— Perdonen yo… Un momento tengo que hacer una llamada importante.Claire salió de su despacho intentando no verse tan histérica como lo estaba y llamó rápidamente a la guardería.— Helen, por favor, por nada del mundo, traigan hoy a los niños a la oficina.— pidió recordando que a veces sus hijos insistían tanto en verla, que los llevaban a última hora y a ella le encantaba recibirlos, normalmente, pero no ese día.— Como diga, señora.Claire volvió a entrar y caminó muy sería hasta su exesposo, revisándolo de arriba a abajo.— Este es mi territorio, el tuyo queda al otro lado del charco, así lo decidimos. El concurso es en un maldito mes y te aseguro que odiaría tenerte aquí un mes entero, así que olvídate de eso.—Así que has adivinado que yo sería el arquitecto por parte de Art Life que competiría contigo.— Eres el único de la sucursal americana que puede competir conmigo — Ella no lo reconocería, pero admiraba el trabajo de Jareth, siempre lo había hecho, fue una de las cosas que
Christian se sorprendió al llegar a la firma y encontrar a todo el mundo cuchicheando, no es que no se dieran cuchicheos entre los cubículos de los arquitectos, becarios y asistentes, pero ninguno como el que se daba ese día.Todos estaban atentos al área de la cocina o de descanso del recinto.—¿Qué ocurre?— preguntó Christian Mars uniéndose a un grupo de empleadas que todavía no se había percatado de su presencia y seguía su atención fija en lo que ocurría en ese pequeño sitio.—El hijo del director Mars está ahí adentro con la señora Claire y desde hace rato están peleando. —Bueno, según me comenta el chico de recursos humanos, ellos dos empezaron a tirarse miradas asesinas desde que ambos se toparon en la entrada principal. Comentó una de las chicas sin prestar atención a quien daba la primicia de su chisme.—Si, pero según me comentó el chico del área de soporte, la cosa se intensificó al tomar el arquitecto Jareth Mars la taza favorita de la señora Mars.Las dos empleadas volt
Jareth no podía seguir hostil, además lo que menos quería era verla enojada, jamás le había gustado verla, triste o enojada por su causa.—¿Qué pasa Claire? — Rompiste mi taza ¿Te parece poco? Rompiste mi corazón hace años y no tienes suficiente que ahora también terminaste con mi taza favorita.Claire ni siquiera se molestó en terminar de explicarle nada, tenía que terminar el plano, se había esforzado mucho en crear un edificio casi autónomo, no solo aprovechaba la energía solar, sino que además tenía un circuito interno de agua que proporcionaba la electricidad que no abarcaban las placas solares.Prácticamente, no necesitaba ningún tipo de fuente de energía externa y estaba ultimando todos los detalles.— Y ahora ¿Puedes largarte, por favor? Tengo que terminar mi proyecto y tu presencia me pone de mal humor y cuando estoy de mal humor no soy nada creativa.En realidad, ella odiaba tener a ese hombre cerca, odiaba sentir cómo
Después de que la pequeña le sacara la lengua un par de veces, de removerse sobre el sillón, y de fulminarlo con la mirada. El hombre todavía se encontraba tranquilo.Fue hasta que por último empezó a saltar sobre el sofá que Jareth se desesperó y le habló fuerte.— ¿Quieres parar? Tu madre te estaba buscando y no creo que saltar sobre el sofá de uno de los directivos de la empresa donde trabaja sea algo que debas hacer ¿No te han educado en tu casa o qué?— ¿Yo soy la maleducada? ¡Ja!— se dejó caer sentada de nuevo sobre el sofá, rebotando levemente al caer — Usted si es mal educado, ya que ni siquiera se ha presentado o preguntado cómo me llamo.— ¿Y por qué debería? Para empezar este no es lugar para una niña.— Mi Dada dice que puedo jugar donde yo quiera y saltar en su sofá siempre que quiera, y tú no mandas más que él— la niña volvió a sacarle la lengua y se cruzó nuevamente de brazos — No pienso hablarte más hasta que me preguntes mi no
—Lo que tengas que expresar, solo tienes que hacerlo, Claire— le animó Jareth ante la irritación de verla no decir ni una sola palabra.En un principio se encontraba ansioso, ahora su lado impulsivo e impaciente era el que le estaba ganando y no había nada más molesto que un Jareth Mars lleno de impaciencia.Ese hombre se convertía en un pequeño niño que no hacía nada más que apurar todo para que todo marchara a su ritmo a su tiempo.¿Por qué le está costando tanto hablar?No podía ser tan difícil, ¿o sí? —Claire me estoy preocupando… Ella lo observaba lleno de impaciencia mientras intentaba batallar con el nudo de su garganta y que no la dejaba explicar lo sucedido.—Cuando yo me marché hace ya casi seis años, debí contarte algo que en ese instante no quise que supieras, pero ahora.El teléfono móvil de Jareth empezó a sonar haciendo que Claire dejara de hablar y lo observara.— ¿No piensas contestar
— Claire, Claire ¿Qué sucedió? — preguntó Christian, quién llevaba un buen rato espiando a lo lejos esperando que su hijo y su exnuera a quien consideraba como una hija, también se reconciliaran o al menos salieran de ese despacho con una decisión favorable para todos sobre todo en lo referente a sus hijos.Pero a diferencia de aquello, el mayor de los Mars lo que vio fue a la madre de sus nietos saliendo a toda prisa mientras se limpiaba las lágrimas.— Claire — él la tomó del antebrazo y la detuvo atrayéndola contra su pecho para abrazarla.Aún recordaba el día, seis años atrás, que apareció en su puerta, mojada por la lluvia tan habitual en Londres y que le ayudó a disimular sus lágrimas al principio, era apenas una niña de veinti pocos años.— No puedo llegar a mi casa y decirles que deje a mi esposo después de esto, me obligarán a volver con él y de verdad que no quiero, no puedo— le entregó el informe de su embarazo y Christian Mars la hizo entrar rápidamente antes de que se enf
Desde la llegada del hijo del director adjunto Mars, era normal que hubiera por la mañana algún tipo de cuchicheo y es que por mucho que Jareth y Claire quisieran no dar material para el chismorreo en la oficina, les resultaba imposible no darlo.Sobre todo hoy, que era el día en que el equipo de Art Life de la constructora de Estados Unidos Y el equipo estrella por parte de Claire, presentarían formalmente sus trabajos ante los socios de la firma de arquitectura de Londres y uno de los dos tendría que aceptar la decisión del comité sobre que trabajó se presentaría. Todos estaban a la espera de que uno de los dos jefes de equipo o ambos dijera algo que molestara al otro e hiciera estallar una guerra en la oficina.Parecían niños a la espera del postre o de su sorpresa favorita. Antes de la llegada de los americanos, la firma era una un lugar tranquilo, donde lo único emocionante eran los hijos de Claire Mars correteando de un lado a otro. Ellos hacían que los días no fueran monótonos
— Bueno, iré a servirme café en mi nueva taza y a trabajar un poco, que luego mi exesposo se queja de que siempre llego tarde, como si yo tuviera que cumplir un horario como una empleada.Christian seguía aguantándose las ganas de soltar la carcajada y es que Claire no paraba de poner en jaque a su hijo.Jareth tenía que admitirlo, lo que le gustaba y aterraba de esa mujer era la forma que tenía para ponerlo sobre las cuerdas y a punto de ponerlo sobre la lona.—Si, si ya sé lo que me vas a decir…— respondió el viejo Mars— que no hable.Su hijo ya no le dijo nada, solo tomó de nuevo la taza e hizo el ademán de arrojarla a la basura.Pero por supuesto que no lo haría. Todo lo contrario, sus pasos eligieron el mismo camino que había tomado Claire.—Hablando de llegar tarde al trabajo. Hoy lo hiciste aún mucho más tarde que otras veces. Creo que la única vez que te he visto llegar a la hora es el día que nos cruzamos en la puerta el otro día.Llenó la taza que le había dado ella con café