capitulo 102

A la mañana siguiente, Rafael y Viola llegaron al gimnasio, atrayendo todas las miradas desde el momento en que cruzaron la puerta. Rafael, con su porte imponente, su cabello oscuro perfectamente peinado y su cuerpo tallado como si hubiera sido esculpido por los dioses, era el centro de atención. Su aura era magnética, y su sonrisa pícara de conquistador solo añadía a su encanto. Viola, por su parte, no se quedaba atrás. Con su belleza natural y su actitud segura, parecía una reina caminando entre simples mortales.

—¿Siempre pasa esto cuando sales en público? —preguntó Viola, divertida, mientras notaba cómo las mujeres del gimnasio no podían quitarle los ojos de encima a su hermano.

—No me doy cuenta —respondió Rafael, con una sonrisa que dejaba claro que sí lo notaba.

Mientras ambos hacían abdominales en una esquina del gimnasio, un grupo de chicas se acercó, claramente interesadas en Rafael.

—¿Podemos unirnos a ustedes? —preguntó una de ellas, con una sonrisa coqueta.

Viola levantó
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