Emma sonrió y Ryan sintió que iba a asfixiarse al ver a Ángel dirigirse directamente a Emma.—¡Estás hermosa, toda una diosa! —exclamó el hombre saludando a Emma con efusividad. Le dio un beso en cada mejilla, dos besos que para Ryan fueron como hiel.—Gracias, Ángel, no obstante, me temo que estás exagerando —rebatió Emma.—Ninguna exageración, Ryan sin duda debe sentirse el puto amo contigo a su lado —expresó.Emma sonrió, Ryan ni siquiera era capaz de mostrar sus sentimientos en público y la joven apretó los dientes al darse cuenta de eso.Era ella siempre quien lo buscaba, era ella quien corría a sus brazos cada vez que lo miraba. Era ella quien le había dicho te amo.—Ángel —Ryan se acercó a Emma, colocó su mano a la altura del escote y extendió la otra mano para saludar al recién llegado.—Ryan —Ángel saludó y estrechó la mano de Ryan en gesto de cordialidad, pero la mano de Ryan se apretó con fuerza alrededor de sus dedos.—¡Ángel! —Michael llegó para ayudar a su amigo y Ryan t
A la mañana siguiente y luego de una noche apasionada de reconciliación. Ryan y Emma bajaron al comedor para reunirse con la familia.—Buenos días, mamá —saludó Emma sonrojándose al pensar que sus padres sabían lo que ella y Ryan estuvieron haciendo durante la noche y parte del amanecer.—Buenos días, cariño, ¿todo bien? —preguntó al verla sonrojarse.—Sí, todo bien.—Buenos días, Natasha —Ryan fue un poco más atrevido y saludó a su suegra con un beso en la mejilla.—Buenos días, Ryan, por favor, tomen asiento —invitó Natasha antes de servir el desayuno.Michael y los gemelos llegaron solo un segundo después que los esposos. El rostro de Michael, hablaba por sí solo de la terrible noche que había pasado luego de ver a su princesa escapar de la fiesta del brazo de Ryan.—Buenos días —saludó cortante.—Buenos días —respondió la pareja al unísono.—Buenos días, amor —Natasha le dio un beso en los labios a Michael y un beso a cada uno de sus gemelos.El desayuno empezó en medio de un sile
El vuelo aterrizó en el Aeropuerto París Orly, cerca de las nueve de la mañana, luego de siete horas y media de vuelo. Ryan y Emma aprovecharon el vuelo y descansaron un poco para poder disfrutar del primer día de su luna de miel.—¡Emma, Cariño! —Gerald movió su mano para llamar la atención de Emma mientras gritaba su nombre un par de veces para hacerse escuchar entre el gentío.—¡Hola, tío! —Emma se lanzó a los brazos del rubio antes de poder acercarse, algo que siempre hacía al verlo.—Mi niña, has cambiado tanto…—Soy una mujer casada —dijo Emma moviendo su mano frente a los ojos del artista y como si eso fuera la respuesta correcta.—Es lo que me ha platicado tu madre, ¿en qué diablos estabas pensando, Emma?—Cállate —susurró ella.—Finalmente, te casaste con “tú” viejo, ya decía yo que todo ese odio no podía terminar de otra manera —susurró solamente para los oídos de Emma, ella lo golpeó en las costillas ante el recordatorio de como ella solía llamarlo antes de amarlo.—Pues sí
Emma no dejó de pensar en la posibilidad que existía de comprobar la culpabilidad de Clarise Armchair en el robo. La sensación casi la abrumó y no le permitió disfrutar de la cena de esa noche con su tío Gerald.—Estás tensa, ¿qué sucede? —preguntó Gerald aprovechando el momento. Ryan se había disculpado para ir a los servicios.—No es nada tío, estoy pensando en todo lo que dejé en Nueva York, el caso de la joyería. En fin, creo que no he sido una buena compañía hoy para ustedes —se disculpó Emma.—Deja de lado todo lo que no te hará bien, cariño, disfruta del momento y cierra tus pensamientos a todo lo que no te trae felicidad, mi cielo —le recomendó el pintor—. Cuando vuelvas a Nueva York entonces piensa en las cosas que debes resolver, pero esta noche disfruta todo lo que puedas, uno nunca sabe cuándo puede ser la última vez.Emma asintió. Su tío tenía razón, no podía permitir que las acciones de terceros le robaran la paz y mucho menos la felicidad que tenía al lado de Ryan. Una
Emma miró a Angélica antes de tomar su bolso.—No puedes engañarme, eres fácil de leer, Angélica, no voy a caer en tu tonto juego. Confío en Ryan, mas no en ti —le dijo intentando pasar de ella.—¿No me crees? —preguntó—. Puedo llevarte hasta él para que mires con tus propios ojos que no estoy mintiendo. Te estoy diciendo la verdad, Emma.—Pierdes tu tiempo, Angélica, hace mucho tiempo pensé que eras mi amiga, pensé que eras una persona sincera, confíe en ti, sin embargo, únicamente te acercaste a mí y fingiste ser quien no eras para hacerme daño —Emma la miró desafiante—. Sé muy bien quién eres, Angélica Lewis.Angélica achicó los ojos al escuchar su nombre completo de los labios de Emma.—Lo sabes —gruñó acercándose a ella. Emma se apartó para evitar su cercanía.—Lo sé todo de ti, utilizaste a Nicholas Fisher para hacerme daño, pagaste su fianza para que continuara siendo parte de tu show. Estás enferma de odio, pero te advierto que no vas a lograr ponerme en contra de Ryan, confío
«La señora estaba embarazada»«La señora estaba embarazada de diez semanas»«Diez semanas…»Ryan sintió como si hubiese sido impactado por una locomotora. El aire de sus pulmones se escaseó al punto que sintió que estaba mareándose.«Te espero esta noche en el restaurante The Top of the Standard, siete en punto, no llegues tarde»El calor de la desesperación lo abrumó tanto que ni siquiera fue consciente del grito desgarrador que salió de su garganta. Estaba en shock y ni siquiera fue consciente del llanto que derramaba y mucho menos de cómo terminó sentado en la silla con Natasha a su lado.Ella no estaba mejor que Ryan, no obstante, para Ryan era mucho más duro todo aquello, más cruel.—¡No! ¡Noo! ¡Nooo!, ella no pudo haber perdido a nuestro bebé, ¡nooo! —gritó tomándose la cabeza entre sus manos, sollozando desgarradoramente.—Gracias por todo, doctor —dijo Michael con tono ausente.El galeno les dio sus condolencias una vez más antes de dejarlos a solas. Michael miró a Ryan y por
«Vete, no quiero verte…»«Vete, no quiero verte…»«No quiero verte…»Ryan sintió que estaba siendo echado del paraíso para ser arrastrado a lo más profundo del infierno. Ni siquiera podía decir lo que sentía en ese momento.Las palabras de Emma eran dagas apuñalando su corazón, desgarrando su carne y su alma. Destrozando cada rincón de su ser.—No, no puedes pedirme que me marche, Emma, no voy a dejarte, no puedo alejarme de ti, por ¡Dios! ¡No me hagas esto! —gritó él con voz rota, no obstante, Emma ya no podía sentir pena ni dolor. Su corazón se había congelado en ese difícil momento. La pérdida de su bebé le había cambiado la vida de tal manera que nunca creyó posible.—Pero yo si voy a dejarte, Ryan, yo necesito alejarme de ti —dijo con frialdad y sin apartar la mirada del hombre a quien hasta hace unos segundos consideró el amor de su vida, el hombre que sin pensar le hizo más daño que ninguno. Con intención o sin intención, le había herido profundamente.—Te amo, Emma, te amo —di
Ryan abrió la puerta de su piso, estaba desolado, no había ningún rastro de fuerza en él, se sentía perdido. Solo y abandonado.—Te equivocaste, Ryan. Te equivocaste terriblemente —susurró dejándose caer sobre el sillón.Sus ojos derramaron gruesas lágrimas y su garganta se cerró mientras los recuerdos de sus días felices atravesaban su memoria.Emma caminando por la sala, Emma cocinando, Emma sonriéndole desde el otro lado de la mesa mientras trabajaban en sus proyectos. Emma caminando casi desnuda, seduciéndolo, embrujándolo.El alarido desgarrador que salió de su garganta fue brutal y habría sido conmovedor si alguien lo hubiese escuchado, pero estaba solo. Tan malditamente solo…Y la sensación de soledad no fue mejorando con el paso de las horas y los días, ese sentimiento de pérdida estaba atormentándolo día y noche, y moría al pensar que en breve el olor de Emma se perdiera, que su esencia desapareciera y él no tuviese nada a que aferrarse. Sin Emma todo lo que quería era morir.