Capítulo 3

Para cuando los cuerpos de emergencia llegaron a su casa, Tessa había tratado de calmar a su padre, quien aún estaba en estado de shock por lo que había pasado, ella estaba segura de que tal vez su padre había presenciado todo y a pesar de su condición había intentado ayudar, pero estando como estaba, no podía dar una declaración.

Tessa nunca antes había visto a todos los policías del pueblo reunidos ahí, de hecho, no sabía que había tantos de ellos resguardando ese lugar, en el que prácticamente casi no sucedía nada, a excepción de que alguno que otro turista llegara a perderse en el bosque.

Hablo con muchos de ellos, repitiendo lo que había pasado una y otra vez según lo que había sucedido desde que estaba hablando con Magie en su habitación, pero para ellos su relato sonaba un tanto fantasioso cuando mencionaba el rugido o las marcas de huellas que había visto en el sendero.

Su casa estuvo rodeada por varias horas mientras acordonaban la zona, tomaban fotografías, recorrían la zona en busca de más pistas y esperaban la ambulancia del médico forense para que retiraran el cuerpo de Avery de la mesa de su casa.

Durante todo ese tiempo, ella y su padre aguardaron en una ambulancia mientras la policía hacía su trabajo, pero algo no cuadraba para Tessa, ya que nadie parecía estar completamente interesado en el animal que ella había mencionado, sino que todo el mundo miraba a su padre con cierta duda.

—Señorita Hale—expreso el sheriff del pueblo para llamar la atención de Tessa. Ella lo miró con cierto recelo, debido a su actitud severa, pero bajo de la ambulancia, y se acercó al hombre, quien era muchísimo más alto que ella y, por lo tanto, algo imponente, ya que debia elevar la vista para poder cruzar mirada con él— necesitamos que usted y su padre nos acompañen a la comisaria para que podamos tomar su declaración de lo sucedido.

—Pero ya se las repetí mil veces a sus compañeros—protesto Tessa algo incómoda y preocupada, todo parecía indicar que tal vez pasarían la noche en ese sitio, ya que su casa se había convertido en una escena del crimen, pero eso no era tan relevante como el hecho de que su padre aún estaba encerrado en sí mismo y en su mente, no había logrado reaccionar con nada de lo que Tessa le dijera y eso era algo que nunca antes había ocurrido, sus regresiones duraban minutos, pero ya había transcurrido mucho tiempo como para decir que su padre se encontraba bien, quizás necesitaba ir al hospital en vez de ir a la comisaria.

—Y tendrá que repetirla mil veces más si es necesario para resolver este asunto—le exige el sheriff, mostrándose impaciente por irse de ese sitio, que más bien era como un cuchitril para él, puesto que aquella cabaña era vieja y por supuesto, el padre de Tessa no se había dignado a separar su propiedad del bosque por lo que no había diferencia de donde comenzaba la casa y en donde terminaba el bosque.

—¿Y que pasara con mi padre?—quiso indagar, ya que él no parecía estar dispuesto a pronunciar una sola palabra, no porque esa fuese su voluntad, sino porque simplemente estaba desconectado del mundo real.

—Le daremos un calmante y después hablaremos con él—menciono el Sheriff mirándolo de reojo. Aquel era el caso más extraño y por supuesto más perturbador de su carrera, así que no pensaba dejar ir ningún testigo que pudiera aclarar el caso, sin importar que estuviera o no loco.— suban a la patrulla, yo mismo los llevaré.

Tessa asintió, aunque no muy convencida por la actitud del Sheriff y los demás policías, ya que en vez de sentirse tranquila, se sentía incómoda como si sus miradas le advirtieran de que en realidad no confiaban mucho en su declaración. Posteriormente, ayudo a su padre a subir a la patrulla y él no opuso resistencia con ella, podía ser que hubiese cerrado su consciencia para protegerse, pero Tessa era como esa luz que siempre le ayudaba a volver, solo que esta vez solo no quería regresar.

Una vez en la patrulla, el Sheriff comenzó a conducir en medio de la lluvia, la cual ya había bajado su intensidad, pero tal y como lo había deducido antes Tessa, esa noche no dejaría de llover. Al mirar atrás, Tessa observo con cierta tristeza su hogar, el cual estaba rodeado por una cinta amarilla, era como ver una escena de película de terror y con lo que había visto en su cocina, las heridas de Avery, había sido como estar en una.

En auto, fue cuestión de cuarenta minutos para llegar al pueblo y otros quince para atravesarlo todo hasta la comisaria, en la cual ya había personas esperando y es que en un pueblo tan pequeño como lo era Grave Hills nada podía permanecer como un secreto durante mucho tiempo.

Entre las personas que esperaban estaba el alcalde, el último descendiente de la familia Hearts, la única familia que había gobernado ese sitio durante los últimos cincuenta años gracias a su astucia. También se encontraba el comité de representantes del pueblo integrado por las cinco familias más ricas del sitio, entre ellos los padres de Avery, quienes tenían el conocimiento de que una chica de la preparatoria había sido atacada, más no que se trataba de su hija.

Además, también se encontraba la prensa. Un joven quien era el encargado de publicar el periódico de la ciudad, el cual era el único medio de comunicación del pueblo.

Cuando el Sheriff bajo del auto mientras su séquito de policías ayudaban a Tessa y a su padre a bajar de la parte trasera de la patrulla. Todo el mundo los miro con cierto desdén y es que desde aquel incidente con la madre de Tessa, todo el mundo consideraba a Michael Hale como un loco desquiciado, debido a su trastorno de estrés postraumático.

Ese pueblo que tenía ciertas actitudes y costumbres, simplemente no aceptaba los problemas mentales de Michael y muchos menos los de su hija, a quien consideraban como una chica problemática, aunque en realidad no lo fuera, pero todo aquel que llegaba a entrar en el club de la media noche y llegaba hacerle algo a su imagen, como Tessa le había hecho a su cabello, era considerado de esa forma.

Cuando entraron a la comisaria, los policías tomaron a Michael para llevarlo a otra habitación, otra sala de interrogatorio donde podrían conseguir una declaración de su parte, sin que su hija interfiriera, pero Tessa se angustió mucho por ello.

—¿Adónde lo llevan?—cuestiono deteniendo su andar para observar hacia donde lo llevaban.

—Con la doctora de la comisaria, van a darle un calmante antes de interrogarlo—le indico el policía siguiendo la ordenes que ya había dado el Sheriff y aunque no le agradaba la idea, tuvo que seguir al policía que la estaba acompañando hacia otra habitación, una sala de interrogatorio bastante pequeña, donde apenas una mesa y dos sillas.

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