«No podrá volver a caminar»Nicole miró al médico, como si él hubiese perdido la cabeza.—¿Está usted bromeando? —preguntó casi con burla.El doctor arrugó el entrecejo ante su reacción.—Por supuesto que no, soy un profesional, señorita Williams. Jamás jugaría con algo tan delicado.Nicole negó.—Esto es obra de la familia Cameron, seguramente han sido ellos quienes le están pagando para hacerme esta broma. No hay otra explicación —dijo.El doctor movió la cabeza en negación.—No hay más verdad que esta, señorita, lamento su situación —expresó. El galeno hizo un par de anotaciones en su tableta—. Voy a sugerirles a sus padres que busquen ayuda profesional para su caso y no me refiero al de su cuerpo —aclaró.Nicole lo fulminó con la mirada, intentó moverse, pero las piernas no le respondieron. Aun así, ella se negaba a aceptar su nueva condición.—Yo puedo caminar, todo es una farsa inventada por el médico. Es una venganza de los Cameron —repitió como un mantra, sin embargo, no pudo
«Sí, acepto»Henry sonrió ante la respuesta de Mina, su silencio le había hecho sudar la gota gorda, pero al final, sus hijos habían tenido razón. Ella iba a decirle que sí.—¡Dios, papá, ya ponle el anillo! —gritó Holly, pues Henry seguía con la rodilla enterrada en el césped y con el anillo en la mano.Todos los presentes se echaron a reír ante las palabras de la niña, mientras Bastian apoyaba a su hermana.Henry carraspeó, sacó el anillo del pequeño estuche y lo colocó en el dedo anular de Mina, para felicidad de los niños y del resto de la familia, quienes habían confabulado con Henry para darle esta sorpresa a Mina.Mina no pudo evitar que las lágrimas se derramaran de sus ojos, eran lágrimas de felicidad, jamás se imaginó que Henry le prepararía una sorpresa como esa y cuando el anillo se deslizó en su dedo todo pareció caer en su respectivo sitio. El sentimiento de pertenencia se adueñó de ella y cuando Henry reclamó sus labios, ella no se negó, más bien, se entregó por complet
Henry miró a Mina, no podía creer que ella cumpliera su promesa de dejarlo dormir en el futón.—¡Pensé que estabas bromeando! —exclamó con vehemencia.—No, hablaba muy en serio, cariño. Me has dado un susto de muerte, pensé muchas cosas y ninguna buena, mi corazón se agitó tanto, que… —Ella se detuvo de manera abrupta, se llevó una mano a su vientre.Henry se alarmó ante aquella acción y muchos miedos pasaron por su cabeza, su corazón se agitó y se apresuró hacia Mina.—Cariño, ¿estás bien? —preguntó, sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta por parte de Mina, ella estaba quieta como una estatua de mármol, sus ojos estaban iluminados, tenían un brillo, que Henry no sabía cómo interpretar debido al miedo que sentía —. Dime algo, lo que sea, pero no te quedes callada —añadió con preocupación.Mina parpadeó, al mismo tiempo que dejaba escapar un jadeo, tomó la mano de Henry y se la llevó al vientre.Henry se quedó de piedra al sentir cómo el bebé se movía dentro del cuerpo de Mina, era c
La chica de cabello rojo parpadeó por unos breves segundos, no quería separarse del hombre y no porque se sintiera atraída por él o porque el tipo fuera el espécimen más bello del lugar, sino porque su bebida se había vaciado sobre su ropa e imaginaba que le había sucedido lo mismo al bombón de ojos asesinos.—¿Piensas estar toda la noche pegada a mí? —preguntó Alex con los dientes apretados, el frío del hielo en la bebida le hizo temblar o quizá era el enojo que sentía.—Me encantaría, muñeco, pero no eres mi tipo, ya sabes lo que dicen por ahí —dijo ella, alejándose lo necesario, pero sin apartar la mirada.Alexander enarcó una ceja.—¿No lo sabes? —preguntó ella con una voz cantarina, sus labios hicieron un mohín.—No y no me interesa, todo lo que quiero es que te apartes de mí ¡ahora! —gritó, esperando asustar a la pelirroja y que se apartara de él con rapidez.—Qué genio —murmuró la chica—, de igual manera, te lo diré —expresó incapaz de quedarse callada.Alex le gruñó como si fu
«Sí»Mina se sentó junto a Alec, lo abrazó y consoló igual que lo haría una hermana; aunque no se conocían de toda la vida, ella quería a Adam y a Alec, ambos eran muy especiales en su vida y en la vida de sus hijos, por eso le dolía que Alec sufriera de esa manera.—¿Quieres contarme? —preguntó en un bajo susurro.—No tiene caso, Mina, él decidió que su carrera era más importante y lo entiendo, ¿sabes? Quizá fui yo el único que se enamoró, apenas tenemos poco tiempo, pero me hizo sentir especial, creí que… ¡Maldición! Es mejor olvidarme de él —exclamó, limpiándose las lágrimas y tratando de recuperarse.—Sabes que, si necesitas hablar con alguien, estaré aquí para ti, ¿verdad?Alec asintió.—Lamento preocuparte, cariño, te veías tan feliz cuando llegaste —se disculpó Alec con una ligera sonrisa que no llegó a iluminar sus ojos, él estaba sufriendo y por mucho que trató de disimular, no lo consiguió y era porque Mina lo conocía muy bien.—¿Vendrás conmigo al estreno de la película? —p
El gemido de Mina se perdió en la boca de Henry cuando profundizó el beso, su mano se deslizó de su mejilla a su cuello y con una lentitud casi mortal, recostó el cuerpo de Mina sobre la cama. Henry se colocó sobre ella, sus ojos se encontraron, mientras sus labios se separaron en busca de aire.—Te amo —susurró Mina con la voz agitada, los labios hinchados y la voz ronca por el deseo que se abrió paso por su cuerpo.Henry le sonrió y volvió a apoderarse de sus labios, mientras sus manos se deslizaban por el cuerpo de Mina, abriendo los botones de la camisa que ella traía, Henry había estado tan emocionado con la sorpresa que no se había fijado en el vestuario de Mina, ella estaba utilizando su vestido como única prenda.—Te ves tan sexi —le susurró sobre sus labios.Ella parpadeó con coqueteo.—¿Me ves sexi o soy sexi? —le cuestionó, pasando la punta de su lengua por sus labios, dejando un rastro de humedad en ellos.Henry gruñó, le dio un beso de piquito, mientras con la yema de los
«Tu madre sufrió un accidente, Isa»«Tu madre sufrió un accidente, Isa»Eloísa casi dejó de respirar en el momento en que su padre le dio la noticia. Ella no supo si había sido ella quien colgó la llamada o fue su padre, subió a su auto e intentó encenderlo, pero las manos le temblaban como si fuera una hoja mecida por el bravo viento, por lo que, trató de calmarse, pero casi le fue imposible de conseguirlo antes de que su teléfono volviera a sonar.Ella respondió sin ver el identificador de pantalla.—Aló —dijo, su voz salió urgida, ronca y pastosa, estaba llorando y no se había dado cuenta.—¿Eloísa?—¿Lucas?—Sí, cariño, soy yo, ¿qué te pasa? ¿Estás llorando? —preguntó con preocupación.Eloísa asintió, como si Lucas pudiera verla.—¡Dios, Eloísa! ¿Dime qué te sucede? —pidió saber.Entre sollozos, Eloísa le contó lo que estaba sucediendo.—¿Tienes la dirección del hospital? —preguntó Lucas, Eloísa pudo escuchar el ruido del motor al encenderse, él tenía el teléfono en altavoz.—No,
Los siguientes días fueron para Eloísa una montaña rusa, su madre y ella se pusieron al día de todo lo que se habían perdido la una de la otra en los años que estuvieron distanciadas.—Debí ser más valiente y tomar un avión para verte —dijo Frida, mientras se tomaba un café.—No podrías haberlo hecho —recalcó Eloísa—. Tu miedo a las alturas…—Ni me lo recuerdes —le interrumpió. Frida le tenía fobia a volar y a estar en edificios muy, muy altos. Esa había sido una de las principales razones por las que no corrió detrás de su hija cuando decidió quedarse en Europa.—Nunca es tarde para que recuperemos el tiempo perdido, mamá —dijo, colocando una galleta en el plato vacío.—Me alegra que decidieras volver, hija, también me hace muy feliz verte con Lucas, es tan apuesto y educado, no hay mejor hombre para ti, que él.Eloísa carraspeó.—¡No puedo creer que sean novios! —expresó emocionada.—Soy yo quien se siente afortunado de tener a Isa en mi vida, señora Frida —habló Lucas a su espalda.