Capítulo treinta y cinco. La cigüeña vive en París

A la mañana siguiente y luego de una noche apasionada de reconciliación. Ryan y Emma bajaron al comedor para reunirse con la familia.

—Buenos días, mamá —saludó Emma sonrojándose al pensar que sus padres sabían lo que ella y Ryan estuvieron haciendo durante la noche y parte del amanecer.

—Buenos días, cariño, ¿todo bien? —preguntó al verla sonrojarse.

—Sí, todo bien.

—Buenos días, Natasha —Ryan fue un poco más atrevido y saludó a su suegra con un beso en la mejilla.

—Buenos días, Ryan, por favor, tomen asiento —invitó Natasha antes de servir el desayuno.

Michael y los gemelos llegaron solo un segundo después que los esposos. El rostro de Michael, hablaba por sí solo de la terrible noche que había pasado luego de ver a su princesa escapar de la fiesta del brazo de Ryan.

—Buenos días —saludó cortante.

—Buenos días —respondió la pareja al unísono.

—Buenos días, amor —Natasha le dio un beso en los labios a Michael y un beso a cada uno de sus gemelos.

El desayuno empezó en medio de un sile
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