Levantarme temprano no era para nada difícil, sobre todo cuando era Theo Ferrey quien me lo pedía, mi apuesto jefe con el que ya llevaba una relación de meses, nadie lo sabía más que él, mi mejor amiga y yo, me negaba a creer que para el solo fuera sexo, como solía decir mi mejor amiga Gianni, estaba tan emocionada, ese día cumplíamos 8 meses de nuestro amorío, del cual nadie sabía en las oficinas, no era más que su simple secretaria, pero estaba segura de que esa tarde se me declararía, se cumpliría mi deseo de ser la novia oficial de mi guapo Portugués, mi amiga se daría cuenta de que era más que la secretaria que él usaba para satisfacer sus deseos sexuales como ella siempre lo decía.
«Le va a encantar esta lencería que he comprado para celebrar nuestros 8 meses juntos» pensé mientras me la ponía.Me había tomado toda la mañana para ponerme linda, aunque no era mucho lo que me hacía, mi apariencia no era muy atractiva, pero Theo me había dicho que era lo que le gustaba de mí, era extraño que quisiera verme en su oficina, si estaba planeando declarárseme, eso era lo que me había dado a entender con el anillo que por accidente había encontrado en su oficina, solo recordarlo me hacía poner nerviosa.—¡Finalmente, te casas Tiana! —me repetí una y otra vez.Había llegado el momento, debía de dejar de fantasear, pronto sería una realidad, me puse un poco más de labial y salí de mi apartamento.—¡Caray! —Exclamé al recordar que estaba dejando mi móvil, eran los nervios.«No puedo dejar de imaginar como me lo pedirá, ¿se arrodillará ante todos? —me cuestioné, o lo hará en su oficina como algo privado».—Lo ves Tiana, no eres su amante como dice Gianni, esos 8 meses de solo sexo, por fin serán más que eso —Dije mientras mordí mi labio al imaginar a Theo de rodillas pidiéndome ser su esposa.Dejé de pensar en ello, no quería que el conductor del taxi pensara que estaba loca, fantasear con Theo era muy fácil, era muy guapo, un hombre exitoso y reservado, a sus 33 años, había amasado una gran fortuna, desde que lo vi por primera vez había querido meterme a su cama, sí, actuar como una desvergonzada, no me importaba cuando de él se trataba. En realidad llevaba tanto tiempo esperando a mi hombre ideal y saber que lo había encontrado era maravilloso.Habían sido 8 meses de solo sexo, que no iba más allá de encerrarnos en su oficina, pero que importaba si esa tarde me pediría matrimonio, lo amaba, aunque él no me hubiera demostrado lo mismo, lo había comprobado cuando vi ese anillo, había llegado a pensar que solo me usaba, pero al ver el anillo comprendí que no era así.—Te amo Theo —dije emocionada, captando la mirada y atención del conductor —lo siento, es que me pedirán matrimonio.—Descuide y felicidades.Agradecí al conductor por sus buenos deseos, habíamos llegado y no me cobró, dijo que lo tomara como un regalo de bodas.—Muchas gracias —dije sonriente.—Que tenga una maravillosa vida —desee agradecida al amable conductor.«Aquí vamos, respira y cálmate, no le hagas ver que ya conoces sus planes, no arruines la sorpresa»—Cálmate Tiana —me dije a sí misma una y otra vez, mientras controlaba las ganas de gritar, estaba tan emocionada.Saludé a mis compañeros y le sonreí a Gianni, ella se encogió de hombros, no estaba muy convencida de lo que yo tenía certeza, mi mundo se detuvo cuando minutos más tarde vi pasar a Theo y hacerme la señal que usaba para que fuera a su oficina, donde sé daban nuestros encuentros íntimos, logré ponerme de pies y me dirigí a donde estaba Gianni.—Prepárate para el grito que escucharás, estoy segura de que no podré controlar que ese hombre se ponga de rodillas a pedirme matrimonio —advertí con seguridad a mi amiga al tiempo que le entregaba unos documentos que debí haberle entregado un par de horas atrás.Antes de que ella pudiera decir algo me retiré, caminé a la oficina de mi jefe, antes de tocar acomodé mi falda, suspiré y di dos golpes a su puerta.Él me abrió y una vez que estuve dentro empezó a poseerme.«Quizás solo quiere hacer el amor antes de darme el anillo» me dije para calmar mi ansiedad.Me había desnudado, nada había sido diferente, no había notado siquiera la lencería atrevida que me había puesto para él, no solía vestir ese tipo de ropa, pero él lo merecía.«Quizás solo está tan emocionado como lo estoy yo» argumente ante su falta de interés por la lencería. Le había tomado minutos poseerme como de costumbre, no me hacía el amor, eso yo lo sabía, era sexo, pero no importaba, me iba a pedir matrimonio, era lo importante, cuando terminó en mis glúteos, me limpió y me pidió vestirme, pensé que sería para hacer la propuesta, caminó a su escritorio, tomó un lápiz y empezó a jugar con él, parecía dudoso, me acerqué y le pedí abrochar mi falda por detrás, dándole tiempo de pensar como proponerme matrimonio.—Creo que hemos tenido suficiente diversión —murmuró, mientras jugaba con la coleta de mi cabello.—Sí, pienso lo mismo.Estaba segura de que me estaba queriendo decir que ya no quería que fuera solo sexo, que se estaba preparando para pedirme matrimonio.—Que bueno que estás de acuerdo, no creo que sea correcto como está pasando todo, mereces algo mejor —espetó con seriedad.—Sí, ambos merecemos más que esto —argumenté interrumpiéndolo—. No tienes que preguntar, yo acepto Theo—. Dije adelantándome a lo que él pretendía decir.—¿Sí?, vaya que no me equivoqué contigo, sabía que eres una mujer madura y que no iba a ser difícil que entendieras.Yo seguía emocionada a la espera de su propuesta, él se acercó y acarició mi rostro, quería ver ese anillo, estaba tan emocionada, deseosa de escuchar que me hiciera la pregunta para la cual había estado preparando mi respuesta, desde hacía 15 días atrás."sí, si acepto casarme contigo, Theo" Era lo que me repetía una y otra vez cada que me estaba duchando, les había contado a mis abuelos que me casaría pronto, no les di muchos detalles.«Vamos Theo, hazme la pregunta» —pensaba y repetía mi voz interna con ansiedad—Bien cariño, entonces así quedamos, no más sexo, seremos solo jefe, empleada.Sentí algo recorrer mi cuerpo al escuchar aquellas palabras, que retumbaron en mi cabeza como eco, sentí que me caía, intenté preguntar que significaba, pero parecía que habían amarrado mi lengua, él pasó por mi lado, dándome una palmada en el hombro.—Sin dudas eres la mejor secretaria que he tenido, una mujer lista. Has tomado las cosas como deben ser, me alegro de que no hagas de esto un escándalo, después de todo era solo sexo, diversión y placer.Aquellas palabras habían sido como dagas que sin piedad enterraban en mi corazón, haber fingido una sonrisa cuando se posó en frente de mí había sido la peor parte.—La pasé muy bien contigo —me acarició el mentón—. Tengo que irme, cierra la puerta al salir nena.Llorar, tenía mucho sentido, había podido contener las lágrimas hasta cuando él se marchó, mi orgullo, mi dignidad habían quedado en el piso, «sexo Tiana, solo sexo significaste para él, como pudiste ser tan estúpida» me reproché intentando secar mis lágrimas sin éxitos en lograrlo. Me dejé caer de rodillas, como había sido tan tonta, como había siquiera imaginado que Theo iba a proponerme matrimonio, en 6 meses no se había dignado a estar conmigo fuera de su oficina, había sido un juego y yo había ignorado todas las señales, como había sido tan estúpida, miré una botella de vino y la cogí, estaba a punto de beber directamente desde la botella cuando entró Gianni.—¿No pasó verdad? —preguntó con una cara de lástima que me hizo sentir más estúpida de lo que me estaba sintiendo. —Lo siento amiga, intenté advertirte.—¿Como pude haber sido tan estúpida? Gianni, como se me ocurrió pensar que me pediría matrimonio, debí haberte escuchado, casi cometo una estupidez.—Ven dame esa botella,
Colgar la llamada fue mi decisión más sensata en ese momento, me metí a la ducha y dejé que el agua callera en mi rostro hasta sentirlo tan ahogado como tenía el corazón, al salir de la ducha y mientras secaba mi cabello pensaba en que hacer. «A ver Tiana, no puedes dejar que Theo se salga con las suyas —me dije mientras me miraba al espejo—, tú no eres una mujer fea, solo debes rescatar la belleza que escondes tras tu descuido estético»Puedes convertirte en una Teresa si deseas incluso en una Rubí, eso es, como primer paso vamos a llamar a Theo, marqué su número y mientras sonaba pensaba en que le diría.—Tiana que bueno que me llamas, quería pedirte que te hagas cargo de la empresa una semana —dijo agitado Theo—. Será como las otras veces, las decisiones importantes me las comunicas.—Theo, pero yo...—No, no puedes decirme que no —protestó —sabes que confío en ti y tu potencial, ya han recogido el anillo, debo dejarte, viajaré en la mañana a Lisboa, ya sabes qué hacer. Me había
—Tienes razón —le dije mientras salíamos del taxi.Habíamos ido primero a un lujoso centro estético, había de todo en aquel lugar, ella se sentó adelantar el trabajo del que Theo me encargaba cada vez que me dejaba al mando. Desde ahí nos dirigimos a un salón, mi rostro estaba bellísimo, con solo algunos pocos euros, de los miles que le costaría a Theo su humillación. En el salón me maquillaron, organizaron mi cabello, decidí oscurecerlo y llevarlo ondulado, cambié mis lentes, por lentillas que me permitían ver mejor y sin opacar mis ojos grises.—¡Omg!, —dijo Gianni en voz alta—, si fuese lesbiana, Theo tendría competencia, estás hermosísima, superaste mis expectativas.Sabía que ella tenía razón, Gianni era tan sincera que de no haber sido así me lo diría, era tan directa y honesta que parecía carecer de humanidad, era a lo que debía adaptarme, me miré y dejé salir una lágrima.«En 24 años jamás me había visto tan hermosa, el cuidado estético era demasiado importante» pensé mientra
—¡TIANA! —exclamó Theo sorprendido y dejando caer su teléfono—. Tiana estás hermosa.—Iré en un minuto a la oficina — respondí girándome de nuevo ante Gianni, con una enorme sonrisa, la cara de sorpresa de Theo había sido, mejor de lo que esperaba.—Te esperaré Tiana —tartamudeó Theo tragando saliva.Me giré de nuevo a él, le dije que no hacía falta, le dije a Gianni que iría al baño y Theo pareció no darse cuenta de que iba al baño de mujeres, me siguió, empecé a ponerme un poco de labial, había dos chicas que al ver a Theo salieron.—!Tiana, estás bellísima!, ¿qué te hiciste?—¿Hay algo importante para la reunión? —pregunté, ignorando sus cumplidos.—No, lo de siempre.—Me seguiste hasta aquí como si lo hubiera, pensé que querías decir algo, ya tengo lista la presentación, como de costumbre Theo.—No lo dudo, pero quería decirte lo hermosa que estás.Me quedé en silencio y empecé a ponerme un poco de rimel, Theo seguía mirándome de arriba abajo, como sin creer aún que era la misma t
Intenté salir y me jaló, me miró de abajo arriba y dijo que sí tenía algo importante.—¿Entonces lo nuestro no es importante para ti? —preguntó con seriedad.—Nuestro trabajo siempre va a ser importante, solo que me estás hablando de asuntos personales, esos si no los considero asuntos importantes. Theo también la pasé muy bien contigo, pero cielo solo era sexo, me divertí, lo disfruté y es todo. —dije con antipatía y sintiendo como aquellas palabras me dolían también, los recuerdos que llegaron a mí parecían querer desvanecerme.«De ninguna manera» —razonó mi sed de castigo.—Theo si no vamos a hablar de trabajo no me hagas perder el tiempo, y disculpa eh, sé que eres el jefe, pero mira como me tienes perdiendo el tiempo cuando tengo trabajo y asuntos personales importantes. El rostro de Theo había cambiado, Frunció el ceño y me miraba negando con la cabeza, se acercó y empezó a reírse.—¿Por qué haces esto? —preguntó—. Actúas como si estuvieras tratando de llamar mi atención, al tie
Me sentía relajada, ese orgasmo que había tenido había ayudado, al menos tenía que agradecerle, así tendría más calma y estaría más dispuesta con mi plan.Abordé el taxi, para mi suerte era el conductor del regalo de bodas, al parecer no me había reconocido.—¿Hubo bodas? —preguntó el conductor.—¡Que! —exclamé avergonzada, preguntando cómo había sido posible que me reconociera tan pronto.—Dejé a una chica hace días aquí, dijo que se casaría —respondió el conductor.—¡Oh, no lo sé! verás, soy nueva en la compañía, pero no he escuchado nada sobre algún matrimonio.«Le pagaré con el euro de mayor valor, así se quedará con el cambio»Él me sonrió y se quedó callado, al igual que yo, me llegó un mensaje de Gianni que no respondí por qué estaba cerca, iría a su casa y le contaría lo sucedido."Te necesito aquí temprano —mensaje de Theo.No respondí.«Llegaré a la hora que se me antoje Theo, me hiciste trabajar horas extras». Habíamos llegado y le estaba pagando al conductor.—Lamento que
El servicio había llegado. La fuerte lluvia obligaba al conductor a ir despacio.—Señorita, el cambio —gritó el conductor.—¡Quédese con el! —exclamé girando a mirarlo.No era mi dinero, me importaba poco, subí, entre al lugar, me estaba quitando el abrigo.—Está en una reunión —dijo Gianni —Estaba de un humor insoportable, preguntó seis veces por ti.—Muy bien, Gianni hazme el favor de ir a preguntar si me necesita.—Llegaste retadora, sabes que te necesita, —dijo Gianni —tú eres la que ha venido haciendo ese trabajo.Gianni se retiró y me senté a realizar mi trabajo, Giovanni se acercó, me saludó y dijo que había extrañado mi presencia en la sala de juntas, le dije que no era mi trabajo.—A mi oficina Tiana —ordenó malhumorado Theo, como de costumbre sin saludar.Me disculpé con Giovanni y seguí a Theo, la conversación me interesaba mucho. —Hola jefe —saludé con descaro.—¿Qué te has creído Tiana? —preguntó con arrogancia—. Tienes un horario que debes cumplir, se te paga por eso, no
Lo miré con asombro, intenté ocular mi emoción.—Lo siento Tiana, de verdad lo siento —se disculpó —, además del trabajo que te ofrezco, también te ofrezco mi ayuda para con tu proyecto.Aquello me había generado una gran emoción, pensar en poder llevar a cabo el proyecto de poner mi propia empresa de asesorías era genial, era demasiado buena en ese ámbito, siempre había pensado en sacarle provecho, pero me hacía falta muchas cosas para que pudieran tomarme en serio.—Ok, me lo pensaré —dije con desinterés, dejándome llevar por el orgullo.Reiteré que debía salir de su oficina.—Espera, Tiana, quiero que volvamos a lo que teníamos, haberlo dejado fue una estupidez.Solté una risita fingida, pero no era más que frustración disfrazada.—No, Theo te equivocas, además de habernos liberado de la inmadurez de ofrecernos sexo y placer, me ha ayudado mucho, he logrado organizar algunas cosas en mi vida y además he comprendido que no es lo que quiero, al menos no del modo en que lo estábamos ll