Me casé enamorado y con la esperanza de que, con el paso del tiempo, Agatha se fijara en cada uno de mis sentimientos. Pero con los años, lo único que he sido para ella es un títere, un simple muñeco que usa a su divino antojo para conseguir lo que más desea. He querido divorciarme, alejarme y nunca más volver a saber nada de ella, pero tiene un poder que no entiendo que me somete a permanecer a su lado.Sería muy estúpido de mi parte seguir amándola, sabiendo que en estos diez años juntos, no ha hecho otra cosa que humillarme y burlarse de mí en mis propias narices. Aun así, con su poco interés en mí y su falta de amor, guardo una pequeña esperanza dentro de mi corazón que se fije en mí, que me note y me tenga en cuenta como su esposo. Que su corazón al fin vea al mío por igual y me ame sin prejuicio alguno, porque malditamente sigo amando a esa mujer de mirada fría y distante. Algo debe estar muy mal conmigo al permanecer junto a una mujer que no siente más que repudio por mí, per
Debo confesar que me siento ansioso por saber lo que está tramando Agatha. Todo se puede esperar de ella, por lo que por mi cabeza pasan un sinfín de acontecimientos que pueden suceder. Pero lo que me tiene algo feliz, es que aceptó, así fuera por presión de su madre, tener un hijo conmigo.A mis treinta años, formalizar una familia con mi esposa es algo que me mantiene con una estúpida sonrisa en el rostro día y noche, ignorando esas palabras que me dijo hace unos días en el auto. Entiendo que debe sentirse presionada y algo nerviosa, pero sé que será la mejor madre. Quizás un hijo es lo que nos hace falta para unirnos, quizás es lo que le hace falta para ver mis sentimientos y amarme. Llegué a casa luego de haber salido temprano de la empresa y me dediqué el resto de tarde a preparar una cena y un ambiente romántico para empezar a conquistar el corazón de mi esposa. Esto lo he hecho un millar de veces, pero algo me dice dentro de mí que esta vez será diferente.Le pedí a todos los
Después de revisar varios documentos, fui a la cama con Agatha. Ella ya se encontraba descansando, por lo que me metí a la cama con sigilo y me acerqué lo más que pude para sentir en mis fosas nasales la dulce fragancia de su perfume, pero tuve que alejarme o perdería todo el control de mí y lo que menos quiero es discutir con ella. Quería abrazarla y esconder mi nariz entre su cabello, pero a ella nunca le ha gustado dormir abrazada a mí y tampoco permite que yo me le pegue. Quisiera que las cosas fuesen diferente, pero así me siento bien y cómodo, porque al menos la tengo a mi lado cada noche. —Te amo —le susurré en un hilo de voz y cerré los ojos, esperando una respuesta que nunca ha llegado y nunca llegará.***—¿Cómo te has sentido trabajando aquí, Noa?Miré a Agatha, sorprendido de su repentino interés por saber el sentir de nuestra nueva empleada. La chica la miró con una sonrisa en los labios. —Muy bien, Sra. Leroy. El trabajo resultó más sencillo de lo que pensé. Gracias
Como yo la había previsto, Agatha no llegó ese sábado en la tarde que se fue a la tienda, sino regresó hasta el lunes en la mañana, para cambiarse de ropa y volver a salir. Aunque no me gusta mal pensar de ella, es inevitable no hacerlo. Desde hace mucho tiempo siempre me ha venido el mismo pensamiento a la cabeza, algo que no soy capaz de aceptar, pero que se implanta en mi pecho como una daga venenosa. Noa se acercó a la mesa con la taza de café en mano y una leve sonrisa que terminó de amargar mi día sin saber por qué. Quería hablar con mi esposa sobre el nieto que quiere su madre, pero nunca me da un segundo de su tiempo. —Buenos días, Sr. Leroy. Espero el café sea de su agrado. Permiso —dejó la taza sobre la mesa y se retiró.Probé mi taza de café y sonreí. Tiene lo justo de café y de azúcar. Debo admitir que se ha esforzado de más para hacer un café perfecto y hoy se ve reflejado. Le quedó maravilloso, tal cual me gusta. Es desconcertante como una buena taza de café tiene el
—No pienso aceptar esto. Es una completa locura lo que me está pidiendo hacer. —Deberías pensar en tu abuelo, además, no es como que te vayas a enamorar de Karim. Solo necesito que lo endulces y lo lleves a la cama. —¿Por qué?—Karim me obligó a casarme y no me he podido liberarme de él. Tú eres mi única salida. Si hay de por medio una infidelidad, será mucho más sencillo que me den la razón a mí y pueda pedir el divorcio. —¿Yo? No entiendo lo que yo puedo hacer. —No es importante que lo entiendas, Noa. Solo ayúdame a salir de sus manos, así como yo te estoy ayudando con tu abuelo.—No me gusta lo que me está pidiendo. Lo menos que quiero en mi vida son problemas.—Te aseguro que nadie sabrá tu nombre. Yo te protegeré, incluso de Karim. Él es muy peligroso —se oía tan sincera, pero no sabía si confiar o no en sus palabras—. Piénsalo, ¿sí? No quiero sonar mala persona y no creas que estoy usando la condición de tu abuelo para retenerte en el trabajo, pero entiéndeme. ¿Tú no harías
•Karim•Sabía que Agatha no me amaba, que me despreciaba, que por si ella fuera nunca se hubiese casado conmigo de no ser por todas las deudas que sus padres tenían, pero, aun sabiendo todo eso, yo mismo me creé la ilusión y lo único que me ha traído esta vida que a fuerza quise forjar a su lado ha sido dolor, tristeza y decepción. Si no quería permanecer a mi lado, ¿por qué no me lo dijo desde un principio? Con dolor en el alma, la hubiera dejado ser libre en cuanto sus negocios volvieron a alzarse con fuerza, porque antes de mi felicidad, estaría siempre la de ella.No me ama, pero tampoco se aleja de mí ni me pide el divorcio, por lo que no entiendo por qué contratar a una chica para que haga todas esas cosas que le pidió a Noa. No entiendo por qué sigue aquí, si yo jamás la he retenido.Debe haber una razón por la que no se ha ido de mi lado. Siempre creí que muy en el fondo de sí, sí me amaba y le costaba aceptar sus sentimientos hacia mí, pero ahora ya no sé qué pensar de ella.
—¿Piensas que fue ella? Esto que me estás contando es una acusación bastante sería, hijo.—¿Y crees que no lo sé, papá? Es de mi esposa de la que estamos hablando —suspiré cansado—. Sé que Agatha es una mujer complicada, con una actitud de mierda y un temperamento fuerte, pero me cuesta creer que ella sea capaz de hacer algo como esto. Si verdaderamente tiene a Noa, no estoy seguro de lo que sucedería. Es como si estos años hubiera estado casado con el enemigo.—No saquemos conjeturas precipitadas, ¿sí? Vamos a investigar primero, ver cámaras y estar seguros de que Noa no se fue con algún novio.—Fueron días los que crucé palabras con ella, pero no creo que sea de ese tipo de chicas. Ella aceptó trabajar de empleada doméstica, aún sin contar con experiencia, por la deficiencia de salud de su abuelo —le di una mirada al señor que hablaba risueño con mi madre y negué—. Es una jovencita que Agatha supo embaucar. Se aprovechó de sus problemas y quiso usarlos a su conveniencia, pero no con
•Noa•Me removí con fuerza, tratando de soltar las sogas que sujetaban mis manos y mis piernas, pero es imposible hacer algo cuando los nudos están tan ajustados. Tampoco puedo ver el lugar en el que me encuentro, pues desde que desperté, lo único que he visto a mi alrededor ha sido una oscuridad que me arrebata el aliento y me aterra de sobremanera. Aquí se siente muy frío. Debo admitir que tengo mucho miedo. No recuerdo cómo terminé en esta situación tan aterradora. Lo último que me viene a la mente es haber salido de la casa de los Leroy y caminar por el sendero en espera de un taxi que pudiese llevarme a casa. Un golpe en mi cabeza fue lo último que sentí antes de caer en la espesa oscuridad.Dios mío, ¿dónde estoy? ¿Por qué me tienen amarrada y con una capucha en la cabeza? Siento que mi corazón va a salirse de mi pecho por lo agitada que me encuentro. —¿Hola? ¿Alguien me escucha? —murmuré en un hilo de voz, sintiendo de repente más frío del que de por sí ya percibía. —La dul