AbigailHoy tengo mi segunda cita de control prenatal y me veo desastrosa. Ayer luego de empezar a llorar no pude parar hasta quedarme dormida, cosa que no es sana para mi bebé.Me avergüenza admitir que no he sido la mejor mamá en formación. Y me duele saber que me he estado perdiendo de mucho por mantener oculto este embarazo.Tomando un respiro profundo me obligo a calmarme, porque lo último que quiero es volver a alterarme. Tomo mi celular y busco el contacto de Melissa, no quiero ir sola a la cita.—Hola, tu— ella me contesta a la tercera timbrada. —¿A qué debo este milagro?—Mel, no seas exagerada— le digo, esbozando una pequeña sonrisa—te llamo porque tengo cita de control y quiero saber si puedes acompañarme.—Oh, Abi, hoy lo tengo complicado, mis padres llegaron a la ciudad y estaré atrapada con ellos.— Lo lamento, amiga.Su respuesta me cae como un balde de agua fría. No quiero ir sola a la cita, pero también sé que no puedo faltar.—Tranquila, no pasa nada.—¿Segura? porqu
ChristopherLas cosas con Abigail están peor que nunca. Ella no vino conmigo ayer a la oficina y ayer cuando pregunté por ella me dijeron que había salido. Las ganas de llamarla y averiguar en dónde estaba me estaba comiendo vivo.Sé que gran parte de las cosas que le dije hace unos días la ofendieron, pero joder, acababa de tenerla encima, mojada y gimiendo para mi para que segundos después fuera toda sonrisas con ese imbécil.—Toc toc— la puerta de mi oficina es abierta de repente y veo como James entra pavoneándose por todo el lugar— Bueno, sinceramente esperaba encontrarte con mejor cara.—No entiendo porque debería de ser así— le digo mientras sigo organizando todos los papeles del hotel de méxico.—Porque el papel de esposo parecía tenerte de mejor humor ¿Ha pasado algo?El gruñido que sale de mi es aviso suficiente para que cualquiera sepa que no quiero hablar de esa mierda, pero como James parece siempre jugar a retarme, en lugar de retroceder, sonríe divertido y se sienta en
Christopher Estoy sentado en la sala tratando de fingir una calma que no siento, mientras espero que la llorona aparezca por la puerta. No voy a mentir, haber escuchado la voz femenina junto a ella consiguió calmarme un poco, sin embargo el hecho de que ambas parecieran angustiadas hace que mis nervios se disparen. Escucho un pequeño ajetreo en la entrada y cuando creo que se trata de ella, veo como una mujer con cabellera rojiza y vestido sugerente aparece en mi campo de visión. —Lo lamento, señor, pero ella no se ha dejado anunciar. Dice una de las empleadas del servicio, mirando con reproche a la mujer que se acerca a mí de manera provocadora. No puedo creer que esta mujer se haya atrevido a meterse en mi casa. —¿Qué demonios haces en mi casa? La empleada se retira nada más oírme y ella, en lugar de hacer lo mismo, hace un puchero al escucharme mientras camina hacia mi contoneando de manera exagerada las caderas. —Quería saber cuando vamos a reunirnos para hablar de las c
AbigailChristopher me está besando y Dios, lo está haciendo con tanto deseo que es imposible para mí no regresarle el beso.Siento como cada pequeña parte de mi cuerpo se enciende bajo su toque y solo quiero más. Más de sus labios, más de sus manos sobre mi cuerpo, más de él y no sé si eso esté bien. Es más que lógico que no somos un matrimonio normal.—Chris,,, espera un momento— murmuro sobre sus labios y vale resaltar que él me hace caso y se detiene de inmediato.—¿Qué ocurre?—me pregunta sin apartar sus manos de mi cintura.Sus ojos están muy oscuros y sus pupilas dilatadas mientras me ve como si quisiera comerme entera. Dios bendito, estoy segura que lo que siento bajo mi trasero es una muy notable erección.—No podemos solucionar las cosas así, lo que ha pasado en casa de tu abuela es...—No va a volver a pasar— completa él— Ya lo he dejado claro. No sé qué demonios es lo que estamos haciendo, pero estoy intentando hacerlo mejor.Sus palabras remueven algo en mi interior. No p
AbigailLuego de las terapias, en la que gracias a toda la tecnología y el dinero de por medio, Chris ha mostrado una gran mejoría y después de haber puesto pomada en mi brazo, me encuentro sentada en frente del escritorio de caoba café de su estudio, mientras que él busca lo que al parecer va a mostrarme.—Muy bien, llorona, tengo algo que mostrarte.La curiosidad no ha dejado de picar en mi interior desde que me dijo esas palabras antes.—De acuerdo, déjame verlo, entonces.Veo como Christopher saca la mano de la gaveta revelando un sobre de manila amarillo. Él lo coloca sobre la mesa y lo desliza hacia mi.No sé de qué va todo esto, pero no demoro en tomarlo en mis manos y abrirlo para ver su contenido, cuando lo hago, siento como todo el aire parece haber quedado atascado en mi garganta.—Qu… ¿Qué significa esto?En mis manos veo muchas fotografías de lo que antes fue la empresa de mi padre y que ahora ha pasado a manos de la basura innombrable de mi ex esposo. También hay algunos
Abigail Estar escribiendo una tesis no es tan sencillo como creí que sería. Lo cierto es que aunque mientras estuve en la universidad me encantaba estudiar, hacerlo ahora me ha resultado bastante retador. Es justo por eso que ahora después de haber salido de clases, me encuentro tomando un merecido descanso en un restaurante cerca del campus junto a Melissa. Es momento de tener esa conversación pendiente. —Mira, estos son los papeles de los que te hablé— le digo a mi amiga extendiendo hacia ella el sobre que Chris me dio. Mel abre el sobre para empezar a leer y a medida que lo hace veo como sus ojos se van abriendo en sorpresa, hasta que despega la mirada de los papeles y me mira totalmente sorprendida. —¿Christopher te dio esto?— me pregunta y yo asiento en su dirección. —Así es y resulta que concuerda a la perfección con lo que me dijo el hermano de la basura. —¿Qué fue lo que te dijo? ¡Eso no me lo has dicho! Es ahí cuando recuerdo que esa noche terminé siendo sacada de la
Christopher Levantarme y encontrarme con la nota de Abigail ha sido toda una sorpresa. Sin embargo, aún no termino de decidirme si me encuentro complacido de que me haya avisado o si estoy decepcionado de que se haya ido. Lo cierto es que nunca me había sentido tan confuso en toda mi vida. Traigo al menos una hora de retraso a mi llegada habitual a la empresa. Me da un poco de vergüenza admitir que me demoré más de lo normal en la casa para ver si la llorona volvía antes de que me fuera. Sobra decir que eso no pasó. Mi humor poco a poco se va oscureciendo aunque intento mantenerme sereno, pero la verdad es que la situación me molesta. No tanto que ella saliera, sino que yo desee verla. Eso nunca me había pasado. Las mujeres no han sido algo que afectara a mi rutina… hasta ahora. Ya puedo ver la empresa a la distancia, por lo que dejo salir un suspiro aliviado, sin embargo, antes de que pueda siquiera llegar una llamada se encarga de cambiar toda la situación. —¿Qué sucede?— le d
AbigailBesar a Christopher se ha convertido en uno de mis momentos preferidos y esta vez no es la excepción.Sus manos se aferran a mi trasero y mis piernas se enredan de inmediato en su cintura, haciendo que sienta su parte más firme chocar contra la mía más blanda. El gemido que sale de mí garganta es instantáneo y solo sirve para encender aún más a mi esposo, que, sin importarle que los guardaespaldas nos estén viendo, camina conmigo en peso hasta llevarnos a la camioneta.Una vez dentro estoy a punto de bajarme de sus piernas, pero sus manos aferradas a mi cintura no me lo permiten. Solo entonces separa sus labios de los míos.—No voy a soltarte, llorona.Su voz es gruesa y arrastrada y Dios amado, no puedo negar que hace que me vuelva agua de solo escucharlo. Sin embargo, no olvido que no estamos solos en el auto.—No estamos solos— le digo en un susurro, pero sé que él me ha escuchado, porque veo como una sonrisa engreída se forma en su rostro.—Eso no va a ser un problema, ll