El corazón de Axara se detuvo un segundo antes de girarse lentamente. Su expresión se endureció al ver de quién se trataba. Era su tía, la hermana de su padre, la misma mujer que había arruinado su vida después de la muerte de sus padres.-¿Qué es lo que quieres? -dijo Axara con frialdad, clavándole una mirada llena de desprecio-. No tengo dinero. Tú te lo gastaste todo.La mujer, con un falso gesto de arrepentimiento en el rostro, negó con la cabeza.-No vengo a pedirte nada, Axara. Soy tu tía, y sé que cometí un error...-¡Por favor! -interrumpió Axara con una risa amarga-. A mí no me engañas. Eres cruel y ruin. Habla de una vez. ¿Qué quieres?El ascensor llegó y ambas entraron, el silencio entre ellas tenso como una cuerda a punto de romperse.-Te vi bajar de ese coche lujoso. ¿Quién era? -preguntó la mujer con una mezcla de curiosidad y malicia en su tono.Axara cruzó los brazos y la miró con desdén.-¿A ti qué te importa? -respondió cortante, sus ojos destilando hostilidad.La mu
El frío del agua la ayudó a calmarse, a centrarse. Se repetía a sí misma que debía mantener la calma, pero la imagen del rostro serio y severo de Cael Van Der Wijk no dejaba de aparecer en su mente. ¿Qué pasaría si él se enteraba? ¿Sería capaz de enfrentar su furia? ¿O peor aún, su desprecio?"Primero debo confirmar la verdad", pensó, apoyando las manos contra las baldosas frías de la pared. "No puedo dejarme llevar por suposiciones. Quizá todo esto es una coincidencia... Quizá estoy equivocada".Pero la duda persistía. Sabía que no podía confiar en nadie dentro de la empresa. Damon, el chófer, parecía saber más de lo que estaba dispuesto a decir, pero acercarse a él de nuevo era arriesgado. Y Cael... él jamás la escucharía. Si alguna vez se enteraba de su mentira, mucho menos lo haría.Axara suspiró profundamente, dejando que el agua tibia comenzara a templar su cuerpo. Su mente se aclaraba, aunque su corazón seguía cargado de miedo. Salió de la ducha unos minutos después, envuelta e
Axara no se dejó intimidar y mantuvo la mirada fija en la mujer, desafiante.-Le dije que yo me ocuparé de todo, niña -continuó Laura, acercándose al escritorio de Axara con furia contenida. Sin pensarlo dos veces, le arrebató la hoja donde la joven había estado haciendo sus apuntes.Axara se levantó de inmediato, irritada, pero Laura no se detuvo ahí.-Y no tienes que venir al evento, será mucho para ti. Mejor descansa, niña.La sonrisa sarcástica de Laura parecía un intento de provocarla, pero Axara no pensaba quedarse callada.-Tengo que estar porque soy la asistente del señor Cael. Usted es la que está de más aquí -soltó Axara, su tono cargado de firmeza.Laura abrió la boca para responder, pero Axara no le dio tiempo. Dio un paso adelante, empujándola ligeramente con los hombros al pasar junto a ella, como dejando claro que no tenía intención de cederle terreno.Carmen, quien había permanecido en silencio durante el intercambio, miraba la escena con los ojos bien abiertos, incapa
Axara estaba de pie frente al espejo del camerino, quitándose el maquillaje con un algodón empapado en desmaquillante, el cual deslizaba suavemente sobre su rostro. Se sentía agotada, pero satisfecha con el evento. Las luces del salón aún brillaban en su mente, el murmullo de los empresarios, los aplausos... todo había salido como lo había planeado, aunque en su interior sabía que la situación no había sido la ideal. Carmen le había exigido que sustituyera a la modelo enferma, y a pesar de la incomodidad, había logrado hacerlo. No era modelo, pero había salido airosa.El sonido de la puerta abriéndose la sacó de sus pensamientos. Axara se giró rápidamente, asustada al ver a Cael entrar en el camerino.-Señor Cael -dijo, levantándose de inmediato, con el corazón acelerado al verlo entrar tan inesperadamente.Cael observó el camerino por un momento, luego sus ojos se centraron en ella, aún con el traje de la colección puesta. No había logrado quitarse todo el maquillaje, y el moño que a
Axara la miró con algo de vergüenza y sacudió la cabeza. Había estado tan concentrada en sus propias tareas que no había tenido tiempo de interactuar con otros empleados, y ahora sentía que eso le pasaba factura.-Lo lamento, Mandy. No he tenido tiempo para, al menos, conocernos más -dijo Axara, acercándose un poco a la chica, con un tono de voz más cálido.Mandy se encogió de hombros, como restándole importancia al asunto.-Entiendo perfectamente. Trabajar para el señor Van Der Wijk no es fácil. Me alegro de que no me hayan dado tu puesto -dijo, sonriendo, pero con una sinceridad que hizo que Axara soltara una pequeña risa.-¿Tan mala pinta tengo? -preguntó Axara, bromeando mientras comenzaba a recoger sus cosas.-No es eso -dijo Mandy rápidamente, levantando las manos como si quisiera aclarar que no quería ofenderla-. Es solo que... bueno, todo el mundo sabe que trabajar directamente para él es una misión casi imposible. Eres una valiente, eso seguro.Axara suspiró, sentándose por u
Cael se levantó, pasando una mano por su cabello oscuro mientras la miraba. Finalmente, habló con un tono bajo pero firme.-Por hoy, quédate aquí y descansa. Asegúrate de que esa herida no se infecte. No quiero que te desmayes a mitad de la reunión.Axara lo miró, sorprendida.-¿No está enojado?Cael no respondió de inmediato. En cambio, le lanzó una última mirada seria y se dirigió hacia la puerta.-No te hagas ilusiones, Axara. Estaré esperando esos documentos en la tarde y que sea la última vez que llegas tarde.Y con eso, se marchó, dejando a Axara aún sentada en el sofá, preguntándose qué había sido exactamente lo que acababa de ocurrir.Axara se miró al espejo, inspeccionando la curita que había colocado sobre su herida. A pesar de que el dolor se había reducido considerablemente gracias a los analgésicos, aún sentía un ligero malestar. Había hecho su mejor esfuerzo para tapar la curita con su cabello, dejando caer un mechón estratégicamente sobre su frente. Después de una ducha
El rostro de Gael cambió al instante. Su sonrisa se desvaneció, y sus pequeños brazos se cruzaron frente a su pecho en un gesto desafiante.-Laura no me gusta. Es mala conmigo.Cael se agachó hasta quedar a la altura de su hijo, colocando una mano firme pero gentil sobre su hombro.-Gael, ¿por qué dices eso? ¿Te ha dicho algo?El niño negó con la cabeza, pero evitó la mirada de su padre.-No... pero ella nunca me quiere abrazar ni jugar conmigo. Siempre dice que soy raro.Cael sintió una punzada en el pecho al escuchar esas palabras. Su mandíbula se tensó, pero intentó no dejar que su enojo se reflejara frente a su hijo.-Escúchame bien, Gael. Tú no eres raro. Eres un niño especial, y eso te hace único, una joya preciosa. No dejes que nadie te haga sentir menos, ¿entendido?Gael lo miró con ojos llenos de confianza renovada y se lanzó a los brazos de su padre, quien lo sostuvo con firmeza.-Te amo, papá -dijo el niño en un susurro.Cael acarició su cabello con ternura antes de levanta
Axara abrió la puerta de su apartamento y suspiró con fuerza al ver el desastre que la recibía. Había empaques vacíos de papas fritas y botellas de agua por todos lados, además de una capa de polvo acumulada en las esquinas del suelo. El aire cargado parecía recordarle que hacía tiempo que no tenía un momento para encargarse de su pequeño espacio.Dejó su bolso en la habitación con rapidez y se cambió a una camiseta sencilla y un pantalón deportivo. Mientras se ataba el cabello en una coleta alta, su mente no dejaba de pensar en Gael. La idea de que un niño como él, acostumbrado a la pulcritud de una casa enorme y seguramente impecable, entrara en un lugar tan descuidado como el suyo, la hacía sentir incómoda.-No puedo permitir que lo vea así -murmuró con determinación mientras tomaba una bolsa de basura y comenzaba a recoger los empaques desperdigados.Cada movimiento era rápido y preciso. Limpió las superficies, barrió el suelo y pasó un trapo húmedo para asegurarse de que quedara