Aiden Baker
Estaba empezando a desesperarme, la bodega estaba rodeada con el equipo especial. No tenían escapatoria. El grito desgarrador de Charlotte hizo que me levantara de mi lugar para salir y entrar a destrozar al maldito. El corazón latía desesperado al grado de llorar de la impotencia. La mano de Andrew me detuvo.
—Espera, no lo arruines. Deja que actúen ellos.
—¡Es ella! ¡Está gritando mi nombre! ¡Está esperando que la salve! ¡Y yo aquí! ¡Está gritando! —las lágrimas de furia salieron de mí. Andrew estaba sorprendido, nunca me había visto llorar. Solté un golpe en el asiento del carro.
Otro grito desgarrador con mi nombre.
No pude aguantar. Todo sucedió en cámara lenta. Bajé del auto blindado, y escuché que me detuviera. Pero no me importaba, solo ella importaba, y tenía que salvarla. Cueste lo que cueste...
Empujé la puerta con mi hombro con tal fuerza que se abrió en el primer i
Voces... —¡Uno! ¡Dos! ¡Despejen! Charlotte...regresa nena —¡De nuevo, maldita sea! ¡Uno, dos, despejen! Un susurro... Charlotte, no me dejes, regresa a mi...todavía nos falta mucho que vivir...respira...solo tienes que respirar... —¡Sigan intentando! ¡Uno, dos, despejen! —¡Tenemos el pulso! ¡Está de regreso! —Gracias nena, gracias...gracias por no dejar a este hombre... gracias.... Llanto. Susurros. —Ves, Charlotte es fuerte. Silencio. *** El sonido de la maquina era el único ruido en toda la habitación. La luz de la tarde se había esfumado. Charlotte había llegado con el pulso débil. Con un golpe en el cráneo, llevándola a un estado de coma por dos largos meses. Sus signos vitales seguían estables. La alimentaban por una sonda y el respirador y llevaba un mes sin él. —Nena regresa por favor... Charlotte escuchó la súplica. Su
FinalCharlotte fue la mujer más hermosa vestida de novia que Aiden pudiera ver, su cabello castaño en ondas perfectas caía de un lado y el resto por su espalda, apretó con fuerza el ramo de rosas blancas, Aiden se volvió hacia ella y atrapó la mano para poner el anillo de su unión.—Con este anillo quiero confirmar que es lo mejor que nos ha pasado, que doy gracias al destino por habernos cruzado hace años atrás, te has metido debajo de mi piel, has calado en lo más profundo de mi ser, que has puesto mi mundo al revés y me encanta que lo sigas haciendo cada vez que te veo sonreír, esos hoyuelos que me vuelven loco…toda tú, eres lo más puro que he podido tener en mi vida, espero…—Aiden se le quebró la voz, Charlotte se dio cuenta y a ella se le cristalizaron sus ojos marrones, su respiración era inestab
MUCHOS, MUCHOS AÑOS DESPUÉS...Aiden apretó la mano de Charlotte, estaba nervioso, ella le sonrió y pudo ver como los ojos grises de Aiden, se cristalizaban.—Tranquilo, todo saldrá bien. —dijo Charlotte para tranquilizarlo. Momentos después apareció James, tenía una gran sonrisa que podría iluminar todo un continente, Charlotte se levantó al mismo tiempo que Aiden, sin soltarse las manos, miraron detenidamente a James, uno de sus dos hijos gemelos, este lucía con ojeras debajo de sus ojos, una pequeña barba que apenas le oscurecía.—Son gemelas y están sanas…—dijo emocionado, Aiden soltó el aire que tenía retenido sin darse cuenta, James se arrojó a los brazos de ambos y comenzó a llorar de felicidad. Habían pasado más de doce horas debido a una complicació
Londres, Inglaterra. Hotel The Ritz London, cinco años atrás... Charlotte Murphy Tengo cerrados mis ojos, mis manos sudan de los nervios, intento respirar y controlar que el nudo en el centro de mi estómago se deshaga. Es lo único que sé hacer, es lo que me apasiona, desde los cuatro años estoy en esto, muchos recitales, muchos concursos, ¿Qué más puede pasar, Charlotte? Por cierto, esa soy yo. Abro mis ojos y escucho como el presentador me llama: "Charlotte Murphy" trago saliva y pongo una sonrisa. Hago una leve reverencia y me siento en el banquillo frente al piano, estiro mis dedos discretamente, el silencio inunda el lugar esperando a que salgan las primeras notas, suelto un suspiro, cierro los ojos y finalmente mis dedos tocan las teclas de marfil. «Chopin- Nocturne Op.9 No2» Mis dedos se mueven ágilmente, entonces regresa los murmuros en el salón, se escuchan ruidos de la loza, pasos de aquí a all
Aiden Baker — ¿Por qué sigues obsesionado con eso? Han pasado cinco años desde que has regresado de Londres, no me molesta que toques el tema de ella cada cuando puedes, que es casi a diario que nos vemos o hablamos por teléfono, ella desapareció, tienes que aprender a aceptar que la mujer puede que ya esté a lado de un hombre ingles en algún rincón de Inglaterra ya con hijos y todo. Si, una ama de casa inglesa. Quizás y no era el destino de ustedes el estar juntos...Aiden, tienes que ir a un psicólogo para hablar de ello y superarla...—Las palabras de mi hermano Andrew inundó el espacio en mi auto. Me volví a él lentamente, mientras mis dedos apretaban el volante haciendo que mis nudillos se pusieran pálidos. Cada vez que yo tocaba el tema de la concertista rodaba los ojos en blanco. Y eso me irritaba mucho. —Cállate.
Charlotte Murphy —No te preocupes, ya lo tengo. —Lizzy dijo sosteniendo mí sombrero antes de que se volara por el aire. Sonreí sin antes soltar una risa en la entrada del conservatorio. El sombrero casi sale de mi cabeza. Lizzy me orienta a llegar a mi salón de clases, tenemos diez minutos antes de que comience a dar las clases de piano. Era algo que me llenaba de emoción, felicidad y paz. Hace un año estaba de maestra, y todos estaban encantados con mis clases, inclusive tuve que dar clases de verano este año. Y eso para mí era genial. —Aquí estamos. Bueno no te diré más ya que te sabes cada espacio de la escuela, pero no te confíes y trata de usar el bastón portátil, lo acabo de meter a tu bolsa. —Gracias, Lizzy. —dije emocionada. —De nada cariño, regreso a la una para ir a almorzar. Recuerda, hay que mudarnos y tienes que elegir entre esos dos departamentos que te describí. —Lo sé. Te espero a
Aiden Baker Estacioné mi Mustang y bajé del auto. Andrew aún no salía de la escuela, así que lo usaría de pretexto para entrar en su búsqueda. Arreglé mi corbata y mi americana. Tomé aire y luego lo solté. El corazón estaba agitado y el nudo en mi estómago se expandía amenazarme con asfixiarme. «Era ella. Juro, que era ella» Tomé el picaporte de las puertas de cristal y entré. Había alumnos caminando por el pasillo, cargaban sus instrumentos mientras charlaban con otros a su paso, maestros que se estaban dando la bienvenida...y busqué. Y casi al final del gran corredor, vi a Andrew de pie a un lado de la puerta, supongo que será el aula de Ava. Caminé a paso veloz entre los alumnos y llegué a la espalda de Andrew, cuando puse mi mano en su hombro, dio un brinco en su lugar, haciendo que retroceda. —Mierda, me asústate. —fue lo único que dijo. Yo solo lo vi con una mirada extrañada. Estaba algo pálido. —¿
Charlotte Murphy —Aquí tienes, querida. —Gracias, Alexandra. Agradecí con una sonrisa a la persona que atendía la oficina de Información. Tenía listo en mis manos las canciones que nos acompañarían durante los próximo cuatro meses de clases. Al salir, una pequeña ráfaga de aire cargado de un perfume muy familiar, llenaron mis fosas nasales. Me detuve con mis libros en la mano, y fijé en algún punto bajo mi mirada. Arrugué mi entrecejo y las imágenes de esa noche, llenaron mi mente. Su sonrisa, la forma en cómo me observaba. Había compartido conmigo su pasión por tocar el piano y estaba impresionado con la última canción que había cerrado esa noche. Ojos grises aparecieron... Cerré los ojos e intenté borrar esas imágenes y me encaminé a mi aula. No parecía una persona invidente por cómo me deslizaba en el trayecto. Entré al aula y comencé a dar la clase con mi sonrisa en mi rostro. La aventura había comenzado.