Abigail
El almuerzo comienza mejor de lo esperado. Para mi sorpresa y alivio de Christopher, Ernesto no ha hecho ningún comentario fuera de lugar hacia mi. Lo cuál es bueno, pues de lo contrario ya mi esposo le hubiera partido la cara.
Sin embargo, en el momento en que Christopher adquiere un tono más formal para hablar sobre su primera impresión del hotel, todo el ambiente ligero se convierte en un tenso silencio.
—El hotel está peor de lo que pensaba— No hay rodeos ni titubeos en sus palabras— De hecho me extraña que sigan teniendo incluso la cantidad de clientela que tienen hasta hoy.
Sus palabras hacen que la mesa se quede en silencio por algunos segundos que se me hacen realmente eternos, antChristopherNo entiendo nada. No sé en qué momento exactamente fue cuando dejamos de tirarnos mierda, para terminar deseandonos de la manera en que lo hacemos.Pero lo cierto es que ahora mismo deseo a la llorona en cada maldito momento. No puedo alejar mi vista de ella y sobra decir que no he estado con ninguna otra mujer en todo este tiempo.Ahora mientras la sigo como un idiota hacia la playa solo puedo fijare en la cantidad de miradas que hay sobre ella. Yo, por supuesto, me encargo de acribillar con los ojos a todos esos perdedores.—Ya no creo que esto una buena idea—Digo, en el momento en que veo como un idiota parece querer comerse a la llorona con la mirada.Ella arruga al ceño al escucharme y me lanza una mirada enojada, antes de negar con la cabeza.—No, no vas a cambiar de parecer ahora, ya estamos a punto de llegar.— me dice y tira de mi mano instandome a caminar más rápido.En estos momentos Abigail parece una niña que está conociendo por primera vez el mar de lo emocio
AbigailEs un idiota. Un idiota neardental que ha dañado por completo mi día. Aún no puedo creer que él haya actuado de la manera en que lo hizo, estoy cansada de que cada vez que avanzamos luego algo suceda y regresemos al inicio.Llego hasta la habitación en que nos estamos quedando y de inmediato en encierro en el baño. Solo cuando veo mi reflejo en el espejo dejo que las lágrimas que he estado reteniendo salgan libremente.Poco a poco comienzo a quitar mi ropa y pongo a llenar la enorme tina con agua caliente y sales de olor antes de meterme en el agua.No han pasado ni veinte minutos cuando siento que tocan la puerta del baño.—Llorona, abre la puerta. Con una mierda que voy a abrir. Lo último que quiero ahora mismo es verle la cara a él.Decido guardar silencio, pero eso solo consigue que lo tenga tocando con insistencia la puerta.—¡Déjame en paz!Mi grito parece haberlo tomado por sorpresa porque el sonido en la puerta se detiene por unos segundos antes de escuchar su voz nu
Abigail—¿A dónde vamos?Christopher deja salir un suspiro cansado al escucharme y bueno, puede que esta sea la quinta vez que pregunto lo mismo en menos de quince minutos.Él me lanza una mirada de advertencia y yo le doy mi sonrisa más inocente antes de seguir caminando hacia quién sabe dónde.—Te dije que trataría de compensar haber arruinado la tarde en la playa—me dice, justo cuando estamos enfrente de unas enormes puertas de vidrio— Espero que esto te guste, llorona.Al entrar siento como toda la respiración se me queda atascada en el pecho. No voy a mentir y decir que el lugar está lleno de pétalos de flores y velas, porque no es así y sospecho que Chris no es de los que hace esas cosas.Pero eso no quiere decir que no sea detallista. Estamos en la terraza más alta del hotel y veo como todo el lugar está desierto a excepción de una mesa para dos ubicada en medio de todo y que tiene dos lindas velas encendidas en medio.La mano de Chris toma la mía y cuando lo veo noto como una
AbigailMéxico ha llegado a su fin. Debo aceptar que aunque no fueron más de tres días lo disfruté y la pasé de maravilla. Luego de la playa visité la ciudad y compré recuerdos para mamá y Melissa, incluso le traje algo a la abuela Dimas, además debo resaltar que Christopher no volvió a tener un solo arranque de rabia, de hecho se portó como todo un… esposo.Ahora nos encontramos nuevamente en la fría y familiar Londres. Con los señores Rodriguez todo quedó arreglado, los papeles van a terminar de legalizarse y cuando eso pase Christopher iniciará todo el proceso de restauración, promoción y publicidad de la renovación del hotel.Eso ha tenido a Christopher moviendose de un lado a otro mientras habla por celular, primero con su amigo James quien me dijo es también su abogado y luego con otro montón de personas que vendrían siendo los contratistas para el trabajo.Yo, por mi parte, no me he levantado de la cama, su cama para ser más exactos, desde que llegamos. El vuelo me revolvió
ChristopherLas cosas con Abigail se han enfriado. Por un momento pensé que todo el tema del matrimonio no era tan malo, lo estaba disfrutando, ella resultó ser muy distinta a lo creía y joder, me gusta. Me gusta de verdad y tuve el valor de decírselo.Pero nada de eso va a hacer que cambie de parecer respecto a los hijos. Mi adolescencia fue una mierda después del diagnóstico. No hice más amigos que James e incluso en la familia temían acercarse demasiado a mi. No quiero exponer a nadie más a eso.Siento que tocan mi puerta de la oficina y ya se de quien se trata.—Adelante.Nada más hablar la puerta se abre y James entra en la oficina, seguido de Noha el contador de confianza.—Pensé que tendría el placer de ver por aquí a la señora Dimas— dice el cabrón en cuanto me ve y me siento tentado a lanzarle la engrapadora.—Cierra la boca— le digo, antes de llevar mi mirada hacia Noha— ¿Averiguaste lo que te pedí?El joven, pues no puede tener más de 27 años, se acerca hasta mí y me tiend
AbigailEn el momento en que Mel abre la puerta me lanzo a sus brazos sin poder contener el sollozo que sale de mi.—Oh por Dios, cariño ¿Qué ha pasado?—Ante sus palabras solo puedo aferrarme con mucha más fuerza a su cuerpo.Sé que probablemente estoy siendo patética en estos momentos, pero no puedo contenerme, las hormonas, la situación y mis sentimientos me tienen totalmente desequilibrada.—Chris…—¿Te ha hecho algo? —Mel me interrumpe y con una fuerza impresionante separa mi cuerpo del suyo para verme a los ojos— Abigail, si ese hombre te ha hecho algo tiene que decirmelo.Siento como mi labio inferior tiembla, al tiempo que niego con la cabeza hacia ella.—No… es que yo… Yo creo que me he enamorado de él, Mel.Mi amiga abre mucho los ojos al escucharme y eso solo hace que más lágrimas salgan de mi. Estoy jodida, pensé que podía controlar mis sentimientos, pero escucharlo decir que me extraña… Eso traspasó cualquier barrera que yo hubiera querido poner.—Oh cariño, ven aquí.Mel
AbigailDecir que estoy nerviosa sería quedarse corto. Hoy, finalmente, voy a hablar con Steven sobre el aborto que quiero fingir. Él luego de que yo le soltara aquella bomba por llamada se quedó sin palabras.Luego me dijo que estaba fuera de la ciudad, pero que apenas regresara nos encontraríamos para que yo le explicara bien la situación y lo entiendo. Nadie que no te conozca lo suficiente va a ayudarte en algo como eso de buenas a primeras.Hoy finalmente él ha regresado así que estoy esperandolo. Veo su silueta antes de que él me vea por lo que levanto una mano para llamar su atención. Estoy sentada en una cafetería cerca de la clínica en la que él trabaja, me pareció lo más conveniente para ambos.—Abigail, ¿Cómo estás?— dice, cuando llega hasta mí, dejando un beso en mi mejilla— Quedé muy preocupado luego de tu llamada.Bueno parece que él va directo al grano.—Hola, Steven. Lamento haberte preocupado y entiendo si no puedes ayudarme, pero…—No, no he dicho que no pueda, es sol
ChristopherLas cosas no salieron tal cuál como esperaba. Al menos no al final.Hoy aproveché que Abigail salió de casa para encontrarse con su amiga y cité al imbécil de su ex en la casa, en un principio pensé que iba a costarme convencerlo, teniendo en cuenta los altercados que hemos tenido.Sin embargo, solo bastó con que le dijera que quería invertir y ser parte de sus negocios para que el idiota accediera a venir.—Señor Dimas, debo admitir que su petición me ha sorprendido— dice el imbécil entrando a mi casa.En su rostro se puede ver la soberbia y la confianza de aquel que se siente ganador, eso hace que una media sonrisa se forme en mis labios. Este pobre idiota no tiene ni idea de lo que le espera.—Me imagino, pero me he tomado el tiempo de investigar un poco y creo que podemos dejar de pelearnos y mejor sacar provecho de la situación.Noto como su sonrisa crece mucho más al escucharme y su mirada se vuelve hambrienta.—Por supuesto, eso es justo lo que yo he pensado siempre