta forma en la que se deba seguir adelante y no darle el gusto de verte humillado. En lugar de verte sumido en la tristeza y en el dolor, hazle ver que esa víbora no es un sinónimo de felicidad. Colin, han pasado más de cinco meses, no es normal que sigas tan perdido por una mujer que no te ama.
—Lo sé, ya entendí que no me ama a mí, sino a ti — respondí a la defensiva—. Vete de mi apartamento, no quiero sacarte de aquí a la mala.
—¿Te escuchas? No tengo culpa que se haya creado cosas en la cabeza conmigo, pero me enoja que seas capaz de hablarme de esa forma tan arrogante a mí. Nosotros nunca nos hemos distanciado o peleado; y esa mujer está logrando acabar con nuestra relación.
—Solo... — me pasé una mano por el cabello, frustrado y a poco de quebrarme frente a mí hermano—, necesito un poco más de tiempo.
—No, no te voy a dar más tiempo. Vas a limpiar todo esto, te vas a quitar esa fea barba que no te hace lucir para nada atractivo, vas a regresar a la empresa a cumplir con tu trabajo y vas a ir con mamá y papá a decirles que lo vas a intentar y no vas a seguir cayendo más — endureció el gesto, pero él no puede hacerse el duro conmigo, se nota mucho la preocupación en su mirada—. El lunes en la mañana vendré por ti, y si no luces como el capullo fastidioso que siempre has sido, voy a tener que usar los mismos métodos que implementé en la milicia.
Sonreí apenas perceptible, dándome por vencido y aceptando cualquier método de presión que sé que es capaz de usar en mí.
—¿Quieres comer por ahí? — le propuse, sacándole por fin una medio sonrisa—. Tengo hambre y no hay nada en el refrigerador.
—Agradece que sobró comida en mi casa.
—Ah, las sobras son muy ricas, eso si es Amelia quien cocina — bromeé.
—De hecho, no fue Amelia quien cocinó.
—Ya era hora de que contrataras empleada, así tu linda mujercita no se ensucia las manos.
—Ella no quiere, por más en que le insisto — se encogió de hombros—. Toma, sé lo mucho que te gusta la comida de la amiga de Amelia.
—Emma es que se llama, ¿no? ¿La colombiana?— recibí el paquete y lo puse sobre la mesa.
—Sí, así se llama la morena. Dijo que no le importaba preparar comida para un moribundo como tú — se burló—. Es más, aseguró que cocinar para vagabundos es sumar puntos para que Santa le traiga su regalo de navidad. Después de todo, ella es buena samaritana — estalló en risas, recordando tal vez alguna cosa—. Me agrada, es una chica bastante recurrente.
—Cocina rico — afirmé, llevándome a la boca alguna cosa de comer que no conocía, pero que sabía muy bien—. Tiene gracia, al parecer. Y te agrada, que es sorprendente. Me siento curioso en conocer a la colombiana.
—Deja de comportarte como ermitaño y sal a conocer el mundo — usó una de las tantas frases que solía decirle a él—. No te vas a morir con la luz de las personas.
—¿Te comiste un payaso? — seguí comiendo sin control bajo la sorprendida mirada de Harper—. Come despacio.
—Me gusta, tendré que contratar a la chica como mi cocinera personal — tragué la comida al ver el gesto de asco que Harper puso—. Pero tanta perfección no debe ser cierta. Algún defecto debe tener.
—No lo sé, hasta allá no me he permitido detallarla. Es joven, bonita, encantadora y tiene un sentido del humor muy negro. Pero supongo que no todo es perfecto...
—¡A eso voy! ¿Y si es lesbiana?
La carcajada de Harper resonó por todo el lugar, y fue inevitable no soltarme a reír libremente junto a él.
—No estoy en condiciones de dar una opinión que te saque de dudas.
—¿Actúa como una?
—No lo sé, nunca he visto como actúa una chica que tiene gustos por otra chica.
—Son como medio varoniles, creo.
—Colin, por favor — negó, conteniendo la risa—. Termina tu comida, debo llevarle pruebas a mamá de que sí estás vivo.
Se quedó un rato más haciéndome compañía y hablando de lo hermosa y grande que está mi sobrina. Se marchó cuando el sueño me venció y su presencia ya no era necesaria.
Desperté más tranquilo, aunque un poco cansado. Al encender mi teléfono, llegaron un sinfín de mensajes de Amelia, de Harper y de mis padres. Hablé con cada uno y les aseguré estar bien y dispuesto a pasar con ellos el fin de semana en la casa de campo de mis padres.
Estando en la comodidad de la cama, me aventuré a entrar en mis redes sociales, pues hace meses dejé de lado todo aquello que no es importante para mí. Vi lo mismo de siempre; chismes, escándalos y noticias sobre cualquier cosa, hasta que un mensaje en particular me causó curiosidad.
«Colin King. ¿Sabes? Admiro mucho el trabajo que haces en las empresas King's; cualquiera no podría hacer lo que tú haces. Te sigo desde que empezaron en su pequeña empresa y estoy muy orgullosa de lo mucho que has logrado junto a tu hermano... ¿Y sabes otra cosa? No mereces todo lo que estás sufriendo por esa mujer. Así que, adelante, bizcocho, la vida es para gozarla a lo bien, no a costa de una insignificante bicha que no merece tu amor ni mucho menos tu dolor», seguido de un guiño, puso la letra E con un corazón negro.
Su mensaje me sacó una sonrisa, puesto que, hace mucho no me decían lo orgullosos que están de mi trabajo y, como no, del consejo no pedido de algún desconocido.
Conforme fueron pasando los días, las cosas se fueron acomodando en su lugar, aunque aún hay muchas cosas de las que me es imposible no recordar y sentir tristeza por dentro. No regresé más a casa de mis padres, ya que ese lugar me trae muchos recuerdos que duelen y me hieren todavía, pero todos comprendieron mis razones de tener mi propio lugar en Londres y, de hecho, en un apartamento bastante cercano a la empresa que me ahorra tiempo.Aún sigo bebiendo, pero lo hago con mayor moderación, además de que la botella es mi única compañía en las noches donde más la extraño. Porque, desgraciadamente y por más de que me niegue a sus recuerdos, aún la extraño y la pienso cada que me siento solo. Quiero suponer que con el tiempo no dolerá tanto como ahora sí lo hace; que la desilusión que me llevé no es más que algo pasajero. Que todo esto hace parte de la vida para enseñarme alguna lección. No sé, tal vez sí cometí un error en el pasado y no me di cuenta si no hasta entonces.Tal como me pr
Es un poco extraño conversar con una desconocida, pero me resulta entretenido y ahora una rutina hablar con ella de cualquier cosa que se le ocurra cada noche. Al principio me pareció más raro de lo que ahora se me hace, sobre todo, porque ella es una chica que suelta palabrería una detrás de la otra sin cansarse y, hasta en algunas veces, sin sentido.Hecho que no me molesta en lo absoluto, puedo ser tan hablador como ella; sin embargo, me gusta mantener la mente ocupada con su verborrea y todo lo que tiene para contar. Si no fuese por sus mensajes, estaría colapsando una vez más en los pies de Lili o embriagado cuando los recuerdos me invaden de un momento para el otro. La desconocida se ha vuelto un pase directo para no pensar y no sentir cada intercambiamos mensajes; lo cierto es que me saca sonrisas a diario con sus ocurrencias.No sé su nombre y eso lo hace más divertido y casual. Aunque suele poner la inicial siempre que se despide, no me hago una idea de cuál pueda ser su nomb
EmmaPreparar una boda en tan pocas semanas se ha vuelto todo un reto, más por mi trabajo y lo demandante que es, pero tengo batería y disponibilidad de sobra para encargarme de todo a la misma vez. La felicidad que siento por Amelia me hace darlo todo al cien por ciento para que su día sea como en sus más grandes sueños.Pero también nace mi temor y mis inseguridades con respecto a lo que estoy viviendo casi irreal e imaginario con Colin King; mi amor platónico e ideal desde hace cinco años.Luego de ese primer intercambio de mensajes con mi amor platónico e imposible, me cuestioné si era correcto hacerlo, a sabiendas que en cualquier momento nos vamos a tener que ver la cara. Y, aunque he huido de los encuentros una y otra vez con éxito, no siempre será de ese modo. En cualquier momento lo tendré de frente, y es ahí donde todo mi mundo se va a tambalear. Una cosa es hacerse ilusiones con alguien que solo puedes tener en sueños locos y húmedos, pero saberlo real es algo que no espera
Son solo los nervios los que me tienen al borde de un colapso. Son solo los nervios los que me tienen con un enorme hueco en el estómago por donde las lombrices están empezando a emerger y de eso modo a revolcar todo en mi interior. Son solo los nervios los que me tienen apretando como nunca las nalgas para que ni un viento se me pueda llegar a escapar. Son solo los nervios de tener en pocas horas a mi amor frustrado frente a frente que no he podido ni siquiera ponerme el vestido que Amelia escogió para mí.—Si no lo veo, es como si no estuviera presente — me digo a mí misma al espejo, deslizando la yema de los dedos por el encaje del vestido—. Si demuestras los nervios, más rápido te pillan, Emma. Solo relájate.Suspiré profundamente, sonreí y me puse el vestido con precaución para no arruinar el peinado. Retoqué el brillo rosa de mis labios antes de ir en la búsqueda de Amelia a su habitación.—Hola — asomé la cabeza por la puerta, quedando maravillada por lo hermosa y radiante que
ColinMe quedé en completo silencio viendo a la mujer frente a mí, esperando que diga lo que sea que vino a decir; contrario a eso, también mantuvo un silencio denso que estaba empezando a desesperarme. ¿Qué hace aquí? ¿Qué es lo que está buscando? Eso de querer hablar conmigo es más como una excusa para arruinar la boda de Amelia y Harper, porque se nota en las miradas que les da, que le duele que hayan unido sus vidas.—¿Qué es lo que quieres decir, Lili? — corté el silencio que se formó entre todos, atrayendo la mirada de las tres personas a mi lado, seguramente la de mis padres y también la suya—. Habla.—¿Podríamos hablar a solas, por favor?Resoplé molesto, indicando la salida de la iglesia con la mano.Lili le dio una mirada a Harper antes de darse la vuelta y enfilar a la salida.—No es necesario que hables con esa mujer. Es obvio que vino a molestar — Harper se veía enojado, y no era para menos.—Escucharé lo que sea que tenga que decir y le pediré que se vaya. Confía en mí
Todo indica que una maldición me ha caído encima, esa posibilidad abierta de que pueda llegar a ser el padre de ese bebé me tiene con la mente en blanco. Es decir, deseé con todas mis fuerzas tener muchos hijos con Lili, pero eso era cuando estaba tan perdido e idiotizado en ella. Ahora todo cambió, no solo porque ella nunca me amó, sino porque hasta este punto, ella ya no es lo que quiero en mi vida. Sería un completo imbécil si con todo lo que ha hecho, sintiera amor y deseos de firmarlo todo con una máscara de falsedad.Tengo gran parte de la culpa, porque fui yo quien fue a buscarla y acepté acceder a su cuerpo en búsqueda de un amor que nunca ha existido. Aunque para mí esa última vez me supo más a necesidad y costumbre que a amor. Después de todo, no conozco otra piel que no sea la de ella.Existe la posibilidad de que sea el padre de su bebé, ese es un hecho que no puedo cambiar de la noche a la mañana, pero también me enoja que haya tenido el descaro de buscar calor en otro cu
La Srta. E fue la primera persona que me vino a la mente mientras veía a Amelia y Harper bailando en su burbuja. Quizás sea ella ese alguien que llegó en el momento que menos lo esperaba. Le envié un mensaje sin pensar muy por qué quería hablar con ella, pero me desanimé bastante al ver que no había respondido a los mensajes que la noche anterior le había dejado.Nuestras conversaciones se han extendido a lo largo de los días, y a mi parecer no he dicho nada que la ofenda para que no responda a mis mensajes. Anoche extrañé sus «Dulces sueños» y esta mañana volví a pensar en sus «Buenos días, bizcocho».No sé por qué ese pensamiento me llevó a mirar a Emma, quien mordía una de sus uñas sin dejar de mirar fijamente su teléfono. Su sonrisa nerviosa no me pasó desapercibida, tal vez está hablando con su novio o algún pretendiente y por esa razón está tan perdida de todo a su alrededor. Tenía toda la intención de escribir, porque parecía hacerlo y luego sacudía la cabeza, volviendo a lleva
EmmaDescribir lo que siento en este momento tan sublime de mi vida me resulta casi imposible. Me siento flotando en lo más alto del cielo, embobada por ese aroma a hombre y ese calor que brota todo su cuerpo y trata de derretir el mío. Sus ojos son tan grises, tan puros y tan divertidos, que hasta muero por ser la única dueña de esa mirada tan traviesa e intimidante.«Debo estar muerta o soñando, es eso lo que debe estar pasando ahora mismo. Este Colin no es real». Cerré los ojos y apoyé mi cabeza sobre su pecho, maravillada con su perfume y los intranquilos latidos de su corazón. Disfruté de este sueño tan palpable y único, pegándome aún más a su cuerpo y acariciando sus brazos poco a poco.Sentí de repente tantas ganas de llorar, esto es un sueño del cual no quiero despertar nunca. Nadie puede sentir esto que estoy viviendo entre los brazos del hombre que he amado desde hace mucho tiempo y que hace unos meses ni siquiera sabía de mi existencia, pero ahora me hallo entre sus brazos,