(Astor)Miré las hojas de ese árbol que se erguía, era mucho más alto que yo. Parecía ser un sauce. La estaba esperando allí, en ese triste jardín hasta que quisiera regresar para darme otra oportunidad. Me había dejado en claro que no la buscara, porque estaba en todo su derecho de estar molesta y yo lo sabía. Pero claro que no era fácil esperarla sin querer ir a buscarla, salir corriendo para buscar protegerla no era lo que ella quería. Debía respetarla, después de todo lo ocurrido obligarla a hacer algo sería una completa tontería y demostraría mi falta de valor.Estaba en mi forma de oso, eso me hacía descansar mejor y no pensar tanto. Me limitaría a esperar allí para que ella supiera que podía respetar sus decisiones.—¿Qué estás haciendo? —preguntó Gale, mirándome con desconfianza. No parecía correcto estar en mi forma de bestia.—Es la única manera que tengo de soportarlo, hermano. —dije, con sinceridad.Ellos me impidieron vengarme contra Felipe y en buena hora, ciertamente no
(Felipe)El estar en un cuarto cómodo luego de un viaje tan largo era un descanso merecido. Las cosas habían salido de maravilla. Mi camino hacia la búsqueda de aliados resultó exitoso y el rey me condecoró con honores. Me gané un nuevo castillo que usaría con agradecimiento.Estaba solo ahora, pensando. Más que nada, en el niño y en cómo podría criarlo. Preguntaba por su madre todo el tiempo, no quería verme a mí porque no me conocía en lo absoluto. Era un niño desconfiado, no ansiaba ni siquiera decirme su nombre cada vez que se lo preguntaba. Ser padre resultó mucho más difícil de lo que pensé y tendría que llevarlo conmigo al nuevo castillo.Tomé aire, observando mi habitación allí. En todos mis años como conde había vivido en este castillo, en un cuarto, sin nada más que me perteneciera con honores. Gracias a todas estas guerras me había hecho con más títulos y propiedades de las cuales me pudiera imaginar.Pero Jade estaba muerta y eso, no había estado en mis planes para nada. N
(Eva)Me desperté sobre una cama más mullida que en la que me dormí aquella noche, en esa posada económica y deteriorada. No conocía ese sitio en lo absoluto, traté de enderezarme sin mucho éxito a causa del adormecimiento de mi cuerpo. Pero mis ojos observaban. Debía de encontrarme en un castillo, porque el lujo allí abundaba y los muebles eran de la realeza.Alguien me había traído hasta aquí en contra de mi voluntad en mi noche de ebriedad y descontrol. Algo había sucedido, pero mi memoria estaba en aguas confusas todavía. Recordaba a Maya persiguiéndome por toda la fiesta. Le había dejado en claro que no quería volver a verlos a ninguno, nunca más. Había sido dura, lo sabía, pero estaba tan molesta. No ansiaba perdonarlos pronto, yo no querría seguir en esa familia ensamblada por el momento.Eso haría que no pudieran buscarme y ahora, era un punto débil en mi vida. De igual manera no quería ser rescatada por nadie. Si estaba en un lio, saldría yo sola de él para no caer en las gar
(Astor)El bar de la ciudad, el más cercano al castillo, me había otorgado un pase para que no tuviera que pagar nada gracias al rey. Los días habían pasado infinitamente lento mientras esperaba a la mujer que más amaba en el mundo.Había pasado alrededor de un mes y todavía no veía rastros de su regreso. La tristeza me invadía cada noche antes de dormir, tratando de calmar mis pensamientos para no dejarme llevar por esa desidia. Yo no podía vivir sin ella y a medida que pasaba el tiempo lo entendía, de la peor de las maneras.Mi hermano se había marchado a su castillo con su prometida. Me había dado un largo sermón sobre las normas de convivencia para no causar problemas aquí. Ni siquiera tenía los ánimos suficientes para causar problemas. Cada vez que cerraba los ojos pensaba en ella, en nuestros momentos juntos, cada beso y abrazo, cada contacto físico, el sonido de su voz parecía inundar mis oídos. No era real, a veces soñaba incluso despierto con ella, acercándose y dejándome dem
(Astor)El sujeto buscaba escaparse de mi presencia, temblaba como una hoja, como si hubiera visto un fantasma. Ese miedo en sus ojos era notorio, él sabía quien era yo, estaba seguro de eso.—No sabemos nada. —dijo el más menudo. —Déjanos tratar con esta embustera, tú no sabes quién es.No dejaría que se marcharan, así como así, mi instinto de bestia me mandaba a quedarme allí hasta resolver este asunto.La chica me miraba como si fuera la peste, debía sentirse amenazada por mi presencia, aunque la hubiera salvado de recibir una paliza.—Déjenos ir. —dijo ella, frunciendo el entrecejo con enojo. —Usted no tiene nada que hacer aquí.Eso me sorprendió.—¿Vio? —preguntó el más alto. —Váyase, usted es un abanderado del rey, no tiene que hacer nada en este vecindario.Olfateaba el engaño, había algo más que no querían que yo descubriera y eso me estaba tensando los nervios. Las miradas de todos eran sospechosas.Otro grito me interrumpió los pensamientos, siendo que esta vez se trataba de
(Eva)El niño estaba allí, era el hijo de Felipe y Jade. Se parecía mucho a él, aunque también tuviera rasgos de ella. Tenía un rostro serio, se lo notaba muy molesto y enfadado. Felipe se retiró del cuarto, dejándome a solas con el pequeño.—Quiero volver a mi casa. —dijo, al tiempo en que sollozaba, quebrando su propio enojo.Se arrojó al suelo mientras lloraba desconsoladamente. Parecía que había estado aguantando esa tristeza para no dejarla salir frente a los demás. Yo seguía casi en un estado de shock, incluso mis manos temblaban y sentía frío en todo el cuerpo, tiritando por las cosas que ocurrieron. No podía asimilar que estaba al otro lado del reino, que no tenía a Astor a mi lado y me hallaba completamente sola contra esas fieras.Por sobre todas las cosas, todavía no asimilaba cómo había podido mentirme así. No lograba perdonarlo ni siquiera ahora que me hallaba tan lejos. Cada vez que pensaba en él me lo imaginaba asesinando a Daren, con los ojos despiadados y crueles. Me
(Eva)Con el pasar de los días me percaté de la realidad. El pequeño, al que su padre decidió rebautizarlo como Filipo en honor a el mismo, era lo único que me separaba de una brutal golpiza a manos de mi esposo.Las cosas no podían estar peor bajo cualquier óptica, pero el hecho de ser la nueva madre del niño me protegía de las incontables torturas que el estaría dispuesto a propinarme. Estaba claro que no lo haría si el pudiera darse cuenta.Filipo o Lipp, como quería que le dijeran, era muy apegado a mí y no quería que otra persona lo cuidara que no fuera yo. Me alegré de que fuera así, yo quería protegerlo de Felipe y su crueldad.El niño lo odiaba, no quería estar con él ni por un segundo. A la hora del almuerzo y de la cena, cuando debíamos ir al comedor principal, el solo se quedaba a mi lado y no le dirigía la palabra. No lo apreciaba, el era un niño muy intuitivo y sabía que su padre era una mala persona.Los nobles comenzaron a decir que no era un infante normal, que tenía p
(Astor)Los dos seguimos caminando por las calles de la ciudad, era de noche, ya casi llegando a la madrugada. El sueño estaba haciendo que Ciro caminara mucho más lento.—Vamos a volver al castillo. Regresamos mañana y ya. —dijo Ciro, que comenzaba a ponerse de muy mal humor.—No podemos hacer eso. —gruñí, con fastidio, si nos marchábamos la situación tardaría mucho más en resolverse y eso no podía ser.Necesitaba las respuestas rápido, tenía un mal presentimiento.—Pero me dormiré de pie si seguimos así. Vamos, no puedo seguir y no vas a obligarme. —dijo Ciro, con un hilo de voz.No tuve más remedio que aceptar que debíamos regresar al castillo. No me acostumbraba todavía a vivir en un lugar así, después de haber pasado toda mi vida en el bosque. Este lugar era tan lujoso y frío que a veces sentía que me convertiría en una estatua de hielo. Pero era el único sitio en el que podía estar por ahora, para esperar a Eva, porque eso haría toda la vida de ser necesario. Yo la amaba, mi cor