(Narra Seth)Se acurrucó pegada a la pared, todavía temblando y estando indefensa. Claro que no me provocaba nada de pena, ella no era una persona a la cual yo pudiera compadecer. Estuve a punto de matar también a Felipe, si seguía interponiéndose en mi camino.Él soltó una maldición cuando rasgué su brazo izquierdo.—Demonios, Seth, solo quiero interrogarla. —dijo, buscando que me tranquilizara. —Debe decirnos donde se encuentra su esposo. Felipe ordenó a sus soldados que la inmovilizaran y me habló en voz baja, para que nadie más pudiera oírlo.—Tranquilo, podrás matarla cuando nos diga lo que sabe, no servirá de nada haber llegado hasta aquí si perdemos la paciencia cuando más lo necesitamos. —sus palabras intentaban llegar a aplacar mi ira.Estaba actuando irracional, claro que lo sabía, pero no había un modo en específico de cambiarlo. Mi instinto desatado de lobo me hacía querer vengarme por sobre todas las cosas. Busqué pensar en Maya, en mis hijos, ellos me darían la fuerza q
(Narra Eva)Los tres corríamos lo más lejos que pudiéramos para acercarnos al bosque. No éramos los únicos con la buena fortuna de seguir vivos. Ciro llegó con nosotros bañado en sangre y con las patas lastimadas de tanto pelear.Lo abracé, junto con Teo y Lucy, encontrar un amigo en la guerra es un regalo invaluable. Estábamos en el camino hacia el bosque, solo nos faltaba pelear un poco más y el camuflaje verde nos cubriría con su protección.—¿Has visto a los demás? —pregunté, con la voz desesperada por la falta de tiempo.Ciro asintió con la cabeza.—Pero no hemos vuelto a reunirnos, allí está todo desordenado, dudo que logremos encontrarnos si no vienen hacia el bosque. No podemos aullar, eso sería una condena a muerte y un llamado a los soldados de Louis. —dijo Ciro, mirando a su alrededor y buscando enemigos.Dos soldados vinieron a atacar, las tropas de Louis estaban desparramadas por todo el lugar y eso nos dio una ventaja. La caballería aliada abrió el camino a nuestra huida
Ciro me hizo una seña para que no me moviera al igual que a Teo, él quería que siguiéramos ocultos a pesar de que ella estaba allí. Los soldados habían empezado a preguntarse de quien se trataba.—¿Eres una pordiosera o qué? No te daremos dinero o comida a menos que nos des algo a cambio. —el hombre la miró y la enfocó, analizándola.Lucy no decía palabra alguna.—Han matado a mi padre, esto es culpa de ustedes. —dijo ella, con un valor que era sorprendente de ver, aunque no era sensato.El hecho de que eran muchos más que nosotros, impedía que pudiéramos ganar esta pelea. Entendía los motivos de Lucy, pero nos estaba condenando a muerte sin lugar a dudas.—¿Tu padre? Con un demonio… Esta es la hija de ese zopenco al que capturamos. —el hombre la miró incrédulo. —Pensé que te verías como una princesa, no como alguien que va a limpiar mi orinal. —soltó una risa. —Nos la quedaremos nosotros como botín. —declaró uno de ellos, el que parecía más alegre.—Estás demente, todo lo que hallem
(Seth)El camino en las escalinatas era confuso, pero mi instinto y mi olfato me guiaban mejor de lo que cualquier explicación podía hacer. Lilia yacía muerta y no por mi mano, eso me había sorprendido terriblemente.—Señor, esto traerá un sinfín de consecuencias… —empezó a decir otro de los soldados de Felipe.Felipe se hallaba perdiendo hasta la última gota de paciencia ante la insubordinación de esos sujetos. Parecían cuestionarlo en cada decisión que tomaba. Ellos no eran leales hacía él, eran aliados del rey y esa era la razón de que siempre estuvieran peleando. Eso no nos ayudaba para nada.—Nadie llorará por ella, es solo una mujer que llegó demasiado lejos con su cometido. Alguien así no puede ser la reina. —dijo Felipe, buscando controlar su tono de voz para adquirir más calma.Seguimos caminando buscando la armería pequeña de la que habló, el sitio donde Louis estaría oculto de las garras de sus enemigos. El sitio era tal cual como lo describió una vez llegamos. Era un lugar
(Narra Louis)—¿Está hablando en serio, mi rey? —preguntó la maldición de mi vida.Habíamos tenido que partir de regreso al castillo luego de que la ejecución se convirtiera en un temible campo de batalla. Mis planes no fueron óptimos en ese momento, para tener que resignarme a escapar como un ratón acobardado buscando la piedad ajena. No era así, no al menos rotundamente. Yo ganaría al final de la batalla porque así estaba escrito, me lo había dicho a mi mismo un millar de veces al levantarme por las mañanas. Mi padre era el villano y él mismo, perdería porque así era el destino con los falsos.Los nobles estaban siguiéndome por el paso conducido en el castillo. Debíamos refugiarnos en uno de los escondites secretos del lugar. Para resguardarnos hasta que la batalla se desvaneciera. Mi castillo estaba protegido, el ejército de mi padre y el de la caballería sorpresiva no podrían irrumpir aquí con esa facilidad.Eran por lo menos quince nobles a los que tenía que resguardar para prote
(Narra Seth)Observé con atención la cantidad de soldados que había y también la cantidad de nobles. Estaban casi parejos en lo que respectaba a la amenaza. Claro que eran muchos más que nosotros y eso no podía cambiarse, pero si yo lograba volver a tener la fuerza de un lobo, podría vencer a más de la mitad como en el pasado.Había sido un guerrero temible en la mayor parte de los años de mi vida. Un lobo despiadado, un cazador y el mejor de los rastreadores. Ahora estaba reducido a casi un cachorro por la prisión. ¿De verdad era así de drástico mi cambio? Me rehusaba a pensarlo, quería demostrarme a mi mismo que la pelea no había terminado y todavía podía abrirme el camino con la sangre de mis enemigos.De ello dependía volver a casa para ver a mi familia otra vez.Louis hablaba, él ordenó que el ataque se detuviera, tenía una expresión burlona plasmada en el rostro.—¿Es que no temen por su vida? Pregunto, es un acto tan impulsivo el de intentar matar a un rey en su propio castillo
IIMi pelaje negro me hacía pensar que era una especie de sombra. Después de todo, lo había sido una gran parte de mi vida. Me acostumbré a huir como un estilo, haciendo que no me quedara mucho para lograr sobrevivir. Maya y yo éramos una manada, pequeña, pero no nos abandonábamos jamás. En ese momento crucial pensé en ella, la más hermosa loba de todas las que existen.Felipe temblaba como una hoja ante la voz de la mujer acaudalada.—Escucha el trato que tengo que proponerte, conde. —reiteró, incluso Louis hacía silencio.No entendía porque no aprovechaba de una vez para matarnos y ya. Debía tenerle respeto a esa mujer para no desafiarla tanto.—Te escucho. —dijo Felipe, con los ojos fijos en la dama, como si quisiera arrebatarle la verdad con la mente.Ella pasó al frente.—Te unirás a nuestra causa, traerás tu ejercito al justo trono del rey Louis y vivirás tus días nuevamente como el conde. —soltó ella, después de meditarlo unos segundos.El lugar quedó en silencio ante sus decla
(Narra Eva)Nos fundimos en el abrazo más cálido que jamás hubiera podido soñar. Astor me envolvió entre sus brazos con una fuerza abrumadora, haciendo que me sintiera tan protegida y amada como en el pasado. Nos habíamos separado por tanto tiempo, su ausencia había dejado a mi corazón casi marchito.Habían llegado al fin, el reencuentro fue maravilloso y me aferraría a ese recuerdo para siempre. Su forma humana seguía igual que como la recordaba, a excepción por varias lastimaduras y heridas nuevas. Sus ojos me enfocaron y me besó en los labios, sujetándome para resguardarme de todos los peligros del mundo.—Te he extrañado tanto… —dije, con la voz temblorosa.Astor sonrió, besando mi frente con suavidad.—Nos hemos visto sin los ojos. —respondió el, haciéndome sonreír al instante.Los dos nos habíamos estado comunicando con más que palabras, mientras nuestra conexión se reforzaba y nuestro amor seguía consolidándose. Lo amaba, más que a cualquier cosa.El me cargó en sus brazos y me