***PACTO FIRMADO POR KERENS PARA HALLAR A LOS HIJOS DEL DEMONIO***
Casi no recuerdo haber nacido en el pueblo Esperanza del Siervo, conocidos por la amabilidad de las personas.
A mí me llamaban Luciano Howland, y veníamos del pueblo vecino, escapando de las garras de los mercenarios y traficantes de personas, muy diferente a este pueblo. Ambos, decidimos refugiarnos y reconstruir nuestras vidas, alejados de nuestros pecados, por esa razón huíamos.En el siguiente verano, descubrimos una cueva en lo profundo del bosque, que tenía símbolos e ilustraciones extrañas.Por último, decidimos yo y Kerens, que era como un hermano para mi, establecernos cerca del pueblo. Para mi sorpresa, el había conseguido un trabajo del cual guardaba unos recipientes malolientes, eran 3 vasijas cubiertas con piel de oveja.Luego me confesó estando ebrio, que las había robado, no le tome importancia, pero tras darme cuenta que no solo eran vasijas, la casa era el almacén de dinero, y cubiertos de plata y oro.Las dudas me intrigaban, cuando preguntaba y él callaba, entonces decidí esperarlo hasta el amanecer a que llegase y el con la evidencia en mano no podría negarlo.Tan pronto como amaneció, no hubo rastro de mi mejor amigo, saliendo a buscarlo a las afueras del bosque.Cuando di con el, el choco bruscamente conmigo, y siguió corriendo asustado y nervioso.Mire a los lejos, en dirección a lo que él veía, y se notaba una figura tan delgada como alta, sosteniendo en sus manos un garrote prominente.La idea de que él haya robado y sea castigado me hizo detenerme a suplicar por su vida.— ¡Le devuelvo las joyas, oro y plata!
Esta persona se detuvo, por detrás de mi, diciendo; "No lo quiero, mejor dame tu esencia, tu alma"
Mi cuerpo respondió por si solo, retrocediendo, mientras estaba aún sobre los arbustos.—No, no..., quizás cometió un gran error, pero no es un ladrón, si lo prefiere puedo trabajar para usted, solo déjelo.
"Cubres una mentira por unas lágrimas...Igual serás útil"
—Lo pagaré con arduo trabajo.
Agache mi cabeza y encogí mis hombros, hasta que la voz de a quien considero mi hermano, resonó.— Luciano, hermano...Gracias.
Ese ser prosiguió a decir.-
Tú nombre entre estas líneas y serás mío.Tras terminar esa expresión, mi alrededor se envolvió con fuego azul en mis propias narices, y lo que había dentro era un pergamino que no se quemaba. Trague saliva y apareció a mi alcance una pluma y tinta roja como la sangre.
¡Kerens a dónde vas! - grite y se detuvo.
—Si lo firmas, no me matara, te lo ruego Luciano, prometo hacer lo que me pidas en el presente.
El salió corriendo, mientras yo colocaba mi firma, con mi nombre y el apellido de mi mejor amigo, Luciano Kerens, entre las líneas.
"Mi fin"
Cerré mis ojos pensando en morir y de pronto mi cuerpo comenzó a quemarme, tanto que Kerens se detuvo a verme sosteniendo las lágrimas que caían sobre su rostro. Lo peor de la situación era que el fuego podía ser visto por él y por mi, y nadie más.
Para despertar, me habían socorrido, y llevaba dos días dormido. Pronto, un sacerdote que examinó mis heridas y me vendo todo el cuerpo. Me susurró al oído, "estás maldito"
Al día siguiente, los rumores sobre que fui castigado por Dios, se habían propagado tanto que las personas temían dirigirme palabra alguna, incluso decían que había contraído lepra.
Kerens mi amigo, me había dejado una carta en donde me pedía perdón. Llego el invierno y el cura se había quedado para sellar mis llagas. Para cuando pude moverme, me dejaron en la habitación un gran espejo, mi cuerpo tenía símbolos extraños, excepto el rostro y mis manos.
Al recobrar la conciencia, una voz gruesa, me decía que matase a todos, me asustaba, pero jamás le comenté nada al cura, ni a nadie. Más tarde, descubrí que podía ver una especie de colores sobresalir del cuerpo y la del cura era negra como su conciencia.Tardamos tres semanas en llegar a la capital, según el cura que no se apartaba de mí, debíamos expiar nuestros pecados y esta era la única manera.
— el pueblo Esperanza del Ciervo ya no existe, hicimos bien en irnos de ahí.
Mientras aun no amanecía, sentí un gran vacío en mi pecho, tras la noticia, caminamos un poco más hasta llegar a un convento.
La vespertina luz del día, enrojeció mi piel, entonces me escondí detrás de la sombra del árbol sin dejar de sostener el maletín. ya que no soportaba el inmenso oleaje de luz en plena mañana.En ese mismo lugar, conocí a quien sería el amor de mi vida para toda la eternidad, ya no me sentiría tan solo. Su amor tan cálido, muy pronto me alcanzo y me hizo olvidar el dolor, sin embargo, debía mantenerla alejada, era demasiada delgada la línea para cruzarla, menos si era vigilado.Poco tiempo después, la novicia tendría un hijo mío entonces tome la decisión de buscar redención a su lado.Lo recuerdo, una noche fría y nublada, apareció ese ser, detrás de un árbol, aceptando ser la sombra que me atosigaba.— Si realmente deseas tener el control, será para ti, toma la oportunidad que te ofrezco.
Esa noche, firme con mi propia sangre el pacto, sin leer el pergamino, en donde se establecían sus condiciones.
Lo hice porque odiaba ser el mandadero del cura, prefería estar atado a él, antes que sucumbir a ese hombre de aspecto bueno y palabras bondadosas, predicando para su beneficio la palabra de Dios.—Buscarás y hallarás hasta los últimos días de tu vida, y en los confines de esta tierra a mis hijos.
Cómo podría yo un ser humano, que tiene corta vida, hallarlos.
— No pienses tanto, que tendrás dos siglos para darme resultados, no te aconsejo engañarme, a menos que quieras una descendía m*****a.
— Un hombre común como yo, ¿podrá reconocerlos?
—Entre las bestias y seres que coexisten en el infierno, los grabados en tu cuerpo, te designaran como un Condenado.
— ¿Cómo debo referirme a usted?
—DemonioEste demonio, se había confundido al decirme condenado, porque no era aceptado ni por los humanos y temido por esas cosas, no pertenecía a ninguno de los dos mundos, más bien era un Desterrado, el cual ya no tendría que depender de nadie más que su poder.
Debo haber estado muy mal de la cabeza para firmarlo. Porque ya no eran llamas azules las que quemaban la piel. Era el hecho de sobrevivir, sin importar que.
—A qué viene eso tan de repente.
Este ser me había entregado algo, me dolía el pecho mucho.
— Son dos corazones pertenecientes a mis hijos menores.
A eso se debían mis dolores de pecho, era difícil acostumbrarse pero valía la pena, porque no moriría siendo el perro de alguien como el cura.
—¡Oye ocioso!, acompáñame a recoger algunos objetos.
Era más de mediodía y recién despertaba. Me moje la cara, me vestí y lo acompañé sin preguntar a donde.Me quede a media plaza, y observé en silencio como en su afán de ser cura, se aprovechaba de mocosas ingenuas a las cuales les entregaba pan y fruta.Cuando llegamos de repartir los alimentos a los más pobres, me quedé en mi cuarto, sin cenar, es cuando golpearon mi ventana, me asomé por curiosidad y era ella, la novicia. — ¡Luciano, Luciano!—¿Qué haces despierta a estas horas?— Acompáñame, baja. Como vi que no tenía intención de alejarse, no tuve más opción que bajar por mi ventana, ayudándome de las cortinas largas y gruesas de mi habitación.Ni bien puso un pie sobre el piso, ella tomó mi mano y me condujo a un lugar cubierto por la neblina espesa. Al ver donde estábamos, la luz de la luna se reflejó sobre el lago, dejando expuesta a las luciérnagas que emergían de el. Era una escena mágica la cual quería seguir viendo pero a la vez estaba atónito. —Juguemos, ¿te gusta lo que ves?La voz de mi novicia era suave, y el cabello que brillaba como si fuese oro durante el día, se tornó plateado cuál luna en el punto más alto. El encanto de esa noche era mágico. — ¿sientes frío?, quizás debí traer una manta.Ella seguía preocupánd
Con el corazón destrozado, se levantó sintiendo pesado el cuerpo al sentir un aroma familiar. Corrió hacia la parte posterior del convento, encontrándose con un grupo de monjas."La bebé"Las monjas quienes se negaban a que pase, en medio de su enojo, alzó sus manos, envolviéndolas en un gran fuego azul.Ante tal esfuerzo, mi cuerpo tembló y se contrajo, quedándome apoyado sobre el suelo de mis brazos y piernas. Cerré mis ojos para calmarme, y me encontré con una tumba pequeña.Arrastré mi cuerpo hacia la pequeña tumba, cavando muy desesperadamente sin importar lo tenso que estuviese mis músculos. Excave tanto que mis uñas y manos se mezclaban de sangre y tierra, con las cuales sostuve el cuerpecito de un bebé. Sintiendo por primera vez, frustración. Me dejé llevar por mis emociones, destruyendo el convento, desde adentro a fuera. Cuando ceso mi irá, una puerta desconocida se abrió ante mi, estando en el patio. Camine hasta pasar la puerta, al mirar llego a mi una tranquilidad y paz q
---[El tiempo peso sobre mis hombros, haciendo empobrecer mi pobre alma, ignorante de la verdad y carente de emoción, se podría decir que era mi viejo yo, arrepintiéndose]--- "Así las décadas pasaron rápidamente hasta reencontrarla en otro cuerpo" (Azul) Estudiaba en un colegio mixto, llamado Mayor Unidad era como una ciudad, en mis ratos libres, me la pasaba observando por mi ventana en pleno día de verano. Parecía ser más de mediodía, y en mi cabeza el sonido retumbante "tic tac...tic tac", resonaba para marcar el final de clases. Resoplé lentamente empapando con mi aliento la ventana para escribir, es un gran día soleado. Podía escuchar los murmullos de ciertos compañeros de clase, sobre el cambio de profesores y los traslados externos que significaba estudiantes nuevos. Presté atención a los murmullos por un minuto hasta que una idea se cruzó por mi cabeza, si consiguiera salir sin ser vista por la puerta trasera del salón. Pronto esa idea, se desvaneció al sonar
Hace unos días la comunidad de los trece levantó mi castigo, después de encerrarme debido al accidente de la luna roja. Lo curioso, es que mi llegada sería una aparente sorpresa para todos, sin embargo, me dejan esto, una carta sin remitente, con una nota: "Te protegeré, aunque lejos me encuentre" Pregunté por la persona que se encargó en recibirlo y respondió que fue enviado desde la casa Verona para Rodrigo. — Detestó ser invadido por personas que no son de mi agrado.– Si señor. Subí a mi habitación y verifiqué que se cumpliera con mis gustos, corrí las cortinas y si las ventanas estaban abiertas. Acomode una almohadilla sobre mi asiento y cuello, para leer con tranquilidad la carta, sin antes decir. — Estaré ocupado, puedes irte, es todo. Movió su mano en señal de que saliera, luego, dio dos aplausos con sus manos para encender las luces.— Me preguntó qué querrá la casa Verona conmigo...Hum, carta de Falco. *Lectura de la primera carta: Todo comenzó en el siglo 16, cuando
Recientemente adelantaron la reunión que tenían acordada en la sala de profesores, y lo mismo hicieron con los auxiliares, así que, parecía las aulas parecían tan distante de lo que una vez fue.Ni bien salí del salón, me topé con lo que habían publicado en el mural, el esmerado y trabajado anunció para los nuevos traslados. En el medio del mural, una pequeña nota rosa, se avispaba, debía acercarme a hablar con mi auxiloar, lo sabía es por mi reciente reporte, sobre Diana, Estrella, que fastidio.—¡Ey...fíjate por dónde vas!—Espera...Ay... ni siquiera me permitió disculparme y se fue. Pude haberle preguntado por lo menos donde queda el pabellón E, no, quita esa idea de tu cabeza, por como respondió estaba enojada. Me tranquilizaré, después de todo es el primer día, no puede ser tan malo. Aquí viene otra chica, no puedo perder esta oportunidad.—Buenos días, me podría indicar donde queda laboratorio, por favor.—El aula 315- E, está cruzando el tocador de chicos.Que amable hasta me s
Últimamente desde que me reintegré a mis labores en la comunidad, he notado cierto interés de ellos, por juntarnos a mí y a Lionel. Los pretextos que usan como citarnos en el mismo día, a la misma hora, restablecer sus antiguas cláusulas, dejan evidente su ideal por poseer lo desconocido, controlarlo y exprimir hasta la última gota de mi sangre en sus laboratorios. Por eso estoy aquí para averiguar que han hecho en mi ausencia. Después de todo, en la comunidad me establecieron está agenda, como tal no podía dejar de faltar a mi deber.—Señor Rodrigo buenas noches, lo esperan en el consejo, adelante, por favorAhora le dicen consejo, a un simple laboratorio, es más que evidente que fui enviado a seguir los nuevos procesos para moldear una cierta cantidad de anticuerpos capaces de destruir al agente externo llamado intruso, al cual le dicen que es parte de mi cuerpo, quieren un organismo capaz de neutralizar el mío. En el pasado, sufría episodios de amnesia provocados por el uso excesivo
Desde aquella noche que recibí ese mensaje de Kerens para ser específicos con su perro, ha sido más difícil ubicarlo. Cuántos años pasaron desde que supe de este ser, que es un desterrado y cuántas veces he roto sus mensajitos. Cerró el libro de golpazo, —escuchar sus latidos afluyentes...destruyendo aquello que es incierto. —Interrumpo tus notas en voz alta hermano. Estaba en la puerta, cruzado de brazos, sosteniendo un documento. —Ya estás aquí de todos modos...Adelante. —Es tan fácil decirlo Rodrigo, aún no te acostumbras a vivir con lo que eres, tienes méritos, eres médico, conocido como el lobo blanco, el excelente espécimen en la comunidad. —¿qué te preocupa? ¿qué un día ya no puedas obtener ni una gota de mi sangre? —No puedo contradecirte si me dices eso hermano, por cierto, esto es tuyo, lo dejaré sobre la mesita, chequéalo. —No creí que te gustará hacer de mensajero Lionel. Se levantó diciendo. — Acomódate Lionel, hazlo a tu antojo, pero antes reportarlo a Mica, el p
La invitación, es un compromiso más que atender de los muchos otros, ¿cuál debería elegir?, hum "Enrique", en el reverso de la carta, decía, "Revelar tu verdadera naturaleza es parte de tu pasado"No perdí el tiempo y fue a visitarlo a su residencia, una muy bonita a simple vista, fuentes de Quattro, una vista espectacular, algo digno para mantenerte bien protegida y hacerte sentir una muñeca viviente, así debes sentirte en esta prisión.—Disculpe la tardanza, sígame por favor.Mientras esperaba en recepción que conectaba con una sala de cristales, sentí curiosidad y registré cada imagen en mi memoria. —Qué unidos se ven, hasta parecen una familia. —sostuve en mis manos el retrato.—No has cambiado nada, ni siquiera has envejecido, eres prueba de nuestra existencia.Mis recuerdos aún estaban confusos, pero a esta mujer que caminaba hacia mí, sosteniendo dos copas, la reconocí de inmediato. Cada paso de ella, alborotaba mis emociones.—Bébelo es uno de mis vinos preferidos y con respect