Hola bellezas!! Les traigo capítulo cortito de cierre de mes. :) En abril trtaré de subir dos capítulos diarios, no prometo que sea asi siempre, pero lo haré tanto como pueda. Gracias por leer!!! No olviden comentar, me encanta leerlas. BESOS
Abigail Nos vamos a México. No puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido, que ya sea hoy el día en que nos iremos a visitar la sede del hotel del que ahora Christopher es socio mayoritario. Verifico por tercera vez que todo en mi maleta esté en orden y estoy a punto de hacer lo mismo nuevamente con mi billetera, cuando el grito proveniente de la parte baja me detiene. —¡Llorona como no bajes ya te juro que yo mismo te saco de ese cuarto! Pongo mis ojos en blanco, pero cierro la maleta de rapidez y me apresuro a salir de la habitación, lo último que quiero es que Christopher suba las escaleras. Luego de los días tan… movidos, que tuvimos, el dolor de sus piernas regresó, leve, pero lo hizo, por lo que los últimos tres días no se levantó de la silla de ruedas y dejó que le hiciera sus terapias en las mañanas y la noche. Lo dificl fue convencerlo de que no podíamos tener otra ronda de sexo salvaje, aunque la verdad si me moria de ganas por repetir. —Ya, ya estoy bajando. — l
ChristopherLos viajes largos suelen sacar lo peor de mi condición. Me generan ansiedad y la ansiedad hace que mi humor sea más voluble de lo normal. En casa, antes de salir, debo admitir que el beso sorpresivo que me dio la llorona consiguió aligerar un poco mi mierda, pero luego, el que ella me dijera tan tranquilamente que a mi me gustaba besarla, hizo que me sintiera expuesto. Débil. Y si hay algo que un Dimas no puede permitirse, eso es debilidad. Ahora, mientras estamos sentados juntos en el avión, debo aceptar que ella lo está intentando y por razones que aún no comprendo bien, yo también lo estoy haciendo.—Señores Dimas, el aterrizaje está próximo a suceder, por favor mantengan puestos sus cinturones de seguridad.La voz de la azafata se escucha por el intercomunicador y de inmediato veo como la llorona se agarra con fuerza al asiento.—Todo estará bien— le digo y hasta yo me sorprendo de lo amable y tranquilas que han salido mis palabras.Ella me da una mirada y una sonris
Christopher—Eso nena… así. si, si…Tener a Abigail encima mío moviéndose como una maldita diosa es lo mejor que puedo pedir. Debido a mi maldito problema en las piernas y para evitar que tenga una recaída ella ha decidido tomar las riendas en el asunto. — Chris… yo.. yo.—No llorona, no vas a correrte todavía—le digo, y ella lloriquea un poco mientras sigue montándome.Su rostro está muy sonrojado y la manera en que sus senos se mueven de arriba a abajo debido al movimiento me tiene enloquecido.Por lo que anclando mis manos a sus caderas, me encargo de dejarla quieta sobre mi antes de ser yo quien comience a moverme.Entro en ella duro y profundo y cuando sus gemidos se vuelven gritos de placer, en ese momento todo mi control se va a la mierda. —Chris no puedo más… Sus palabras solo me calientan mas, por lo que acelerando mis movimientos me encargo de moverme dentro y fuera de ella con intensidad, hasta que siento que estoy por correrme.—Correte para mi, llorona. — mis palabras
AbigailEl almuerzo comienza mejor de lo esperado. Para mi sorpresa y alivio de Christopher, Ernesto no ha hecho ningún comentario fuera de lugar hacia mi. Lo cuál es bueno, pues de lo contrario ya mi esposo le hubiera partido la cara.Sin embargo, en el momento en que Christopher adquiere un tono más formal para hablar sobre su primera impresión del hotel, todo el ambiente ligero se convierte en un tenso silencio.—El hotel está peor de lo que pensaba— No hay rodeos ni titubeos en sus palabras— De hecho me extraña que sigan teniendo incluso la cantidad de clientela que tienen hasta hoy.Sus palabras hacen que la mesa se quede en silencio por algunos segundos que se me hacen realmente eternos, ant
ChristopherNo entiendo nada. No sé en qué momento exactamente fue cuando dejamos de tirarnos mierda, para terminar deseandonos de la manera en que lo hacemos.Pero lo cierto es que ahora mismo deseo a la llorona en cada maldito momento. No puedo alejar mi vista de ella y sobra decir que no he estado con ninguna otra mujer en todo este tiempo.Ahora mientras la sigo como un idiota hacia la playa solo puedo fijare en la cantidad de miradas que hay sobre ella. Yo, por supuesto, me encargo de acribillar con los ojos a todos esos perdedores.—Ya no creo que esto una buena idea—Digo, en el momento en que veo como un idiota parece querer comerse a la llorona con la mirada.Ella arruga al ceño al escucharme y me lanza una mirada enojada, antes de negar con la cabeza.—No, no vas a cambiar de parecer ahora, ya estamos a punto de llegar.— me dice y tira de mi mano instandome a caminar más rápido.En estos momentos Abigail parece una niña que está conociendo por primera vez el mar de lo emocio
AbigailEs un idiota. Un idiota neardental que ha dañado por completo mi día. Aún no puedo creer que él haya actuado de la manera en que lo hizo, estoy cansada de que cada vez que avanzamos luego algo suceda y regresemos al inicio.Llego hasta la habitación en que nos estamos quedando y de inmediato en encierro en el baño. Solo cuando veo mi reflejo en el espejo dejo que las lágrimas que he estado reteniendo salgan libremente.Poco a poco comienzo a quitar mi ropa y pongo a llenar la enorme tina con agua caliente y sales de olor antes de meterme en el agua.No han pasado ni veinte minutos cuando siento que tocan la puerta del baño.—Llorona, abre la puerta. Con una mierda que voy a abrir. Lo último que quiero ahora mismo es verle la cara a él.Decido guardar silencio, pero eso solo consigue que lo tenga tocando con insistencia la puerta.—¡Déjame en paz!Mi grito parece haberlo tomado por sorpresa porque el sonido en la puerta se detiene por unos segundos antes de escuchar su voz nu
Abigail—¿A dónde vamos?Christopher deja salir un suspiro cansado al escucharme y bueno, puede que esta sea la quinta vez que pregunto lo mismo en menos de quince minutos.Él me lanza una mirada de advertencia y yo le doy mi sonrisa más inocente antes de seguir caminando hacia quién sabe dónde.—Te dije que trataría de compensar haber arruinado la tarde en la playa—me dice, justo cuando estamos enfrente de unas enormes puertas de vidrio— Espero que esto te guste, llorona.Al entrar siento como toda la respiración se me queda atascada en el pecho. No voy a mentir y decir que el lugar está lleno de pétalos de flores y velas, porque no es así y sospecho que Chris no es de los que hace esas cosas.Pero eso no quiere decir que no sea detallista. Estamos en la terraza más alta del hotel y veo como todo el lugar está desierto a excepción de una mesa para dos ubicada en medio de todo y que tiene dos lindas velas encendidas en medio.La mano de Chris toma la mía y cuando lo veo noto como una
AbigailMéxico ha llegado a su fin. Debo aceptar que aunque no fueron más de tres días lo disfruté y la pasé de maravilla. Luego de la playa visité la ciudad y compré recuerdos para mamá y Melissa, incluso le traje algo a la abuela Dimas, además debo resaltar que Christopher no volvió a tener un solo arranque de rabia, de hecho se portó como todo un… esposo.Ahora nos encontramos nuevamente en la fría y familiar Londres. Con los señores Rodriguez todo quedó arreglado, los papeles van a terminar de legalizarse y cuando eso pase Christopher iniciará todo el proceso de restauración, promoción y publicidad de la renovación del hotel.Eso ha tenido a Christopher moviendose de un lado a otro mientras habla por celular, primero con su amigo James quien me dijo es también su abogado y luego con otro montón de personas que vendrían siendo los contratistas para el trabajo.Yo, por mi parte, no me he levantado de la cama, su cama para ser más exactos, desde que llegamos. El vuelo me revolvió