(Narra Eva)Nos fundimos en el abrazo más cálido que jamás hubiera podido soñar. Astor me envolvió entre sus brazos con una fuerza abrumadora, haciendo que me sintiera tan protegida y amada como en el pasado. Nos habíamos separado por tanto tiempo, su ausencia había dejado a mi corazón casi marchito.Habían llegado al fin, el reencuentro fue maravilloso y me aferraría a ese recuerdo para siempre. Su forma humana seguía igual que como la recordaba, a excepción por varias lastimaduras y heridas nuevas. Sus ojos me enfocaron y me besó en los labios, sujetándome para resguardarme de todos los peligros del mundo.—Te he extrañado tanto… —dije, con la voz temblorosa.Astor sonrió, besando mi frente con suavidad.—Nos hemos visto sin los ojos. —respondió el, haciéndome sonreír al instante.Los dos nos habíamos estado comunicando con más que palabras, mientras nuestra conexión se reforzaba y nuestro amor seguía consolidándose. Lo amaba, más que a cualquier cosa.El me cargó en sus brazos y me
Astor me tomó de las manos mientras el rey comenzó con su discurso. Nuestro calor nos hacía felices mutuamente. En mi mente, solo pensaba en nuestra boda y en nuestra vida de ahora en más. El también lo hacía, mientras me abrazaba, susurraba a mi oído cuanto me amaba y cuanto me había extrañado en todos estos días de encierro y ausencia.—Hoy debo decir que no puedo mentirle con respecto a mi tristeza. No me caracterizaré por ser un mentiroso nunca. —empezó a decir el rey, todavía sosteniendo la corona de su hijo en sus manos. —Me entristece que las cosas tuvieran que terminar así, yo hubiera dado mi vida por volver a estar en paz con mi hijo y pudiéramos arreglar las cosas de otra manera. Claro que lo hubiera perdonado si lo hubiese tenido en frente de mí, no podría jamás haberlo asesinado ni, aunque él quisiera hacer lo mismo conmigo. Porque no se deja nunca de ser padre, por más que las circunstancias cambien tanto que no reconozcamos a nuestros hijos. —una lágrima le rodó por meji
(Narra Gale)Los tres caminábamos hacia el estudio privado del rey. Debía ser para el la mejor de las victorias, poder volver a su hogar y su castillo para al fin gobernar desde su comodidad. Louis le había arrebatado el espacio, expulsándolo de su propia fortaleza.Yo recordaba ese día, había estado allí presente, en aquel tétrico festival en el cual nuestros oídos quedaron estallados por la multitud deseosa de sangre. Fue cuando vi a Teo reclamar su lugar como príncipe y heredero. Ahí el plan de Louis se develó y mandó a matar a su querido padre.Las cosas no habían terminado allí, mi instinto me hizo salvar a ese hombre aquel día y por eso, el giro de la guerra fue una completa locura.Tenía el prendedor que me obsequió al declararme heredero prácticamente adoptado. Su símbolo estaba visible en el grabado, junto con la imagen de mi padre en su forma de lobo. Me había parecido un detalle amable en ese momento, ahora entendía que a Víctor no le hubiera agradado en lo absoluto que me
(Eva)Ciro y Lucy buscaban hacerme sentir mejor con ese presentimiento. Sin embargo, parecía que era cada vez peor con el paso de las horas. El estómago se me había cerrado y no había comida que me tentara. Eran unos nervios terribles que me tensaban la piel y me nublaban la vista. Busqué controlar mi respiración, aunque fuera.Astor llegó a mí, tomándome entre sus brazos y protegiéndome con su inmensa espalda para que me refugiara en él. Nos quedamos a solas en ese rincón que adopté como mi lugar.—No tienes que entrar a ese lugar, se lo que significa para ti… —dijo él, acariciando mis hombros con delicadeza. Su ceño fruncido al observar el castillo me demostró que él haría lo que fuera para protegerme de cualquiera de esas amenazas.—Gracias, igual solo serán unos momentos. Luego podremos marcharnos para siempre de este terrible sitio. —dije, con una sonrisa. El besó mis labios y me tomó por la cintura.—Refaccionaremos la cabaña para que sea más bonita, tanto como tú. —empezó a dec
(Narra Gale)Ella se veía como una princesa sacada de los más bonitos cuentos. Era una muñeca en ese vestido en gama de pasteles. El violeta y el celeste resaltaban el color natural de sus ojos. Estaba tan prolijamente peinada, con un broche delicado sosteniendo su peinado recogido y alto. Lucy caminó hacia donde yo estaba con una sonrisa en su rostro.—Te ves hermosa. —dije, con el mejor de los tonos que pude lograr encontrar.—Pues, tú pareces un prisionero sin esposas. —observó ella, riendo y tomándome del brazo. —Anda, todavía no caminas al altar.Yo también me había vestido de un modo elegante, con el traje que el rey me dio y los zapatos recién lustrados. Llevaba una espada en mi cinturón, algo que no necesitaba en lo más mínimo. Era una formalidad, debía sacar la espada para jurar lealtad al rey para siempre. Me había nombrado heredero, yo tendría que estar en ese lugar algún día.El resolvió que nosotros dos nos iríamos a la ciudad de Lucy, para que ella ocupara el lugar que s
Al escuchar las palabras de Felipe, sentí como me ahogaba lentamente, como si me hubiera sumergido en unas aguas demasiado profundas para intentar nadar hacia la superficie. No había sido justo en lo más mínimo y esa impotencia me hacía querer gritar.El relato era cierto, todo coincidía y Felipe tenía la prueba del rey incluso escrita.Astor había sido el hombre que asesinó a sangre fría a mi querido Daren. Eso era tan terrible que no pude más que llorar desconsolada en el suelo.—Siento ser yo quien tuviera que decirte esto. Debo admitir… Que me daba cierta pena que estuvieras engañada tanto tiempo. No es justo para ti. —dijo Felipe, negando con la cabeza con severidad.No tenía ni la menor de las ganas de querer contestarle algo, no era su opinión la que me importaba. Era mi vida entera la que estaba desarmándose entre las mentiras de la persona que amaba. Astor me había conocido, me miró a los ojos sabiendo que él era el culpable de mi cautiverio y, aun así, me siguió mintiendo ha
—Debes escucharme, yo iba a decirte la verdad cuando llegara el momento. —empezó a decir Astor, con los ojos llenos de lágrimas. —Necesitaba que estuviéramos tranquilos…—Entonces esperarías a que nos casáramos para confesar tu crimen. Eso es más cruel todavía de lo que me imaginaba. —solté, con rabia.—Lo siento, estoy consciente de que actué mal, es que era tan feliz a tu lado… Sabía que era un acto egoísta. Porque yo te quería para mí para siempre… —Astor negó con la cabeza. —No fue justo para ti, pero te amo desde el momento en que te vi en el bosque por primera vez…—Pero no te importó al condenarme, la primera vez. No sabías lo que me depararía al matar a mi prometido. ¡Como iba a importarte! —grité, con la voz casi desgarrada por la rabia. —¡No te ha importado en lo más mínimo! Tu jamás has estado en peligro, siendo vulnerable a los ataques de los demás, siendo acorralado como una presa indefensa que solo busca un poco de piedad.—No, no puedo entenderlo. Yo te amo Eva, lo haré
(Astor)—Debo ir a buscarla. —dije, buscando liberarme de las garras de Seth que trataba de frenar mi paso. —Tengo que hacerlo…—No. —ordenó Gale, los dos me miraban con suma seriedad. —Sabes que eso hará que huya más lejos. No sabes dónde está, pero si sabes que ella no quiere verte. —continuó.No quería escuchar a ninguno de los dos, si era sincero lo único que deseaba era buscarla y aferrarme a su lado. No quería soltarla, la necesitaba más que el aire que respiraba y eso me daba un veneno imposible de tragar. No aceptaba la idea de que se hubiera marchado.—Tengo que seguirla, puede correr peligro. —dije resuelto e insistiendo, ella no podía estar sola en esa ciudad llena de dementes. Nadie sabía si en realidad estaba a salvo y bajo la protección del rey, Eva podía ser un blanco de ataque para cualquier demente que quisiera hacer daño.—Ella no quiere verte, entiende. —dijo Seth, no esperaba que el me dijera eso. No quería aceptar eso en lo absoluto. —Debes darle tiempo a pensar,