Aquel 30 de noviembre era el segundo día que la vería y al ir por ella a la puerta de su habitación a la hora acordada, me sentía más nervioso que el día anterior. Había pasado toda la noche pensando en ella y en el beso que nos habíamos dado la noche anterior. No podía dejar de preguntarme si esto era una simple atracción pasajera o es que había algo más, no quería precipitarme, pero tampoco quería dejar pasar esto que me estaba sucediendo con Alegra.
Golpee su puerta con todos estos nervios dentro de mí y cuando ella abrió, mi corazón se aceleró con tan solo verla. Se veía impresionantemente bella, pantalón de jean negro, un suéter color beige y en su brazo traía colgando un sobretodo del mismo color que su pantalón.
—Que puntual. — dijo sonriente y en respuesta sonreí también.
—Nueve de la mañana. — Dije y me acerque a ella — buenos días.— continúe y entre el dilema que se me presentaba, la salude con un beso en la mejilla que me hizo sentir el hombre más inseguro del mundo.
—Buenos días. — repitió y fue ella quien ahora dejaba un beso en mi mejilla causando que todo mi ser se estremeciera.
Fue en ese instante que comprendí que no era una simple atracción física lo que sentía por ella, estos nervios eran porque tenía miedo de joderlo todo y no volver a verla.—¿cuál es el plan para el día de hoy señorita Insua?— pregunté con gran interés.
Ella me sonrió, jugo con su cabello y mordió su labio inferior —¿Te molestaría que tengamos que viajar unas dos o tres horas en tren? — me pregunto y eso sí que me sorprendió.
Negué y sonreí— no, pero ¿Dónde piensas llevarme? — pregunté divertido y reí.
—La ciudad histórica de Pompeya.— respondió con entusiasmo y su plan me parecía magnifico.
—¿La ciudad de la antigua Roma que quedó sepultada por la erupción del Vesubio?— cuestiono entusiasmado y asintió.
—Esa misma, ¿quieres? —
—Por supuesto, vamos ya mismo. — dije y no basto más que pronunciar esas palabras para que ambos comenzáramos a caminar por aquel pasillo de hotel hasta salir del mismo.
Alegra era toda una experta en moverse con los trenes de este país y yo solo seguía sus pasos. Aquel recorrido de unas dos horas y media se había hecho increíblemente corto. Quizás porque con ella los temas de conversación parecían no agotarse nunca. La inteligencia de ella me podía, se estaba convirtiendo en mi debilidad mucho más aún que su belleza. Nunca había conocido a alguien que aportara tanto a cualquier tema del que habláramos, historia, literatura, música, deportes, geología, arquitectura, ingeniería y hasta geografía, verla buscar datos cuando algo estaba en duda me hacía sonreír y aunque mencionar aquel beso que nos habíamos dado parecía ser un tema prohibido, yo estaba feliz con su sola compañía.
Fue llegar a la ciudad antigua de Pompeya y redescubrir quien era ella. Ese mismo interés con el cual la vi en el Coliseo Romano, volvía a aparecer cuando comenzamos a entrar a la ciudad —impresionante. — fue lo único que pude decir al ver la impresionante parte de la historia frente a mí y es que para personas que amamos todo lo relacionado a la construcción y la historia, esto siempre será un gran tesoro.
—Es mucho más que eso, tu no entiendes, yo he estudiado latín durante dos años y todo mi libro estaba basado en hechos que se dicen que ocurrieron aquí. Cuando leía todo aquello, soñaba con venir a Pompeya. Aquí puedes ver edificios en los que los ciudadanos hacían su vida diaria, esta ciudad disfrutaba de una gran prosperidad, estaba llena de palacios, monumentos y jardines... es impresionante como todo aquello quedo convertido en nada después del terremoto y de la erupción del volcán. — explica y sus ojos brillaban de una manera tan especial que me sentí completamente atraído hacia ella, más de lo que ya lo estaba.
—Alegra.— dije e hice una pausa que la hizo mirarme como preguntándome que sucedía —¿arruino tu momento si te digo que comienzas a gustarme muchísimo?— le pregunte cuando nos encontrábamos en medio de una de las calles de la ciudad.
No había mucha gente a nuestro alrededor, todos seguían caminando rumbo a los próximos puntos más importantes del lugar. Ella se detuvo frente a mí y me miró fijamente a los ojos haciendo que en sus ojos grises pudiera verme a mí mismo. Mis nervios aumentaban, quizás lo había jodido todo y ella se marcharía dejándome solo aquí, pero de repente se sonrió —¿Puedo preguntarte algo y me responderás honestamente? — cuestiono y asentí inmediatamente —¿me dices estos para que pasemos la noche juntos o realmente te sientes así? — se atrevió a preguntarme y solo se me ocurría una manera de responderle.
Acorté la distancia entre los dos y le sonreí mientras pasaba uno de mis brazos por su cintura —realmente me siento así, eres la mujer más diferente y especial que he conocido en mi vida. Me gustas muchísimo Alegra Insua.— confesé y su respiración se agito ante nuestra cercanía.
—Si me besas aquí, nunca podré olvidarte...— advirtió nerviosa y sonreí.
—Me gusta mucho esa idea. — sentencie y sin más rodeos la bese como si aquí estuviéramos solo ella y yo.
El mundo parecía haber desaparecido mientras que mis labios esta vez dejaban claro sus intenciones sobre los suyos, esto ya no tenía retorno, me estaba enamorando profundamente de ella y a pesar de que todo parecía ser una locura, para mí, todo estaba más claro que nunca.
Después de aquel beso en la ciudad antigua de Pompeya, nuestra relación dio un giro inevitable. Recorrimos aquel sitio tomados de la mano como si fuéramos novios, mi brazo había encontrado su sitio favorito en el mundo alrededor de su cintura y el regresar a Roma se convirtió en una opción que ambos rechazamos. Decidimos pasar lo que quedaba de la tarde y noche en Nápoles y emprender nuestro retorno a Roma al día siguiente.La pizza más magnifica del mundo se convirtió en nuestra cena, no nos pudimos decidir por una sola y terminamos pidiendo una margherita y una buffarina, ambas nos encantaron y nos hicieron querer poder comer más, pero éramos conscientes que debía quedar un espacio para la famosa sfogiatella y capuchino napolitano. Se podría decir que fue un festín gastronómico que terminamos en un bar a altas horas de la noche y con unas copas de li
El amanecer de aquel 1 de diciembre nos hizo saber que no había sido el efecto de los limoncellos lo que nos hizo hacer y decir todo aquello la noche anterior. Fue despertar gracias al sol que se asomaba por aquel ventanal, fue vernos abrazados desnudos sobre aquella cama y sonreírnos como diciéndonos que todo aquello había sido la mayor certeza de nuestras vidas. Nos sonreímos de manera cómplice y tal y como si fuera una nueva urgencia, nos volvimos a besar hasta que mi cuerpo se acomodó sobre el suyo en aquella cama. Era la cuarta vez que le hacia el amor, y es que la noche se había hecho infinita entre un “round” y otro, pero las ganas seguían más vigentes que nunca. Me estaba convirtiendo en un adicto a Alegra Insua y no me daba cuenta, a ella por su parte, parece que le ocurría lo mismo,
Cuatro meses después: 21 de abrilAlegra y yo llevamos cuatro meses de casados ya y si, aquel compromiso fugaz termino en una íntima y romántica boda a solas en un pequeño pueblo de Florida llamado St. Agustine, lugar donde también pasamos nuestra luna de miel. Días después, cuando regresamos a Miami, para ser más exacto, el 25 de diciembre, que fue cuando nuestras familias se juntaron por primera vez en navidad, les dimos el anuncio de nuestro casamiento y si, por supuesto que nadie nos podía creer hasta que mostramos el acta de matrimonio.Afortunadamente nuestras familias se han llevado bien desde el día uno y en mi familia, adoraron a Alegra mientras que sus padres me adoraron a mi como yerno. Supongo que la manera que nos amamos fue lo que hizo que nadie durara de lo que sentíamos, pero este cuar
[ALEGRA]Al día siguiente: 22 de abrilDos rayitas… eso es lo que veo en las tres pruebas de embarazo que me hice e inevitablemente rompo en llanto. No quiero tener un hijo suyo… esto no puede estar pasándome.—¡Alegra! — Lo escucho gritar del otro lado de la puerta del baño mientras golpea una y otra vez —¡ábreme la puerta antes de que la tire abajo! — continua y simplemente me muevo un poco aun sentada en el suelo y estiro mi brazo para alcanzar la perilla y girarla. Él rápidamente abre la puerta, entra y me mira como intentando entender lo que ocurre, pero decide observar las pruebas de embarazo antes de preguntarme nada.Cada vez que lo veo, viene a mi cabeza la imagen de él en nuestra cama con ella. No entiendo cómo pudo hacerme esto, como de repente destruyo todo así —No lo quiero tener— Digo llena de rabia.«S&ea
[ASIEL]«Voy a ser papá» pienso y siento como mis ojos se van llenando de lágrimas a causa de la emoción. El silencio que hay en el despacho de esta enorme casa se rompe cuando el llanto me quiebra comprobando una vez más que los hombres si lloramos. A través de la ventana la lluvia de Florida típica en el mes de abril comienza a verse y los rayos van dibujando figuras en un cielo que está casi negro al igual que la relación entre Alegra y yo «¿Cómo es que llegamos a esto si fuimos tan felices?» Me encantaría ser optimista y pensar que ese bebé que crece dentro suyo será como el sol que sale después de la tormenta, pero ¿a quién quiero mentirle? Él o ella solo retrasara un poco lo que le prometí a Mireya para que
[ALEGRA]Al día siguiente: 23 de abrilNunca imagine que derramaría tantas lágrimas en mi vida, ni siquiera cuando lo vi en la cama con ella llore como lo hice ayer, me pesan los ojos, me duele la cabeza y la luz me molesta más que nunca. Camino por los pasillos de la empresa intentando no encontrarme con ninguno de mis compañeros de trabajo para no tener que dar explicaciones y al entrar a mi oficina, cierro con llave para que nadie pueda entrar. Enciendo mi computadora, saco mi celular de la cartera, lo dejo sobre el escritorio y al mirar a mi alrededor, veo la cafetera que está sobre el mueble de mi oficina y que tantas veces me ayudo con las consecuencias de mis pocas horas de sueño a causa de cómo aquel hombre que yo creía que era Asiel y yo nos amábamos, «¿Dónde quedo
[ASIEL]Al día siguiente: 24 de abrilNo pude casi ni dormir en toda la noche pensando en que es lo que pudo haber ocurrido con Alegra ayer, no quiero pensar que cumplió con su amenaza de terminar con la vida de nuestro hijo, no podría llegar a soportar una cosa así… toca hacer que me odie, pero en el fondo la amo como a nadie. Me aguante las ganas de llamar a su puerta anoche y entrar a preguntarle que ocurrió... la escuchaba llorar del otro lado de esta y tan solo quería abrazarla y decirle que todo estará bien, pero no puedo, si lo hago todo esto se caerá abajo. Miro la hora en mi celular mientras termino de beber el ultimo sorbo de mi café y no entiendo porque no se ha ido a trabajar, ya son las 9:30am, «¿se sentirá mal?»
[ALEGRA](Horas después)He llamado una y otra vez a Asiel y él simplemente no me contesta. Estoy demasiado preocupada de que haya cometido una locura y sé que no debería ni siquiera preocuparme por él después de todo lo que me hizo, pero no lo puedo evitar, en el fondo mi corazón idiota se niega a dejar de amarlo. Continúo caminando de un lado a otro del salón hasta que escucho el ruido de un auto entrando a la entrada de coches y de inmediato miro a través de la ventana para ver quién es y afortunadamente veo que es su auto. Espero a que entre a la casa y una vez que lo hace me quedo inmóvil —Pero ¡¿qué fue lo que hiciste?! — Le pregunto acercándome a él y observando el corte en su l