Narra Ashley.
Rompí a llorar de pura rabia, me siento invadida por el coraje al verme indefensa, y quiero defenderme porque esto no se podía quedar así.
—Ashley, querida, ¿estás despierta? — Mi madre dejó varios toques en la puerta y tras ver que no respondía nada, dijo:
— Te busca William—en otro momento habría corrido hacia él, pero lo amo tanto que me siento indigna de él, William no se merece a una mujer usada como yo, y ha esperado tanto por mí que no tengo el valor de contarle lo que me ha sucedido.
«Tal vez ni me pueda creer», dije en mi fuero interno empezando un debate.
Di varias vueltas en la habitación, y en cuanto reuní las fuerzas para enfrentar mi realidad, salí. Mi madre se quedó mirando, mis ojos enrojecidos de tanto llorar, pero no me detuve porque sé que sí enfrentó su mirada, perderé el valor que he tomado para salir de mi habitación.
—Mi cielo, me quedé esperándote, a mis padres les entristeció tu desplante— me dice William en cuanto me ve e intenta darme un beso, pero yo lo esquivo y no es porque no lo quiera, lo necesito más que nunca, es porque no puedo seguir adelante como si nada ha pasado.
—Quiero que terminemos nuestra relación. — Mi voz salió fina, casi al punto de romperme, no podía creer que yo misma estaba diciendo esto después que durante años anhele ser su esposa, ahora que apenas estábamos a días de casarnos, sin embargo, siento que no es justo para él, cada vez que me toque me sentiré mal y no podré corresponderle de la manera que él se lo merece.
—¿Qué dices Ashley?, ¿dime por qué decidiste dejarme ahora? — me reclama, pero en cuanto su mirada se clava en mi cuello me toca la marca que me hizo el cerdo que me ha dañado.
Me mira con desilusión y con los ojos aguados me dice —¿Te has acostado con otro hombre?, yo que tengo años a tu lado, nunca fui digno de tenerte entre mis brazos y ese que quién sabe qué tiempo llevas de conocer, le has abierto así de fácil las piernas, ¡¡Me arrepiento de haber perdido mi tiempo a tu lado!!
Con la cabeza agachada se fue, no quiso mirarme más y agradezco que lo hiciera porque si veo sus lágrimas quizás le diga todo lo que me ha pasado y no quiero ver a mi familia sufrir, ni crearles daño a la persona que amo, y sé que tanto mi madre como él, querrán buscar justicia, pero eso no sirve de nada contra los poderosos.
—Ashley, ¿qué has hecho? — preguntó mi mamá parándose al frente mío y sin poder retener las lágrimas que picaban tras mis párpados, me abracé a ella, buscando consuelo en sus brazos.
—Mi niña, sabes que puedes contarme lo que sea que te pase, yo te sabré comprender— decía mientras me consolaba y yo no hice más que negar en medio de mi llanto.
Narrador.
Los días pasaron y Ashley se sintió feliz cuando supo que el hijo del jefe había tenido un accidente que lo dejó en silla de ruedas, sabía que si el hijo padecía su padre sufriría porque había escuchado que él lo amaba mucho al ser su única familia.
Los meses transcurrieron y Ashley no encontraba la manera de hacer justicia, aunque no había abandonado su empleo, con la esperanza de lograr acercarse a su jefe, para matarlo o hacerle algo que lo haga recordar el mal que ha hecho; sin embargo, aun así, no pudo porque le era muy difícil.
Su mejor amiga notó que Ashley no era la misma chica alegre que solía hacer, incluso abandonó sus estudios cuando apenas le faltaba muy poco para terminar su carrera universitaria, pues en todo lo que Ashley pensaba era en su venganza.
En cambio, Aslan cada día más estaba destruido, se encerró en su propio universo, se culpaba por la muerte de su esposa y sentía que lo sucedido había sido un castigo por haber dañado a esa persona de la que solo recuerda sus gritos porque no vio su rostro.
Los rumores de que él había quedado tan desfigurado como un monstruo se esparcieron por toda la ciudad, y esa era la razón por la que decían que el famoso corredor no salía al foco público.
Su padre reflexionaba en la manera de hacer que su hijo volviera a tener ganas de vivir, puesto que hasta se negaba a tomar las terapias de recuperación, su parálisis es curable, pero él se niega a todo tratamiento.
—Hijo, debes volver a ser el mismo hombre que eras antes por tu pequeña hija— le decía su padre como un ruego, pero Aslan se negaba a escucharlo.
—Ella no merece que un hombre podrido como yo la críe —respondió Aslan con la mirada perdida hacia la nada.
Entonces pensando en una manera de hacer a su hijo cambiar de parecer, Alonso empezó a buscar una esposa para su hijo, pero toda mujer de buena alcurnia que había escuchado que Aslan ahora no era el hombre hermoso que solía ser y que también estaba en silla de ruedas, le desagradaba la idea de tener que contraer matrimonio con alguien en su condición por eso ninguna accedió a la petición o propuesta que hacía Alonso, entonces él decidió buscar una mujer de clase más sencilla y cuando Ashley escuchó sobre la desesperación de su jefe, calculó que de esa manera podría destruir a Alonso Fernsby, provocando que su hijo paralítico terminara quitándose la vida.
—¿Qué tanto ama a su hijo? — le preguntó Ashley a Alonso en medio de su negociación y ella tenía los puños apretados para no irle encima y estrangular su cuello.
—Mi hijo lo es todo para mí— respondió el hombre inocente de todo, sin conocer las intenciones ocultas de esa muchacha que lo miraba de manera extraña, pero que él no le ponía asunto, ya que tenía cosas más importantes por las que preocuparse.
—¡Mmm… ya veo! — Acordaron todos los puntos de ese matrimonio, incluso Alonso la hizo firmar un acuerdo de confidencialidad que Ashley firmó sin leer.
—Mañana usted será mi nuera, este contrato durará tres años, su propósito es ayudar a mi hijo a volver a ser quien era. No me importa qué métodos uses, pero debes enamorarlo o al menos hacer que deje de culparse y no tenga ese deseo destructivo. — Luego de esas últimas palabras Alonso extendió su mano para cerrar el trato, Ashley le miró la mano, odiaba la idea de tocarlo, pero hizo un esfuerzo y aceptó.
Una semana después:
—Acepto— respondió Ashley, reprimiendo su odio, mientras miraba con sus ojos de color avellanas al hombre que ha despertado su sed de venganza. Mientras que el adefesio al que uniría su vida estaba muy apartado de ellos; dándole la espalda a ella, sentado en su silla de ruedas mirando hacia un jardín e ignorándolos por completo.
Ashley soltó un bufido de frustración y su mala voluntad hacia el hombre que sería su esposo aumentaba más.
«El dinero hace maravillas», pensó mirando al oficial civil que llevaba a cabo la ceremonia.
Ella sabía que tal vez estaba actuando impulsivamente y que debió elaborar mejor su plan, porque relativamente si su venganza no salía bien, se quedaría atada a un hombre desfigurado y; no obstante, eso, sino que también parapléjico.
Porque según los rumores que escuchó después de aquel trágico accidente, el hijo del hombre que más odia en su vida, quedó totalmente irreconocible y aunque nadie pudo afirmarlo, todos especulan qué por tal razón es que el antes presumido y famoso corredor de coches de carrera Aslan Fernsby no ha salido más al foco público.
—Señor Aslan Fernsby acepta usted esta unión con la señorita Ashley Taylor. — El silencio retumbó en aquel salón y Ashley apretó los puños para calmar la ira que salía de todo su ser porque suponía que si en ese lugar había alguien que debía quedarse en silencio sería ella, ya que nadie más aceptó unir su vida a la de ese monstruo desfigurado y mal humorado que más que una esposa sería su niñera porque según les contaron las malas lenguas, el joven no podía hacer uso de sus extremidades y relativamente todo debía hacerlo otra persona por él.
—Señor Fernsby. —El oficial civil se aclaró la garganta. Entonces el padre de Aslan abrió grandemente los ojos, miró hacia el sitio donde su hijo seguía de espalda y sin prestarle atención como si ellos no fueran nada y al verlo reacio a no aceptar dicho matrimonio, con nerviosismo respondió:
—Sí oficial, mi hijo acepta esta unión, complete este procedimiento, por favor. — Llevo dos de sus dedos al cuello de la camisa con los que trataba de aflojar la corbata para poder recibir el aire que le estaba haciendo falta.
—Señor Fernsby debo tener la aprobación de su hijo, si no esta ceremonia es ilegal— protestó el oficial civil.
—Usted proceda— le respondió amenazante y el hombre, entendiendo que Alonso posee mucho poder, solo asistió.
—¡Bravo!, Alonso Fernsby, debo felicitarte, pensé que solo a mí me manipulabas— se mofó Aslan sin girar su silla, causando más intriga en Ashley que aún no había podido ver su rostro.
En cambio, Alonso negaba, por la actitud de su hijo, al mismo tiempo que pensaba que había sido una enorme suerte que su antigua empleada de servicio volviera para aceptar dicho compromiso.
Aunque fingía que no era de su agrado casar a su único hijo y heredero universal con una simple empleada de limpieza, debía tener tal actitud porque siente que ella es su única salida, ya que en su búsqueda de una esposa es Ashley la correcta para él.