Capitulo 15
Raffil observó a través del retrovisor y la vio exhausta. Sonrió, una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro, como si su mente ya hubiera maquinado algo perverso. Al llegar a la carretera que conducía a la residencia de Victoria, movió la cabeza y giró. Abandonó la carretera y se dirigió a su mansión. Al llegar, ella seguía dormida, agotada por trabajar en exceso. Él la tomó en sus brazos fuertes y musculosos, subió las escaleras y la dejó en la habitación de invitados. Salió y cerró la puerta. Luego tomó su teléfono móvil y marcó un número.

"¿Señor Raffil necesita algo? ¿Hay algún inconveniente con la mansión?", preguntó su sirvienta, quien se encargaba de mantener la mansión limpia, ya sea con o sin gente. Siempre debía estar impecable, ya que él podía aparecer en el momento menos esperado.

Él no respondió a la pregunta de la mujer, simplemente dijo: "¡Trae un conjunto de ropa de dormir para una dama talla M, y ese vestido que te envié la foto, que sea algo cálido!"

"¡Sí, señor!",
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