El amanecer de aquel 1 de diciembre nos hizo saber que no había sido el efecto de los limoncellos lo que nos hizo hacer y decir todo aquello la noche anterior. Fue despertar gracias al sol que se asomaba por aquel ventanal, fue vernos abrazados desnudos sobre aquella cama y sonreírnos como diciéndonos que todo aquello había sido la mayor certeza de nuestras vidas. Nos sonreímos de manera cómplice y tal y como si fuera una nueva urgencia, nos volvimos a besar hasta que mi cuerpo se acomodó sobre el suyo en aquella cama.
Era la cuarta vez que le hacia el amor, y es que la noche se había hecho infinita entre un “round” y otro, pero las ganas seguían más vigentes que nunca. Me estaba convirtiendo en un adicto a Alegra Insua y no me daba cuenta, a ella por su parte, parece que le ocurría lo mismo, lo note en la manera que me besaba, en el modo que me tocaba y en esa perfecta manera de moverse sobre mí. En aquella habitación de hotel en Nápoles se dio lugar a gemidos que retumbaban entre las cuatro paredes, todo era magia pura, éramos ella, yo, y todo esto que no sabíamos que era, pero era y ya.
—Te lo vuelvo a repetir…— dije agitado con sus manos apoyadas sobre mi pecho mientras sus caderas se movían de manera perfecta hundiéndose una y otra vez en mi con mis manos en su cintura.
Ella se inclinó un poco, me beso y lleve una de mis manos a su nuca para sostenerla y que no se alejara de mi boca —¿Qué cosa?— pregunto y sonreír.
—Sin el efecto de los limoncellos te lo pregunto. — Conseguí decir — ¿Te casarías conmigo? — pregunté y si, estaba loco, si, podía ser que no estuviera pensando con claridad en ese momento, pero la pregunta fue hecha bajo todo lo que me ocurría con ella y nunca me había ocurrido con nadie.
Ella se detuvo un instante y me frustro que lo hiciera, pero luego me beso —te dije que si seguí pensando igual sin el efecto de los limoncellos tal vez te decía que si. — me repitió y sonreí.
—¿Es un si entonces? — cuestione y asintió.
—Es un sí. — sentencio y luego un movimiento perfecto nos llevó una vez más a todo ese caos que nos empezaba a encantar sentir juntos. Aprisione su cuerpo entre mis brazos e hice que giráramos hasta que yo quedara sobre ella y fue así como mis envestidas tomaron un ritmo despiadado que nos llevó al placer absoluto al poco tiempo.
[…]
Bajo el efecto de aquel amanecer, nos vestimos, desayunamos y nos fuimos a la estación de tren para regresar a Roma. Se podría decir que aquel trayecto nos hizo ver la locura que habíamos cometido, nos comprometimos por llamarlo así y al contrario de estar “asustados” o “arrepentirnos”, estuvimos todo el viaje planificando una boda sencilla y poniéndonos de acuerdo en cómo viviríamos nuestra “nueva” vida. Le hable de mi familia, ella me hablo de la suya, hablamos de que parte de Miami vivíamos, de cómo eran nuestro estilo de vida y otras cuestiones tal y como si lleváramos un noviazgo de años.
Éramos conscientes de que nuestro ámbito no vería esta decisión como algo coherente, pero a nosotros simplemente no nos importaba nada, solo queríamos pasar una vida juntos. En aquel tren decidimos que sería una boda íntima y con un acuerdo legal de por medio, el cual ella propuso para que yo no pensara que se casaba conmigo por interés ya que le había dicho que era no solamente un ingeniero, sino un empresario y también le conté acerca de mis proyectos laborales.
Resulto ser que, en aquel viaje a Italia en mitad del invierno, ambos encontramos el amor. No podíamos dejar de pensar en la locura que estábamos cometiendo, pero al mismo tiempo nos sentíamos tan plenos cuando estábamos juntos, que no nos importaba nada más que eso.
[…]
La llegada a Roma se convirtió en un desfile de besos mientras que caminábamos sus calles bajo el efecto de aquel atardecer después de haber pasado por el hotel a cambiarnos. El café se convirtió en una conversación acerca de la vida, la cena en una romántica donde nos sinceramos con nuestros sentimientos diciéndonos palabras que parecían imposibles en este corto tiempo.
La noche calló en la ciudad, pero faltaba una cosa por hacer y lo hice. Junto a ella entre a un local de Tiffany y le pedí a la mujer que nos atendió que nos mostrara los anillos de compromiso más hermosos que tuviera. Le insistí a Alegra que eligiera alguno, pero ella fue quien quiso que fuera yo quien lo eligiera y así fue.
Elegí un anillo con un hermoso diamante y un cintillo haciendo juego rodeado de diamantes más pequeños que al salir del local coloque en el dedo anular de su mano izquierda. Nuestras miradas se cruzaron en aquel instante y el mundo se detuvo sin importar nada de nuestro alrededor, solo éramos nosotros y un beso que sello el momento el cual fue seguido por un sorpresivo “te amo” que dijimos juntos y que, a pesar de parecer precipitado, a nosotros dos nos pareció el más sincero de todos.
Cuatro meses después: 21 de abrilAlegra y yo llevamos cuatro meses de casados ya y si, aquel compromiso fugaz termino en una íntima y romántica boda a solas en un pequeño pueblo de Florida llamado St. Agustine, lugar donde también pasamos nuestra luna de miel. Días después, cuando regresamos a Miami, para ser más exacto, el 25 de diciembre, que fue cuando nuestras familias se juntaron por primera vez en navidad, les dimos el anuncio de nuestro casamiento y si, por supuesto que nadie nos podía creer hasta que mostramos el acta de matrimonio.Afortunadamente nuestras familias se han llevado bien desde el día uno y en mi familia, adoraron a Alegra mientras que sus padres me adoraron a mi como yerno. Supongo que la manera que nos amamos fue lo que hizo que nadie durara de lo que sentíamos, pero este cuar
[ALEGRA]Al día siguiente: 22 de abrilDos rayitas… eso es lo que veo en las tres pruebas de embarazo que me hice e inevitablemente rompo en llanto. No quiero tener un hijo suyo… esto no puede estar pasándome.—¡Alegra! — Lo escucho gritar del otro lado de la puerta del baño mientras golpea una y otra vez —¡ábreme la puerta antes de que la tire abajo! — continua y simplemente me muevo un poco aun sentada en el suelo y estiro mi brazo para alcanzar la perilla y girarla. Él rápidamente abre la puerta, entra y me mira como intentando entender lo que ocurre, pero decide observar las pruebas de embarazo antes de preguntarme nada.Cada vez que lo veo, viene a mi cabeza la imagen de él en nuestra cama con ella. No entiendo cómo pudo hacerme esto, como de repente destruyo todo así —No lo quiero tener— Digo llena de rabia.«S&ea
[ASIEL]«Voy a ser papá» pienso y siento como mis ojos se van llenando de lágrimas a causa de la emoción. El silencio que hay en el despacho de esta enorme casa se rompe cuando el llanto me quiebra comprobando una vez más que los hombres si lloramos. A través de la ventana la lluvia de Florida típica en el mes de abril comienza a verse y los rayos van dibujando figuras en un cielo que está casi negro al igual que la relación entre Alegra y yo «¿Cómo es que llegamos a esto si fuimos tan felices?» Me encantaría ser optimista y pensar que ese bebé que crece dentro suyo será como el sol que sale después de la tormenta, pero ¿a quién quiero mentirle? Él o ella solo retrasara un poco lo que le prometí a Mireya para que
[ALEGRA]Al día siguiente: 23 de abrilNunca imagine que derramaría tantas lágrimas en mi vida, ni siquiera cuando lo vi en la cama con ella llore como lo hice ayer, me pesan los ojos, me duele la cabeza y la luz me molesta más que nunca. Camino por los pasillos de la empresa intentando no encontrarme con ninguno de mis compañeros de trabajo para no tener que dar explicaciones y al entrar a mi oficina, cierro con llave para que nadie pueda entrar. Enciendo mi computadora, saco mi celular de la cartera, lo dejo sobre el escritorio y al mirar a mi alrededor, veo la cafetera que está sobre el mueble de mi oficina y que tantas veces me ayudo con las consecuencias de mis pocas horas de sueño a causa de cómo aquel hombre que yo creía que era Asiel y yo nos amábamos, «¿Dónde quedo
[ASIEL]Al día siguiente: 24 de abrilNo pude casi ni dormir en toda la noche pensando en que es lo que pudo haber ocurrido con Alegra ayer, no quiero pensar que cumplió con su amenaza de terminar con la vida de nuestro hijo, no podría llegar a soportar una cosa así… toca hacer que me odie, pero en el fondo la amo como a nadie. Me aguante las ganas de llamar a su puerta anoche y entrar a preguntarle que ocurrió... la escuchaba llorar del otro lado de esta y tan solo quería abrazarla y decirle que todo estará bien, pero no puedo, si lo hago todo esto se caerá abajo. Miro la hora en mi celular mientras termino de beber el ultimo sorbo de mi café y no entiendo porque no se ha ido a trabajar, ya son las 9:30am, «¿se sentirá mal?»
[ALEGRA](Horas después)He llamado una y otra vez a Asiel y él simplemente no me contesta. Estoy demasiado preocupada de que haya cometido una locura y sé que no debería ni siquiera preocuparme por él después de todo lo que me hizo, pero no lo puedo evitar, en el fondo mi corazón idiota se niega a dejar de amarlo. Continúo caminando de un lado a otro del salón hasta que escucho el ruido de un auto entrando a la entrada de coches y de inmediato miro a través de la ventana para ver quién es y afortunadamente veo que es su auto. Espero a que entre a la casa y una vez que lo hace me quedo inmóvil —Pero ¡¿qué fue lo que hiciste?! — Le pregunto acercándome a él y observando el corte en su l
[ASIEL]Al día siguiente: 25 de abril Dormir sigue siendo algo imposible, sobre todo después de lo ocurrido con Alegra. Aun siento sus dedos rozando mi piel mientras que curaba mis heridas y el deseo por ella me ha vuelto a atormentar a pesar de que intento que no sea así, pero las cosas ahora son más difíciles. Antes de saber cómo realmente fueron las cosas entre ella y Alejandro, yo me aferraba a la imagen de ellos dos besándose para convencerme de que lo que estaba haciendo era lo mejor, pero ahora ya no hay nada a lo que aferrarse, la culpa recae cien por ciento sobre mí y esto sencillamente es una pesadilla. No quise cruzarme con ella en el desayuno para no flaquear y por eso en estos momentos sobre mi escritorio hay una taza de café, y un plato con m
[ALEGRA]Esa misma nocheMe la he pasado todo el día intentando no pensar en lo que ocurrió con Alejandro, pero la verdad es que me atormentan los recuerdos. Quisiera poder abrazar a Asiel como solía hacerlo antes de que nuestras vidas se convirtieran en esta pesadilla, pero ya nada es igual. No dejo de preguntarme como es que llegamos a todo esto cuando éramos tan felices juntos, ¿Cómo fallamos? Muevo la comida de un lado a otro del plato con mi tenedor y sé que debería alimentarme por el bien de mi hijo o hija, pero la verdad es que la tristeza me gana. Perdí mi trabajo por culpa de un imbécil, mi relación con mi esposo es un infierno y contarle a alguien todo esto que está ocurriendo es imposible. El ruido de la puerta principal abri