Jareth se encontró terminando la semana en la casa que evitó por más de tres años visitar, hasta la navidad pasada que estuvo por cinco días viviendo ahí.
— Robert lleva mis maletas al coche, por favor— pidió Claire recordando el pequeño desprendimiento placenta que había dicho el ginecólogo que tenía y por el cual debía intentar hacer reposo y no coger peso, según lo indicado, si cumplía con el reposo el desprendimiento se arreglaría solo.Cuando llegó al salón se encontró con Jareth ahí, hubiera imaginado cualquier cosa, excepto ver a su esposo en la casa a la que no había acudido nunca, a excepción de las pasadas navidades.— ¿Vienes a buscar las llaves personalmente?— preguntó ella, observando como los papeles que le había dado el ginecólogo estaban en la mesa, justo al lado de donde estaba él, desviando la mirada rápidamente para que no se diera cuenta de que algo le ocultaba.Él tomó los papeles en sus manos, necesitaba entretenerse en algo que no fuera el dolor que le provocaba verla marchar.—No, no es por eso que he venido— menciono dejando de ver los papeles y fija su mirada en la de su aun esposa. —Solo he venido a decirte que no tienes por qué irte tan rápido, todavía no se ha dado la resolución del divorcio y tú ya te estás marchando.Sus ojos se abrieron muy grandes al verlo leer aquellos. Ella se acercó a él y se lo arrancó prácticamente de las manos.— No puedes cotillear todo lo que encuentras por ahí.— le arrebató los papeles y se giró para que no viera su cara mientras se alejaba de él— tengo prisa por llegar a Londres, no hay nada que me retenga aquí.—¿Qué es lo que me escondes?— le recrimino al verla quitarle los papeles de esa manera.Esa mujer no paraba de alejarlo, de hacerlo sentir mal por su rechazo.Aunque era consciente que la había, ignorado por tres años, ¿Acaso no le había sido fiel en esos tres años?Camino tras ella quitándole los papeles, los cuales cayeron en el piso, dejando al descubierto, las fotos de una ecografía.—¿Qué significa esto? ¡Respóndeme Claire! — le exigió tomando la foto de la ecografía —¿Estás embarazada?Cuando la ecografía de su embarazo de tres meses cayó al suelo, ella no supo que decir, estaba paralizada por la situación, lo miró a los ojos ¿Qué iba a hacer, la había descubierto?— Verás yo… ¿Qué pasaría si eso fuera cierto?—No puedes irte si lo estás. ¿Dime lo estás?La tomó por la muñeca, incapaz de contener su ira. Ahora todo parecía tener sentido. Por eso las prisas por irse, por separarse de él.Lo que ella vio en sus ojos la asustó, de repente había visto derretirse el hielo para convertirse en furia, una furia que no podía permitirse encarar, no en ese momento ni en su estado, al menos eso le había dicho el ginecólogo, aquello era de todo menos la calma que debía tener.—¡Contéstame, Claire!— le exigió. Ella era su mujer, no podía estar embarazada y si lo estaba, por supuesto que no la dejaría marchar. No, hasta saber de quién era ese hijo.— ¡Suéltame, me haces daño!— gritó forcejeando con él para que le soltara la muñeca ¿Y si la obligaba a desprenderse de su bebé? No lo permitiría.—No te dejaré ir, si no me contestas.— Oh, sí me dejarás ir, casi prefería que me ignores a que me trates así — lo desafió con la mirada soltándose de su agarre, acariciando su muñeca lastimada para pasar el dolor de su agarre mientras las lágrimas caían por sus mejillas, odiaba ver esa expresión en su rostro. Sin duda había tomado una buena decisión alejándose de él.—No, hasta que me digas la verdad— Jareth se dio cuenta de que odiaba herirla, ver sus ojos llenos de lágrimas y saber que él había provocado que ella llorara —Claire no puedes irte con un hijo mío en tu vientre.Llevó su mano hasta el tabique de su nariz apretándolo. Tratando de controlarse y no decir algo de lo que se arrepintiera, más adelante de haber dicho. Pero la impaciencia y la falta de respuesta de ella lo superó.— Jareth…— no podía seguir mintiéndole, debía contarle la verdad o eso estaba a punto de hacer cuando él la interrumpió sin dejar que terminara de hablar.—Por qué es mi hijo, a menos que… — no se atrevió a decir la frase completa, pero su rostro y mirada lo decían todo.— No… no te atrevas a decir lo que creo que vas a decir — Claire se acercó a él, desafiante, ya había dejado de llorar y ahora sus ojos solo reflejaban indignación y furia — Te di mi virginidad ese día en el barco y jamás estuve con nadie más que tú, así que en el hipotético caso de que estuviera embarazada solo podría ser tuyo.Le arrancó la ecografía de las manos y la guardó con los demás papeles mientras empezaba a leer.Su mirada se relajó al escucharla decir que era el único hombre con el que ella había estado, aunque eso era algo que sabía muy bien. Salvó el otro día que Robert no la siguió y fue a parar a su oficina, él siempre la había mantenido vigilada. No porque desconfiara de ella, más bien desconfiaba de los hombres que pudiera haber a su alrededor.Claire era hermosa, muy hermosa y saber que ya no podría decir que era suya, lo tenía enfurecido.— La paciente presenta una gestación de 12 semanas, vaya, justo coincide con los días que pasaste aquí o coincidiría si en los papeles no pusiera Chiara Strozzi, una de las asistentas que estaban a mi servicio en la casa, vino a presentarme su informe porque tienen un embarazo de riesgo y necesitaba un tiempo de baja.Claire dejó caer los papeles sobre la mesa, resoplando y negando con la cabeza, para luego volver a observar a ese hombre que parecía no hartarse de romperle el corazón.— Puedes estar tranquilo y ahora por favor déjame largarme tranquila.—Me iré, pero deberías hacerme caso, deberías quedarte aquí, hasta que el juez emita el fallo del divorcio.En el fondo se moría por decirle que la amaba, que era un tonto por haberla ignorado, pero no lo haría, tenía el orgullo herido ante la negativa de ella de quedarse a su lado y olvidarse del divorcio.— Adiós Jareth — Fue la única respuesta que ella le dio mientras esperaba ver cómo abandonaba su salón para luego desmoronarse a solas.Fueron cinco años los que habían pasado desde la última vez que Jareth había visto a Claire Owens, porque estaba seguro de que ella había vuelto a su antiguo nombre de soltera, y pese a todo ese tiempo, él todavía no era capaz de olvidarla del todo.Pero la vida seguía y como buen hombre de negocios y algo chapado a la antigua, tras cinco años ya no le importaba sanar su corazón, todo lo contrario, debía centrarse en formar una familia y asegurar una próxima generación de Mars que heredaría el imperio que él estaba construyendo. Por eso se había comprometido no hace mucho con la bellísima Eleonor Richards, la hija de uno de sus socios, era una más que adecuada compañera.Eleonor era hermosa, virtuosa y calmada, pero pese a todas sus virtudes, no era ella, Ninguna mujer era Claire, el vivía sin poder alejar la sombra de su ex esposa. Pensar en su ella lo hizo suspirar y dudar por un momento de lo que estaba haciendo.¿Habría encontrado un buen hombre que la amara?Reflexionar en eso h
Al menos había logrado estar más de 10 minutos sin ver quienes llegaban a la boda. Se decía, a él mismo, que no era a ella a quien esperaba. Que solo era curiosidad por ver quienes eran lo que habían aceptado la invitación a la boda. Además, no era como si pudiera evitar eternamente encontrarse con ella, sus compañías eran socias y juntas eran un gran conglomerado internacional, por lo que tarde o temprano ella se haría cargo de la filial de Inglaterra una vez su padre dejara la presidencia.Un mesero pasó justo a un lado de él, llevándolo a tomar un par de copas más y así ocupar sus dos manos, pero justo en ese momento uno de los invitados chocó con el mesero, llevándolo a regar una de las copas sobre su propia chaqueta.—Lo siento— se disculpó la persona.Jareth solo sonrió, a pesar de no querer hacerlo, dejando las dos copas en la mesa, y quitándose la chaqueta, evitando ver quien entraba en ese momento a la recepción del brazo de alguien más.— Repasémoslo una última vez, eres el
Le costaba mantenerse alejado de ella, era como si Claire se hubiera convertido en un gran imán que no hacía más que atraerlo hacia ella.—Claire…— susurró su nombre como nunca antes se atrevió a hacerlo. La voz de Jareth estaba cargada de sensualidad, de deseo puro y contenido.Un deseo que había estado por cinco años creciendo en su interior. El hombre sé sabia un tonto por haber perdido a esa mujer que ahora se encontraba tan cerca de él y al mismo tiempo tan lejos.Jareth Mars, era de los hombres que no bebía jamás, porque no lo llevaba bien, era de tolerancia cero para las bebidas cargadas de alcohol. Él lo sabía y por eso evitaba tomarlas. Pero en esta ocasión no pudo evitar buscar en el alcohol la valentía que le faltaba para acercarse a su exesposa.Una valentía que le había dado la idea de encerrarse con ella en el baño y así poder hablarleSu intención era solo hablar con ella, pero una vez sus labios tocaron los de su exesposa, no podía hacer otra cosa más que seguir besá
Sus labios buscaron con hambre los labios de su exesposa mientras su cuerpo cobraba un ritmo más que demandante en cada una de sus embestidas. Adorando volver a sentirse unido a ella, volviendo a sentirla suya una vez más.Sus manos se aferraron con fuerza a las caderas de Claire, evitando que pudiera moverse o alejarse de él. No podía permitirlo, no deseaba darle ningún momento donde no pudiera sentirlo, sus labios no solamente reclamaban los de ella, también la piel de su cuello, de sus senos. La reclamaba por completo, como siempre debió haberlo hecho en el pasado, pero que por gilipollas no había podido hacer.Esas manos sobre su cuerpo hacían que Claire, se olvidara de todo menos del hombre que la estaba poseyendo, que la volvían a llevar una vorágine de placer difícil de resistir.—Si, Jareth… así…— exclamó ella cuando él logró dar con el ángulo correcto, haciendo no solo a su cuerpo estremecer, también lograba que su corazón volviera a latir con tal intensidad que por un momen
Claire levantó la mirada para observar a Jareth. Haber tenido un orgasmo como el que acababa de experimentar, la hacía todavía más consciente de lo mucho que había perdido esos años con él, aunque jamás podría haberse arrepentido de ello, porque si no sus hijos no existirían, y ellos eran lo mejor que le había pasado nunca.«Hijos, mierda» Pensó Claire, como no tenía sexo con nadie, ni siquiera usaba ningún método anticonceptivo habitual. No había reflexionado en ello mientras estaba disfrutando de ser poseída por su exmarido, pero inevitablemente estar con él le había hecho reflexionar en sus hijos y en que no quería más, al menos no de esa manera ni con él.Se acomodó el vestido y buscó el pintalabios en su pequeño bolso de fiesta, luego se giró y observó a su exmarido quién parecía querer decir algo, pero no decidirse; sin embargo, ella sí tenía algo que decir, algo que había querido decirle o más bien hacerle sentir durante todos esos años.Se giró y pasó la mano con suavidad por
— Perdonen yo… Un momento tengo que hacer una llamada importante.Claire salió de su despacho intentando no verse tan histérica como lo estaba y llamó rápidamente a la guardería.— Helen, por favor, por nada del mundo, traigan hoy a los niños a la oficina.— pidió recordando que a veces sus hijos insistían tanto en verla, que los llevaban a última hora y a ella le encantaba recibirlos, normalmente, pero no ese día.— Como diga, señora.Claire volvió a entrar y caminó muy sería hasta su exesposo, revisándolo de arriba a abajo.— Este es mi territorio, el tuyo queda al otro lado del charco, así lo decidimos. El concurso es en un maldito mes y te aseguro que odiaría tenerte aquí un mes entero, así que olvídate de eso.—Así que has adivinado que yo sería el arquitecto por parte de Art Life que competiría contigo.— Eres el único de la sucursal americana que puede competir conmigo — Ella no lo reconocería, pero admiraba el trabajo de Jareth, siempre lo había hecho, fue una de las cosas que
Christian se sorprendió al llegar a la firma y encontrar a todo el mundo cuchicheando, no es que no se dieran cuchicheos entre los cubículos de los arquitectos, becarios y asistentes, pero ninguno como el que se daba ese día.Todos estaban atentos al área de la cocina o de descanso del recinto.—¿Qué ocurre?— preguntó Christian Mars uniéndose a un grupo de empleadas que todavía no se había percatado de su presencia y seguía su atención fija en lo que ocurría en ese pequeño sitio.—El hijo del director Mars está ahí adentro con la señora Claire y desde hace rato están peleando. —Bueno, según me comenta el chico de recursos humanos, ellos dos empezaron a tirarse miradas asesinas desde que ambos se toparon en la entrada principal. Comentó una de las chicas sin prestar atención a quien daba la primicia de su chisme.—Si, pero según me comentó el chico del área de soporte, la cosa se intensificó al tomar el arquitecto Jareth Mars la taza favorita de la señora Mars.Las dos empleadas volt
Jareth no podía seguir hostil, además lo que menos quería era verla enojada, jamás le había gustado verla, triste o enojada por su causa.—¿Qué pasa Claire? — Rompiste mi taza ¿Te parece poco? Rompiste mi corazón hace años y no tienes suficiente que ahora también terminaste con mi taza favorita.Claire ni siquiera se molestó en terminar de explicarle nada, tenía que terminar el plano, se había esforzado mucho en crear un edificio casi autónomo, no solo aprovechaba la energía solar, sino que además tenía un circuito interno de agua que proporcionaba la electricidad que no abarcaban las placas solares.Prácticamente, no necesitaba ningún tipo de fuente de energía externa y estaba ultimando todos los detalles.— Y ahora ¿Puedes largarte, por favor? Tengo que terminar mi proyecto y tu presencia me pone de mal humor y cuando estoy de mal humor no soy nada creativa.En realidad, ella odiaba tener a ese hombre cerca, odiaba sentir cómo