Un relámpago de furia atravesó los ojos de Nicole ante las palabras de Henry, fue breve y ella supo manejarlo muy bien y esconderlo tras la carta, la cual bajó solo cuando estaba segura de que sus ojos no delatarían su molestia.Un silencio casi sepulcral se hizo en la mesa de la pareja, mientras los otros comensales conversaban, comían y ordenaban su almuerzo, ajenos a lo que ellos estaban conversando.—No puedes hablar en serio, Henry, creí que ya era un tema solucionado. No tengo ningún problema con tus hijos, menos a convivir con ellos, ¿por qué vuelves a hablar sobre nuestra fiesta de compromiso? —preguntó con voz ahogada.Nicole apretó la carta entre sus dedos para contenerse, no sabía si quería llorar, gritar o maldecir.—Lo siento, Nicole, pero ahora mismo me siento dividido entre mis hijos y tú —dijo.Nicole estiró una de sus manos y la colocó sobre el puño de Henry que se cerraba sobre la mesa con fuerza.—No te he dado a elegir, Henry, te prometí que los aceptaría en nuestr
«¿No tienes miedo de que envenene tu comida y tire tu cuerpo al mar?»Henry no pudo evitar recodar las bromas que Romina le hacía durante el breve tiempo que fueron novios. No habían sido más de tres meses en los que ella se mostró tal cual era, algo que él no supo manejar, pues los rumores del colegio decían que ella solía ser así con todo el mundo, que no era solo él quien gozaba de sus atenciones.—¿Bromeas verdad? —preguntó, para romper el tenso recuerdo.—Por supuesto que sí, pero ten cuidado, si llegas a lastimar a mis hijos, no dudes que soy muy capaz de hacerte daño —le advirtió en tono bajo, justo cuando los dos pequeños venían con el helado para su padre.—Gracias —Henry agradeció, mientras Holly dejaba la copa de helado frente a él y Bastian le entregó la servilleta de papel y la cuchara plástica.—Disfrútalo —dijeron al unísono.Henry asintió, miró a Mina antes de tomar la primera cucharada, hacía mucho tiempo que no se detenía a probar un helado y las pocas veces, había p
Romina terminó de preparar la cena, miró su reloj, estaba con suficiente tiempo para darse un baño y relajarse, mientras se cuestionaba, ¿qué era lo que estaba pensando para invitar a Henry a su casa? ¿Por qué no le propuso mejor ir a un restaurante? Sencillo, Henry Cameron era uno de los hombres más ricos, codiciados y de los pocos hombres comprometidos en la ciudad. Mina no quería que su primera aparición en público con sus hijos fuera envuelta en un revuelo de escándalos. Sí, ese era el principal motivo por el cual le había pedido que la cena fuera allí, en su casa, lejos de los reflectores y de los periodistas capaces de arruinar la vida de una persona con una sola fotografía o un equivocado titular.—¿A qué hora viene papá? —preguntó Holly, llegando a la cocina con Bastian detrás de ella.—Aún es temprano y él está en la oficina —murmuró Mina, mirando lo bonitos que sus hijos se habían vestido para la ocasión. Holly con su vestido rojo favorito y Bastian, con un pequeño traje hec
Mina miró a Henry, en ese momento deseaba golpearlo por tirar la pelota a su tejado, claro que él sabía que no podía negarse si sus hijos se lo pedían, cosa que no tardó en suceder.—¡Di que sí, mami, di que sí! —pidió Holly muy emocionada y, aunque Bastian permaneció callado, su mirada bastó para desarmar a Mina, tal como imaginó, no podía decirles que no.Henry había jugado muy bien sus cartas.—Holly…—Por favor, mami, quiero conocerlos —pidió, haciendo un lindo puchero y batiendo las pestañas como solo ella podía hacerlo.—Si Bastian quiere ir…—Me gustaría —musitó él.Mina asintió.—Entonces, el fin de semana irán con su padre a conocer a sus abuelos —dijo Mina, con un hilo de voz, pues sabía que esto solo era el principio de todo.—Iremos, mami, porque tú tienes que venir, ¿verdad, papá? —pronunció Holly sonriendo.Henry le devolvió la sonrisa y asintió.—Ven con nosotros, Mina —le pidió.—¿A qué hora te dije que no iría? ¿Acaso te olvidaste de nuestra regla de oro? —mencionó Mi
«¡Bienvenidos!»Los mellizos abrieron los ojos al escuchar el grito de las personas que los esperaban, ellos no se imaginaron que su llegada fuera tan deseada, Holly y Bastian se miraron y sonrieron.—¿Ellos son nuestra familia? —le preguntaron a Henry, había emoción en sus pequeñas voces.—Sí —respondió—, vengan, vamos a presentarlos —añadió, llevando a los dos hacia donde los abuelos, tíos y primos esperaban para conocerlos.Entre tanto, Mina se quedó a un lado, viendo como la familia Cameron recibía a sus hijos, en el fondo se alegraba, aunque sabía que no todo sería color de rosa, sobre todo, porque Nicole tarde o temprano entraría en escena y ese momento sería el más crucial, pues lo quisiera o no, Nicole sería la esposa de Henry.—Mina, ¿verdad? —preguntó Daphne al acercarse a ella.—Sí.—Soy Daphne, la hermana del bruto de Henry, ven, siéntate —dijo, provocando que Mina sonriera.Daphne la llevó hasta una de las mesas, mientras los niños seguían siendo presentados.—Él es mi he
«¡Henry!»La pareja se separó en el momento que el grito de Nicole irrumpió en el jardín, ganándose la atención de todos los presentes, en especial de los mellizos, que fruncieron el ceño al escuchar a la mujer gritarle a su padre.Entre tanto, Nicole tuvo que morderse la lengua para no despotricar ante lo que sus ojos habían presenciado, se fijó en Mina y con un gesto de desprecio giró el rostro para encontrarse con la mirada de Henry. Él caminó hacia donde ella estaba, alejándose de Mina y bajo la atenta mirada de sus hijos.—¿Qué haces aquí? —preguntó en tono bajo.—¿Qué hago acá? —repitió —. ¿Qué es lo que tú haces besando a esa mujer delante de toda tu familia? —le cuestionó con enfado —. Soy tu novia, Henry, me estás faltado al respeto con esto que haces —añadió al borde del llanto.Nicole deseaba maldecir, pero recordó las palabras de su madre, “quien se enfada, pierde” y ella no iba a perder.—No hagas una tormenta en un vaso de agua, Nicole, era un juego —explicó.—¿Un juego?
Mina observó la escena, su hija se aferró al cuello de Henry, no lo dejó ir ni un solo momento, como si tuviese miedo de perderlo; la sensación de dolor la abrumó, como si alguien la hubiese golpeado de manera física, ganándose la atención de Henry.—¿Qué pasa? —preguntó él, en tono bajo, mientras intentaba acomodarse al lado de Holly, para evitar el dolor de cuello por la mañana.—Nada —musitó Mina en respuesta.—¿Vas a vernos toda la noche o vendrás y te unirás a nosotros? —le cuestionó, haciendo que Romina se sonrojara, ella tenía una habitación en la mansión Cameron, cortesía de Hope, por lo que no esperó la pregunta de Henry.—¿No tenías que ir con Nicole? —Mina optó por atacarlo con preguntas, pues no estaba lista para acostarse a dormir en la misma cama que Henry.—No hay nada más importante para mí, que mis hijos —aseguró.Mina le sonrió de medio lado.—Tu intención era marcharte, no quieras venderme una versión de padre abnegado, Henry; si no terminaste de irte es porque Holl
El pequeño duelo de miradas fue interrumpido por el saludo incómodo delante de la joven.—Señorita Nicole, ¿qué hace aquí?Nicole estuvo a punto de maldecir ante el atrevimiento de la empleada, no obstante, se obligó a sonreír. Esta era su nueva oportunidad para ganarse incluso hasta el personal de servicio, después de todo, uno no sabía cuándo podía llegar a necesitar de algún favor y como estaban las cosas, ella necesitaba aliados.—Vine de visita, ¿puedo pasar? —se obligó a ser amable, cuando lo que en realidad deseaba era empujar a la muchacha y entrar.—Claro que puede, señorita Nicole, el problema es… —la joven hizo una pausa breve que estuvo a punto de desesperar a la mujer, estaba al borde de la paciencia ¿Por qué insistían en llevarla al límite? —¿Cuál es el problema? ¿Te han dicho que no puedo pasar? —cuestionó, y sin dejar que la muchacha respondiera, ella habló —. Dile a Henry que estoy aquí, no entraré, no quiero causarte problemas —dijo, mostrándose comprensible pa