Para cuando se dieron cuenta, Jareth y Claire se estaban despidiendo de sus hijos, quienes al principio se irían con ellos de luna de miel, ahora estaban emocionados con quedarse a pasar todo el tiempo que sus padres estuvieran de luna de miel con su abuela Geraldine y su abuelo Eros.Jareth no podía creer cómo las cosas había cambiado en un par de días, realmente su madre había sufrido un gran cambio y parecía al menos muy esperanzada de recuperar el tiempo perdido con su hijo a través de sus hijos, que cuando los niños dijeron que se querían quedar con ellos y vio que Jareth parecía dudarlo ella no dudo en decir que lo haría encantada.—No puedes decir que fui una mala madre porque jamás sufriste una raspada o accidente en el tiempo que estuviste bajo mi cuidado. Además, ya no soy la misma de antes y Eros lo que menos me dejaría ser es una mala abuela, sobre todo porque quiere robarle el título de abuelo consentidor a tu padre. Claire dile que se divertirán más en su luna de miel si
—Por supuesto, no sabes las veces que soñé estar así contigo, bailando solo nosotros dos— murmuró ella acariciando el rostro de su esposo con los dedos,Jareth no dudo en besar a su esposa. Fue besarla y sentir que por fin todo en su vida estaría realmente bien, los problemas del pasado y que los había separado ya no existían.Es más, ese Jareth imbécil, había desaparecido y había pagado el haberlo sido, casi perdiendo a su esposa en ese secuestro que le hizo comprender que jamás podría ser feliz sin su Claire a su lado.—No sabes cuanto te amo mi amor— murmuró Jareth apenas sin despegar sus labios del los de su esposa— lamento todo lo que te hice sufrir en el pasado.Ella estaba maravillada, sus hijos jamás le sobraban, eran el más bello regalo que le había dado la vida, los amaba con todo su ser, pero en ese instante le apetecía tanto ese tiempo a solas recordando cómo se enamoró de él, perdidos en medio del mar en un yate y navegando de puerto a puerto.— Si lo sé… lo sé perfectame
Claire se movía de un lado a otro de la habitación con el predictor positivo en la mano, no podía creerlo, una maldita vez, una jodida única vez, desde que la sedujo hacía tres años en el barco. Cuando creyó que sería el hombre de su vida y que la amaba tanto como ella a él.Negó obligándose a no recordar lo que había pasado durante estos tres años que había vivido casada, casada sobre el papel porque a su esposo no lo había visto más que esos cinco días de Navidad que pasaron juntos tres meses atrás, cuando sus padres y los de él anunciaron una visita para pasar las fiestas en casa del feliz matrimonio.Esos días un atisbo de esperanza se implantó en su corazón al sentirlo tan agradable, incluso amoroso y ese abismo de esperanza hizo que cayera nuevamente entre sus redes, la última noche fueron un matrimonio de verdad.Pero tras la visita de sus progenitores y sin importarle la noche maravillosa que habían pasado juntos, Jareth desapareció de nuevo en cuanto las visitas se marcharon.
— No sé de qué te extrañas, llevamos tres años casados y hemos estado juntos solo cinco días — explicó ella llena de sentimientos encontrados.Por un lado, maldecía esos cinco días, por el otro se volvía loca de amor al pensar que dentro de ella había un pequeño bebé creciendo, uno que no crecería con la indiferencia total de su padre y tampoco con la culpa de ser lo que lo amarrara a ella.Sabía que su esposa tenía razón, no era, ni había sido un buen esposo, todo lo contrario la había tratado como mucha frialdad e indiferencia. La única razón, era porque le costaba aceptar que si él era feliz era a causa de su padre, quien lo había obligado a unir su vida a esa mujer. Jareth creyó que se aburriría de su esposa, que tras firmar el divorcio encontraría motivos para alejarse de ella, pero tras conocerla y enamorarla, él también lo había hecho, pero no podía tolerar el hecho que había sido una imposición de su padre, una manera de salvar el negocio familiar y al mismo tiempo hacerlo cre
Jareth se encontró terminando la semana en la casa que evitó por más de tres años visitar, hasta la navidad pasada que estuvo por cinco días viviendo ahí.— Robert lleva mis maletas al coche, por favor— pidió Claire recordando el pequeño desprendimiento placenta que había dicho el ginecólogo que tenía y por el cual debía intentar hacer reposo y no coger peso, según lo indicado, si cumplía con el reposo el desprendimiento se arreglaría solo.Cuando llegó al salón se encontró con Jareth ahí, hubiera imaginado cualquier cosa, excepto ver a su esposo en la casa a la que no había acudido nunca, a excepción de las pasadas navidades.— ¿Vienes a buscar las llaves personalmente?— preguntó ella, observando como los papeles que le había dado el ginecólogo estaban en la mesa, justo al lado de donde estaba él, desviando la mirada rápidamente para que no se diera cuenta de que algo le ocultaba.Él tomó los papeles en sus manos, necesitaba entretenerse en algo que no fuera el dolor que le provocaba
Fueron cinco años los que habían pasado desde la última vez que Jareth había visto a Claire Owens, porque estaba seguro de que ella había vuelto a su antiguo nombre de soltera, y pese a todo ese tiempo, él todavía no era capaz de olvidarla del todo.Pero la vida seguía y como buen hombre de negocios y algo chapado a la antigua, tras cinco años ya no le importaba sanar su corazón, todo lo contrario, debía centrarse en formar una familia y asegurar una próxima generación de Mars que heredaría el imperio que él estaba construyendo. Por eso se había comprometido no hace mucho con la bellísima Eleonor Richards, la hija de uno de sus socios, era una más que adecuada compañera.Eleonor era hermosa, virtuosa y calmada, pero pese a todas sus virtudes, no era ella, Ninguna mujer era Claire, el vivía sin poder alejar la sombra de su ex esposa. Pensar en su ella lo hizo suspirar y dudar por un momento de lo que estaba haciendo.¿Habría encontrado un buen hombre que la amara?Reflexionar en eso h
Al menos había logrado estar más de 10 minutos sin ver quienes llegaban a la boda. Se decía, a él mismo, que no era a ella a quien esperaba. Que solo era curiosidad por ver quienes eran lo que habían aceptado la invitación a la boda. Además, no era como si pudiera evitar eternamente encontrarse con ella, sus compañías eran socias y juntas eran un gran conglomerado internacional, por lo que tarde o temprano ella se haría cargo de la filial de Inglaterra una vez su padre dejara la presidencia.Un mesero pasó justo a un lado de él, llevándolo a tomar un par de copas más y así ocupar sus dos manos, pero justo en ese momento uno de los invitados chocó con el mesero, llevándolo a regar una de las copas sobre su propia chaqueta.—Lo siento— se disculpó la persona.Jareth solo sonrió, a pesar de no querer hacerlo, dejando las dos copas en la mesa, y quitándose la chaqueta, evitando ver quien entraba en ese momento a la recepción del brazo de alguien más.— Repasémoslo una última vez, eres el
Le costaba mantenerse alejado de ella, era como si Claire se hubiera convertido en un gran imán que no hacía más que atraerlo hacia ella.—Claire…— susurró su nombre como nunca antes se atrevió a hacerlo. La voz de Jareth estaba cargada de sensualidad, de deseo puro y contenido.Un deseo que había estado por cinco años creciendo en su interior. El hombre sé sabia un tonto por haber perdido a esa mujer que ahora se encontraba tan cerca de él y al mismo tiempo tan lejos.Jareth Mars, era de los hombres que no bebía jamás, porque no lo llevaba bien, era de tolerancia cero para las bebidas cargadas de alcohol. Él lo sabía y por eso evitaba tomarlas. Pero en esta ocasión no pudo evitar buscar en el alcohol la valentía que le faltaba para acercarse a su exesposa.Una valentía que le había dado la idea de encerrarse con ella en el baño y así poder hablarleSu intención era solo hablar con ella, pero una vez sus labios tocaron los de su exesposa, no podía hacer otra cosa más que seguir besá