Capítulo 5

Conforme fueron pasando los días, las cosas se fueron acomodando en su lugar, aunque aún hay muchas cosas de las que me es imposible no recordar y sentir tristeza por dentro. No regresé más a casa de mis padres, ya que ese lugar me trae muchos recuerdos que duelen y me hieren todavía, pero todos comprendieron mis razones de tener mi propio lugar en Londres y, de hecho, en un apartamento bastante cercano a la empresa que me ahorra tiempo.

Aún sigo bebiendo, pero lo hago con mayor moderación, además de que la botella es mi única compañía en las noches donde más la extraño. Porque, desgraciadamente y por más de que me niegue a sus recuerdos, aún la extraño y la pienso cada que me siento solo. Quiero suponer que con el tiempo no dolerá tanto como ahora sí lo hace; que la desilusión que me llevé no es más que algo pasajero. Que todo esto hace parte de la vida para enseñarme alguna lección. No sé, tal vez sí cometí un error en el pasado y no me di cuenta si no hasta entonces.

Tal como me prometí a mí mismo, no volví a buscarla ni mucho menos a enviarle mensajes o llamarla como antes. Aunque hay días en los que quisiera volver a perder mi dignidad con tan solo volver a sentirla una vez más, pero me detengo al saber que haga lo que haga nunca seré correspondido con su amor.

—Cuñis — la saludé, entrando en la oficina con una medio sonrisa en los labios—. ¿La florecita está ocupado?

—De hecho, no — sonrió divertida—. Solo está con Serena.

—Es demasiado exagerado.

—No quiere perder ni un solo segundo de vida con ella — rio—. Y tampoco quiere dejarla con nadie más, ni con tu madre.

—Deja que las florecitas se queden en casa y tú ocúpate de sacar esta empresa adelante. Iré a saludar a la princesa de la casa —  pensaba abrir la puerta de la oficina de Harper cuando me detuvo.

—Colin...

—¿Sí? — me giré nuevamente hacía ella—. Soy todo oídos, cuñis.

—¿Cómo te sientes? — preguntó no muy segura de sí—. No es necesario que...

—No te voy a mentir, todavía lo  pienso y me duele, pero estoy seguro que pasará en cualquier momento — me senté en el borde de su escritorio, observándola de reojo—. Tenía muchas ilusiones con ella, y caer de esa nube fue un golpe muy duro en el corazón.

—Sé lo mucho que duele perder lo que creías como tu todo — tomó mi mano y la apretó—. Si alguien puede entender por lo que estás pasando, esa soy yo. Duré meses encerrada en mi dolor que hasta pensé que nunca acabaría y, aunque no se compara un poco lo mío con lo tuyo, sé lo mucho que se sufre cuando descubres que el amor que te mostraban a diario era falso.

—Me enseñaron a amar y a respetar a solo una persona en este mundo. Eso hablando en el lado romántico, porque igual mi corazón es grande y sé que puede querer a otros — agregué, haciéndola reír.

—Lo sé, amo a Harper, pero también te quiero a ti como un buen amigo — sonrió—. Hay muchas maneras de demostrar amor, cariño y aprecio.

—Ay, enterneces mi corazón, cuñis — bromeé—. Pero ¿cuál es el punto? —inquirí sin dejar de sonreír, quizás un poco tenso y precavido.

—Lili no será tu único amor, no será la única a la que le vas a entregar tu corazón y todos tus sueños.

—Dime una cosa, ¿dejaste de querer a Oliver de la nada? ¿Qué pasó con el amor que tú le tenías?

—No lo dejé de querer de la nada. Me costó mucho olvidarlo y aceptar su traición, pero Emma me ayudó a darme cuenta lo mucho que estaba haciendo mal al sufrir por alguien que falló. ¿Por qué deberíamos sufrir nosotros? Si malo o bueno, dimos lo mejor de nosotros sinceramente y sin engaños — se perdió en un recuerdo—. Cuando conocí a Harper me di cuenta que había más mundo y que Oliver no era el centro de mi vida. Supe en brazos de un desconocido lo que es sentirse querida y valorada por primera vez —soltó una risita, cubriendo su rostro—. Y el resto de historia ya la conoces. Oliver fue un amor platónico e inmaduro; quizás porque era el primero y el que te ideas en la cabeza desde mucho antes de comprender lo que significa amar verdaderamente. En cambio Harper es mi dichoso amor verdadero; tal vez entre nosotros las cosas sucedieron rápido y es difícil amar a alguien en solo meses, pero el amor que siento por él no se compara nada al que sentí por Oliver. A Harper lo veo más que una ilusión y un sueño; a él lo veo como mi eje y mi fuerza cada día, más allá de amarlo y formar una vida a su lado.

—¿Me estás diciendo que debo buscarme a alguien más, tener sexo y hacerle un hijo? Eso solo le funciona al soldadito precoz de mi florecita.

—¡Colin! — me gané un golpe en el brazo—. Ese alguien llegará en el momento en el que tiene que llegar. Tú no tienes que buscar nada.

—Entiendo tu punto, solo quería recordar para no olvidar lo mucho que Harper ha madurado. Me siento tan orgulloso y tan feliz por él.

—Nosotros nos sentimos muy felices de que, poco a poco, vuelvas a ser el de antes — se levantó de su silla y me dio un fuerte abrazo—. No permitas que alguien destruya lo que eres —susurró en mi oído.

Asentí, devolviendo la sonrisa a una mujer que considero como una amiga. Entre Amelia y yo la amistad se ha dado tan natural.

—Sra. King del otro King, si me lo permite, iré a darle una pequeña visita a su querido y a su retoño — hice una reverencia, sacándole otra carcajada—. Buen día.

—Pon a trabajar a ese flojo, que no quiere hacer otra cosa que estar mal acostumbrando a Serena — volvió a su lugar con una sonrisa en los labios.

—¡¿Quién es la princesa más bella de este mundo?! — vociferé, entrando en la oficina y asustando a Harper que parecía estar durmiendo muy cómodamente sobre su escritorio mientras Serena mantenía los ojos bien abiertos observando todo a su alrededor—. Qué mal papi eres — me burlé, tomando a mi sobrina entre mis brazos.

—Solo llévala con su madre, necesito dormir un poco — volvió a dejar la mejilla sobre el escritorio—. Y no grites más, suficiente tengo con los llantos de Serena toda la noche.

—Nadie te dijo que fueras tan eficiente, florecita.

—¡No molestes! — pero soltó una risa ante mi comentario—. Llévatela, necesitan más tiempo de sobrina y tío juntos. Solo no la pasees por toda la empresa que...

—¿Por quién me tomas? — salí de ahí, silenciando sus palabras.

Justo lo que me dijo que no hiciera, fue lo que hice; lucir a mi hermosa sobrina ante todos nuestros empleados hasta que cayó rendida entre mis brazos y la devolví con sus padres. Harper se veía más descansado e incluso sonriente y cariñoso cuando interrumpí en su oficina y los encontré haciendo cosas no aptas para un niño.

Ellos me han hecho comprender todos estos días que no tengo que perder mi esencia por alguien. Que ese alguien no merece llevarse todo lo bueno y lo malo de mí; y, para ser sincero, extrañaba reír con los que verdaderamente les importo y me quieren. Además, antes de Lili me conocían como el alma de la vida, así que no vale la pena que, aparte de llevarse todo de mí y hacerlo pedazos, se lleve la alegría que le puedo dar a los míos.

Llegué a mi apartamento, deshice el nudo de mi corbata y me tiré en el sofá, desconectando mi mente de todo y respirando calma en la soledad y tranquilidad de lo que estoy empezando a considerar mi espacio. Aunque no voy a mentir, extraño mucho vivir con mis padres y mi hermano, pues éramos tan unidos. No había día en que la casa se llenara de diversión y alegría entre los cuatro.

Sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón, así que lo saqué sonriendo ante el recuerdo de la noche en que molesté a Harper hasta que confesó todo lo que vivió y sintió con Amelia en su primera vez. Y sonreí aún más al saber que Amelia no está tan lejos de las palabras que mi florecita me dijo entre suspiros de ensueño.

Son el uno para el otro, lo han demostrado incluso hasta en sus pensamientos más recónditos.

«Espero hayas tenido un día tan apoteósico como el mío. Ten dulces sueños, bizcocho», seguido estaba la inicial de su nombre con un corazón negro.

—Eres una fan muy dedicada, o puede que seas hombre...

Le di a su foto de perfil, curioso por saber quién es la persona que cada día y cada noche me escribe mensajes simples deseándome un buen día o, en este caso, de dulces sueños. Pero me sorprendí al ver que su cuenta es privada.

Las palabras de Amelia se cruzaron justo entonces por mi cabeza, haciéndome dudar de cuán cierto es que ese «alguien» llega en su momento. La persona detrás de los mensajes ha escrito una infinidad de veces; hay mensajes que son incluso de años atrás, pero nunca me detuve a mirar lo que algún desconocido escribía de mí. La mayoría de lo mensajes dicen lo mucho que le gusta mi trabajo y lo mucho que me felicita por haber creado una red muy limpia y de buena calidad.

¿Será buena idea responderle todos esos mensajes? Después de todo, ha invertido de su tiempo para felicitarme. ¿Por qué no decirle un gracias genuino y de corazón?

Antes que pudiera pensar, mis dedos se movieron por sí solos por las letras de la pantalla de mi teléfono.

«Agradezco de todo corazón lo mucho que mi trabajo significa para ti. Gracias por confiar en lo que hacemos. Seguiremos trabajando con ahínco para que el servicio sea de calidad como hasta ahora», después que lo envié, me di cuenta lo formal que fui con la persona, pero su respuesta no tardó en llegar.

«¿Estoy muerta? ¿O será que estoy soñando? ¡No puedo creer que me hayas respondido luego de tanto!».

—Una chica — solté una risita, sacándome los zapatos antes de recostar mi espalda en el sofá.

«No lo creo, pero era lo mínimo que podía hacer. Has invertido tiempo en mí. Agradecer no está de más».

«Ha válido cada maldito segundo, si el resultado es obtener una respuesta tuya. Ahora voy a poder morir en paz, pues mi crush

por fin respondió a uno de mis mensajes. Podría estar toda la noche sacando todo lo que llevo por dentro, pero creo que mi cerebro hizo corto circuito con tus mensajes. Eres... ¡Eh, Ave María, no sé qué decir!».

Hubo un intercambio largo de mensajes muy formales de mi parte hasta que el cansancio me venció y me quedé dormido con el teléfono encima de mi pecho, pero más relajado y un poco emocionado con mi nueva y, creo yo, mi primera fanática.

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