Ernesto se cruzó de brazos y se le humedecieron los ojos.—Te dije que le iba a decir.Eros era un niño de una sola palabra, en parte se parece a mí, pero con la gran diferencia que yo era egoísta, machista e infantil. Mientras que él era noble, seguro y maduro.» ¿Vas a hacerme caso ahora? —El menor afirmó—. Mami no ha escuchado tu promesa.—Voy a hacerle caso a Eros y hacer mis tareas.—Ese es mi hermano. —chocaron los puñitos, le dio un beso a su mamá y le dijo algo en el oído.—¿Quieres decirle algo a mami? —Ernesto afirmó y en la silla se paró para alcanzar a su oído.—Hola, mami, yo sí voy a hacerle caso a Eros, pero es que… mira, mami él es muy regañón. —sonreí, Eros también lo hacía, vi cómo mi hijo mayor acariciaba la mano de su madre—. Mami, despierta, el lunes para ir al colegio ¿Quién va a despertarme? Papi no sabe, él no me dice las palabras mágicas. —Le dio un beso en la frente, en la mejilla y en el vientre—. Hasta mañana hermanita.—Ernesto, ven, papá va a hablar con m
Llegué a la clínica, me encontré con Benjamín, le pedí que, si podía dejarme dormir hoy al lado de mi mujer, prácticamente se lo imploré, al final aceptó porque ya la habían sacado del coma inducido y no ha reaccionado, si le hablo puede que reaccione más rápido. Pero no voy a hablarle, voy a cantarle las canciones con las que la recordaba y otras que utilicé para conquistarla en la universidad, solo le he cantado a ella. Benjamín me acompañó.—Alejo, háblale. —afirmé.—No voy a hablarle, sino a cantarle.—Mientras no lo hagas duro, mira el lugar donde te encuentras.Me dejaron solo, la tomé de la mano. Le acaricié el cabello por un rato, escuché el corazón latente de mi hija. —Belleza, voy a cantarte un par de canciones que nunca te había cantado, pero serán la antesala, luego si cantaré todas tus canciones, esas con las cuales te enamoré y no voy a parar hasta que esos bellos ojos me miren. Sabes que soy Diomedista, escucho mucho vallenato, pero ¡sabes, el compae Diomedes es el com
La garganta seguía ardiéndome, quería tomar agua, los latidos al fondo fue la confirmación de que mi bebé seguía aferrada a mí, eso implicaba que debía dejar la rabia a un lado y pensar en el acto de mi padre. No abrí mis ojos, era consciente de que Alejandro no tenía la culpa. Pero sentía mucha rabia, ¡esa maldita le quitó la vida a mi papá!, mi papá, mi papá, no tuve tiempo de reivindicarme por no estar los últimos siete años compartiendo con él, de eso solo yo era la culpable. Comencé a llorar.—Belleza… Virginia, mi amor. —anoche su voz era lo único que quería alcanzar, esa súplica en su canto. Sentí su caricia en mi cabello—. Perdóname, todos me dicen que no soy culpable de nada, pero yo siento que sí. —abrí mis ojos y ahí estaba.—¿Qué más debemos pasar Alejandro?—¿Qué significa esa pregunta? ¿Te quieres alejar de mí?—Yo quisiera, pero tu hija o hijo no me deja. No puedo alejar a Eros y no quiero alejarme de Ernesto. —Lo vi sonreír, acarició mi rostro—. Y no eres culpable, de
Salí de la clínica quince días después, mi bebé seguía bien, aunque debía cumplir mil recomendaciones, por unos meses hasta que pase el trimestre trabajaré desde la casa, Alejandro ya me miró como quien dice, debes hacer caso. De alguna manera el que estemos casados nos había unido mucho, y eso que no hemos consumado el matrimonio como me lo dice todas las noches. Nos prohibieron tener sexo en el primer trimestre del embarazo, el ginecólogo quiere que mi bebé se encuentre más grande, aunque ya ha demostrado ser un bebé muy fuerte al seguir aferrada a mi vientre y como padres debemos facilitarle las cosas.Cómo evitar las escaleras lo más que se pueda, por eso Alejo se trajo una mesa de dibujo y los computadores de la oficina. Así me mantengo ocupada en la comodidad de la casa, todo lo puso a un lado de nuestra espaciosa habitación, por lo menos ya tenía para trabajar. Debíamos entregar la primera fase, César hace una semana se encontraba en Cancún inspeccionando el terreno con Deacon
Debía aprender a sobrellevar esa carga.—Gracias, lo que pasó conmigo desencadenó el nacimiento prematuro de Maco.—¡No le digas así!, detesto ese diminutivo. —sonríe—. César, con esa obsesión de nombres mal compuesto, así no me guste, prefiero llamarla María Constanza.—Alejandro tampoco es partidario de ese nombre.—El nombre de María era regla, y era Constanza o Enriqueta, —solté una carcajada—. No te rías, no hubo manera de convencerlo y como mi madre lo secundaba, ¿te puedes imaginar?, se aprovecharon de mi convalecencia para registrarla. Menos mal, ya no vamos a tener más hijos, César se hizo la vasectomía. Ya descanso de que el nombre de Enriqueta sea el siguiente nombre.—Maju, ya me voy. —Santos se acercó a nosotras, se despidió. Era muy simpático el niño.—¡Ya sabes! —Maju lo señaló con un dedo—. Una queja más de tu hermana y Santos viajo a Bucaramanga solo a jalarte las orejas.—Sí, señora. Ya César también me habló y me quedó claro.—Más te vale, sabes que te quiero mucho.
Íbamos de camino a ver el sexo de mi bebé, ya tenía cinco meses y nada que se dejaba ver, eso tenía frustrado a Alejandro que estaba esperando, no veía la hora de decorar la habitación de su reina. Los niños iban en el puesto de atrás. Los escoltas en el carro que nos siguen a todos lados. Hoy era viernes, Elsa vino por ellos, se los llevará a Valledupar, se iban las dos abuelas y mi hermano.Mi madre pasará unos días con ellos, luego se pasaría a Montería a darle una vuelta a la finca unas semanas. La idea era reunirnos todos y regresar a estudiar. Ayer salieron los niños de vacaciones de mitad de año. Los escoltas de ellos en el colegio se tomarán un descanso y solo nos quedaremos con los que me cuidan a mí, la gente de David y Jenaro tienen vigilada a Sandra. Hasta ahora se mantiene trabajando en su boutique, no ha visitado a nadie que no sea clientes. Y tanta quietud no me agrada.Mientras estén de viaje no tendrán seguridad, los fines de semana tampoco y hemos bajado la guardia u
Tengo a mi mujer desnuda y su piel sudada, desde que llegamos de dejar a los niños nos encerramos y he pasado cobrando mi apuesta, era sábado. Hasta le dimos permiso a Mechas para que saliera, ella ingresaba mañana, las otras chicas solo trabajan de día y volverán el lunes.—Debo ingerir comida, —dije.—Yo también tengo hambre.—¿Te preparo o pedimos algo?—Pidamos, a ti todo se te quema, quiero lo de la otra vez.Por un momento me quedé mirándola, estos trees meses ya de matrimonio habían sido un renacer y poco a poco nos hemos curado el uno al otro.—Te amo, Belleza.Me puse el bóxer, el pantalón dominguero, ella también se puso ropa cómoda. Como me gustaba esa mujer y para colmo el embarazo la había vuelto una violadora.» Deja de mirarme de esa manera. Déjame tomar energías, te has puesto muy salvaje.Escucharla reír y al tiempo sonrojarse regocijaba mi alma. La tomé de la mano, nuestra nueva casa era inmensa. Virginia se quedó sentada en una de las sillas de la isla mientras yo b
En un par de horas cerrarán el almacén de cadena en el que ingresé con mi hermano hace casi dos horas. Las madres eran sabias, por lo menos la mía lo era, desde los cuatro años, cuando comencé a ir a las diferentes clases, mamá siempre me daba dinero por si acaso, como suele decir. Siempre decía: «si llegas a perderte, con calma tome un taxi y regresa a casa», por eso siempre cargo con dinero en la billetera.Pero hoy no podía regresar a la casa, ni a la de las abuelas, a esa menos, Sandra y esos tres hombres que se le acercaron esperan por nuestro regreso y sobre todo con este intento de secuestro podrán llevarla a la cárcel. Menos mal, Rintin se me escapó y por eso reconocí el rostro de Sandra, iban por mi hermano, dejé al perro y regresé por Ernesto. Cuando lo hice, vi cómo esa señora golpeaba a mi abuela.Mi hermanito también lo vio y comenzó a temblar, corrimos hasta el otro extremo del parque y tomé el primer taxi, le pedí que me dejara en el primer centro comercial. No sé si la