Romina abrió los ojos y se sintió desorientada, era la segunda vez que le pasaba, como era la segunda vez que no amanecía en su departamento y en su cama; ella se movió y chocó contra el pequeño cuerpo de Bastian, que tenía una mano sobre su pecho y una pierna sobre su cadera. Mina gimió de dolor, su cuello y cintura estaban resentidos por la falta de movimiento.—Ya decía yo que esto era una muy mala idea, espero que Henry esté sufriendo de los mismos dolores —murmuró, echando la mirada al lado de Holly, pero sin encontrar a Henry.Mina se fijó en la hora en el reloj de la cómoda, no era muy temprano, pero tampoco muy tarde, así que se levantó de la cama y se fijó en la ropa que traía, ¡ni siquiera se había dado un baño el día anterior! Ella arrugó la nariz cuando recogió su aroma.—¡Dios, que esto no se nos haga costumbre! —exclamó, buscando una toalla, caminó a la ducha, pero se detuvo antes de entrar. ¿Qué se suponía que iba a ponerse luego de bañarse? Pensó rápidamente en la ropa
Nicole no podía creer lo que sus ojos estaban leyendo…, sin embargo, esa era la única explicación para que Henry no llegara a la oficina por la mañana, tal como le había prometido. ¡No llegó porque estaba con ellos! ¡Con ella! Era Romina quien se estaba interponiendo entre ella y Henry.La furia ardió por sus venas como caliente lava, lanzó al piso todo lo que estaba a su alcance, esa era su manera de desquitarse cada vez que se enojaba y hoy, ella estaba más que enojada. Estaba furiosa por las acciones de Henry.—Señorita Nicole, ¿está usted bien? —preguntó la secretaria al abrir la puerta.La mujer había sido alertada por los ruidos que provenían de la oficina de Nicole, cosas cayeron al piso y otras rompiéndose en el proceso.Nicole se giró y le dedicó una mirada gélida, que hizo estremecer a la secretaria.—¡Lárgate! —gritó, haciendo que la mujer se encogiera en su sitio antes de salir corriendo de la oficina.Nicole caminó de un lado a otro, parecía un león enjaulado. Cogió su mó
«¡Aún le gustaba Mina!»El cúmulo de emociones que le embargó al darse cuenta de la realidad, le llenó de gozo y de temores, pues sabía todo lo que había hecho mal con Romina en el pasado.Era joven y esa era su única excusa para la tremenda estupidez que había cometido. Se había dejado llevar por los comentarios maliciosos de sus compañeros, había dejado que las palabras que escuchaba interfirieran en su relación con Romina, incluso ese día, luego de escuchar que Romina había salido con un chico, se había emborrachado, ¡se había emborrachado a sus diecisiete años por primera vez!Henry no sabía si llorar o reír, Romina se había llevado todas sus primeras veces, fue su primera novia, su primer beso, su primer ¿decepción? El joven magnate negó. Él solo se había dejado influenciar y no había tenido el valor para preguntarle a Romina de manera directa, por lo que terminó haciendo algo muy estúpido y de lo cual se había arrepentido casi al instante en el que la llamó por otro nombre, hac
«¿Ojos bonitos?», pensó Mina, ¿desde cuándo ella pensaba que los ojos de Henry eran bonitos?«Desde que lo conociste», le susurró su conciencia.—¡Ven, mamá, siéntate acá, con nosotros! —Holly interrumpió la línea de sus pensamientos y la discusión que estaba a punto de iniciar con su conciencia sobre sus locas deducciones.—Vaya que me han sorprendido —musitó Mina, saludando a Hope, Blake, a sus hijos y a Henry; no podía ignorarlo, aunque lo deseaba.Mina deseaba no experimentar ese cúmulo de emociones y sentimientos que la embargaban. Henry no era un hombre libre y era totalmente prohibido para ella.¿En qué demonios estaba pensando?—Lamentamos que no esté toda la familia —se disculpó Hope.Fue entonces, que Mina se dio cuenta de que no estaban Alana y sus hijos, tampoco Connor y los pequeños de Daphne.—Gala tiene una presentación hoy y están ultimando los detalles, están todos invitados esta noche al teatro —dijo Matthew muy orgulloso del primer triunfo de su pequeña.—¿Gala? —pr
«Ellos son mis hijos y ella su madre»Aquella declaración fue una bomba para los medios de comunicación, tenían delante de ellos mucho material. Incluso para escribir una novela de la vida del más joven de la dinastía Cameron y de su romance con la madre de sus hijos, pues, aunque todos conocían a la novia oficial de Henry, ninguno se molestó en preguntar por ella, algo que no pasó desapercibido para Henry, pues tras la noticia del retraso en la fiesta de compromiso, algo debió ocurrir; era una noticia que habría causado revuelo; sin embargo, Henry ya no pudo meditar sobre el tema, pues la mano de Holly lo jaló para llevarlo al interior del teatro.—Voy a marearme con tantas luces —musitó la niña, arrancando una pequeña risa en su madre. Un sonido que Henry sintió como el canto de las aves.—¿No era que querías ser actriz? —preguntó Bastian.—Sí, ¿eso qué tiene que ver? —le cuestionó Holly a su hermano.—Todo, si eres famosa van a perseguirte —le explicó Bastian.La idea no le gustó
Mina cerró los ojos al sentir el cálido aliento de Henry rozar sus labios y sin poder evitarlo le dio completo acceso a su boca. Era una locura, una verdadera y auténtica locura, no tenía excusas, ni siquiera estaba borracha como para justificarse detrás del alcohol, pero una vez que Henry tocó sus labios, ella no pudo resistir la tentación de probar su boca una vez más. «Solo una vez», pensó.El cuerpo de Mina se estremeció al sentir la lengua de Henry, saquear su interior, tocar cada rincón de su cavidad bucal, deleitándose en ella y llenándola de un deseo voraz que le recorrió el cuerpo como pólvora hasta humedecer su sexo. El gemido que abandonó sus labios quedó atrapado entre los labios de Henry, de repente, conscientes de lugar donde estaban.El rostro de Mina ardió a consecuencia de sus acciones, sin embargo, Henry no le permitió pensar, tomó su mano y la sacó de la pista de baile, rompiendo el mágico momento entre ellos.—Yo… —Mina trató de buscar una excusa. Quería dar
«Enamorados»Mina movió su cuerpo o por lo menos trató de hacerlo, pues sus extremidades estaban atrapadas bajo el peso de otro cuerpo.«Otro cuerpo».La realidad la golpeó con la fuerza de un guante de boxeo, aunque no debería sorprenderse, pues ella no había olvidado la noche anterior, no estaba borracha por más que deseara pensar lo contrario.—No te muevas, Mina, o no saldrás de esta cama hoy —musitó Henry, atrapando su cintura y pegándose más a ella.—Deja de decir tonterías, Henry, tenemos que llevar a los niños al colegio e ir al trabajo —le recordó, sin embargo, el hombre no se alejó de ella—. ¡Henry! —exclamó, queriendo y no, apartarse de su calor.—Mamá los llevará —musitó él, enterrando la cabeza en el cuello de Mina, provocando que un escalofrío recorriera la espalda femenina.—Todavía tenemos que trabajar —insistió ella.Henry ahogó una suave y melodiosa risa que provocó que su piel se erizara ante el contacto de su aliento.—¿Quieres huir de mí? —le preguntó.Mina meditó
«Deseo que encuentres el hombre adecuado y perfecto para ti».—¿El hombre adecuado y perfecto para mí? —preguntó como si no pudiera creer lo que estaba pasando.—Sí.—¡Ese hombre eres tú, Henry! Eres el hombre que amo y que estoy segura de que me ama, solo debes estar confundido —sollozó.Henry apretó los puños.—No estoy confundido, en mi vida, nunca he estado más claro que en estos momentos, Nicole, perdóname, pero el amor no se puede obligar —expresó.La mujer se encogió como si Henry la hubiese golpeado, se sentó y permaneció callada por unos largos minutos, en los que solamente sus sollozos se escucharon.—Lamento esto, pero no puedo seguir contigo, estando enamorado de otra mujer —explicó, no obstante, Nicole levantó su mano para hacerlo callar.—No te disculpes más, Henry, debí darme cuenta de que tu corazón no era mío, me ilusioné contigo y perdí. Perdí seis años de mi vida esperando convertirme en tu esposa y formar una familia juntos. Quizá era yo la única que lo deseaba y n