Capítulo cincuenta y ocho. La perdí por tu culpa

Angélica tembló de pies a cabeza, si había un hombre a quien odiaba y temía al mismo tiempo ese no era otro que Richard Lewis.

«No dejes que nos lleve con él, prométele lo que quiera, dale lo que pida, pero no dejes que nos lleve. Richard volverá a hacernos daño»

—Cállate, no hagas ruido —le respondió a la voz en su cabeza.

—¿Dijiste algo? —preguntó Richard con una falsa sonrisa.

—No, no dije nada, por favor no me lleves de aquí. Déjame quedarme, te juro que voy a portarme bien, no saldré de aquí, no respiraré mientras tú estés aquí, pero no me lleves contigo —pidió Angélica con el cuerpo tembloroso.

—Me gustaría complacerte, no obstante, y para tu mala suerte, tienes que responder por el despilfarro de mi fortuna…

Angélica se mordió el labio hasta hacerse sangre.

—Puedo explicarlo.

—Ya lo creo que lo harás…

—Quédense con ella, pónganla a dormir y llévenla cuando ya no haya movimiento en el edificio —ordenó Richard a sus hombres.

El hombre sabía que su hija tenía varios delitos sobre
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