Capítulo 59

Amanda llegó a su casa exhausta, sus pies dolían después de todo el día corriendo de un lado a otro. Cerró la puerta detrás de ella y dejó caer su bolso en el suelo, suspirando profundamente. En su mano llevaba un termo con comida, un remanente de la tensa cena que había tenido con Derek Ferrer.

—Papá, te traje algo de comer —dijo mientras entraba en la cocina, dejando el recipiente sobre la meseta.

—Gracias, hija, pero ya cené —respondió su padre desde la mesa, donde hojeaba un periódico amarillento.

Amanda lo miró, extrañada.

—¿Cómo que ya cenaste? No había nada en la nevera esta mañana.

Su padre sonrió débilmente y señaló hacia el plato vacío frente a él.

—Una mujer muy amable vino a traerme algo de comer. Dijo que tu jefe, el señor Ferrer, la había enviado.

El color se desvaneció del rostro de Amanda.

—¿Qué? —preguntó con incredulidad, sintiendo cómo un escalofrío le recorría la columna—. ¿Dijiste que fue enviada por Derek?

Su padre asintió, ajeno a la tormenta que se desataba en
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