—ya salgo para la empresa. No pienso permitir que Lombardi me haga perder dinero. Cristhofer esta trabajando en la empresa, pero la ansiedad de saber de Lena, no le permitió estar concentrado.La empleada encargada de la alimentación de Lena, está preocupada porque no ha bajado a desayunar, por lo que le sube el desayuno y Lena agradeció amablemente, porque hoy no está para discutir con la señora Di Monti.Extraña trabajar, salvar vidas, y a sus amigos; Sebastián y Natalia. Extraña movilizarse a donde ella quisiera y tener paz.El resto de la mañana reforzó su conocimiento leyendo un libro importante sobre la maternidad, ya que Cristhofer lo había dejado en la repisa por si a ella le llegaría a interesar leer.Pero al ser la hora del almuerzo, el estómago de Lena gruñe, y pensó que quizás la empleada podría subir la comida pero no, la señora Di Monti, no se lo permitió.Lena no puede aguantar hambre, más que todo por sus hijos, no tuvo opción que salir de su habitación y ir al comedo
—déjame a solas con la señorita Maxwell— ordena Lombardi a su secretariaLa secretaria asiente, se marcha cerrando la puerta.—por favor toma asiento— hablo muy caballero Lombardi Lena muy educada lo hace.—lamento entrar de esa manera, pero de verdad me urge hablar con usted señor—descuida, tu presencia me agrada ¿En que le puedo servir señorita Maxwell?— Lombardi toma asiento, y luego cómoda su corbata Lena pasa saliva y retoma la compostura.—vengo en representación del señor Di Monti—claro, yo si decía que te me hacías conocida, si tú precioso rostro está en todas las revistas— Lena se sonroja—gracias es usted muy amable, señor antes que todo, quiero que de esta conversación saquemos a un lado la rivalidad, y el dinero, y pensemos en las personas que se benefician de los hospitales médicos —Di Monti, solo es un hombre amante del dinero, él no piensa en el prójimo, por lo tanto, yo me interpuse, lo acepto, pero lo hice porque así son los negocios señorita Maxwell, además, so
Lena Maxwell, está procesando la información de Natalia.—¿Puedes por favor decirme algo?— Natalia siente ansiedad—Te informo que el doctor Sebastián, solo es un colega y amigo, nada más. No comprendo, quizás porque estaba ebrios dijo todo aquello—Lena, tú sabes perfectamente que lo borrachos no mienten ¿Dime por favor que no te gusta?— súplica Natalia por lo que Lena le sonríe, para calmar la ansiedad de su amiga—no me gusta, debes calmarte —tenía miedo, no soy el tipo de amiga que te quita tu hombre— suspira Natalia —¿Te gustó?— Lena siente curiosidad —fue perfecto, pero solo fue, placer, debido a que me sentía sola y una cosa llevo a otra, pero nada más, de aseguro mañana cuando nos veamos en el hospital, será como si nada—extraño trabajar— susurra Lena mientras mira su taza de té. —no puedes vivir sometida—debe insistirle a Di Monti—por cierto ¿Como va tu relación con él? ¿Ya hubo noche de pasión?— Natalia hace sonrojar a Lena con semejante pregunta—ni lo abra, solo es
—¿Te estoy preguntando Lena?— profundiza su mirada Cristhofer —¿Maxwell, estas bien?— al otro lado de la línea, Lombard escucho la voz de Cristhofer, lo cual le satisface atormentarlo —se… señor Lombardi, le llamaré luego— Lena cuelga la llamada dejando a Lombardi con la palabra en la boca —¿Así que hablando con Lombardi?— se acerca un poco más Cristhofer —yo… él me llamó para hacerme una propuesta, es una exhibición de los nuevos implementos médicos, no han salido al mercado— informó ella tomando asiento en la orilla de la cama —¿Qué piensas hacer al respecto?— Cristhofer y Lena están frente a frente—pienso que… no hay nada de malo en irLa sonrisa forzada de Di Monti, provocó un escalofrío recorrer el cuerpo de Lena. Y más cuando él coloca sus manos en su rostro angelical.—no es correcto, que una mujer comprometida este con otro hombre—solo son cuestiones de negocios, no tienes porque pensar mal— frunce el entrecejo Lena —eres la prometida de un Di Monti, así que no te qu
Lena puede ver sus intenciones, por lo que se angustia.—¡Carmen!— bufo Di Monti, debido a que se regresó porque Carmen no iba atrás suyo, pero él no sabe sus intencionesEl temple de Carmen se transformó en uno gentil.—lo siento, es que estaba, diciéndole a tu prometida que tiene una pancita tan adorable y pequeña— Lena la fulmina con la mirada, incluso, Carmen es más maléfica que la señora Di Monti Lena siente un alivio cuando observa que Carmen se marcha, ella respira profundamente y luego piensa en Cristhofer, en lo que él le dijo, en sus besos, y caricias, piensa que él, ya se le está metiendo en el corazón sin querer.Cuando pudo normalizar su autoestima, sale de la habitación para ir a desayunar, y se queda perpleja al ver, como la señora Di Monti, está dando órdenes como loca.Debido a que ella es la que va a organizar la boda, por lo tanto, tiene ante ella una fila de especialistas en bodas, y fiestas de alto status.Pero lo que más le desagrada a Lena, es ver cómo Carmen q
Cristhofer Di Monti, sonríe maliciosamente para que Sebastián observe que él lo tiene todo bajo control.—¡Puedo destruir tu maldita carrera de médico!— la amenaza de Cristhofer enfurece a Sebastián—¡Sólo por ser un Di Monti te crees superior a los demás!— apoya sus manos Sebastián en la mesa, no piensa dejarse de Cristhofer —¡No me creo! ¡Yo soy un Di Monti! Y Lena Maxwell es mía, así que mantén tu distancia con mi mujer, porque de lo contrario hago tu vida pedacitosSebastián retoma su compostura.—¡Largo que tú presencia me repugna el alma!— ordena Cristhofer sin piedad—Lena es mucha mujer para ti, tú no eres digno de tener su amor y atención, pero creo en la justicia divina—¡Maldito entrometido! Ella está conmigo porque quiere, porque me ama, ¿No ves lo feliz que es? ¡Ahora largo que no te soporto!— chasquea sus dedos Cristhofer —tan solo un mal paso, y se que Lena te dejará, yo la conozco más que tú, y lo bueno, es que yo estaré ahí para cuando ella necesite apoyo incondicio
Lena está perpleja, sabe que Carmen es una sangrona, pero que intervenga en la boda, eso es otro nivel.—¿Carmen?— el susurro de Cristhofer entre dientes, llama la atención de Carmen Los invitados están murmurando.—padre, disculpe a mí prima, suele hacer bromas pesadas— se apresura a decir Cristhofer, para que Lena no entre en crisis, no quiere que ella se angustien, o sienta tristeza el día de su boda—¡Yo me opongo a que ese matrimonio se lleve a cabo!— se acerca Carmen Pero eso es un mal recuerdo para Lena, el día en que ella se iba a casar con el hombre que amaba en aquel tiempo, y su amante embarazada interrumpe la boda.—Cristhofer— susurro Lena sintiendo incomodidad —¿¡Qué mierdas pasa contigo!?— reprende el CEO a su primaLa señora Di Monti, al ver toda esa escena tan maravillosa para ella, luego de haber disfrutado de ver el rostro entristecido de Lena, se acerca. —hijo perdona a Carmen, ella te quiere, y solo está triste porque te casarás y no tendrá tu atención—¡No! ¡Q
—dudo en que Lena tenga gustos tan feos, ella es una cirujana exitosa, y yo soy el hombre que ella necesita, pero lo malo de todo esto, es que a ti se te olvida maldito imbécil, que con un Di Monti, nadie se mete— lo amenaza Cristhofer —¿Qué piensas hacer? Estás en silla de ruedas, y deseo que jamás, pero jamás te pares de ahí—¡Para tu puta mala suerte! Me voy a levantar, pero como soy un hombre honorable y perspicaz, no pienso decir lo que te haré, porque la diferencia entre tu y yo, es que me case con la mujer más maravillosa de este mundo, los hijos que espera son míos, y Lena jamás me podrá dejar, ¡Porque ella me ama! ¿Sorprendido?— sonríe Di Monti —me ha dicho que me ama, ¡a pesar de que esté en una maldita silla de ruedas! Es de muy mal gusto que un médico que vela por la salud de sus pacientes deseé el mal, y más a un hombre tan importante como yo, el cual es accionista mayoritario para el hospital en qué trabajas ¿Soy grande no? Por lo tanto voy a disfrutar tu destrucción —