A la mañana siguiente, Rafael y Viola llegaron al gimnasio, atrayendo todas las miradas desde el momento en que cruzaron la puerta. Rafael, con su porte imponente, su cabello oscuro perfectamente peinado y su cuerpo tallado como si hubiera sido esculpido por los dioses, era el centro de atención. Su aura era magnética, y su sonrisa pícara de conquistador solo añadía a su encanto. Viola, por su parte, no se quedaba atrás. Con su belleza natural y su actitud segura, parecía una reina caminando entre simples mortales.—¿Siempre pasa esto cuando sales en público? —preguntó Viola, divertida, mientras notaba cómo las mujeres del gimnasio no podían quitarle los ojos de encima a su hermano.—No me doy cuenta —respondió Rafael, con una sonrisa que dejaba claro que sí lo notaba.Mientras ambos hacían abdominales en una esquina del gimnasio, un grupo de chicas se acercó, claramente interesadas en Rafael.—¿Podemos unirnos a ustedes? —preguntó una de ellas, con una sonrisa coqueta.Viola levantó
Mientras tanto, en la facultad, Sofía, la hermana menor de los Leopaldo, estaba enfrentando sus propios problemas. Un grupo de chicos había comenzado a intimidarla, burlándose de ella y haciendo comentarios desagradables cada vez que la veían. Aunque Sofía era fuerte, ese día las cosas habían ido demasiado lejos.Uno de los chicos, riendo con sus amigos, arrojó un vaso de agua sobre ella mientras caminaba por el pasillo.—¡Ups! Lo siento, no te vi —dijo, con una sonrisa burlona.Sofía, empapada y furiosa, sacó su teléfono y envió un mensaje a sus hermanos mayores, Adrian y Viola. No estaba dispuesta a dejar que esto pasara desapercibido.Adrian y Lucas, que estaban cerca, llegaron rápidamente. Adrian, con su temperamento explosivo, no perdió tiempo en enfrentarse al chico que había arrojado el agua.—¿Tienes algún problema con mi hermana? —preguntó, con los puños apretados.El chico, aunque intentó mantener una actitud desafiante, no pudo evitar retroceder ante la intensidad de Adrian
_ ¡Victoria, por Dios, debes enfocarte en ti y en este trabajo! Te está consumiendo, ¡mírate!Rodé los ojos, detesto que esta mujer tenga razón, pero es mi mejor amiga. Ámbar Wister, mi confidente, mi protectora, mi madre sustituta. Ha sido mi roca en momentos difíciles, aunque a veces su exigencia se asemeja demasiado a la de mi jefe, ese demente desquiciado._ Sí, tienes razón. Gracias por venir, necesitaba verte._ ¿Y esperas que te dé un cumplido por venir al bar?Me mira fijamente y arquea una ceja, pareciendo un panda cuando lo hace._ Si no quieres que esté aquí, me marcho. Además, tengo cosas que hacer._ Escúchame bien, toma asiento en este taburete y no te muevas hasta que yo diga que está bien.Esa mujer es muy mandona, pero de la buena. Me pasa una cerveza, frunzo el ceño y ella la cambia por un vodka. Esa es otra de las razones por las que la aprecio, siempre sabe cómo alegrarme.Mientras saboreaba un delicioso trago de mi vokca, que sinceramente necesitaba más que un novi
¡Vaya, qué situación más complicada! Tu rostro refleja una palidez inusual, como si hubieras enfrentado a un demonio recién. "¡Estamos en problemas!" Exclamé sin titubear. Ella me ve con cara de demonio"¿Victoria, alguna vez podrás evitar meterte en problemas?" Me reprochó con razón. Siempre parezco estar envuelta en algún lío, a veces hasta me planteo cambiar mi nombre a "problema" en lugar de Victoria."No, me metí voluntariamente", mentí. Fue mi impulso de sanvarguardiana el que me llevó a actuar."¿Puedes contarme qué sucedió por qué estemos en problemas?" Inquirió con preocupación."Bueno, te salvé la piel, evité que mataran al tipo que acaba de entrar", expliqué. Observé cómo ella perdía el equilibrio momentáneamente y se aferraba con fuerza a la barra."¿Ámbar, es algo grave?" Preguntó con inquietud."Victoria, gracias por salvarme de un desastre mayor", expresó con gratitud."Está bien, si te salvé, ¿a quién diablos ofendí ahora?" Repliqué con frustración."De todas formas, n
Victoria Por la mañana, como todos los días, me despierto y sigo mi rutina. Me baño, me arreglo y tomo un taxi, ya que mi auto está en mantenimiento. Al llegar a la empresa, camino hacia la entrada, pero siento una mirada que quema mi espalda. Odio ese sentimiento, me recuerda la noche en que mis padres fueron ultimados por bandidos después de que me secuestraran.Desde entonces, me he convertido en toda una fiera. No permito que nada ni nadie me venza. He aprendido karate y a conducir, incluso he participado en varias carreras callejeras. Soy Victoria Daville, y doy una vuelta para ver si encuentro algún auto negro siguiéndome, pero no hay ninguno. Qué crédula fui.Al entrar a la empresa, saludo a los demás como siempre y me dirijo a mi oficina. Sin embargo, me topo con mi jefe, Vicente Rulo. Intento escabullirme y cambiar de ruta, pero él me conoce como la palma de su mano y me llama."Vic, que ni se te ocurra", me dice."Buenos días, Vicente. Solo iba por una taza de café", miento
VictoriaConduje hasta llegar a un callejón, donde decidí detenerme por un buen rato. Aproveché ese momento para cambiar de ropa, salí del coche y crucé la calle, observando atentamente a mi alrededor en busca de cualquier señal sospechosa. Parece que logré dejar atrás el caos, pero sigo sin poder respirar bien. El susto que viví hoy fue algo que nunca antes me había enfrentado. Me pregunto, ¿a quién ofendí? ¿Quiénes eran esas personas que me siguieron? ¿Será que alguien me mandó seguir a ese hombre? ¿Quiénes quieren hacerme daño?Caminé hasta llegar a un taxi que estaba cerca, tomé uno y le di la dirección de un hotel. Al llegar, reservé una habitación y me escondí. Una vez dentro de la habitación, cerré la puerta y caminé hasta la ventana. A simple vista no había nadie, pero no lograba estar tranquila. Mi respiración seguía agitada. ¿Cómo le contaré a Ámbar que unas camionetas me siguieron? ¿Cómo puedo evitar involucrarme en problemas? Mis rodillas flaquean, siento que se convierten
VictoriaLa luz del sol me despertó con una energía inusual. A pesar de lo que pasó ayer, me sentí llena de ánimo. Me vestí con mi nuevo conjunto y me di cuenta de lo bien que me quedaba. ¿Acaso todo el mundo notaría el cambio? No, es obvio que no. Al bajar, entregué la llave y me detuve a mirar en varias direcciones al mismo tiempo. Subí a mi coche y encendí el motor. Me dirigí a la empresa, dejando un mensaje para Ámbar en el estacionamiento sin preocupación. Sin embargo, una corriente eléctrica parecía cobrar vida en mí, aunque no veía nada al voltear.Me quedé parada, sin imaginar que alguien se tomaría la molestia de venir a la empresa para crear problemas. ¿Realmente esperan que baje la guardia? Sonreí con una carcajada enorme mientras subía en el ascensor. Recordé las palabras de mi madre: "cuando sientes que el miedo cobra vida en ti, solo sonríe en grande y sentirás cómo desaparece".Al llegar al lobby, sentí muchas miradas sobre mí, lo que me hizo desear cubrirme, aunque no e
Luego de llevarme a un restaurante muy elegante, me di cuenta de que tiene un gusto sexy. Sus ojos me hipnotizan y me siento nerviosa. Su mirada parece clavarse en mí y siento una extraña electricidad recorriendo mi cuerpo. El desayuno que pidió era exquisito y se me hizo agua la boca. De repente, su voz me distrajo y me mojé de nuevo, ¡maldición! Me dije a mí misma que debía calmarme, después de todo, Victoria es mi jefe.«Santo demonio cálmate, Victoria es tu jefe»Sus ojos marrones y su porte imponente hacen que cualquier mujer quiera estar con él. Tengo que contarle a Ámbar sobre esto. Habló con mi jefe por un largo rato y luego se levantó para atender una llamada. Su aura me dejó con escalofríos y una sensación de peligro. Su asistente, sentado cerca de mí, me miraba con una sonrisa en los labios. Es apuesto y tiene un aura de poder y nobleza, pero no se compara con su jefe. Él es magnífico.Terminé el desayuno en silencio, pero la curiosidad me estaba matando. ¿Por qué no regresó?