El gemido de Mina se perdió en la boca de Henry cuando profundizó el beso, su mano se deslizó de su mejilla a su cuello y con una lentitud casi mortal, recostó el cuerpo de Mina sobre la cama. Henry se colocó sobre ella, sus ojos se encontraron, mientras sus labios se separaron en busca de aire.—Te amo —susurró Mina con la voz agitada, los labios hinchados y la voz ronca por el deseo que se abrió paso por su cuerpo.Henry le sonrió y volvió a apoderarse de sus labios, mientras sus manos se deslizaban por el cuerpo de Mina, abriendo los botones de la camisa que ella traía, Henry había estado tan emocionado con la sorpresa que no se había fijado en el vestuario de Mina, ella estaba utilizando su vestido como única prenda.—Te ves tan sexi —le susurró sobre sus labios.Ella parpadeó con coqueteo.—¿Me ves sexi o soy sexi? —le cuestionó, pasando la punta de su lengua por sus labios, dejando un rastro de humedad en ellos.Henry gruñó, le dio un beso de piquito, mientras con la yema de los
«Tu madre sufrió un accidente, Isa»«Tu madre sufrió un accidente, Isa»Eloísa casi dejó de respirar en el momento en que su padre le dio la noticia. Ella no supo si había sido ella quien colgó la llamada o fue su padre, subió a su auto e intentó encenderlo, pero las manos le temblaban como si fuera una hoja mecida por el bravo viento, por lo que, trató de calmarse, pero casi le fue imposible de conseguirlo antes de que su teléfono volviera a sonar.Ella respondió sin ver el identificador de pantalla.—Aló —dijo, su voz salió urgida, ronca y pastosa, estaba llorando y no se había dado cuenta.—¿Eloísa?—¿Lucas?—Sí, cariño, soy yo, ¿qué te pasa? ¿Estás llorando? —preguntó con preocupación.Eloísa asintió, como si Lucas pudiera verla.—¡Dios, Eloísa! ¿Dime qué te sucede? —pidió saber.Entre sollozos, Eloísa le contó lo que estaba sucediendo.—¿Tienes la dirección del hospital? —preguntó Lucas, Eloísa pudo escuchar el ruido del motor al encenderse, él tenía el teléfono en altavoz.—No,
Los siguientes días fueron para Eloísa una montaña rusa, su madre y ella se pusieron al día de todo lo que se habían perdido la una de la otra en los años que estuvieron distanciadas.—Debí ser más valiente y tomar un avión para verte —dijo Frida, mientras se tomaba un café.—No podrías haberlo hecho —recalcó Eloísa—. Tu miedo a las alturas…—Ni me lo recuerdes —le interrumpió. Frida le tenía fobia a volar y a estar en edificios muy, muy altos. Esa había sido una de las principales razones por las que no corrió detrás de su hija cuando decidió quedarse en Europa.—Nunca es tarde para que recuperemos el tiempo perdido, mamá —dijo, colocando una galleta en el plato vacío.—Me alegra que decidieras volver, hija, también me hace muy feliz verte con Lucas, es tan apuesto y educado, no hay mejor hombre para ti, que él.Eloísa carraspeó.—¡No puedo creer que sean novios! —expresó emocionada.—Soy yo quien se siente afortunado de tener a Isa en mi vida, señora Frida —habló Lucas a su espalda.
Holly hizo un puchero al saberse en desventaja ante su hermano, mientras Henry y Mina sonreían ante la efusividad de Bastian, que daba pequeños saltitos de alegría, pero sin soltarle las manos.Henry estaba feliz y agradecido, no podía ni quejarse, ni pedir más de lo que tenía hoy en día, pero en el fondo, rogaba por, que su felicidad durara para siempre. Había recuperado a la mujer que amaba y tenía dos hijos maravillosos y otro en camino, por quienes vivir y trataría de ser mejor esposo y padre.—Henry —susurró Mina al verlo llorar.—Te amo —le dijo en respuesta, mientras se inclinaba para dejarle un beso en los labios, acción que provocó que los mellizos se taparan los ojos para “no ver” el beso de sus padres.—¡Aquí no! —pidió Holly, arrancando sonrisas a sus padres, hermano y hasta en el doctor que limpiaba el vientre de Mina y le indicaba que podía levantarse de la camilla.Henry fue el primero en soltar la mano de Mina, luego siguieron los mellizos, mientras él ayudaba a Mina a
«Va a casarse el próximo verano»«Va a casarse el próximo verano»Alec se llevó la copa a sus labios y apuró su contenido, sentía que el nudo en su garganta iba a asfixiarlo. Mientras las palabras de Taylor se repetían como un mantra en su cabeza, él se mordió el labio y se tragó el gemido de dolor que nació en su pecho.—¿De veras? —preguntó, apartando la mirada de Paul y mirando a Taylor.—Sí, aún no es del dominio público, creo que van a anunciarlo dentro de poco —comentó, bebiendo un sorbo de champaña.—Entonces, ¿cómo lo sabes? —le cuestionó elevando una ceja.Taylor le sonrió.—Soy su productor, hay pocas cosas que no sé de él —susurró.Alec no pudo evitar preguntarse si Taylor también sabía de ellos, eso sería… terrible, muy bochornoso, aunque cabía la posibilidad y que todo lo que el productor quería era hacerlo saber para que se alejara de Paul.—Tienes razón —musitó Alec, sintiendo el sabor metálico de su propia sangre, pues se había mordido la lengua para no preguntar nada
La duda fue una de las cosas que atormentaron a Alexander durante varios días y semanas. ¿Había estado tan borracho como para no darse cuenta de sus acciones? ¿Tan idiota había sido para ceder ante Lisa? Él no quiso pensarlo más, de una u otra manera, no podría cambiar lo sucedido, en caso de que haya llegado a suceder algo entre ellos. Alexander decidió incluso no compartirlo con nadie, ni siquiera con Adam, que era su amigo y confidente.—Te ves cansado, ¿por qué no te vas a casa y te tomas la tarde libre? —preguntó Adam, luego de terminar la reunión a la que habían asistido juntos.—No quiero estar en casa, prefiero pasar la tarde metido entre papeles.—¿Hay algo que necesito saber? —cuestionó Adam, cruzándose de piernas.—Nada, Adam, no hay nada nuevo en mi vida.—¿Qué hay de la pelirroja del antro?—No volví a verla y tampoco estoy interesado. Ya te lo he dicho —reiteró.—De acuerdo, ¿vienes por unos tragos esta noche?—Prefiero no beber —respondió con rapidez.Adam asintió, no e
Adam tuvo que contener la risa ante la lengua viperina de Belinda, mientras Henry y Mina lucían sorprendidos por el intercambio de palabras entre Alex y la pelirroja.—Te aseguro que yo sería el hombre más feliz del mundo mundial si este hombre —dijo Alec, señalando a Alex con las manos—, fuese gay, te aseguro que haría hasta lo imposible para que se fijara en mí, pero es más recto que una flecha —añadió Alec, saliendo en defensa de Alex.Belinda enarcó una ceja.—Quizá no seas su tipo —refutó—, aunque, en resumidas cuentas, tampoco es mi problema donde él quiera meter el pito —soltó.El rostro de Alex enrojeció ante las palabras de la mujer.—¡No tienes que ser tan vulgar! —espetó, dispuesto a enfrentarla.—¿Vulgar? Bueno, si quieres que llame a las cosas por su nombre lo haré —dijo, acercándose a Alex para susurrarle al oído—. No es mi jodido problema donde metes el pene o si prefieres que te lo metan.Alexander tomó la mano de la mujer y sin previo aviso la arrastró hacia el
«No tienes ni la mejor idea»No, no la tenía. Alec jamás se hubiese imaginado que Taylor tuviese algún tipo de interés en él y menos que tuviera poco reparo en demostrárselo delante de mucha gente, muchos actores que podían cuestionar su sexualidad, pero al él parecía no importarle. Su lengua se presionó contra su labio para que le cediera el paso.Alec tuvo toda la buena intención de resistirse, pero falló cuando la mano de Taylor atrapó su cintura y la otra presionó ligeramente sobre sus mejillas. La presión y la falta de aire le hicieron abrir la boca y fue entonces cuando la lengua de Taylor saqueó su boca y sintió que se mareaba.La pasión de Taylor era tan abrumadora, que pronto él perdió la batalla, llevó sus dedos a los cabellos del productor y los enredó en los cortos y negros cabellos, presionando para que el beso fuese más profundo.Alec podía culpar al alcohol que había bebido esa noche, podía culpar a su corazón que se había roto al ver a Paul con su novia o culpar a Tayl