✧✧✧ Más tarde. En una habitación VIP, en el hospital privado. ✧✧✧ ¡CLACK! Emily entró de golpe en la habitación, su corazón latiendo con fuerza y su mente en un torbellino de emociones. Y ahí estaba él… Su esposo yacía en la camilla, luciendo agotado y… furioso. La expresión en su rostro era más fría de lo que ella había visto antes. Emily, que se había cambiado rápidamente, llevaba aún el mismo peinado y las zapatillas de su boda, pero la noche había sido larga y difícil para ambos. Habían pasado por tanto. —No haga esfuerzo con su pierna izquierda, señor Robinson. La operación es mañana. Necesita descansar esta noche —dijo el doctor, antes de salir, dirigiendo una rápida mirada a Emily, quien asintió en silencio. Los recién casados quedaron solos, el aire entre ellos pesado. —¿Cómo estás, Fra…? —¿Ya estás feliz? —interrumpió Franklin, sin dejar que ella terminara la frase. Emily se sorprendió, bajando la mirada y sintiéndose culpable. —Fue un accidente… Yo no quería… T
✧✧✧ La mañana del día siguiente. En la ciudad de Los Ángeles. ✧✧✧ Los cristales de la elegante oficina dejaban entrar una suave luz del día, aunque opacada por los altos edificios que rodeaban el club. Un hombre vestido con un traje impecable, sentado con las piernas cruzadas y el teléfono móvil en mano, reía con malicia. —¿Una operación? Sería perfecto que muriera en el maldito quirófano. Pero… no hay forma de burlar su extrema seguridad —dijo el hombre de cabellera rizada y rubia, arrugando el rostro con desagrado mientras continuaba hablando—. Es una pena. Mi propósito en Los Ángeles es su ruina. Hay un idiota que parece tener suficiente odio como para usarlo en mis planes. El esposo de la pelirroja con la que se casó, "una copia de Isabella", diría yo. Bueno… mi hermano mayor siempre ha tenido gustos… digamos, peculiares. Tock~ tock~ En ese instante, alguien comenzó a golpear la puerta. El dueño del club exhaló y terminó la llamada. —Pasa. La secretaria, deslumbrante en un
Emily se quedó en silencio. No podía creer que su tío pensara en "ese plan", en un momento como el que ella estaba viviendo. ¡Estaba recién casada!, y el día que tenía que ser uno agradable tras su boda… Estaba en el hospital, esperando noticias de su esposo. —Lo haré… A su tiempo… —dijo ella, en un hilo de voz, tratando de mantener la compostura. No quería enojarse o alterarse, dejar en evidencia la verdad dolorosa en su corazón… Amaba a ese hombre. Erik se levantó de su asiento, metiendo sus manos en los bolsillos, su mirada analítica se posó en su sobrina. —Por hoy, no voy a insistir en el tema. Solo vine a recordarte tus responsabilidades, y principalmente… Hacerte ver qué tienes una oportunidad de actuar. Emily sentada en la silla, soltó un profundo suspiro, y asintió. Viendo cómo su tío se marchaba. Los minutos continuaron pasando, volviéndose horas, su madre ingresó y salió un par de veces. Jack Smith también, ingresaba llevándole algo de tomar o beber a la mujer p
El CEO Robinson se quedó inmóvil, como si el tiempo se hubiera detenido. Las palabras de Emily resonaban en su mente, implacables y llenas de intensidad. Ella había cruzado una línea que él no esperaba. El impacto de su beso lo dejó sin aliento. La determinación en sus ojos azules brillaba con una fuerza que era imposible de ignorar. —¿Qué te crees? —dijo él, su voz profunda casi un susurro, mezclando asombro y frustración—. No puedes venir aquí y pensar que todo está bien… No soy un idiota. Sé lo que me espera, no es la primera vez que enfrento esto. Emily, iluminada por la luz cálida de la habitación, no cedió. Sus manos temblaban, pero no de miedo, sino de la intensidad que sentía. —No estoy aquí para pelear, Fran… Estoy aquí porque te amo —confesó Emily, haciendo una pausa para tragar el nudo en su garganta—. No puedes simplemente echarme porque te sientes impotente. Solo quería verte, ¿qué hay de malo en eso? Franklin apartó la mirada, sintiendo cómo la rabia y la tristeza
✧✧✧ La tarde de ese día, en la mansión de los señores Phillips. ✧✧✧ —¡Primero arruina mi fiesta maternal! —exclamó Abril, alterada, mientras se acomodaba en su sillón, sus manos sobre su prominente barriga de embarazo—. Después, echa a mi esposo de su fiesta de compromiso. Y como si no fuera suficiente, ¡me saca de su mansión como si fuera un animal, solo porque quería ayudarla con sus planes de boda! Una boda a la que, por cierto, NO me invitó, siendo yo su prima, su familia, su amiga… ¡Todo lo que tiene! Don Erik Sinclair la escuchaba con atención, asintiendo lentamente mientras sostenía una taza de café caliente. El aroma del café se mezclaba con el aire fresco de la tarde en el corredor trasero, creando un momento agridulce. —Hija mía, déjame eso a mí. Al final, esa mujer pagará por todo lo que te ha hecho —dijo con calma, su voz era un ancla en la tormenta de emociones de su hija. —¿Cómo, papá? ¡¿Cómo?! ¡Su marido es ese insoportable Franklin Robinson! Ojalá se hubiera m
El señor Robinson acercó a su hijo, se inclinó y lo cargó, sentándolo en su pierna sana. —Señor, no debería… —Cierra la boca —ordenó el CEO a su asistente. —Papitooo —lloraba el pequeño Freddy, aferrándose a su padre, quien en un instante correspondió el abrazo, dándole palmaditas en la espalda. —Estoy bien, no es nada. Me voy a recuperar, te lo prometo, ¿sí? —el niño asintió a las palabras de su padre, quien acarició su cabecita—. Así que deja de llorar. Tengo que ir a la habitación; no dormí bien en el hospital. —¿Tomo la siesta contigo, papito? Te contaré un cuento —sonrió Freddy entre lágrimas, mientras Franklin comenzaba a limpiarlas con sus manos. Emily observaba la escena, sintiendo cómo la presión y las dudas en su interior comenzaban a desvanecerse. Sonrió débilmente, su corazón se derritió de cariño ante tal momento. —Está bien. Puedes venir… Pero, ¿por qué no te adelantas y eliges un buen cuento? Tengo que hablar con Emily. El niño asintió. Jack lo bajó del regazo
>>> Emily Robinson: Salí del baño, vistiendo una pijama de seda roja que se ajustaba perfectamente a mi cuerpo. Los shorts y la blusa de tirantes resaltaban mis curvas mientras me sentaba en la cama, comenzando a secar mi cabello pelirrojo. La noche ya había caído, y la oscuridad se filtraba a través de las largas ventanas de nuestra habitación. Miré hacia atrás y vi a ese hombre que dormía profundamente, su respiración era tranquila y serena. Después de contarle un cuento, Freddy se acurrucó a su lado, y pronto ambos se quedaron dormidos. Solo media hora después, Patrick vino a llevarse al niño. La hora de la cena había pasado, y una preocupación se instaló en mi pecho al verlo aún dormido. ¿No debería haber cenado? Está recién operado y necesita fuerzas. Mi corazón latía con inquietud. No podía evitarlo. Decidí levantarme de la cama, tomé mi secadora de cabello inalámbrica y la encendí, esperando que el sonido suave lo despertara… Y funcionó. El leve ruido hizo que
>>> Emily Robinson: "Hermosa Emily…" Cuando me llama así, me pregunto si realmente me ve a mí o si está pensando en Isabella, esa otra mujer. M@ldita sea… No debería sentir celos, pero no puedo evitarlo. La mano de Franklin bajó hasta mi trasero, tocándome sin ningún tipo de vergüenza. Lo miraba fijamente, y él, con una mirada posesiva que me hacía sentir como si fuera suya, me observaba con una intensidad que aceleraba mi corazón. Fue en ese momento cuando su mano se deslizó dentro de mis shorts. ¡Me levanté de un salto! Me alejé de él de inmediato. Su expresión se tornó sombría. No estaba contento. Soltó un suspiro cargado de frustración y aburrimiento. —Ya son dos veces. Me has rechazado dos veces en menos de una hora, Emily. ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿En serio pregunta eso? ¡Está recién operado! —No… No debería dormir en la misma cama. Tú fuiste operado, Fran, no quiero que te… —Está bien, lárgate —me interrumpió con brusquedad. Me quedé paralizada. ¿Era necesario que me