Capítulo 0005

Narrador.

Luego de que Ashley firmó, veía como Alonso tomaba el extracto matrimonial, junto al bolígrafo, y caminaba hasta detenerse delante de Aslan; mientras ella seguía pendiente de cada movimiento, pero dicho adefesio como ella misma lo nombraba no tenía el más mínimo interés en el circo que había montado su padre por lo que no se ha dignado a darse la vuelta para conocer a su esposa por contrato.

Cuando Aslan vio los costosos zapatos de su padre, levantó la mirada e hizo un mohín, aplastando los labios con evidente irritación, quería gritar que no necesitaba tener a una esposa; no obstante, sabía que eso era una pérdida tanto de tiempo como de energía por lo que ahogo cada palabra en su garganta dejando que el gran nudo que sentía le creciera más y más.

—¡Fírmalo! Porque bien sabes que no miento, me llevaré a mi nieta—le amenazó Alonso mientras blandía el documento para que Aslan lo tomara.

Entonces Aslan recordó la conversación que había sostenido con su padre y el motivo de su amenaza le hizo sentir que le faltaba el aire; ya había perdido demasiado como para perder también a su padre y a su hija. A quien siente que le ha arrancado demasiado, puesto que el remordimiento no le permite ver a su pequeña de apenas 9 meses, que a pesar de vivir en la misma casa evita ir a darle un beso porque cada vez que escucha su llanto, siente que lo hace por la falta de su madre, esa que por estupidez de él falleció.

«Mi pequeña no merece a un padre tan podrido como lo estoy yo» se castigaba a sí mismo recordando a esa mujer que lastimó, antes del accidente.

«¡Qué patético es el adefesio!», lo insultó Ashley en su interior.

«Lo mejor que puede hacer es no atreverse a mirarnos, porque de seguro que ha de ser bien horrendo el canijo», volvió a pensar hablando consigo misma y mirando de reojo la espalda del hombre que se negaba a casarse con ella.

—¡Como si tuviera de dónde elegir! — murmuró irritada por el comportamiento tosco de Aslan.

Alonso volvió a blandir el documento y está vez Aslan lo tomó de mala gana, dejando su firma sobre él sin ni siquiera leer. Pues no desea que su pequeña Zaira crezca lejos de su familia y Alonso no quiere llevársela consigo, ya que sabe que lo único que puede hacer que Aslan deje de autocompadecerse y culparse es saber que puede perder a Zaira.

—Vamos, dejemos que esta nueva pareja empiece su nueva vida juntos— propuso Alonso pasándole el extracto al oficial civil que asintió y tomó su maletín saliendo a su lado.

Ashley miró el lugar que le parecía enorme, y con ganas desesperadas de empezar con su venganza, ya que quería volver a su casa una vez logrado su objetivo.

—Espacio perdido para un patético inválido. — Manifestó con desprecio, atreviéndose a dejar salir todo el odio que lleva dentro y Aslan en su lugar sonrió con amargura.

Aunque ella no le veía, porque él seguía mirando hacia el jardín, esperando más palabras ofensivas de su parte, pero como Aslan no volteo a verla, Ashley salió furiosa y con una extraña sensación que la hizo sentir despreciada.

«Él es mucho más horrendo que yo, por el contrario, soy la que debería evitar verle su fea cara», parloteaba ella cuando estrelló la puerta al salir.

—Esa mujer tiene más amargura que yo— manifestó él hablando solo, y suspiró cansado, mientras reflexionaba que había dado con otra mujer tóxica.

El celular de Aslan vibró y el cómo de costumbre miró la pantalla de su teléfono, sin planes de responder mensajes o llamadas los ignoró. Había estado excluido del mundo, los integrantes de su antiguo equipo de trabajo lo llamaban cada día y les ponían mensajes para darle ánimos, incluso, pedían verlo, pero Aslan no aceptaba, puesto que no quería ver pena en los ojos de nadie.

Momento después sintió como la puerta del estudio estaba siendo abierta y no se dio la vuelta, creyendo que se trataba de su nueva y amargada esposa; a la cual quería preguntarle: ¿por qué se había casado con él?, ya que se nota que lo aborrece, pero se detiene de hacerlo porque piensa que no vale la pena, por el hecho de que reflexionó que su padre debió darle mucho dinero para que aceptara casarse con un hombre como él que aparte de estar en silla de ruedas, tiene mala fama de ser una bestia agresiva y de estar deformado.

—Mi niño, vengo a informarte que la señora estará instalada en su recámara, así lo pidió el señor Alonso— le anunció Magda: la nana y ama de llaves de Aslan.

—Mi padre se ha convertido en un dictador— bromeó Aslan riendo sin chiste y Magda lo miró apenada.

—No, mi niño, sabes que el señor Alonso te ama, eres su único hijo. Debes ver que esto él lo hace por ti, para que mejores.

—¿En qué me ayudará una nueva esposa? — Le preguntó con tono irónico a la mujer de rostro cansado que lo mira con más cariño del que demuestra su madre. Aslan omitió decirle que la nueva esposa parecía aborrecerlo. Eso le parecía que sentía Ashley porque fue lo que le hizo percibir ese feo comentario, sin embargo, se tragó su pensar para no provocar un ambiente pesado entre ambas, sabe bien que Magda lo ama demasiado y no le permitirá a la nueva esposa que lo trate de manera despectiva.

—Esa nueva esposa te ayudará para que vuelvas a ser el niño alegre que eras antes de casarte con Natasha. —Magda vio como Aslan creó un mohín de incomodidad, así que, agregó:

» Sé que te duele hijo, pero sabes claro que Natasha que Dios la tenga en su santa gloria. — La señora se persignó. - Se convirtió en alguien inestable que te conllevó a tener ese accidente por el cual te culpas— le terminó por decir sin temor a que Aslan se pudiera enojar como suele hacerlo.

Aslan apretó los puños sintiendo furia, y no era que su nana no tuviera toda la razón, sino que le duele porque a pesar de todo esa mujer loca era la dueña de su corazón.

— Soy culpable por ser egoísta, debí dejarla cuando tuve la oportunidad, pero me dio tanto miedo de perderla que decidí seguir con este matrimonio a pesar de saber que estaba mal, y también dañé a otros en medio de todo esto como a esa chic… — Se mordió la lengua para no seguir hablando porque le daba vergüenza que su nana supiera que él ha abusado de una mujer indefensa y no quería que lo viera con decepción, ya que ella formó parte de su crianza y siempre le decía que la cualidad más hermosa que puede tener un hombre es respetar a la mujer.

Narra Ashley.

Estoy organizando mi ropa en la habitación principal de esta enorme casa, que se ve que fue recientemente restaurada para ser más cómoda para el hombre que desde hace un instante es mi flamante esposo.

No puedo evitar que un dolor sordo me invada el corazón al pensar en mis ilusiones rotas y en cómo mi vida se fue al traste por culpa de seres que por creer que tienen dinero son los dueños del destino de todo aquel que le rodea.

El padre de este hombre es un ser arrogante y con complejo de Dios; me tomó aquella noche porque tenía ganas y una empleada era poco más que un instrumento para sus enfermos deseos, ahora su hijo queda paralítico y él sencillamente le compra una esposa.

Porque me da un sueldo cree que puede comprar amor para su hijo, no me da lástima, porque de tal palo tal astilla y si este hombre está así es por abusar de la velocidad de un automóvil, matando en el proceso a su esposa; razón por lo que merece lo que le ha ocurrido y es obvio que es igual al padre, pero es solo el comienzo, yo le mostraré al presidente que en esta vida las consecuencias de nuestros actos debemos obtenerlas y, ya que la única manera de destruirlo como él me destruyo a mí, es acabar con su hijo, pues cuando termine estaremos a mano.

—¿Será que el malnacido no me reconoce?, ¿o quiere fingir que no ha pasado nada? — Pregunté hablando al aire tras recordar su manera tan educada de tratarme cuando fui a él para decirle que aceptaba ser la esposa que estaba buscando para su hijo.

Pasé meses esperando que me cancelara para tapar su acto vil y sucio, pero el desgraciado, más bien decidió aparentar que no ocurrió nada, tal vez como yo hay muchas mujeres en la empresa que son abusadas por esa bestia y deciden callar por miedo, pero yo no seré igual, lo voy a destruir y luego me burlaré de su desgracia.

Miré nuevamente la cama matrimonial que debo compartir con el lisiado, y me hace reír chistosa, porque él me pide que debo enamorar a esa cosa, y me pregunto si estará loco, de seguro ese tipo tiene tan muerta su hombría, como lo están sus piernas.

La habitación tiene una enorme cama con sábanas de calidad, está recién pintada y ni tan siquiera un adorno o foto ornamenta el espacio; todo es pulcro y limpio, todo en realidad se ve y se siente frío, carece de espíritu y de alegría. Ellos son tan insulsos y carentes de espíritu como lo es su dinero, que es lo único que consideran indispensable.

En cuanto estoy terminando, escucho la puerta y se asoma una señora mayor con cara amable.

—¿Cómo está señora?, ya está la comida preparada. —Me ve con una expresión de sorpresa. — No debió molestarse, yo le acomodaría su equipaje.

La verdad, me sorprendí, yo nunca he tenido servicio, supongo que estos millonarios están acostumbrados a que le piquen la carne en pedacitos, por cierto, ¿qué tanto empleados requerirá el adefesio?, menos mal hay personal porque yo no tenía pensado ayudarle en nada.

—No se preocupe, ya acomodé todo acá —le respondí con amabilidad justa, se ve buena gente, pero no quiero tener confianza con nadie aquí.

—Venga a comer —me propone con cara de abuela mimosa y yo la seguí.

Al bajar las escaleras veo un espacio junto a los escalones, es como una plataforma con barandas iguales al pasamano y entonces me doy cuenta, que es para la silla de ruedas, de verdad que el hombre está bien atendido, no paro de sorprenderme de lo que veo en esta casa.

La sorpresa más grande me esperaba en la cocina y fue mayúscula, ya que no me quedé en el comedor porque me indicaron que allí comería el señor.
Naths

Hola, mis hermos@s lector@s es un placer para mi saludarles, espero que estén super bien y feliz navidad. Déjenme saber si les gustaría un maratón. ¿sí o no?

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