El rostro de Gael cambió al instante. Su sonrisa se desvaneció, y sus pequeños brazos se cruzaron frente a su pecho en un gesto desafiante.-Laura no me gusta. Es mala conmigo.Cael se agachó hasta quedar a la altura de su hijo, colocando una mano firme pero gentil sobre su hombro.-Gael, ¿por qué dices eso? ¿Te ha dicho algo?El niño negó con la cabeza, pero evitó la mirada de su padre.-No... pero ella nunca me quiere abrazar ni jugar conmigo. Siempre dice que soy raro.Cael sintió una punzada en el pecho al escuchar esas palabras. Su mandíbula se tensó, pero intentó no dejar que su enojo se reflejara frente a su hijo.-Escúchame bien, Gael. Tú no eres raro. Eres un niño especial, y eso te hace único, una joya preciosa. No dejes que nadie te haga sentir menos, ¿entendido?Gael lo miró con ojos llenos de confianza renovada y se lanzó a los brazos de su padre, quien lo sostuvo con firmeza.-Te amo, papá -dijo el niño en un susurro.Cael acarició su cabello con ternura antes de levanta
Axara abrió la puerta de su apartamento y suspiró con fuerza al ver el desastre que la recibía. Había empaques vacíos de papas fritas y botellas de agua por todos lados, además de una capa de polvo acumulada en las esquinas del suelo. El aire cargado parecía recordarle que hacía tiempo que no tenía un momento para encargarse de su pequeño espacio.Dejó su bolso en la habitación con rapidez y se cambió a una camiseta sencilla y un pantalón deportivo. Mientras se ataba el cabello en una coleta alta, su mente no dejaba de pensar en Gael. La idea de que un niño como él, acostumbrado a la pulcritud de una casa enorme y seguramente impecable, entrara en un lugar tan descuidado como el suyo, la hacía sentir incómoda.-No puedo permitir que lo vea así -murmuró con determinación mientras tomaba una bolsa de basura y comenzaba a recoger los empaques desperdigados.Cada movimiento era rápido y preciso. Limpió las superficies, barrió el suelo y pasó un trapo húmedo para asegurarse de que quedara
El mundo pareció detenerse por un segundo. Axara sintió un nudo en el estómago y notó cómo Cael alzaba la mirada hacia ella, expectante, aunque no dijo nada. Era como si también esperara su respuesta, estudiándola con esa intensidad suya que siempre la ponía nerviosa.Ella se aclaró la garganta, alargando la mano hacia su copa de vino por inercia, pero se detuvo al recordar lo que iba a decir.-Ellos murieron, Gael -respondió con suavidad, aunque las palabras le dolieron más de lo que esperaba.El niño abrió los ojos, sorprendido, y luego bajó la mirada al plato.-Oh... lo siento, Axara.Axara le sonrió con ternura, tratando de aliviar la culpa que parecía invadir al pequeño.-No te preocupes, príncipe. Eso pasó hace mucho tiempo.Tomó la copa de vino, pero antes de que pudiera siquiera acercarla a sus labios, recordó su herida. Dejó la copa de inmediato y murmuró, más para sí misma que para los demás:-No puedo beber. Estoy tomando medicamentos por la herida.-Entonces toma de mi jug
El ascensor de cristal subía lentamente, reflejando el caos emocional que Axara intentaba ocultar bajo su apariencia tranquila. Su mente era un torbellino de pensamientos, incapaz de ignorar los sentimientos que Cael despertaba en ella, pero también desgarrada por la sensación de que estaba cruzando una línea peligrosa. Cada segundo dentro del ascensor se sentía eterno, y sus manos jugaban nerviosas con el borde de su bolso. Cuando finalmente las puertas se abrieron en el último piso, respiró hondo y caminó con la espalda recta, esforzándose por no mostrar el menor signo de incertidumbre.-Buenos días, Carmen -saludó Axara, dedicando una pequeña sonrisa a la secretaria que estaba absorta en su computadora.Carmen levantó la mirada y le devolvió una expresión neutra.-Buenos días, Axara. Ahora no puedes entrar. El señor Cael está reunido y me pidió que te quedaras aquí -dijo con profesionalismo, señalando los sofás de la sala de espera.Axara asintió despacio, aunque no pudo evitar que
El ambiente en la oficina estaba cargado de tensión. Cael mantenía sus ojos fijos en Axara, como si estuviera intentando descifrar sus pensamientos. Había algo en su mirada, algo que traspasaba las barreras de la formalidad y el autocontrol que solía tener.Axara sintió cómo el aire se hacía pesado, y sus propios pensamientos eran un caos. No pudo evitar notar cómo los ojos de Cael se desviaban a sus labios, y ese simple gesto la desarmó. Su corazón latía con fuerza, resonando en sus oídos.Fue entonces cuando tomó una decisión impulsiva. Sin pensarlo demasiado, cerró la distancia entre ellos y lo besó. Sus labios se encontraron con los de Cael en un gesto lleno de pasión y deseo reprimido.Cael reaccionó al instante, rodeándola con fuerza por la cintura, como si temiera que ella se apartara. Profundizó el beso, dejándose llevar por una emoción que lo había estado carcomiendo en silencio. En un movimiento fluido, la volteó y la presionó contra su escritorio, sosteniéndola con firmeza
Cael no reaccionó de inmediato, pero sus ojos la observaban con una intensidad que la hizo sentirse desnuda ante él. Finalmente, negó con la cabeza, avanzando hasta quedar frente a ella.-No -dijo, su voz cargada de una sinceridad que la sorprendió-. No haré eso contigo, Axara. Eres tan diferente...Llevó sus manos hacia las de ella, tomándolas con suavidad, como si temiera que se rompieran. Axara sintió el calor de su piel contra la suya, pero no se permitió ceder a ese contacto.-No soy diferente, Cael -dijo ella, con voz quebrada pero firme-. Usted no me conoce del todo.Él frunció el ceño, sus manos apretando las de ella un poco más, como si temiera que se alejara.-Entonces déjame conocerte -dijo, su voz apenas un susurro-. Déjame demostrarte que esto que siento no es como lo que tuve con Andrea o Laura. Contigo...Se interrumpió, sus ojos buscando los de ella desesperadamente, como si necesitara que le creyera.-Contigo es real -añadió finalmente.Axara quiso creerle, pero el pe
Ella no respondió con palabras, sino con un beso que decía todo lo que no podía expresar. Porque, aunque no quería admitirlo, en ese momento, Axara también sentía que le pertenecía a él, tanto como él a ella.La luz tenue del amanecer se filtraba a través de las cortinas, envolviendo la habitación en un cálido resplandor. Axara estaba acostada sobre su abdomen, con las sábanas cubriéndole la parte baja de la espalda, mientras los dedos de Cael recorrían lentamente su piel desnuda, dibujando círculos suaves que la hacían estremecer.-Quiero que vengas esta noche a mi mansión -dijo él de repente, rompiendo el silencio que los envolvía. Su voz era profunda y tranquila, casi un susurro, pero determinada-. Gael va a estar tan feliz de verte.Axara giró ligeramente el rostro, apoyando la mejilla en el colchón mientras lo miraba de reojo. Había algo en su tono, una mezcla de anhelo y vulnerabilidad que no esperaba.-Extraño a Gael -respondió ella con sinceridad, dejando escapar un suspiro.C
Axara sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, aunque no estaba segura de por qué. Tal vez era la sinceridad en sus palabras, o el hecho de que nunca había pensado que alguien como Cael pudiera quererla de esa manera.-Está bien... lo pensaré -dijo finalmente, su voz temblorosa.Cael asintió, inclinándose para besarla de nuevo, esta vez con una dulzura que la hizo sentir como si todo el peso del mundo desapareciera por un momento. Y en ese instante, Axara supo que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.El aroma a café recién hecho llenaba la cocina, mezclándose con el tenue sonido del aceite chisporroteando en la sartén. Axara movía con cuidado la espátula mientras preparaba el desayuno. A cada tanto, giraba la cabeza para mirar hacia el pasillo, esperando que Cael apareciera en cualquier momento. Había pasado un buen rato desde que él se había levantado, y aunque intentaba mantener la calma, no podía evitar sentir una ligera ansiedad por su presencia.De repente, una vo