Capítulo 04: ¡Te vas a casar con él!

Las palabras de su madre fueron como un golpe traicionero a esa joven de 22 años.

Se había casado con el poderoso CEO Gerald Phillips, atada a un matrimonio desde los 19, y durante el último año y medio había luchado por concebir.

Siempre lo mismo de parte de los médicos: "sigue este tratamiento" o "cambiaremos a este otro tratamiento".

Le había costado más de un año de sufrimiento quedarse embarazada y aunque solo tenía un mes y medio… ¡Anhelaba ser madre con toda su alma!

—¿Cómo puedes decirme eso, madre? —susurró Emily, dejando escapar su voz quebradiza. Luego, el coraje brotó como un volcán en erupción— ¡YO QUERÍA SER MAMÁ! ¡ABRIL ME EMPUJÓ! ¡Ella me odia! ¡No exagero! ¡No es mentira! ¡No le voy a agradecer nada!

—Ahora estás nuevamente soltera y sin hijos. Podremos buscarte un candidato a marido. Eres joven, podrás embarazarte de nuevo —respondió doña Ava con frialdad—. Ya no importa quién tuvo la culpa. Gracias a tu tío y su familia, no vamos a vivir en la calle por las malas decisiones de tu difunto padre.

—¿Eso es lo que soy para ti…? ¿Un objeto a vender, madre? —preguntó Emily con indignación, mientras intentaba limpiar sus lágrimas con sus manos.

¡PLAF!

La señora madura abofeteó a su hija, buscando que recapacitara.

—¿Quién querrá a una tonta que se lanza de un balcón queriéndose matar? ¡Eso dicen todos los medios! —frunció el ceño doña Ava— ¡Reacciona, Emily! ¡Nuestras vidas están arruinadas! Solo nos queda empezar de cero y ver cómo salimos adelante.

Emily se quedó impactada, mirando a su madre.

Para esa mujer que le dio la vida, todo lo que importaba en el mundo era la riqueza, el estatus y despilfarrar dinero en compras y viajes con sus amistades.

Sabía que una de las razones de la mala economía de su familia, era su madre.

Sin embargo… A pesar de todo… Ella seguía siendo su mamá. La mujer que le dio la vida.

—¿Por qué dices que ya no viviremos en la calle…? —preguntó Emily, intentando controlar sus lágrimas.

—Tu tío nos dejó usar la mansión, pero debemos cubrir los gastos. Así que tendrás que conseguir algunos empleos y ver cómo salimos de esta.

—Entiendo… —susurró Emily, cabizbaja, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

No podía simplemente negarse y ser enviada junto a su madre a las calles por su tío.

—Hablaré con tu tío Erik para que me ayude a buscarte un nuevo marido —dijo con emoción esa señora—. Algún rico, aunque sea un viejo divorciado, servirá. No puede pasar un año entero antes de que te cases, Emily, ¿lo has entendido?, tenemos que recuperar el estilo de vida al que estamos acostumbradas.

…………

✧✧✧ Seis meses más tarde. ✧✧✧

—Terminó la clase de hoy, señoras~ muchas gracias por su atención y esfuerzo constante~ nos vemos la próxima semana —se despidió Emily Sinclair, de las mujeres a las que impartía su clase de natación en el exclusivo "Blue Wave Club".

Apenas las mujeres se marcharon a los baños y vestidores, ella se sentó en una de las sillas cerca de la enorme piscina interna.

A través de las paredes de cristal, podía observar el vasto jardín del club y el cielo azul del inicio de la primavera en Los Ángeles.

Emily, sacando su teléfono móvil, publicó en sus redes un nuevo aviso promocionando sus lecciones privadas en el club.

Sin embargo, antes de salir de la aplicación, algo llamó poderosamente su atención…

«¡Y lo gritamos a los cielos! ¡Seremos padres de una princesa!, feliz de ser tu esposa, Gerald mi amor, ya un mes de matrimonio.»

En la fotografía anexa a tal publicación de Abril, se le veía a ella sosteniendo la foto del ultrasonido, sentada en el regazo de Gerald, que sonriente besaba su mejilla con cariño.

Solo hace un mes atrás salió válido el divorcio de Emily y Gerald Phillips.

De inmediato, ese día él se casó con Abril, sin importarle el escándalo que ocasionó.

Emily frunció el ceño, sintiendo su corazón doler y su ser arder con sed de venganza.

Justo antes de guardar el teléfono, entró una llamada del contacto: "Mamá".

Sin ánimos de responder, Emily se quedó viendo fijamente la pantalla, sin embargo no tuvo el valor de ignorarla, y tras un largo y pesado suspiró, contestó:

—¿Qué ocurre, madre?

—¡No llegues tarde hoy, Emily! ¡Date prisa que tengo una excelente noticia que darte, hija mía!

Una vez dicho eso, doña Ava finalizó la llamada.

Emily confundida por la alegría de su madre, decidió simplemente por curiosidad, llegar temprano.

………

El atardecer bañaba con sus rayos dorados la mansión que una vez fue propiedad de don Alphonse Sinclair, padre de Emily, sin embargo ahora pertenecía al hermano menor de él, don Erik Sinclair.

Dicha mansión, lucía un poco más descuidada que hace seis meses atrás, cuando don Alphonse aún vivía. El personal había sido reducido en gran manera.

Cuando Emily bajó de su propio automóvil sencillo que ella conducía a falta de choferes. Ingresó a la mansión de la cual ella cubría todos los gastos a duras penas con tres trabajos en el club.

—¡Emily, ven rápido! —bajaba las escaleras rumbo al vestíbulo, doña Ava, con una sonrisa amplia, tomó de la mano a su hija guiándola a la habitación.

Clac~

Una vez ambas mujeres estaban en el interior.

Emily Sinclair vio que había un hermoso vestido azul rey de escote en V largo, cuya falda tenía una sexy abertura hasta una cuarta arriba de la rodilla. Así mismo, una diminuta lencería de encaje azul.

—¿Qué demonios es esto, mamá? ¡Dios mío! ¡¿Ya viste el precio de estas cosas?! ¡Dime qué tú no lo has comprado! —alzó la voz Emily molesta.

—Oh hija, use la tarjeta de crédito~ —sonrió despreocupada doña Ava—. Hoy es tu cita concertada. Tu tío ha conseguido un interesado en conocerte, un hombre extremadamente rico~ quizá más que tú tío o inclusive más que Gerald~

—Madre. NO quiero casarme, yo…

Clac~

La puerta se abrió de golpe en ese instante, ingresando don Erik Sinclair.

—Te vas a casar con ese señor, Emily. Sabes que ustedes dos dependen de mí. Si no quieres que les retire todo mi apoyo y hable con el dueño de "Blue Wave Club" para que te despida, accede —dijo fríamente don Erik.

—Se van a entender muy bien~ él es dos veces divorciado, tiene un hijo y… Bueno, una pequeña discapacidad, pero nada del otro mundo~ —sonreía doña Ava dándole el vestido y la lencería a su hija.

—¿Dos veces divorciado y con un hijo? ¡Quién sabe con qué viejo me quieren casar! ¡NO LO HARÉ! —exclamó Emily.

—Al menos ve a la cita y ya después decides por tu cuenta —recalcó don Erik.

"Es cierto… De nada sirve que me quede discutiendo con los tercos de mi tío y madre… Iré yo misma y le diré en la cara a ese señor que agradezco su interés, pero NO ME CASARÉ con él"

"¿Qué se creen que soy? ¿Una fácil que a la primera se va con el tipo rico?"

Pensó Emily, tras un suspiro, yendo a darse un baño.

—Iré a la m@ldita cita… —murmuró con desagrado.

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