Abrí los ojos y todo lo vi blanco, volví a cerrarlos y al abrirlos todo estaba completamente negro, confundida, repetí la acción de abrirlos y cerrarlos, y me encontré siendo observada por la Luna del Alpha.
—Hola. —Dijo haciendo un amago de sonrisa.
—Hola. —Dije en un susurro ronco.
— ¿Te duele algo? —La miré con obviedad. —Lo siento, soy mala haciendo conversaciones con los prisioneros.
—Ya me di cuenta.
Intenté sentarme en lo que sea que estaba recostada y una oleada de un dolor atroz me recorrió desde la cadera, por toda la columna vertebral, hasta mi cabeza, por lo que volví a recostarme con cuidado.
—Cedric quiere saber tu nombre, y a menos que quieras que esto se repita, debes decírselo.
—El conocimiento es poder y yo no pienso otorgárselo.
—Eres brillante, pero también estúpida y orgullosa. —La fulminé con la mirada y ella se sobresaltó. —Uh, tranquila, niña. —Dijo acariciando su pronunciado vientre.
— ¿Cuánto tienes?
—Siete meses.
—Aurora, no hables con ella. —La voz del Alpha tronó por toda la habitación.
—Lo siento. —Dijo ella con simpleza.
— ¿Estás lista para otra ronda o vas a decirme tu nombre?
—Sigamos. —Dije haciendo una mueca imperceptible ante mi testarudez.
-Esperaba que dijeras eso. —Dijo y me sacó de la cama, o camilla, de un tirón.
En cuanto mis pies tocaron el suelo una oleada de dolor volvió a recorrerme, por lo que caí de rodillas sobre el suelo.
—Cedric, dale un descanso por amor a luna. —Dijo Aurora colocando una mano en mi hombro.
—Ha tenido tres días para descansar y aún no me ha dado lo que quiero. —Se excusó él y me obligó a caminar, arrastrándome por el brazo con fuerza.
Volvimos al lugar donde desperté la primera vez y volvieron a esposarme y colgarme, mientras que los tres chicos hablaban animadamente en un rincón, absortos a la siguiente tortura hacia mi persona.
Escuché el mismo chasquido ronco antes de que otra oleada de dolor me recorriera, mordí mi labio inferior y traté de mostrarme impasible, como si no sintiera que me estaban despellejando la espalda. Al tercer latigazo estaba a punto de llorar, algo que no hacía desde que tenía once años.
Al quinto una lágrima rebelde escapó del rabillo de mi ojo y mis piernas flaquearon, dejándome caer por segunda vez. Dejé que mi cabeza cayera hacia delante y soporté lo mejor que pude los siguientes golpes.
Fue en al décimo quinto que ya no pude soportarlo y miré al Alpha, lista para revelar mi nombre.
—Soy Hope Green. —Dije jadeante, él sonrió con superioridad.
— ¿Qué edad tienes?
—Diecinueve.
— ¿De dónde vienes? ¿Quiénes son tus padres?
—Soy de Pennsylvania pero vine aquí por venganza. Mis padres murieron gracias a una guerra entre los vampiros y hombres lobo, por lo que mis tías me criaron.
— ¿Cómo se llaman tus tías?
—No lo sé, ellas solo me ordenaron que les dijera mentoras.
—No mientas. —Gruñó y fui "castigada" con otro latigazo.
—No lo hago, no sé sus nombres. —Dije con los dientes apretados. —Solo sé que las conocen como "Las hechiceras", o algo así.
Un grito ahogado salió de Aurora y se llevó una mano al vientre, la miré curiosa y sentí un latigazo en el rostro, haciendo que gima de dolor.
— ¿Y eso por qué fue?—Exclamé mirando con odio al Alpha y sentí correr un hilo de sangre por el costado derecho de mi rostro.
—Tú no vas a irte de aquí, jamás, ¿entendiste?—Gruñó con los ojos dorados.
— ¿Disculpa?
—A partir de ahora serás custodiada por mis hermanos.
— ¡¿Qué?!—El grito de protesta de los tres hizo que el Alpha los mirara con hostilidad. —Okey. Dijeron amedrentados y me miraron con odio.
—Tendrás una buena vida aquí, Hope, solo no lo olvides: escapa de aquí y tus restos serán esparcidos por todo el lugar.
—Prefiero que me llamen Cazadora. —Dije en un susurro cuando la oscuridad comenzó a bañar mi campo de visión.
—No más, Hope.
(...)
Con ayuda de Aurora conseguí caminar hasta el baño de una de las incontables habitaciones en la mansión, claro que no dejaba que mi peso cayera totalmente en ella o podría herir a la bebé.
— ¿Cómo le pondrás?—Pregunté mientras llenaba la bañera con agua tibia.
—Me gusta Chelzea, pero Cedric dice que ese no es nombre para una Alpha.
—Tampoco lo es Cedric y míralo, es el más temido por todos según me han dicho.
—También estaba pensando en Ginger. —Dijo, hice una mueca y ella me ayudó a desvestirme.
—Prefiero Chelzea. —Dije metiéndome en el agua tibia con lentitud. —Agh. —Dije frunciendo la nariz cuando escocieron mis heridas. —Gracias por ayudarme pero vete, por favor.
— ¿Quieres que me vaya?
—Es... incómodo que me veas...así, nadie nunca lo ha hecho y no es lindo. Además, podrías resbalar y eso mataría a tu preciada bebé.
— ¿Sabes? Me es imposible creer que tú seas la Cazadora, la chica a la que todos temen.
—Apenas me estás conociendo, Aurora, no te fíes. —Dije cabizbaja y ella se fue, sin decir nada más.
(...)
— ¿Viven aquí?—Pregunté con ambas cejas alzadas hacia los hermanos de Cedric.
—Sí. —Se limitó a responder, seco, Spencer antes de adentrarse en la cabaña de dos pisos ante nosotros.
— ¿Siempre es así?—Pregunté a Luther haciendo una mueca.
—Debo recordarte que estás aquí por órdenes de mi hermano, no como nuestra invitada. —Gruñó él y entró también en la cabaña.
—Imbécil. —Murmuré para mí misma y observé a Colm. — ¿Tú también vas a sumarte a la lista de los imbéciles?
—Solo camina. —Siseó y me empujó por la espalda, hundiendo, literalmente, su mano en mis heridas.
Sin poder evitarlo caí al suelo de rodillas, soltando un gemido imperceptible, y me maldije a mí misma por ser tan débil, pero vamos, no he comido nada en cuatro días mas que agua, y he perdido bastante sangre, es sorprendente que siga viva.
Miré al frente con la mandíbula tensa y me obligué a levantarme, siseando de dolor al sentir las heridas estirarse y abrirse, observé a Colm con hostilidad y caminé despacio hacia la cabaña, dentro me esperaba Spencer con una mueca en los labios.
—Lamentablemente para ti la prometida de Colm y la mía están aquí, por lo que tendrás que dormir en el sofá. —Dijo con voz dura, asentí llevándome una mano a la cadera, se puso alerta. — ¿Qué haces?
—Me mantengo de pie. Tranquilízate, no estoy armada. —Dije mostrando ambas manos, él entrecerró los ojos.
—Quiero que sepas que no me agradas y si de mí dependiera no estarías con vida en estos momentos, debes agradecer el temor de Cedric y Aurora hacia tus mentoras.
—Como sea. —Dije en un susurro y miré el sofá. — ¿Aquí dormiré?—Pregunté, incrédula, al ver lo diminuto que era.
—Sí.
—Estás de broma. —Dije relamiendo mis labios resecos.
—Para nada.
— ¡Voy a lastimarme ahí! Más de lo que ya estoy.
— ¿Crees que me importa?
Bufé y me senté con cuidado en el sofá, sintiendo bajo mi trasero lo incómodo que era. Suspiré y tomé mi cabeza entre mis manos al sentir un mareo, sacudí la cabeza y tragué saliva, no muestres debilidad.
— ¿Tienes algo de comer?
— Por supuesto, pero no voy a compartirlo contigo. Suerte en la manada. —Dicho esto dio media vuelta y se fue.
Gruñí y recosté mi espalda en el sofá, sin importarme el dolor que me recorrió entera, estaba exhausta y hambrienta, me giré un poco en el sofá, recargando mi cabeza en el reposabrazos y cerré los ojos con fuerza ante otra oleada de dolor.
Fastidiada y luego de cinco minutos intentando dormir, me levanté del sofá y caminé por toda la planta baja hasta encontrar la cocina. Una vez ahí tomé un cuchillo de tamaño considerable y lo escondí entre mi ropa, para luego salir de la cabaña con pasos torpes.
Luego de perderme y vagar por el bosque lo que se me hizo una eternidad, al fin logré llegar a la manada, ya que la mansión de los Alphas y la cabaña de los Betas se encontraban un poco apartadas de la manada en sí. Salí de entre los árboles y caminé cabizbaja entre las criaturas, intentando que nadie me reconociera, al final llegué a un puesto donde preparaban comida de todo tipo y miré entre babeante y anhelante un plato de carne y pasta.— ¿En qué puedo ayudarte?—Preguntó una amable mujer apareciendo frente a mí con una sonrisa, la cual hacía ver más atroz la cicatriz que recorría todo su rostro.Oh, mierda, yo la cacé.—En nada, ya me iba. —Dije con voz ronca y le di la espalda, queriendo evitarme problemas.—Espera, ¿eres nueva?—Preguntó posando una mano en mi hombro, me tensé
Me levanté con dificultad del sofá en el que dormía desde hacía una semana y caminé arrastrando los pies hasta la cocina, donde el olor de tocino siendo cocinado había despertado mi hambre.—Hola. —Dije a Spencer, quien cocinaba, e hice una mueca de dolor al sentarme en el taburete frente a la isla de la cocina.Como era habitual no tuve respuesta alguna de su parte, únicamente se limitó a dejar un plato de tostadas con mantequilla untada encima y tocino frente a mí, mi estómago gruñó con fuerza y me apresuré a ingerir mi desayuno en silencio, disfrutando del sabor del tocino en mi boca.Repentinamente Colm entró corriendo en la estancia seguido por Luther, quienes me empujaron por los hombros al pasar por mi lado y de una forma u otra terminé en el suelo con un golpe sordo, para luego sentir cómo la sangre comenzaba a correr por mi espalda
Desperté cuando sentí a alguien poner una manta en mi espalda desnuda, ocasionando que me estremezca de dolor.—Lo siento, no quería despertarte. —Dijo Colm seco, lo miré y me quité la manta de encima, ya que estaba haciendo que escocieran mis heridas. —Hace frío, podrías enfermarte.—Duele. —Dije simplemente y volví a recostar mi cabeza en el reposabrazos.—Spencer podría ayudarte con eso. —Dijo Luther apareciendo con un tazón de palomitas recién hechas.—Estoy bien.—Bien, entonces muévete que quiero ver una película.—Es prácticamente mi cama.—Es mi casa, yo mando, tú obedeces. Largo.Me levanté furiosa del sofá y me tambaleé ligeramente al hacerlo, sacudí la cabeza para apartar la bruma de cansancio y dolor que rondaba en mi ca
Salí de la ducha tras veinte minutos de deleite bajo sus refrescantes aguas y me dispuse a vestirme con la misma ropa que llevaba usando desde hace tres semanas, claro que la lavaba todos los días en el baño cuando todos estaban dormidos.Comencé a desenredar mi cabello con las manos mientras salía de mi nueva habitación en la cabaña. Bajé las escaleras mientras tarareaba una canción de cuna y llegué a la cocina, donde Colm se comía, literalmente, a una chica pelirroja.—Mierda. —Solté, asqueada, y alguien me tomó por la cintura, para luego ser sacada de la cabaña cual costal de papas. — ¡Luther, bájame!—Chillé al tiempo que lo pateaba.Nuestra relación había mejorado cuando recibimos una carta enfurecida del Alpha Kyle, la cual describía explícitamente cómo era que iba a asesinarnos dent
Ella sonrió con malicia y me tomó del brazo, levantándome y arrastrándome en contra de mi voluntad fuera del centro comercial, una vez fuera del ojos humano mis tías restantes aparecieron ante mis narices con la misma sonrisa maliciosa que la de su hermana, palidecí aún más y el helado cayó de mi mano.— ¿Cómo es que me encontraron?—Pregunté aterrorizada, ellas hicieron una mueca de enojo al unísono.— ¿Creíste que podrías escapar de nosotras tan fácilmente?— ¿Aliándote con esos asesinos?— ¿Aliándote con Aurora?— ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?—Todo.—Y nada a la vez.—Ya déjense de juegos. —Dije nerviosa y comenzando a mirar a mi alrededor con premura, ¿dónde carajos estaba Luthe
FlashbackHace cuatro años...—Buenos días. —Ronroneó una voz ronca en mi oído para después dejar un casto beso en él, sonreí y abrí los ojos. —Alguien quiere ver a mami. —Canturreó él con mi pequeño, Mathyas, en brazos.—Buenos días. —Susurré, mi pequeño tiró sus bracitos en mi dirección. — ¿Extrañaste a mami, cielo?—Pregunté tomándolo en brazos.—Dadada. —Balbuceó él y ambos reímos, el flash de una cámara siendo disparado hizo que nos encandiláramos, miré a Abraham y alcé una ceja al verlo muy sonriente.— ¿Qué?—Inquirí, sonriendo a mi vez.—Eres más distraída de
—Necesito... aire. —Jadeé apoyándome de Colm, él me llevó en un parpadeo fuera de la cabaña.—Nunca había visto nada igual, se supone que debías convertirte al cuarto día y ya pasó una semana desde que despertaste. —Dijo él mientas yo luchaba por respirar con normalidad. —Algo va mal contigo.— ¿Y ahora te preocupas por mí?—Lo miré, furiosa. —Si ustedes hubieran creído en mis palabras no estaría en esta maldita situación, ¡podría incluso estar molestando a Spencer!—Te he dicho miles de veces que lo lamento.—Eso no detendrá mi maldita transición.Dos días después de que despertara y Cedric me mantuviera en una especie de calabozo, al fin se supo la verdad. Yo no había alertado a mis mentoras que saldría, sino una loba con se
—Tengo... hambre. —Jadeé mientras me retorcía en mi lugar, Aurora intercambió una mirada preocupada con Cedric al tiempo que Spencer pasaba un paño húmedo por mi frente ardiente y perlada de sudor.—Lo sabemos, Hope, pero Colm dejó claras instrucciones de no darte sangre por mucho que rogaras.— ¡Al diablo con Colm!—Grité retorciéndome aún más.Escuché con atención los dos latidos provenientes del cuerpo de Aurora, el suyo era algo calmado y el de la bebé agitado, sin preocupación alguna, eso logró calmarme un poco.Claro que la paz no duró mucho.Con mi nuevo oído súper sensible logré escuchar una pequeña explosión antes de que comenzaran los gritos. Miré a Cedric y él miró a Spencer, ambos asintieron y salieron corriendo para ver qué suced