Capítulo 39
Patrick dio un respingo al sentir una mano que tocaba su espalda; la misma acariciaba con delicadeza y se deslizaba de manera descendente hasta posarse en una de sus nalgas. Él dio otro respingo cuando la palma de la mano estampó con fuerza contra la piel de su trasero desnudo.

Sin poder evitarlo, una sensación muy parecida a una descarga eléctrica subió por su columna y le estalló en la nuca, haciendo que de su boca emergiera un débil jadeo.

Otra nalgada, y una más.

Cinco en total.

Él las contó en voz alta y agradeció cada una.

Los toques dejaron de ser propinados por una mano. Era el turno de la fusta. La punta del objeto recorrió su omóplato derecho, como sobándolo, y plas. Si pudiera escuchar algo más que la melodía briosa que sonaba en los auriculares, habría escuchado el silbido que emitía el cuero, cortando el viento y cada uno de los impactos de la fusta en su espalda.

No obstante, Avery e Isis sí podían escuchar cada uno de los sonidos que emitía Patrick. Al principio er
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