Romina cerró la puerta de su departamento, mientras sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, latía tan rápido, que, si no salía, posiblemente terminaría con un ataque cardíaco. ¿Qué es lo que había sucedido? ¿Cómo era posible que su padre nunca le dijera que oficialmente Romina Mayer estaba muerta? Gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas al recordar lo mucho que le costó adaptarse a su nueva vida, con un embarazo que no fue bien visto por su padre al inicio, pero que, al no tener manera de hacer cumplir al padre de los bebés, terminó por aceptarlos, pero ¿a qué precio?Tom no era un hombre malo, era un padre preocupado por la seguridad de su hija y Romina lo comprendía, quizá solo unas semanas antes a ella no le hubiese importado su vida, pero todo cambió desde que supo que estaba embarazada.«—Eres casi una niña, Romina, ¿Qué se supone que debo pensar sobre ese embarazo?—Te dije que no podía irme de la ciudad, papá, pero nunca me escuchas, jamás me prestas atención. ¡Tu
«Mina tiene dos hijos y yo soy el padre de los dos»Alexander abrió y cerró la boca, miró a Lucas esperando que el menor de sus primos se echara a reír y confirmara que todo era una broma, pero la seriedad de Lucas y el rostro desencajado de Henry le indicaban que, no. No era una broma.—No sé qué decirte, Henry —murmuró en tono bajo.—Nada, nada de lo que puedan decirme borrará la verdad, Romina es la madre de mis hijos, ¡tengo dos hijos! —exclamó, elevando ligeramente la voz a causa de la emoción.—Es una locura —vociferó Alexander.El hombre cogió su vaso y bebió de él, de repente la boca se le había secado, no podía imaginar lo que Henry estaba viviendo en ese momento; no debía ser nada fácil descubrir que la persona que creías muerta apareciera delante de ti y con la sorpresa de tener dos hijos. —Es una jodida locura —aceptó Henry, cerró los ojos y echó la cabeza atrás.—¿Qué piensas hacer? —preguntó Alexander cuando ya pudo encontrar su voz.—Hacerme responsable de ellos, soy s
«Romina está viva y es la madre de mis hijos»«Romina está viva»«Es la madre de mis hijos»El silencio se instaló entre ellos de manera instantánea, mientras el rostro de Nicole cambiaba de color y se tornaba pálido como una hoja de papel, sus manos se apretaron sobre el volante hasta que sus nudillos rivalizaron con el color de su cara.—Nicole…—Estás jugándome una broma, ¿verdad? —susurró, interrumpiendo lo que Henry estaba por decir.—No, no es ninguna broma —confirmó Henry—. Estoy siendo honesto contigo.Nicole abrió la puerta del auto con violencia y salió para tomar un poco de aire, pues sentía que sus pulmones quemaban ante la noticia.Henry por su parte, le dio tiempo y espacio, bajó con calma, mientras se arrepentía por la manera tan abrupta con la que le había dado la noticia, ni siquiera la preparó. La culpa lo hirió.—Lo siento, Nicole, no debí decírtelo de esa manera, yo…—No creo que exista una buena manera de decirme una noticia como esta, Henry. El dolor sería el mi
«Bienvenidos a Los Ángeles»El cuerpo de Mina se tensó al ver y escuchar a Henry, ¿por qué tenía que aparecerse de esa manera tan inapropiada delante de ella y de sus hijos? ¿Qué es lo que buscaba al perseguirla de esa manera? Eso que Henry estaba haciendo era acoso. Acoso en toda su expresión.«No eres el motivo de su acoso, ni de su interés, Romina. Henry está acá por los niños, por nada más», le recordó su conciencia.Mina miró con discreción a sus hijos, Bastian estaba serio y quizá cuestionándose las mismas cosas que ella se cuestionaba, mientras Holly miraba a Henry con curiosidad y con una gran sonrisa en los labios.—¿Viniste por nosotros? —preguntó Holly antes de que Romina pudiera decir algo, haciendo que todo en ella se pusiera en alerta.—Sí, me gustaría acompañarlos —dijo. Henry apartó la mirada de Romina y miró a su hija. El magnate moría por abrazarla y decirle que era su padre, pero no podía hacerlo hasta hablar con Romina y llegar a un acuerdo para confesarles la verd
«Es posible, mueve las cejas como tú»Holly movió sus cejas un par de veces, mientras miraba a su hermano.—¿Cómo yo? —preguntó, señalándose a sí misma.—Ajá, mira —dijo, señalando a Henry a través del vidrio que los separaba.Henry movía la cabeza, encogía los hombros y levantaba las manos, señalando en su dirección, pero sin verlos.Holly pegó el rostro en el vidrio y miró con atención al hombre que ella sabía era su padre, ya no tenía más dudas al darse cuenta de que Bastian tenía razón, pero no era solo ella quien se parecía a ese hombre, también su hermano tenía algunos de sus gestos.—Ya no tengo dudas, mira cómo mueve las manos. ¿Recuerdas cuando pasaste a decir el poema del día de las madres en el colegio? —preguntó Holly.Bastian asintió.—Tú hacías lo mismo, Bastian.—Ese hombre es papá —susurraron al unísono…Los mellizos se miraron y agrandaron los ojos ante la impresión.Mientras tanto, Henry trató de calmarse, discutir con Romina, no iba a llevarlo por ningún buen camino
Henry salió de casa, no había logrado mucho con sus padres, pero estaba vivo y eso ya era mucho decir; el enojo de su madre era evidente e insistía en que debía cancelar la fiesta de compromiso. El joven magnate se sentía entre la espada y la pared, estaba en una situación difícil, muy complicada. Por un lado, estaba Nicole y por el otro sus hijos y Romina.Henry estacionó frente a un antro, en un momento de debilidad estuvo tentado a bajarse y entrar, sin embargo, lo pensó mejor. Lo último que necesitaba era ahogar sus penas en el alcohol, él tenía dos hijos a quienes darles el ejemplo, definitivamente, NO, no quería darles una mala impresión, así que, con valentía, puso el motor en marcha y se alejó de la tentación, mientras la conversación de sus padres volvía a repetirse en su cabeza.«—No pueden ser tan radicales, mamá. Ni Nicole ni yo sabíamos que estaríamos frente a esta situación —reflexionó.—Ninguno de los dos tenían idea de la existencia de los niños, tú lo has dicho. Ahora
Lucas y Alexander miraron a Henry en completo silencio, el hombre los había sacado de donde estaban para reunirse, alegando que tenía algo importante que decirles, pero hasta ese momento no les había dicho ni media palabra.—Entonces, ¿vamos a esperarte toda la noche? —preguntó Alex, perdiendo la paciencia, estaba en medio de una cita con su novia y la había dejado para reunirse con Henry, así que, su humor no era el mejor en ese momento.—Dale tiempo, Alex, no seas tan duro —lo defendió Luca como siempre.Alexander lo miró con una mirada matadora, golpeó la madera con sus dedos y esperó a que Henry decidiera hablar, para lo cual pasaron otros largos y tensos minutos.Henry dejó escapar el aire que ni siquiera sabía que retenía, bebió un trago de su vaso, el líquido ambarino le quemó la garganta y solo entonces pareció reaccionar.—Quieren conocerme —dijo.—¿Quiénes? —preguntó Lucas, frenando lo que Alexander iba a decirle.—Mis hijos, Holly y Bastian quieren conocerme —susurró con vo
Un relámpago de furia atravesó los ojos de Nicole ante las palabras de Henry, fue breve y ella supo manejarlo muy bien y esconderlo tras la carta, la cual bajó solo cuando estaba segura de que sus ojos no delatarían su molestia.Un silencio casi sepulcral se hizo en la mesa de la pareja, mientras los otros comensales conversaban, comían y ordenaban su almuerzo, ajenos a lo que ellos estaban conversando.—No puedes hablar en serio, Henry, creí que ya era un tema solucionado. No tengo ningún problema con tus hijos, menos a convivir con ellos, ¿por qué vuelves a hablar sobre nuestra fiesta de compromiso? —preguntó con voz ahogada.Nicole apretó la carta entre sus dedos para contenerse, no sabía si quería llorar, gritar o maldecir.—Lo siento, Nicole, pero ahora mismo me siento dividido entre mis hijos y tú —dijo.Nicole estiró una de sus manos y la colocó sobre el puño de Henry que se cerraba sobre la mesa con fuerza.—No te he dado a elegir, Henry, te prometí que los aceptaría en nuestr