Una nueva estrategia

Luego de unos cuantos minutos Enzo se levantó de aquella silla, tomó la pistola en su mano al instante Tito y los demás abogados pasaron colores en sus rostros, pero su jefe lo único que hizo fue llevar su arma de regreso a su cintura.

—Todo sea por mis negocios, porque de lo contrario hubiese preferido cualquier otra cosa, ahora largo de aquí antes de que me arrepienta partida de ineptos, un próximo error y terminaré con sus mugrosas vidas, se muy bien el papel que ocupan para mis negocios y por ello agradezcan que los necesito con vida. Emilio encárgate de ellos, mientras que yo me preparo para solucionar el terrible problema que el idiota de mi hermano me dejó. 

Enzo acomodo los botones de su traje y luego se marchó a una de las habitaciones.

Mientras tanto, en la habitación principal, Hanna se encontraba en el interior del baño, el agua recorría por su cuerpo, el llanto no se detenía, se encontraba deshecha por todo lo que le estaba sucediendo. Primero su esposo y luego todo esto... absolutamente todo es un caos. 

No podía olvidar las acciones de Enzo en su contra, menos aquella endemoniada mirada que se fijaba en la suya y en su cuerpo, su cuerpo se estremecía cada vez que él se refería a ella, su tono grave y ronca de voz hacía que su piel se colocara de puntitos.

En repetidas ocasiones solo para liberarse de aquel infierno que estaba próximo de llegar a su vida contempló la idea de rendirse y dejar todo en el olvido y entregarlo a Enzo. El dinero y las propiedades que su esposo poseía no eran lo que en realidad le interesaba; Hanna tenía un corazón grande y por ello cada mes hacía donaciones a orfanatos y lugares vulnerables.

Ella sabía perfectamente que sí dejaba que Enzo se apoderara de todo ya no se podría beneficiar del dinero de su ex esposo, adicional la principal perjudicada sería su madre, quien iba a correr la peor desgracia si no recibía medicamentos para su enfermedad, ya que en ella habían detectado una terrible enfermedad, la cual era difícil de curar.

Lo que más le preocupaba a Hanna era perderlo todo y no poder tener dinero para ayudar a sus padres, siendo que los medicamentos para aliviar el dolor de su madre eran bastante costosos.

Su vida era vacía y triste al lado de Valentino, pero todo lo soportaba únicamente para que sus padres no tuvieran que sufrir. Aquel fuerte amor que en un inicio sintió por Valentino fue el responsable de llevarla directo al matrimonio.

Día tras día ella tuvo que sufrir a manos de su esposo, lo cual hizo que ella jurara que nunca más se iba a someter ante un hombre, luego de la muerte de su esposo sintió gran dolor por su partida, pero al mismo tiempo había alivio en su corazón. 

Había quedado finalmente libre, pero su tranquilidad había durado demasiado poco gracias al supuesto hermano de su difunto esposo, hombre del cual nunca había escuchado.

Hanna estiró el brazo y cerró la llave, tomó una toalla y absorbió los residuos de agua que habían quedado sobre su piel, giró la cabeza quedando su mirada puesta en el espejo.

—Por nada del mundo pienso dejarme someter, soy una mujer buena, pura y sana, pero todo eso podrá cambiar, lucharé hasta el último segundo de mi vida todo para no perder las propiedades que Valentino me dejó. 

»Con las propiedades y los negocios que él ha dejado podré ayudar a mis padres y a los orfanatos, Enzo se va a arrepentir de haberse metido en esta casa queriendo reclamar algo que nunca va a recibir, él junto a sus hombres se tendrán que ir por las buenas o por las malas de esta casa.

»Sin importar cuanto dolor llegue a causar en mí ese endemoniado hombre juro que jamás me voy a dar por vencida, él ni nadie va a poder contra mi.

Se dijo Hanna a sí misma, mientras que su mirada cambiaba, en su rostro se podía ver que algo nuevo en ella se estaba despertando, el amor por sus padres era más grande que el temor que causaba Enzo en ella.

Salió del baño y fue directo al armario, colocó sobre su cuerpo una de sus delgadas pijamas que su difunto esposo disfrutaba ver, claramente era imposible poder salir de aquella habitación, de eso se encontraba segura ya que por largas horas había intentado salir.

 Se dirigió a la cama, llevó su cuerpo bajo las cobijas, decidió dormir un poco para recuperar fuerzas y así poder conseguir su libertad, Hanna se encontraba segura que al día siguiente iba a ser libre, libre sin importar las consecuencias que aquello trajera sobre ella.

Ella sabía que debía luchar, porque de lo contrario iba a terminar peor que la vida que llevaba junto a Valentino.

Sus párpados se fueron cerrando, mientras que en su pensamiento sólo había un objetivo, luchar con todas sus fuerzas en contra de aquel endemoniado hombre y a como diera lugar recuperar su libertad para así poder llevar una vida similar a la de las demás personas.

Mientras tanto, en otra habitación de la misma casa Enzo se encuentra sentado en el bordo de la cama con una botella de su licor preferido, bebiendo sin control alguno debido a lo que debía hacer para poder recuperar lo que era su. 

—Matrimonio, no más de solo pensarlo que esa m*****a palabra significa, me produce náuseas.

Gruñía en soledad Enzo lamentando su mala suerte, durante toda su vida nunca llegó a imaginar que iba a tener que pasar por esta situación en su vida, y ahora que lo debía hacer tendría que hacerlo con la exesposa de su difunto hermano, aquello era lo que Enzo más repudiaba. 

Hasta largas horas de la noche Enzo bebió de aquella botella hasta quedar profundamente dormido, con su cuerpo recostado sobre la parte inferior de la cama dejaba ver cuánto le molestaba lo que debía hacer para no perder los frutos del sacrificio de largos años.

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