Un año atrás…
Mi corazón latía desbocado en mi pecho, mi respiración estaba agitada pero silenciosa y mis piernas se movían a toda velocidad, intentando dejar a la bestia atrás.
Mis sentidos me gritaron una alerta por lo que me arranqué la ballesta del pecho, miré sobre mi hombro y disparé, pronto se escuchó un aullido de dolor indicándome que había dado en el blanco.
Me detuve en seco y volví sobre mis pasos, encontrándome a un gran lobo de pelaje castaño con mi flecha atravesada en el lomo, el lobo me gruñó y alcé una ceja, colocando otra flecha en la ballesta, apunté y disparé, acabando con su despreciable vida en cuestión de segundos. Aparté un mechón de cabello negro que se había zafado de la coleta que llevaba en lo alto de mi cabeza, me puse la ballesta al hombro y caminé tranquilamente de regreso.
Tres meses después...
Tomé una estaca con la punta bañada en oro con rocío de Tacca Chantrieri y salí de mi escondite, siendo derribada casi al instante por la vampiresa que me encontraba cazando.
— ¿Asustada, Cazadora?—Preguntó sonriendo abiertamente, dejando a la vista sus afilados colmillos.
—Sigue soñando. —Dije para luego darle una potente patada en el costado, salió disparada hacia un lado, por lo que rodé sobre la tierra y me subí a horcadas sobre ella, enterrando la estaca en su corazón.
El oro en la punta tenía un efecto no-regenerador en los vampiros, volvía lenta, y casi imposible, su recuperación con una herida hecha por una de mis estacas, y más si el oro estaba rociado con Tacca Chantrieri, también conocida como flor de Murciélago.
Observé como los años que llevaba en este mundo volvían a ella y pronto estuve encima de huesos y polvo, tomé mi estaca, me levanté y me limpié los pantalones, para luego ir en busca de mi siguiente presa.
Actualidad...
Gruñí cuando mi cuerpo impactó con violencia contra una gigantesca roca y caí a la tierra con un golpe sordo. Escuché pasos correr hacia mí a toda velocidad, por lo que me giré tomando una de mis flechas y la puse frente a mi rostro, ocasionando que el gran lobo oscuro la muerda y parta esta por la mitad.
Sonreí con malicia al ver cómo el rocío de la flor de Jade hacía efecto en el lobo, sacudió violentamente la cabeza antes de caer sobre su costado con la respiración trabajosa, le quedaban segundos, si acaso minutos, de vida, por lo que di media vuelta y comencé a caminar con lentitud hacia las profundidades del bosque.
— ¿Qué me hiciste?—Una voz profunda y poco débil hizo que me llevara una mano a la cintura y desenvainara una daga, giré sobre mi eje y observé al desnudo hombre de piel canela que me miraba con desconfianza.
— ¿Por qué debería contestarte, criatura?
— ¿Criatura? Tú y yo somos iguales, lo huelo en ti.
—No, no es cierto. ¿Sabes qué es lo peor que se le puede hacer a alguien de tu especie?—Hice una pausa dramática, esperando su respuesta, se dedicó a observarme. —Quitarle a su lobo, eso fue lo que hice. Disfruta de tu vida como humano, criatura.
Él rugió con furia y se abalanzó sobre mí, levanté mi daga y la clavé en su pecho hasta el mango, atravesando con su afilada hoja revestida en plata pura su corazón.
—Sentiría lástima por ti pero ustedes me lo quitaron todo. —Susurré en su oído y retorcí la daga, él gritó antes de caer al suelo, muerto.
— ¿Señorita Green, está escuchándome?—Preguntó el profesor con molestia, parpadeé varias veces y sacudí la cabeza. —Preste atención de una buena vez.—Lo lamento, señor. —Dije volviendo las manos en puños debajo de la mesa. La clase siguió y yo solo bufé, estúpida universidad.Comencé a juguetear con mi cabello antes de tensarme al sentir un tirón en la vena del cuello a la derecha, eso significaba que un maldito chupa sangre estaba cerca.—Profesor, ¿puedo ir al baño? Es urgente.—Cinco minutos. —Dijo sin mirarme, tomé mi mochila y salí corriendo fuera del aula, con la adrenalina comenzando a inundar mis venas.Salí de la universidad sin detener mi paso y llegué al comienzo del bosque, donde sentí un tirón en la vena de la izquierda, justo al
Abrí los ojos y todo lo vi blanco, volví a cerrarlos y al abrirlos todo estaba completamente negro, confundida, repetí la acción de abrirlos y cerrarlos, y me encontré siendo observada por la Luna del Alpha.—Hola. —Dijo haciendo un amago de sonrisa.—Hola. —Dije en un susurro ronco.— ¿Te duele algo? —La miré con obviedad. —Lo siento, soy mala haciendo conversaciones con los prisioneros.—Ya me di cuenta.Intenté sentarme en lo que sea que estaba recostada y una oleada de un dolor atroz me recorrió desde la cadera, por toda la columna vertebral, hasta mi cabeza, por lo que volví a recostarme con cuidado.—Cedric quiere saber tu nombre, y a menos que quieras que esto se repita, debes decírselo.—El conocimiento es poder y yo no pienso otorgárselo.—Eres brillante, pero tambi&eacut
Luego de perderme y vagar por el bosque lo que se me hizo una eternidad, al fin logré llegar a la manada, ya que la mansión de los Alphas y la cabaña de los Betas se encontraban un poco apartadas de la manada en sí. Salí de entre los árboles y caminé cabizbaja entre las criaturas, intentando que nadie me reconociera, al final llegué a un puesto donde preparaban comida de todo tipo y miré entre babeante y anhelante un plato de carne y pasta.— ¿En qué puedo ayudarte?—Preguntó una amable mujer apareciendo frente a mí con una sonrisa, la cual hacía ver más atroz la cicatriz que recorría todo su rostro.Oh, mierda, yo la cacé.—En nada, ya me iba. —Dije con voz ronca y le di la espalda, queriendo evitarme problemas.—Espera, ¿eres nueva?—Preguntó posando una mano en mi hombro, me tensé
Me levanté con dificultad del sofá en el que dormía desde hacía una semana y caminé arrastrando los pies hasta la cocina, donde el olor de tocino siendo cocinado había despertado mi hambre.—Hola. —Dije a Spencer, quien cocinaba, e hice una mueca de dolor al sentarme en el taburete frente a la isla de la cocina.Como era habitual no tuve respuesta alguna de su parte, únicamente se limitó a dejar un plato de tostadas con mantequilla untada encima y tocino frente a mí, mi estómago gruñó con fuerza y me apresuré a ingerir mi desayuno en silencio, disfrutando del sabor del tocino en mi boca.Repentinamente Colm entró corriendo en la estancia seguido por Luther, quienes me empujaron por los hombros al pasar por mi lado y de una forma u otra terminé en el suelo con un golpe sordo, para luego sentir cómo la sangre comenzaba a correr por mi espalda
Desperté cuando sentí a alguien poner una manta en mi espalda desnuda, ocasionando que me estremezca de dolor.—Lo siento, no quería despertarte. —Dijo Colm seco, lo miré y me quité la manta de encima, ya que estaba haciendo que escocieran mis heridas. —Hace frío, podrías enfermarte.—Duele. —Dije simplemente y volví a recostar mi cabeza en el reposabrazos.—Spencer podría ayudarte con eso. —Dijo Luther apareciendo con un tazón de palomitas recién hechas.—Estoy bien.—Bien, entonces muévete que quiero ver una película.—Es prácticamente mi cama.—Es mi casa, yo mando, tú obedeces. Largo.Me levanté furiosa del sofá y me tambaleé ligeramente al hacerlo, sacudí la cabeza para apartar la bruma de cansancio y dolor que rondaba en mi ca
Salí de la ducha tras veinte minutos de deleite bajo sus refrescantes aguas y me dispuse a vestirme con la misma ropa que llevaba usando desde hace tres semanas, claro que la lavaba todos los días en el baño cuando todos estaban dormidos.Comencé a desenredar mi cabello con las manos mientras salía de mi nueva habitación en la cabaña. Bajé las escaleras mientras tarareaba una canción de cuna y llegué a la cocina, donde Colm se comía, literalmente, a una chica pelirroja.—Mierda. —Solté, asqueada, y alguien me tomó por la cintura, para luego ser sacada de la cabaña cual costal de papas. — ¡Luther, bájame!—Chillé al tiempo que lo pateaba.Nuestra relación había mejorado cuando recibimos una carta enfurecida del Alpha Kyle, la cual describía explícitamente cómo era que iba a asesinarnos dent
Ella sonrió con malicia y me tomó del brazo, levantándome y arrastrándome en contra de mi voluntad fuera del centro comercial, una vez fuera del ojos humano mis tías restantes aparecieron ante mis narices con la misma sonrisa maliciosa que la de su hermana, palidecí aún más y el helado cayó de mi mano.— ¿Cómo es que me encontraron?—Pregunté aterrorizada, ellas hicieron una mueca de enojo al unísono.— ¿Creíste que podrías escapar de nosotras tan fácilmente?— ¿Aliándote con esos asesinos?— ¿Aliándote con Aurora?— ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?—Todo.—Y nada a la vez.—Ya déjense de juegos. —Dije nerviosa y comenzando a mirar a mi alrededor con premura, ¿dónde carajos estaba Luthe
FlashbackHace cuatro años...—Buenos días. —Ronroneó una voz ronca en mi oído para después dejar un casto beso en él, sonreí y abrí los ojos. —Alguien quiere ver a mami. —Canturreó él con mi pequeño, Mathyas, en brazos.—Buenos días. —Susurré, mi pequeño tiró sus bracitos en mi dirección. — ¿Extrañaste a mami, cielo?—Pregunté tomándolo en brazos.—Dadada. —Balbuceó él y ambos reímos, el flash de una cámara siendo disparado hizo que nos encandiláramos, miré a Abraham y alcé una ceja al verlo muy sonriente.— ¿Qué?—Inquirí, sonriendo a mi vez.—Eres más distraída de